Love¹
Lo conoció en una carpa de medicina, cuando las doctoras ayudaban a curar las heridas o enfermedades de los soldados.
Después de que la segunda Guerra Mundial había terminado, el comandante de un grupo de nazis terminó traicionando a su gente para unirse al grupo estadounidense, ¿Por qué?, por amor.
Al raptar a una de las mejores doctoras estadounidenses, Shadow llegó con una herida de bala en el brazo, estaba harto de ir y disparar cuando su gente era inútil, y él salía perjudicado.
Pero verla amenazada y siendo obligada a tratar a los soldados nazis, despertó un cosquilleo en su corazón, pues ella comenzaba a luchar contra los otros soldados para lograr escapar.
Aunque se llevó varios moretones en el rostro a causa de las bofetadas, ella tuvo que aceptar.
Él entró a la carpa cuando el soldado con una herida en el ojo salió, observó su espalda y su cabello rosado recogido en una hermosa trenza como corona, algunos mechones saliendo y sus lentes redondos.
Ella tenía varias marcas en las manos de ser maltratada y el labio con un tono casi morado, estaba leyendo el reporte de enfermedades de la semana, mientras tanto, él se sentó en la camilla y el dolor en su brazo incrementó.
Soltó un gruñido al ver que ella no se percató de su presencia, enseguida giró hacía él y su reacción fue inesperada.
No mostraba aquella mirada de asco como a los demás, aunque sus ojos no permanecieron en él por mucho tiempo, rápidamente se concentró en atenderlo y olvidar su rostro varonil y atractivo. «Es uno de los malos, ¡no puedo ni pensarlo!»
Se dijo así misma cuando el calor en su entrepierna apareció, tosió como si nada y después de acomodar el mechón de su frente, levantó la vista para encontrarse con los ojos cereza de él.
- ¿Le duele demasiado? - Preguntó ajustando el tono de voz serio que siempre utilizaba.
- Si no me doliera no estaría contigo, cariño - Mencionó ronco, ella sonrió levemente al darse cuenta de la pregunta tan obvia, le agradó la respuesta.
- Tiene que quitarse la chaqueta y la camisa - Dijo avergonzada, si su rostro y voz la ponían así, ¿Cómo sería su torso?.
- Que rápida doctora, ¿no tenía que hacerme algunas preguntas primero? - Contestó, sacó con cuidado su chaqueta dejándola del lado de la camilla, acercó sus dedos al final de la camisa y ella lo detuvo.
- Prefiero hacerlo mientras lo atiendo, lo siento, tengo que cortar la camisa - Interrumpió su acción, del carrito donde se encuentran los utensilios, sacó unas tijeras largas y las acercó a la tela, él no dijo para para detener la, era doctora y sabía lo que hacía.
Con la mirada penetrante del azabache, sus ojos siguieron el recorrido de las manos de la doctora abriendo su camisa con las tijeras.
Su abdomen quedó al descubierto, la sangre en su brazo siguió saliendo y parte de la camisa estaba manchada de aquella sangre carmesí.
Suerte que era de las más feas que tenía en el armario.
- Su nombre - Mencionó manteniendo la calma, quería evitar sacar el grito agudo que estaba enmedio de su garganta, estaba emocionada por rozar sus dedos con el torso desnudo de él.
- Shadow, ¿y el tuyo? - Se acercó un poco más a ella para que examine el brazo.
- Amelia - Dudosa le dijo, sintiéndose contenta de que le haya preguntado su nombre.
- Me gusta ese nombre, Amelia - Pronunció su nombre y fue como el cielo, su acento alemán diciendo ese nombre era excitante.
- Gracias Shadow, pensé que iba a desagradarte como el resto de tus compañeros - Después de envolver su brazo con vendas y alcohol, el ardor lo hicieron arrugar la frente.
- ¿Quién te dijo que era desagradable?, voy a romperle el cuello - Ronco y molesto, la observó, ¿Él estaba realmente dispuesto a hacerlo?.
La sorpresa fue grande, tanto que se quedó pasmada frente a él, creyó que estaba jugando en esos momentos, un Alemán diciendo eso de una norteamericana, imposible.
- No lo sé con certeza, olvidelo - terminó de colocar el pegamento para el vendaje, estiró su chaqueta al soldado y se alejó de la camilla.
No era bueno mezclarse entre enemigos. Pero el dicho dice, mantén a tus enemigos más cerca que a tus amigos.
Las semanas pasaron, la pequeña pareja entre norteamericana y alemán fue la bomba.
A escondidas, comenzaron a verse, tuvieron una pequeña cita arriba de la colina alejada del centro militar.
Ella llevaba la bata de siempre con los anteojos guardados, un vestido color crema y su cabello estaba suelto mezclándose con el viento.
Él quedó asombrado por aquella belleza tan natural.
- Un placer verla de nuevo, doctora - Bromeó al invitarla a sentarse sobre el pasto, no era un picnic como otros, ya que la comida era una basura, lo que se podía conseguir era casi lo mismo que le daban a los esclavos.
- El placer es mío, soldado - Tras agacharse a su altura, besó sus labios dulcemente, el sabor natural de sus labios rosados eran a caramelo.
Se ansiaba por probar cada parte de su boca, ver más allá de ese vestido corto y provocativo, tocar el torso durazno de ella y morder sus-
- ¿Qué pasa si nos encuentran? - Con temor e incertidumbre, la pregunta lo hizo dudar y de manera abrupta, sacarlo de esos pensamientos tan lujuriosos.
- No lo sé - Mencionó con sinceridad volteando al atardecer.
- Si los soldados estadounidenses llegan aquí, vendrán a rescatarnos también, ¿que pasará contigo?... No quiero que te hagan daño - Asustada se acurrucó entre sus brazos, dejando que él acariciara su mejilla contra la suya y dejara su olor masculino.
Aunque llegaba al cuarto donde las otras doctoras estaban, se encargaba de bañarse y lavar su ropa para que no reconocieran el olor a tierra y alcohol.
- No me harán daño, mucho menos a ti - Besó su frente y olfateo el olor de su cabello, enterrando su nariz entre su oreja para causarle cosquillas.
Al escuchar su risa, se separaron conectando ambas miradas, su rostro se iluminaba con las estrellas y desde ese momento sabía que tenía que hacer algo para sacarla de ese horrible lugar.
Huir juntos y tal vez... ir en contra de su orgullo y pasar al lado norteamericano con tal de vivir un final feliz a su lado.
Por que mantenerla del lado Alemán no sonaba bien, era todo un lío.
Su gente la rechazaría en cuanto la muestre como su mujer, tratarían de hacerla quedar mal frente a él y posteriormente, abusar de ella.
Estaba completamente seguro de que tenían que salir de ahí antes de que fuera demasiado tarde.
¡Queda solo un
One-shot más para este libro!
Me gustaría concentrarme en el nuevo libro de Shadamy Erotic, así que los invito a leerlo, además de nuevos proyectos incluyendo concursos y posiblemente, una despedida de mi parte (recomiendo leer el muro de mi perfil).
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