La familia estaba reunida en el comedor, siempre cumplían con decir cualquier cosa que les afectara a todos; esta vez se trataba de algo del pasado que les amenazaba ahora.

—Su nombre real era Aurora —habló el padre de los castaños—. Prometí guardar ese secreto para que nadie descubriera lo que hice.

—¿Qué hiciste? —preguntó su esposa—. ¿Por qué nunca me dijiste que no se llamaba Sarah?

—Ella quería dañarte, así que decidí culparla del asesinato de Alex y Katye, al modificar los documentos originales de Derry logré hacer que todos creyeran en ello con más certeza —respondió—. Derry no tenía cómo defenderla.

—¿Y qué tenía que ver con Derry?

—Era su hermana menor —hizo una pausa—. Falsifiqué desde la raíz de todos sus documentos su nombre, todos la conocían con su verdadero nombre y gracias a el incendio quedó irreconocible.

—A ver, esperen, ¿qué incendio? —interrumpió Sara—.

—Tratamos de matarla provocando un incendio —respondió su madre—. Las noticias dijeron que había muerto pero al parecer mintieron.

—Derry debió ocultarla de ustedes... él sabía que habían ocasionado el incendio y fue entonces como descubrió que realmente ustedes mataron a esos chicos —comentó Sarcastic—. Ese estúpido supo usar todo eso a su favor... su hermanita se haría cargo de ustedes si él llegaba a fracasar.

—Eres demasiado listo, pequeño —sonrió su madre—. Desgraciadamente debemos dejar esto en tus manos —alzó su mano y mostró su brazalete de rastreo—. Esta cosa y la alarma del tobillo no nos permitirán salir de casa.

—No me importa, también se volvió en mi asunto cuando me incriminó —hizo una pausa—. Aunque realmente me interesa encontrarla por lo que le hizo a Nathan, no va con juegos a diferencia de Derry.

—Eso es cierto, si quieres un consejo —habló su padre y el castaño lo miró—. Es una maldita impulsiva, no planea las cosas con cuidado, toma eso a tu favor.

—Lo haré —miró por unos segundos a sus padres—. Gracias... y aunque nunca lo digo... —se puso de pie y caminó hacia la salida de la cocina—. Son los mejores.

—Es raro cuando lo dice —comentó Sara después de que su hermano se fuera—. Espero no se esté ablandando.

—No lo hace, tu hermano siempre lo ha pensado pero jamás lo dice —respondió su madre—.

—Guárdate esos comentarios, Sara —habló su padre—.

—De acuerdo, papá —dijo la menor y suspiró—.

Sarcastic estaba a unos pocos pasos de su habitación cuando alguien llamó a la puerta tres veces; un código que conocía bien.
Sin pensarlo, se dirigió hacia la puerta y la abrió encontrándose a su amigo Jake jadeando por haber corrido hacia la casa del castaño.

—Sar... —trataba de tomar aire—. Sarcastic...

—¿Qué pasa? —lo miró serio—.

—Hay un... —tomó una gran bocaza de aire para hablar mejor—. Hay un cadáver en el parque —suspiró—. Le falta un ojo.