Pasar el día con Papá²
Los dos volvemos a casa, bajamos por el elevador, yo estaba triste por las crayolas. Pero parece que papá se arrepiente un poco, pues ya estaba calmado hasta el punto de mirarme varias veces. Cosa que nunca había hecho.
Yo solo decidí ignorarlo, creo que ya no vale la pena ir al parque, ni siquiera debe recordarlo, y tampoco tengo muchas ganas de jugar. Esta vez el primero en salir del elevador fui yo, dejando a mi padre detrás mientras terminaba de limpiar las lágrimas secas de mis mejillas. La gente me miraba, y qué mejor que apartarlos como lo hace papá cuando está molesto. Mirándolos feo.
Todo iba bien hasta que llegamos al carro y subimos, Steven me abrió la puerta y me miro diferente, supongo que es por que ya no lo saludé como otras veces, y por que tampoco me mostraba feliz.
Miré por la ventana el camino a casa, pasando el parque...lo sabía, ni siquiera recordó que me iba a llevar al parque. Ahora si estaba enojado, decepcionado y muy, pero muy triste. Si papá nunca piensa llevarme al parque jamas podre volver a darles de comer a los patos.
- ¿Quieres ir por donas?, no desayunaste muy bien - Por tu culpa, pensé, no quiero ni voltear a verlo. Levante los hombros sin tomarle importancia - Tu madre me dijo que te encantan las donas de chocolate, ¿eso es verdad? - Me pregunto y no quise contestar, solo escuché su suspiro y vi como Steven se desviaba del camino para ir a la tienda de café, donde preparan las mejores donas y mis favoritas.
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Al bajar del carro recibimos las mismas miradas de siempre, sinceramente no tenía ganas de bajar ni entrar para mostrarle a Blaze, la empleada del lugar mi cara destrozada. Es muy linda conmigo pero papá me obligó a entrar, tomándome de la mano y yo solo lo seguí cual muñeco de trapo.
El olor de la cafetería es genial, pero no lo suficiente como para levantar mi animo, papá se acerco y Blaze nos atendió, mirándome un poco asombrada como Steven, después le entregó una caja de donas a mi padre mientras él buscaba una mesa para sentarnos. Al final estábamos cerca de la ventana con vista al parque, algo lejos pero se veía.
Abrió la caja de las donas, tomando una y comiéndola frente mío, yo solo me dediqué a mirarlas, mi estómago rugía pero mi cabeza decía «No la tomes», como si se tratara de algún veneno, no se por que, pero aunque tuviera hambre, el enojo que sentía con mi padre era mayor que me impide tomar una rosquilla.
Me encontré con su mirada y rápidamente aparté la vista, mire de soslayo como acercaba más la caja para que tomara alguna, me negué. Y parece que él sabía que aunque siguiera insistiendo no iba a comer nada de lo que él fuera a darme. Optó por volver a casa, supongo que es lo mejor.
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Al llegar fui el primero en bajar, ni siquiera me despedí de steven y tampoco esperé a que mi padre bajara, la puerta se abrió en seguida y ví a la señora Vainilla, me dejó pasar sin preguntar, sin querer mirar atrás corrí subiendo las escaleras hasta llegar a mi habitación. Cerré la puerta con todas mis fuerzas causando un sonido fuerte.
Por una parte sigo muy enojado y triste, pero por otro me siento tan mal de haber ignorado a mi padre en la cafetería. Era una de las pocas veces que el me hablaba u ofrece algo.
Me tumbé en mi alfombra color verde limón, gire mi cabeza a la izquierda y un oso de peluche adornaba el suelo a mi lado. Uno de sus ojos era de botón, recuerdo que lo llevé al parque y cuando volví a casa me preocupé porque no tenía su otro ojo.
Papá me vio y me lo quitó, me había preocupado más por que pensé que iba a tirarlo a la basura. Pero no fue así...él busco aguja e hilo y comenzó a coser el botón del lado faltante. Ese día me sorprendí tanto que por eso quería pasar mas tiempo a su lado. Mi padre no es malo, es estricto
Él ha hecho tantas cosas buenas por mi, y yo dibujando sobre sus papeles...debo ser una vergüenza de hijo, no lo pensé antes.
Me levanté de la alfombra, ¡debo disculparme con papá!. Estiré mi mano para alcanzar la perilla de la puerta y salir a buscarlo, pero cuando bajé a la sala no estaba, ni en su cuarto, ni en su oficina. ¡¿Dónde está mi padre?!
De pronto mientras corría por el pasillo para volver a la sala choqué contra el vestido de vainilla, la fuerza fue tanta que caí al suelo lastimando mi trasero un poco. Debo ser más cuidadoso.
- ¡Joven Silver! - La escuché y me ayudo a levantarme, limpiando mi ropa por el poco y casi nulo polvo del suelo mientras me ofrecía disculpas y yo me negaba a aceptarlas, había sido mi culpa y yo me disculpé.
- ¿Dónde está mi padre? - Es lo único que necesito saber, los ojos avellana de la señora Vainilla brillaron curiosos, queriendo guardar algo mientras dudaba en decirme.
- Tu padre tuvo que salir otra vez, volverá pronto no tienes de qué preocuparte - Acarició mi cabeza con ternura y delicadeza, ¿Se fue?, debe estar tan molesto conmigo que decidió volver a su oficina. Supongo que tendré que esperar hasta mañana. Quien sabe, mamá dice que él es muy orgulloso, y aunque no entiendo del todo la palabra se que papá está muy enojado y que no regrese o no quiera hablar.
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- ¡¿Cómo se te ocurre?!, ¿Acaso se te olvida que es tu hijo?, no puedo creerlo erizo, ¡eres un insensible!
- Basta Rose, se que estuve mal en hacerlo pero quiero arreglarlo y tu lo conoces mas que yo, ayúdame solucionarlo - Decía el azabache tras el teléfono, quería compensarle a su hijo el daño emocional que le había hecho.
A veces su hijo podía ser igual a su madre en el sentido emocional. En realidad, su hijo era como una versión pequeña de Rose, solo que en varón y aun mas curioso.
- No te ayudaré - la escuchó decir tras el celular, sus ojos se abrieron sorprendidos y observó el videochat que tenía con ella - Es tu hijo también, no me metas en esto porque lo haces sonar como si fuera solo mío, no tengo que decirte como arreglarlo. Llámame cuando las cosas se hayan calmado.
La llamada finalizó y el erizo miraba incrédulo la pantalla de su celular, su mujer le había colgado y encima con un problema así. Pero en sí, sabía que esto podría afectar, o solucionar más el problema con Silver.
Se le ocurrió una idea, y decidió conducir hasta alguna tienda de juguetes. Seguro que a Silver le encantaría.
¿Algo material?, ¿de esa forma se solucionan los problemas?, claro que no. Pero no seria lo único que le daría a su hijo.
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Estaba poniéndome mi pijama, realmente papá se ha tardado bastante que empiezo a quedarme dormido. Talló mis ojos ya cansados y bostezo mientras apago la luz de mi mesa y enciendo la luz de noche.
Veo la pequeña luz azul que ilumina y prefiero quitarla, recuerdo que mi padre odia esta luz, dice que me hace menos valiente y que debo aprender a dormir en la oscuridad.
¡Me volveré valiente por él!, ¡Quiero que sepa que puedo hacer las cosas que a él le gustan!, que esté tan orgulloso de mí como nunca lo ha estado.
Vuelvo a dejar esa luz para bebes en la mesa de noche, y aunque tenga cinco años no seguiré siendo un bebé, ya no más.
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- ¡Esta...maldita cosa no me deja!
Me muevo inquieto, los cortos gritos no me dejan dormir bien, no se si son parte de mi sueño o es papá que ha decidido regresar. Pero por el tono de voz supongo que sigue siendo mala idea querer buscarlo.
- ¡¿Por que no se pega?!
Lo vuelvo a escuchar, ¿Por qué sigue gritando?; decido levantarme y quitarme las cobijas, agarrando una manta pequeña para cubrirme del frío y salgo de mi cuarto. Puedo ver las luces al fondo de las escaleras y entiendo que está en el comedor.
Bajo las escaleras con cuidado y sin hacer ruido, apenas se puede escuchar el poco ruido debido a los cortos y pequeños gritos molestos de mi padre.
Cruzó la esquina de la pared y lo encuentro con los guantes llenos de pegamento y algunos palitos de madera, con su rostro enojado como siempre y papel de color verde.
Se percata de mí y voltea a verme sorprendido, queriendo ocultar sus manos llenas de pegamento líquido.
- ¿Qué haces aqui?, deberías estar dormido - Me pregunta neutral y niego. Me acerco y no parece nervioso por que lo haga, subo a una de las sillas y al ver la mesa puedo ver que intenta hacer un papalote. Intento no reírme por que se nota que lo ha intentado varias veces.
- ¿Por qué lo hiciste? - Le pregunto y puedo ver la tristeza en sus ojos, nunca vi a papá triste.
- Yo... - Un color rojo apareció en sus mejillas, casi similar al que aparece en mi madre cuando él le dice cosas, luce...avergonzado. - Yo solo quería fabricar un juguete, de esos simples que tanto tu como tu madre adoran a pesar de su simpleza y fragilidad. No entiendo por que les gustan estas cosas - Arrugó la nariz mirando a otro lado cruzado de brazos.
- No tienes por que hacerlo si no quieres papá - Le digo y vuelva a mirarme, esta vez sorprendido ante lo que digo - Se, que estas cosas no te gustan porque mamá me lo dice...también dice que no debo molestarte ni preguntarte cosas por que te enojas... - Miré mis manos con vergüenza, esta vez debo poder disculparme con él - Perdón por pintar sobre tus hojas papá, no debí hacerlo.
Sentí como algo acaricia mi cabeza con cuidado, mire de nuevo hacia arriba y mi papá me estaba acariciando el cabello.
- El único que debe disculparse soy yo, no debí gritarte así en la oficina, y tampoco olvidar de nuestro día en el parque - ¡Lo recordó! - Perdona por ser así contigo Silver, pero solo soy....
- Estricto, lo sé - lo interrumpí y me sonrío, es...¡es uno de los mejores días de mi vida!
- Entonces ya debes conocerme bien - ascendí emocionado - Prometo que mañana iremos a recoger a tu madre al aeropuerto y los tres iremos al parque - Se acercó a una bolsa de plástico, sacando de ella un gran paquete de crayolas y colores distintos. Y al final me entregó un libro para dibujar - Eso es, para que no dibujes en donde quieras, estoy seguro que podrás guardar tus artes ahí y después me las muestras. ¿De acuerdo?
Sentí tantas ganas de llorar, mi padre nunca había hecho esto por mi, ¿Se tomó tantas molestias solo para ir y comprarme todo esto?, no me importó que me viera llorar, estaba tan feliz que no podía evitarlo y me lancé abrazando su pierna con fuerza, aunque estuviera ensuciando su pijama no me importaba.
Aunque le estuviera mojando de lágrimas mi padre me abrazo sin importarle mis sollozos.
- Lo siento papá, seré un mejor niño - Cubrí mis ojos con mis manos, realmente papá es asombroso.
- No silver, no cambies para nada, yo tengo que cambiar - Acarició mi espalda con cariño.
- No papi, ya eres perfecto
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"Mi padre es, fue, y siempre será asombroso y genial ante mis ojos, las revistas pueden decir lo que quieran de él, podrán criticarlo, darle en lo más bajo poniéndome como un ejemplo de sus grandes errores. Pero mi padre es el mejor tal y como es"
- Silver, empresario de industrias Dark
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¡Ya hemos llegado al final de estas hermosas, cortas, y sentimentales historias!, y todo es gracias a ustedes, al apoyo recibido y a sus comentarios y votos. Hoy noche (o tal vez día para ustedes) doy por terminado este libro. Dejándolo en recuerdos melancólicos que estaré gustosa de recordar siempre.
Escribiré, tal vez no pronto, tal vez no muy tarde, aunque nunca es tarde para escribir lo que deseas, pero seguirán existiendo mas libros de One-shots si así gustan, y si mi creatividad lo permite.
Muchas gracias a todos vosotros más que nada, este capitulo se lo dedico a ustedes.
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