Obsesión¹
- De seguro es otro de tus chistes Amelia, deja de jugar con eso - Tails le reprime, es habitual que su amiga siempre le tire historias que son totalmente falsas solo para molestarlo.
- ¡Por dios Tails! ¡¿Cómo voy a jugar con este tema?! - Repite con miedo - ¡Te juro que lo ví entrar a mi patio! - Sube por las escaleras con un cargador en su mano.
- Si tienes miedo habla con Sonic - Le dice - Sabes que entenderá.
Ella suspira derrotada, lleva días que intenta mantener la calma pero cada vez que algo nuevo ocurre le hes imposible, ya no puede olvidarlo; al llegar al piso de arriba se encierra en la habitación de invitados.
Conecta el cargador y su celular dejándolo en voz alta para poder seguir hablando con su amigo. Busca debajo de la cama una pequeña maleta de color rosado, cuando la encuentra la sube a la cama y se acerca al armario para sacar la ropa e irse cuanto antes.
- Sabes que Sonic y yo no hablamos desde hace tiempo - Menciona con incomodidad - La última vez que nos vimos fue en navidad, después de eso... ¡Ni siquiera sé dónde está! - Acomoda la ropa interior en una parte de la maleta.
- Bueno, piensa... tal vez estas siendo paranoica, ¿Que si algo se le perdió en tu patio? solo entró y quiso recuperarlo - Explica Tails.
- Si, en MI patio - Recalca mientras termina de guardar, solo le quedan los productos de higiene personal y los zapatos, en la mañana empacó sus cosas importantes en su bolsa que se encuentra en la mesa de la cocina.
- ¿Una pelota de fútbol? ¡Amiga yo que sé! - Entra al baño sacando varias cremas, toallas y pasta dental con su cepillo de dientes - Le das mucha importancia a cosas tan simples, por eso dudo de tu sinceridad - Repite cansado.
- Es que no fue solo eso - Amy regresa a la maleta - Lo he visto en varias ocasiones, ¡Ahora duermo en el cuarto de huéspedes por temor! siento que me mira en la noche mientras duermo - Su vista recae en la ventana. Esa sensación, ese miedo y el escalofrío todas las madrugadas.
Al principio, fueron solo miradas pequeñas, ella llegó al vecindario, lo conoció desde lejos y cuando su carro se quedó sin gasolina ella fue a pedirle ayuda.
Él fue frío y educado, apuesto y sin demostrar ninguna emoción. Ella le ofreció dinero pero en cambio el azabache lo negó por completo "Somos vecinos ahora". Después de eso, se despidieron.
Los siguientes días pasaron rápidos, Shadow era su nombre, un erizo que se quedó viudo. Su esposa falleció hace tres años y desde entonces se mantiene aislado.
- Cuéntame, quiero saberlo todo - Amy regresa su vista a la maleta y se concentra en relatar lo que ha sufrido durante días.
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Estaba cocinando, se acercaba el cumpleaños de Cream, terminaba de pelar zanahorias cuando el sonido del timbre me sorprendió, nadie me había avisado que venía a verme. Me lavé las manos y aún con mi delantal puesto fui a abrir.
Al abrir la puerta me quedé sin palabras, había una pequeña caja de regalo con un enorme moño color rosado, me encantó y venia una pequeña carta con varias frases que me dejaron conmovida, fue un momento romántico y misterioso.
Días después hacía limpieza en el cobertizo, había dejado muchas cajas arriba y mucha basura acumulada.
No solo era mía, había varias cosas del inquilino anterior, y cuando estaba ahí me entretuve con varias fotografías antiguas de cuando iba a la preparatoria.
Hasta que escuché a alguien entrar por la puerta trasera, la puerta rechina y casi siempre la dejaba abierta por cualquier cosa, a excepción de cuando tenía que salir.
Me quedé tiesa en el cobertizo y pensé que era un ladrón. No quise bajar, subí las pequeñas escaleras tan pronto como pude y dejé una pequeña abertura para poder salir, de lo contrario me quedaría encerrada.
Y lo vi, observé a Shadow pasar por el pasillo con tanta tranquilidad y naturalidad, tocando y viendo los marcos con fotografías que tengo colgados en la pared.
Después lo perdí de vista cuando entró a mi habitación y solo esperé a que se fuera.
No se llevó nada, ni dejó rastro de estar dentro. Pensaba que posiblemente él quisiera ayuda en algo y por eso me estaba buscando.
Así pasaron los días, ya no dejaba la puerta trasera abierta, no salía sin tomar precauciones y ni siquiera podía bañarme tranquila, podía sentir miradas, ¡Todo el tiempo!.
Pero ayer en la noche, cuando revisaba mi teléfono, pude ver un pequeño punto rojo en la habitación. Estaba justo arriba de mi armario brillando y destellando un poco, no lo había visto antes así que fingí estar dormida y cansada.
En la mañana revisé el punto y lo tapé con varias cajas para que no notara que lo había visto. ¡Eso fue ayer y hoy en mi desayuno lo ví entrar a mi patio!
- Un segundo - Tails interrumpe - Estas diciendo que todo el tiempo te acosa, se mete a tu casa, te espía por las noches a través de una cámara, ¡¿y no se te ocurre llamar a la policía?!.
- ¡Quería ver qué tan lejos llegaba, pero ya es suficiente! - Cierra su maleta y solo se queda con un par más de zapatos - La cámara es lo último que quiero ver.
- Insisto llama a la policía, por lo menos denuncialo o demandalo por acoso, además de entrar a tu casa, daño psicológico, ¡Blaze puede ayudarte a ganar esa demanda!.
- Lo haré, ¿Puedo quedarme en tu casa? - Le pregunta angustiada mientras baja la maleta de la cama para comenzar a arrastrarla.
- Claro que sí, llamaré a Cream y a Knuckles, ¡Puedes usar el gas pimienta que te regaló en navidad!.
- Jaja si, ya lo tengo guardado en mi bolsa - Dice y se acerca para desconectar su celular y el cable, sale del cuarto con ambas cosas y al bajar las escaleras es cuidadosa de no tirar la maleta - Me haría feliz si preparan un rico café caliente, solo quiero relajarme.
- ¡Y galletas con chocolate!, ¿no te importa si invitamos a Sonic? puede ser tu oportunidad para hablarle a los demás y que te ayuden a atrapar a ese depravado - Menciona asqueado buscando entre sus contactos.
- Me parece bien - Baja las escaleras y deja la maleta en la sala, se acerca a la cocina para buscar entre los cajones sus llaves del carro, al abrirlo no las encuentra y es extraño, estaba muy segura de haberlas dejado ahí.
Decide buscar en otros cajones pero no parece encontrarlas. ¿Dónde pueden estar?, seguro tiene las llaves en su bolsa.
Alza la mirada observando la mesa de la cocina y la bolsa ya no está. Su cuerpo se queda petrificado al ver unas púas pasar por el marco de la puerta hacia la sala, traga grueso y aprieta sus puños.
¡Ese infeliz!
Sin responder al llamado de su amigo por la otra línea, a pasos lentos se acerca hasta quedar frente a la sala, el azabache se gira para verla y en sus manos descansan las llaves de su auto.
Esa mirada perdida y su cuerpo tan imponente, aunque intente escapar, él tiene la ventaja. Lo había visto correr una vez los domingos en la mañana, era tan rápido y ágil.
Él está tan cerca de la puerta principal, y ella de la trasera, aunque salga y corra tiene que cruzar la valla del jardín para llegar a la calle, hay varias macetas que obstaculizan el paso y su condición no es la mejor. En definitiva el azabache la atraparía primero.
Le señala su celular, a ella le llega la idea de pedir ayuda, ¿será suficiente?. Tails no deja de llamarla y su tono es cada vez más preocupado. Antes de apagar el celular decide chasquear tres veces sus dedos frente al celular y al azabache no le agrada aquello.
Tanto es así que nota el código clave y tiran las llaves a la esquina de la sala, se acerca a ella para arrebatarle el teléfono y destruirlo contra la pared.
Ella se queja por el ataque, retrocede para correr por la puerta trasera pero siente como Shadow la jala de sus púas con mucha fuerza y su cabeza impacta contra la pared.
Todo se oscurece, ya no puede pensar con claridad pues todo da vueltas.
Siente sus brazos azabaches sostenerla y apretar la contra él.
Shadow tiene lo que quiere.
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