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—Vamos, de pie, fue suficiente por hoy, seguimos mañana.— Wukong le ofreció la mano a MK para que se levantara.

El joven lo aceptó y tomó su mano, levantándose y soltándole luego. Ambos estaban practicando pero tras un enfrentamiento nuevamente MK perdió, claro, seria difícil ganarle a su maestro.

Wukong estaba listo para volver a casa, pero entonces el niño le llamó.

—Uhm... ¿Monkey king?—

—¿Si, chico?—

—¿Puedo preguntarte algo y podrías no evitarlo?—

—Eh... Depende.—

MK le miró como rogando, al final el rey mono tuvo que aceptar, que niño tan insistente.

—Solo una pregunta en ese caso.—

—¡No es justo!—

—Entonces ninguna. Debes ganarme y tendrás derecho a otra.—

—Bien... En ese caso... ¿Qué sucedió en el pasado contigo y Macaque?—

Eligió muy bien su pregunta, porque el rey mono no tenia ganas de responder, se quedó callado, helado, con temor de decir algo, recordando todo.

—Está en el pasado, chico.—

—¿Tuvieron una pelea?—

—...Tuvimos más de una pelea, es todo. Eso ya no importa.—

—Bueno...—

MK no insistiría, no era tonto y veía esa mirada en el rostro de su maestro. Una mirada de dolor, de arrepentimiento, como si mirar atrás fuese tan doloroso.

En la noche de ese mismo día, encendieron una fogata fuera de la casa del rey mono, estando allí los amigos de MK, habían traído comida y bebida para compartir mientras pasaban el rato, Macaque incluso estaba allí, a un lado de MK, observando, comiendo y riendo.

Mientras, Wukong los observaba de lejos, de pie. Había entrado a casa un momento a buscar unas servilletas, y se quedó helado, viendo, viendo a su Macaque, su preciado compañero de por vida.

Se veía tan feliz, como antes, cuando todo estaba bien, cuando aún no lo había abandonado.

Ah, había extrañado tantos esos tiempos.

—¡Hey, peaches! ¡No te quedes allí parado y ven! ¡O le contaré a MK algo vergonzosooooo~!— Dijo sonriendo Macaque en voz alta a la par que le hacia señas a Wukong para que se acerque. 

—¿Qué? ¡NO LE DIGAS NADA!— Respondió Wukong y se acercó rápidamente a ellos, uniéndose a la diversión. 

Si, era realmente agradable este nuevo presente, sin tantos enemigos violentos, solo su amado Macaque y su preciado estudiante... Sí, ese pensamiento seguía en su cabeza: Que lucían como una familia feliz. 

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