Belleza. Era la unica apalabra que utilizaba para describirse a sí mismo cada vez que se veia en aquel reflejo del charco en el suelo.

¿Por qué estaba mirnadose a sí mismo en ese charco? Veras pues; es una historia bastante larga.

Un erizo hermoso, de joven edad y piel lustrosa, recibia de nombre Narcizo. Era vanidoso al punto en que rechazaba a las que tenian el valor de declararse ante él, su amor nunca era corresspondido por Narcizo, con el simple pretexto de; "No eres digna de mi belleza; nadie de este lugar lo es." Oh lo decia de una forma tan vanidosa y orgullosa.

Mientras caminaba por el bosque, escucho una voz, joven y dulce; curioso por aquella voz pregunto:

- ¿Hay alguien aquí?

- Aquí, aquí. - Respondio aquella voz, proviniente de unos arbustos. Caundo se acerco a dichos arbustos se encontro con una hermosa joven, no era cualquier mortal; puesto que era una ninfa; La ninfa Eco para ser más exactos. Maldecida por los dioses a repetir la ultima palabra que cualquier persona dijiera como su modo de hablar; el porque de su maldicion era otra historia.

Abrio sus brazos hacia el joven; proclamandole de esta forma su amor. Narciso fruncio su rostro; negando cruelmente el amor de la ninfa, dio vuelta y marcho lejos de ella. Dejandola devastada, los días pasaron y ante el doloroso rechazo de su amor no correspondido, perecio en la cueva donde habitaba, no sin antes rogarle internamente a la Diosa Némesis que castigara al joven Narciso con amor no correspondido.

Y sus rezos fueron escuchados; tomando su papel como la diosa de la venganza, maldijo a Narcizo para que se enamora de su reflejo mientras caminaba por el bosque; sin siquiera enterarse de que se trataba de el mismo en un reflejo.

Y así llegamos al comienzo de este relato; arrodillado frente a un charco de agua de encontraba aquel hermoso joven, mirando su relfejo con mirada enbelezada. No llevaba minutos aquí. No. Llevaba meses desde que sin saberlo habia sido maldecido por Némesis.

Estaba al borde de su cuerpo, no habia dejado en ningun momento su posicion por querer seguir viendo su reflejo; estaba enamorado de él mismo, pero no de la antigua manera, no, literalmente estaba enamorado de lo que sus ojos veian en aquel charco. Estaba desesperado; por más que intentaba besarlo al joven no lo lograba, se sentia más horrible más alla de lo fisico por la falta de alimento.

Ya sofocado por el dolor de un amor no correspondido, movio por primera vez en meses su cuerpo y desenfundo su espada de la vaina sujeta a su cadera; clavando sin dudar la espada en su abdomen cayendo al lado del charco envuelto en su propia sangre, miro por ultima vez su reflejo y noto que ahora el joven que siempre habia visto como un ser hermoso se habia vuelto un ser que tenia la piel de su rostro arrugada y pegada a los huesos, era horrible.

Con esa ultima imagen en su mente perecio junto a ese charco, cuando su cuerpo desaparecio completamente una hermosa flor creio ahí, recibiendo como nombre Narcizo. 

Siempre las veias florecer junyo a un arrollo o charco de agua.

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Heya. Esta es una de mis leyendas favoritas, me la se de memoria; espero que les haya gustado tanto como a mi :3 Feliz noche.