MK al final se tomó un par de días fuera, dejando solo a los dos monos. Al final Wukong pudo levantarse e irse al sofá otra vez, tuvo que cargar a Macaque para poder llegar, ya que definitivamente no le había soltado. 

Todo había comenzado aquel día. En la mañana no parecía haber muchos cambios, pero en el transcurso del día se puso más atento y cariñoso, quizás demasiado. De hecho, había hecho varias trenzas en el cabello del rey mono. 

No es que a Wukong le molestara ese Macaque, pero definitivamente no era fácil de manejar, porque ni siquiera podía ir al baño solo, y si antes Macaque era bastante... Provocativo, ahora mucho más. 

Tras quedar solos otra vez, Wukong solo planeaba seguir viendo la televisión, Macaque se había quedado con la cabeza en el regazo del otro, siendo acariciado en la cabeza y orejas por el rey mono, ronroneando en respuesta. 

Se supone que sería tranquilo, pero pudo sentir luego como Macaque tenía otros planes, buscando quitarle la ropa, sentándose en su regazo y comenzando a repartir besos en el rostro de Wukong, quien realmente trataba de mantener la calma. 

—Por Buda, Macaque... Me vas a volver loco.—

—Entonces está funcionando.— Macaque sonrió y siguió ronroneando. 

Wukong realmente no entendía por qué el repentino cambio, pero realmente no le molesto. Lo único era que no deseaba ser descubierto así por su sucesor o por alguien más, pero realmente ahora no podía mantener la razón. 

Sus manos fueron a la cadera del mono de pelaje oscuro, hasta que una de ellas fue a la cola, comenzando a acariciarla, todo el cuerpo de Macaque tembló ante ese toque en un lugar sensible, aferrándose a Wukong y soltando sus jadeos en el oído del rey mono. 

Sonidos que definitivamente solo hicieron al rey mono abandonar toda cordura restante. 

Simplemente aliviaría a Macaque, y también a él mismo. 

...

Aunque seguía siendo un verdadero misterio ese repentino cambio aquel día (Aunque de hecho, duraron dos).