La Visita Nocturna

Dos chicas jóvenes, Adriana y Katy, eran mejores amigas de toda la  vida, desde niñas, siempre habían estado juntas casi como hermanas. Esto  no cambió al crecer, ya que decidieron estudiar en la misma  universidad, y al irse ambas de sus hogares donde vivían con sus padres,  alquilaron un apartamento para las dos en un edificio de al menos 28  pisos, las chicas estaban fascinadas al haber obtenido su alquiler en lo  mas alto, siendo la vista muy hermosa.

Adriana por el momento  solo atendía a sus estudios, sin embargo Katy, ya tenía un trabajo el  cual era un poco complicado al ser de madrugada, ella salía a eso de las  10 de la noche, y regresaba hasta el día siguiente, era un trabajo de  limpieza en un edificio que permanecía abierto 24 horas, así que Adriana  se quedaba sola durante toda la noche.

Pero cada vez que Katy se iba, y Adriana se disponía a revisar sus  tan importantes estudios, recibía una visita inesperada, todas las  noches después de las 12, cuando la oscuridad y un silencio cómplice  reinan tanto afuera, como dentro del apartamento, salvo por la tenue luz  de la lámpara que ilumina los libros de la chica, una mujer con un  rostro demoníaco, ojos rojos carmesí y piel pálida y arrugada, se  asomaba por la ventana del cuarto, mirando fijamente a Adriana,  sonriéndole, como ansiosa por entrar solo ella sabía con que intención,  Adriana permanecía petrificada, casi sin poder gritar, ni moverse,  mientras aquella cosa, utilizando sus largas y horribles uñas, arañaba  el vidrio tal vez tratando de debilitarlo y poder entrar.

Adriana,  siendo una chica criada en una familia con una historia llena de  eventos sobrenaturales, mantenía una vela encendida frente a la ventana,  solo esta especie de resguardo parecía ser lo que evitaba que aquella  terrorífica aparición entrara, luego de permanecer allí varias horas,  simplemente desaparecía, y era entones cuando Adriana por fin podía  recuperar su movilidad, y con lágrimas recorriendo sus mejillas por el  terror el vivido, lograba quedarse dormida, hasta el día siguiente,  cuando su amiga Katy regresaba en la mañana.

Al llegar Katy,  encontraba a su pobre amiga despierta, algo nerviosa y con su rostro  indicando la falta de descanso, Katy sabía perfectamente lo que afectaba  a su amiga, debido a que Adriana ya le había comentado sobre las  visitas nocturnas que recibía, sin embargo Katy no era muy creyente de  esas cosas, y mas bien acusaba a Adriana de estudiar demasiado y tener  visiones.

Así transcurrieron muchas noches, hasta que un día las chicas tuvieron una conversación muy peculiar:

—Adriana,  yo no estoy segura de lo que te pasa, pero me preocupa verte todas las  mañanas dormida aferrada a tu almohada como si te fuera la vida en ello,  y esa vela encendida va a provocar un incendio en cualquier momento  mientras tu duermes…dime que puedo hacer para ayudarte?…—preguntaba Katy,  muy angustiada por su mejor amiga.

Pero Adriana, lejos de entrar  en esa conversación, con sus ojos llorosos, prefirió recordarle un  evento que ambas vivieron cuando apenas eran unas niñas curiosas, algo  que al parecer no terminó muy bien en ese momento.

—Katy…quiero  pedirte perdón, ahora después de tanto tiempo, te imploro que me  perdones, por esa vez cuando hace mucho tiempo, cuando yo prácticamente  te obligué a jugar ese endemoniado juego conmigo, pensando que no iba a  pasar nada, y luego algo espeluznante entró en tu cuerpo, y te mantuvo 2  semanas actuando como si fueras otra persona, una persona violenta y  con odio, para luego dejarte en un trance y desaparecer…yo…yo no sabía  lo que hacía, yo pensé que solo era un juego, jamás se me ocurrió que te  iba a suceder todo eso…

A medida que Adriana se disculpaba con  Katy por aquella situación ocurrida hace tanto tiempo, temblaba y  lloraba cada vez mas, hasta que su amiga la interrumpió para consolarla y  apoyarla.

—Amiga…amiga,  ya eso pasó, yo nunca te culpe a tí, tampoco creo que algo haya entrado  en mi cuerpo, fue solo un problema psicológico que tuve, tal vez por la  edad y la impresión, pero eso ya no importa. Aparte de eso, creo que  debo ir a ver a un doctor, todas las noches cuando estoy en el trabajo,  me da mucho sueño y busco un lugar donde dormirme, luego despierto en la  mañana, por suerte nadie me ha descubierto, pero no creo que sea  normal…sabes que?…Esta noche no iré a trabajar, y me voy a quedar aquí  contigo Adriana, eres mi mejor amiga, y si alguna bruja cree que puede  volar hasta la ventana para asustar a mi amiga está equivocada, la  enfrentaremos juntas…

Las palabras de Katy, lejos de confortar a una ya perturbada Adriana, lo que hicieron fue disparar su pánico como nunca antes…

—No…no  Katy…tu debes ir a trabajar, no quiero que te quedes aquí, es muy  peligroso, no quiero que veas a esa cosa, no te preocupes yo la  controlo, no podrá entrar…mientras tenga esa vela allí, no lo hará…

—Por favor Adriana, ya lo he decidido, hoy me quedo contigo, ya verás que no sucede nada.

Adriana después de escuchar la determinación de su amiga, y de comprobar lo  mucho que se preocupaba por ella, asintió con la cabeza y con  resignación aceptó la idea de su amiga Katy.

Ese día las dos chicas  conversaron, rieron y pasaron un momento increíble, era como si Adriana  estuviera despidiéndose de Katy, pero sin decirlo, al llegar la noche,  ambas se dispusieron a dormir, no sin antes Katy darle un último  resguardo a Adriana.

—Amiga, esta noche yo te cuidaré, pero si ese  demonio llegara a entrar, tócalo con esta cruz que me dió mi abuela  hace mucho, lo quemarás seguro, y se irá.

Adriana empuñó la cruz  con algunas lágrimas en sus ojos, mientras Katy se quedaba dormida, pero  Adriana antes de hacer lo propio, misteriosamente escribió una nota, la  colocó sobre su pecho, y se durmió.

Nuevamente el silencio se  apoderó del cuarto justo a la medianoche, y Adriana fue despertada por  una sonrisa macabra que provenía esta vez desde dentro, muy cerca de  ella, al retirar lentamente la sábana que cubría su aterrada mirada,  pudo ver a aquella horrible mujer, mirándola fijamente, y con la vela  que tantas noches la había protegido sosteniéndola en sus huesudas  manos, para luego apagarla de un soplido. Adriana como de costumbre no  podía moverse, y aquella cosa se acercaba más y más a ella, sus largos  brazos y manos la tomaron por el cuello, evitando que el aire pasara a  su garganta, los ojos de Adriana se desorbitaban y sangre salía de ellos  mientras era ahorcada con enorme fuerza, lo único que pudo hacer antes  de morir, fue tocar la frente de aque lla cosa con la cruz que le dio su  amiga, logrando que el ser que la atormentaba la soltara y se retirara  dando un alarido infernal, de igual forma, Adriana murió.

Al día  siguiente, cuando los rayos del sol entraban por la ventana, Katy  despertó, solo para encontrar el macabro hallazgo de su amiga  estrangulada, Katy lloraba desconsolada, no entendía como no se percató  de nada, y mientras sollozaba, encontró la nota en el pecho de Adriana  con un mensaje que decía:

Amiga,  siento mucho lo que pasó cuando eramos niñas, pero ya no puedo seguir  viviendo así, siento mucho que hayas tenido que vivir con eso dentro de  tí, pero al morir yo, creo que estarás liberada

Adiós, tu amiga por siempre!

Katy  dejó caer la nota impresionada sin entender que pasaba, sintió un ardor  muy agudo en su frente, y al verse en el espejo, la marca de la cruz  era perfectamente visible, revelando quién era ella, y todo lo que  Adriana le estaba ocultando, Katy se quedó inmóvil, giró su cuerpo hacia  la ventana para luego caminar despacio, abrirla, y con una sonrisa  macabra en su rostro, y unos ojos rojos como la sangre, lanzarse al  vacío.

Fue el final de una larga amistad, tal vez demasiado larga.

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