La Amante

Cuando supe que Carlos me engañaba sentí cómo mi mundo se desmoronaba lenta y dolorosamente, no podía creerlo, después de 15 años de casados y tres hermosas niñas pensé que vivíamos felices, plenos. Me enteré de ese amorío gracias al típico error en que olvida su celular al ir al trabajo, recibe una llamada y yo contesto:

—Amorcito, espero que hoy sí puedas venir a cenar conmigo, hace dos días que no nos vemos y te extraño muchísimo, mi cama te extraña.—

Dijo ella con una voz dulce, me quedé congelada no le contesté, revise el número y la tenía registrada como "Lety la secretaria".

Le colgué en cuanto mi hija la mayor entró a mi habitación y me preguntó que pasaba, le dije que nada grave y que saldríamos a desayunar fuera las tres.

Estaba confundida, no sabía que hacer, vivíamos bien, sin preocupaciones ni económicas ni de salud ni nada por el estilo, él aún me decía que me amaba por las noches antes de dormir, es verdad que en la intimidad nos habíamos distanciado pero yo creí que era por las niñas y que además tenía solución.

Tenía que ser muy inteligente y hacer lo mejor por el bienestar de mi familia, así que decidí citar a la mujer en un café después de llevar a las niñas a la escuela, ella no sabía quién era yo, le dije que eran asuntos de trabajo y así accedió a verse conmigo.

Cuando llegué al café y ella me vió entrar soltó una risa burlona, me sorprendió pero seguí hasta llegar con ella.

—Sé perfectamente quién eres tú y sé que tienes preguntas, seré breve, sí estoy saliendo con Carlos, llevamos un par de meses y nos amamos, lo único que impide que estemos juntos son tú y tus malditas hijas, él me dijo que ya no sentía nada por ti, así que no te hagas más daño y hazte a un lado para que nosotros podamos ser felices.—

No supe cómo reaccionar ante lo que acababa de escuchar, realmente era una descarada y me humilló frente a todos en el café, después de unos segundos pude asimilar lo que pasó y le dije:

—Entiendo, crees que yo soy un impedimento para ustedes, bueno yo no lo tengo conmigo a la fuerza, después de todo si él realmente te amara como dice ya se habría divorciado, sin embargo no lo hace porque sabe la clase de mujer que eres y que no me llegas ni a los talones, yo no tuve que acostarme con un hombre casado para conseguir lo que tengo, si él estuvo conmigo desde el principio fue porque me amaba, quizá ya no lo haga pero conmigo formó una familia, a mi me dio el lugar de esposa y de una vez te lo advierto, aléjate de él o atente a las consecuencias.— utilicé un tono amenazante aunque por dentro moría de miedo y tristeza, me di la vuelta y salí del lugar.

Por la noche Carlos llegó a casa más temprano de lo habitual, había dejado a las niñas encargadas en casa de mi madre, estaba dispuesta a reconquistar a mi marido, no iba a dejar que 15 años de matrimonio se fueran a la basura por un error de humanos, esa noche le preparé su comida favorita, puse la canción que bailamos cuando nos casamos y me arreglé para él, cuando me vió se quedó sorprendido, me tomó por la cintura y me dió un beso apasionado, cenamos y me llevó cargada hasta nuestra habitación, su celular no dejaba de sonar así que lo apagó, supuse que era su amante pero no le di más importancia, esa noche lo tenía para mí, solo para mí, hicimos el amor cómo nunca y cuando estaba a punto de amanecer me confesó todo.

—Alicia, mi amor. Perdóname, te he estado engañando desde hace algunos meses con otra mujer, sentí que lo nuestro estaba muerto pero ahora me doy cuenta de que no es así, se estaba apagando pero aún podemos revivir nuestro amor.—

—Lo sé, querido. Me enteré de todo hoy por la mañana, ambos hemos cometido errores y nos dejamos llevar por la rutina, no te preocupes, está bien, solo promete por lo que más quieras que jamás me volverás a engañar, que cualquier situación la hablaremos y encontraremos una solución.—

—Te lo prometo, mi amor, eres todo lo que quiero en mi vida, te amo.—

Los siguientes meses todo estuvo de lo mejor, nuestras vidas estaban mejor que nunca hasta que de nuevo un día olvidó su celular, no pude evitar sentir curiosidad y lo revise, tenía muchos mensajes pero ahora de un número desconocido.

17 de marzo

~amor, por favor contesta, dijiste que me amabas, no puedes hacerme esto~
~Que te hizo ella, seguro te amenazo con tus hijas, amor podemos quitárselas y ser felices con ellas~

18 de marzo

~Bebé, tenemos que hablar, no sabes lo mucho que te necesito ahora, por favor.~

22 de marzo

~Eres un Patán, si no me respondes iré a tu casa a buscarte~

7 de abril

~Éste es el último mensaje que te escribo, espero que cuando te des cuenta de que me perdiste no te arrepientas porque no quiero verte nunca más.~

Ella lo seguía buscando, me enojé muchísimo pero me tranquilice cuando vi que el no le respondía. Realmente estaba cumpliendo su palabra, en ese momento un mensaje nuevo llegó:

~Carlos, es importante que hablemos, estoy embarazada y si no te haces cargo de este hijo iré donde tu esposa a contarle todo.~

Decidí que nadie iba a destruir mi familia, hice un plan y lo tenía que concretar ese mismo día, llamé a la oficina de Carlos y le dije que recogiera a las niñas y se las llevara a casa de su mamá, ella vivía a 4 horas de nuestra casa por lo que me daría tiempo suficiente para hacer lo que quería, comencé a pensar, son las 9:30am, las niñas salen a las 12:00pm del colegio, a las 4pm estarán en casa de mi suegra y conociéndola lo mantendría ocupado por al menos una hora, regresaría aproximadamente a las 9pm a casa. Suficiente para mí, tomé el celular de Carlos y le contesté a la zorra:

~Cariño, lo siento por no haberte escrito todo éste tiempo, ahora me darás un hijo y es realmente maravilloso, porque no vienes a mi casa hoy y hablamos de esto, mi esposa se fue con mis hijas a visitar a mi madre, te espero en media hora.~

~Hasta que das señales de vida, sabía que no me dejarías sola porque aún me amas, te veo en media hora.~

Alisté todo, nuestra casa era un poco antigua por lo que tenía puertas secretas de las que nadie sabía, ni siquiera Carlos, en el sótano estaba una que llegaba aún más abajo por lo que era el escondite perfecto para el cuerpo de mi invitada, sí, planeaba matarla.

Llegó puntual, le abrí la puerta y la hice pasar.

—¡Pero que diablos! ¿Dónde está Carlos?— preguntó desesperada.

—Querida, no tienes de que preocuparte, él vendrá en un momento, sé que estás embarazada y estoy dispuesta a darle el divorcio.—

—¿De verdad? No puedes estar hablando en serio.— asentí con la cabeza.— ¿Es por eso que me citaron? Por fin podré estar con el hombre que amo y formar mi propia familia.—

Eso me lleno de rabia pero me tuve que contener, caminé detrás de ella y tome un paño que humedecí con cloroformo y en un movimiento rápido le cubrí la cara con él.

Trató de soltarse pero no se lo permití, en unos minutos ya estaba en el suelo, la arrastre hasta el sótano, la até a una silla y le puse una mordaza.

Para cuando despertó ya tenía listo el cuchillo que tanto me gusta por lo filoso que es.

—Creíste que tan fácil te saldrías con la tuya, maldita zorra, te advertí que te alejarse de él o pagarías las consecuencias.— no pude evitar sonreír con orgullo, ella sólo lloriqueaba, no quise alargar más su dolor y empecé a cortarle los dedos, uno por uno, intentaba gritar pero no podía por la mordaza, de verdad estaba disfrutando todo.

Le corté una oreja y le clave el cuchillo en el ojo, nunca me habría imaginado estar en esa situación y que me gustaría tanto pero por mi familia era capaz de todo, en ese momento recordé el embarazo y con mi cuchillo le abrí el abdomen, me miraba suplicante y lloraba, saqué su útero y pude ver qué no mintió, sí estaba embarazada, solté una carcajada.

—Te metiste con el hombre equivocado, querida. ¿Acaso no sabías que hay mujeres que estamos locas?—

Le solté la mordaza para que pudiera contestarme.

—Por favor, déjame ir, te prometo que no te acusaré con la policía, diré que tuve un accidente.—

—Eso nunca maldita perra.— le corté el cuello y la ví desangrarse, la arrojé por la puerta en el piso de mi sótano, limpié todo y me quite la ropa allí mismo y cerré esa puerta, puse todo de nuevo cómo estaba, miré el reloj, las 7:30pm.

—Vaya, el tiempo sí que vuela.— me dí una ducha  y me quedé recostada en la cama esperando a mi esposo, obviamente borre de su celular los últimos mensajes, y me deshice de todo lo que indicará que ella estuvo en mi casa.

Cuando llegó Carlos y me miró en la cama se lanzo sobre mí, tuvimos de nuevo una noche muy apasionada y me sentí tranquila, estaba segura de que nadie más iba a intervenir en mi matrimonio...

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