El accidente
- ¿No lo sabias?, tuvieron un accidente hace una semana, parece que murió el hijo, ¿Cómo se llamaba?, ah si... Silver...
- He pensado mucho - Dijo, su cabello rosa parecía brillar bajo el sol, acomodaba a Silver en su sillita para bebés en la parte del asiento trasero, en la camioneta negra de su marido, su actitud emanaba mucha tranquilidad - Podríamos tener otro bebé, en las vacaciones cuando llegue el invierno, así nacerá en verano... si mis cálculos no me fallan.
El erizo sonrío con cariño ante los cálculos erróneos de su esposa, tras acomodar a su hijo, él le abrió la puerta del copiloto para que ella pudiera entrar, y así salir de aquel estacionamiento para regresar a casa.
- ¿Otro niño?, no estoy seguro... - Su primer hijo, que dormía tranquilo en la parte trasera sin entender nada, había sido un accidente, no estaba planeado; un bebé que había nacido del puro amor, en circunstancias amenas, ninguno tenía un trabajo estable.
Su relación había sido de puro sexo, no eran estables, discutían, bebían, y volvían a tener sexo para resolver los problemas, aún cuando las cosas se ponían tensas, no les gustaba estar molestos.
No habían tenido cuidado, y cuando se enteraron, ambos estaban aterrorizados y apunto de cometer un error, iban a abortarlo.
De no ser por que Shadow se derrumbó y sus sentimientos por una de las primeras veces que salieron a flote se mostraron, cancelaron la cita con el médico y el aborto se detuvo, decidieron tenerlo y él le prometió una vida digna para ella y su pequeño.
A pesar de que las semanas cuidando de su mujer embarazada, Silver en camino y las horas extras en el trabajo para mantener los gastos, fueron momentos difíciles, donde pudo tirar la toalla, abandonarlos, pero decidió seguir.
Y cuando Silver llegó al mundo, ambos derramaron lagrimas, demostrando que a pesar del dolor, su pequeño hijo era sumamente hermoso. Aunque para el solo implicaba obligarse a amarlo, después de todo, el amor se construye, ¿no es así?.
- Es demasiado trabajo, deberías renunciar a tu empleo, no hay más lugar en ese departamento pequeño - No podía mirar a la mujer, sólo estaba concentrado en el camino a pesar de que no había arrancado aún.
Ella era un caso totalmente diferente, su ceño fruncido, los labios apretados la más viva imagen de los berrinches de su hijo, incluso sus dedos abrazaban su vientre plano.
- Tú nunca quisiste a Silver, ¿es eso? - Shadow se negó a responder, no quería discutir con ella, ¿por qué no en casa?, de forma tranquila.
Lo más doloroso es que las palabras eran ciertas, nunca quiso al bebé como tal, pero no podía obligarla a practicar el aborto, no podría vivir con eso en su conciencia.
Cuando se enteró de que Amy estaba embarazada, fue el primero en debatir sobre el aborto, huir y dejarle dinero todos los meses en una caja de ahorro en el banco, tenía tantos planes para su propio futuro, y ese niño los arruinó.
Estaba obligado a amar a su esposa, así como se obligó a amar a su hijo, para no hacer dramas innecesarios, una mala imagen.
Podía vivir de esa manera, pero no iba a arruinar su imagen sólo porque ella se había encaprichado con el niño, incluso los días antes del aborto le suplicó, ¿qué iba a hacer con eso en mente?.
- Mi familia lo dice, todo el mundo lo dice, Shadow - Y ahí va de nuevo, "el chantaje emocional", con las lagrimas cayendo por sus mejillas y la voz rota.
Arrancó el auto y empezó a andar, rodando los ojos tratando de ignorar sus berrinches,
Habían tenido un muy buen día, Silver no lloró para nada, fueron al supermercado, e incluso cargó a Silver cuando pasaron por el parque, además le mostró la manera de como hacer castillos de arena en el arenero.
Ella rechazó la idea de voltear y verle, ¿para qué?, si ya conocía sus expresiones y de seguro lo puso de un muy mal humor.
- Sé que nunca quisiste casarte, mucho menos tener un hijo... pero yo pensé que... - Escuchó el llanto de su mujer, se irritaba de que nunca terminara sus oraciones, aunque ya estaba acostumbrado, lamentablemente.
No podía obligarlo a hacer más, a seguir fingiendo una vida que no le gusta, logró amarla, pudo amar a su hijo, ¿Qué esperaba ella de alguien que perdió todo su futuro por decisiones en las que no se le permitieron participar?.
Era el momento de decir no.
- Y mírame, aún así me casé, tuve un hijo, y eso es lo que hice por ti Amelia. Haz algo por mi y deja de darme pena - fue demasiado rudo.
Le costaba mantener el control cuando ella se encargaba de hacer eso, echarle la culpa. Apretó con todas sus fuerzas el jodido volante.
- La última vez que lo hicimos... - Y ahí, de nuevo, el reproche como costumbre, frases sin terminar ya que necesitaba pensar en algo suficientemente creíble como para hacerlo sentir culpable, claro, ella no tenia la culpa de nada - Estabas ebrio, fue hace dos meses, ¡solo lo hiciste por que creías que era tu estúpida compañera de trabajo que se operó los senos!, ¡¿Rouge?!, ese es el nombre que tal vez trataste de gemir.
Las mentiras de nuevo, por más que su esposa sea una molestia, la amaba, incluso a la familia que juntos habían formado, era un desastre, pero era suya y jamás le haría algo así.
Ni aunque su compañera tuviera los senos y trasero más grandes que ella, ¡por favor!, ¡sólo era plástico!.
- Pensé sobre el divorcio. Mientras más pequeño sea Silver más rápido puede acostumbrarse - Dijo neutral, no podían seguir así, peleando, con ella buscando cualquier error para luego tirárselo en la cara, por más pequeño que fuera.
Por más falso, insignificante, cualquiera que sea, trataban de quedar como seres perfectos ante el otro, y todo por nada.
Escuchó una risa rota de los labios durazno de su esposa, como casi todo en ella, y después el llanto proveniente de la parte de atrás, demasiado agudo y fuerte del pequeño.
Su hijo, se corrigió mentalmente, ese era un error suyo, aunque se hacía cargo de él seguía siendo un error.
Ignoró con odio las palabras secas y gritos de su mujer, "¿Vas a dejarme sola?", "¡No voy a divorciarme de ti, es nuestro hijo Shadow!", " Vas a causarle un daño psicológico, ¡¿dices que haces lo correcto?!".
Eso entre otras frases que ya conocía de principio a fin, las palabras incluso se volvieron hirientes cuando comenzaba a amenazarlo, a gritarle sobre lo idiota que se veía diciendo esas cosas.
Miró el camino mientras los gritos y llantos se intensificaban en la discusión, de la cual no quería continuar.
Al ver la señal de una curva cerca, y varios trabajadores arreglando ese camino, sólo pensó en una cosa, sería tan fácil, no habría tanto dolor de por medio, solo era algo sencillo... solo morir.
Desvió el auto.
El aire por las ventanas abiertas fue de golpe contra ambos, sintió el peso de la camioneta bajar por el barranco y como las cosas pequeñas y no sujetas se levantaban por la gravedad.
Sus pulmones siendo golpeados por la presión, gritos que amortiguaban sus pensamientos, el parabrisas se rompió en miles de pedazos, al igual que las otras ventanas.
Y de un momento a otro, todo se detuvo. Ya no había llanto del bebé, ni palabras o gritos hacía su persona... todo se calmó, como cuando el arcoíris sale despues de una tormenta.
Cerró los ojos y contó hasta diez, aunque la cabeza le doliera y sintiera la sangre correr de su frente hasta su boca.
Entonces... entró en razón.
¿Qué coño había hecho?
Abrió los ojos con horror, todo a su alrededor estaba destrozad. El cuerpo de Amelia era sostenido por el cinturón de seguridad, un rojo carmín se formaba en la parte trasera de su cabeza, manchando el hermoso cabello rosa.
Sus ojos jade estaban marcados por el terror, el miedo, en shock y sin rastro de razón.
Volteó como pudo, sintiendo un terrible dolor punzante en su abdomen, una cristal se habia enterrado por alguna parte, pero eso no le importó, necesitaba ver a Silver, su bebé que ya no respondía.
Lo único notable en esa silla era sangre, muchísima corriendo por el asiento infantil, cabellos plateados con piezas de vidrio y horrendo silencio. Demasiado para su gusto.
No había logrado presenciar tal silencio en su vida, no podía quedarse calmado y disfrutarlo, sólo miedo, miedo correr por toda su anatomía hasta los huesos.
Silver no respondía a sus gritos, por más que lloraba e intentaba moverse, alcanzarlo y ayudarlo, hacerlo levantar la pequeña cabeza, Silver no se movía, mucho menos podía llorar.
No iba a responder.
Mucho menos lo haría el próximo bebé en el vientre de Amelia, lo único que se escuchaban eran los gritos de los trabajadores de la carretera tratar de buscar ayuda.
Trataban de bajar usando cuerdas, pero Shadow ignoraba.
¿Qué mierda hizo?
¡Aclaración, muchachos!, éste One-Shot es una adaptación, desconozco exactamente quién lo escribió, la idea no me pertenece y bueno, quería que lo supieran.
Traté de adaptar algunas de las palabras que utilizaba, y pum, resultó mejor de lo que esperaba, al menos para mi. Sabía que tenía que compartirlo de alguna manera con ustedes, si llego encontrar al escritor directo, os haré saber.
cierto, sólo nos queda una historia más y está en proceso, hasta pronto.
Ah, una cosa más, ¿alguien necesita un pañuelo?
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