La navidad juntos I
– ¿Puedo pasar? - El azabache estaba con un ramo de rosas en mano, venía acompañado de su hijo albino junto con un pastel para acompañar la cena.
Patrick quedó en shock, ¿Qué hacían ellos ahí?, y más importante, ¿Por qué en esas fechas?. El erizo sacudió su cabeza y dejo pasar a su padre y a su hermano, habían pasado años de su última visita, la cual no terminó nada bien. Era extraño, mucho, que su padre estuviera ahí.
Al entrar, el aroma a rosas llego de nuevo a su olfato, ese olor que tanto recordaba.
Los pasos de alguien se escucharon bajar, era White, su hija que recordaba con dos años de edad, ya tenía doce Y su hijo Patrick quien le abrió la puerta ya tenía dieciocho años.
– ¿Qué haces aquí papá? - Le pregunto Patrick con seriedad, White miró de soslayo a padre y entró rápidamente a la cocina, no le gustaba que los visitará sin avisar, además, tenía hambre, podría saludarlo después.
– Yo, quería venir, hace tiempo que no sabía nada de ustedes - Comentó incómodo, el aire de tensión, las miradas frías y la seriedad como siempre eran más que incómodos.
Le hacían saber que no era bienvenido.
– Ni nosotros de ti - Suspiró Patrick con molestia - Como sea, mamá está en la cocina preparando la cena, vengan, estoy seguro que se pondrá muy feliz de verte Silver
El azabache observaba mientras caminaba los pequeños arreglos a la casa. Las fotografías de su ex esposa y sus dos hijos disfrutando de viajes o días juntos, se sorprendió al observar una fotografía de Rose y un lobo café, ¿Quién era ese?.
Al acercarse a la cocina, el sonido de la puerta del horno cerrarse con fuerza, las molestas quejas de la cierta peli rosa al observar la bandeja de comida que tenía en la isla. Estaba muy segura que terminaría destruyendo el horno, había quemado sus papás al horno y estaba muy molesta.
Sintió el perfume de hombre dentro de la cocina, hace tantos años y seguía reconociendo lo.
Se giró bruscamente a ver al dueño de tan exquisito y horrible olor que le traían recuerdos. El azabache la miraba desde el y umbral de la puerta con un ramo de rosas en mano.
Frunció su seño al instante cruzándose de brazos. No le gustaba recibir sus visitas de esa forma. Sin avisar.
– ¿Qué haces aquí? - Pregunto molesta, el azabache ya podía esperar una pelea. Pero antes de contestar su hijo Silver se acercó abrazando a su madre con calidez.
– Perdona mamá, fue mi culpa, quería verte y pasar la navidad contigo. Lamento si te molesto - Comento algo apenado el albino, salvando así a su padre de una pelea.
– No importa, solo, sabes que no me gustan las sorpresas - Suspiró abrazando a su hijo con fuerza, lo extrañaba, sus visitas eran escasas.
– Mamá, ¿Cuál será el postre? – Observo las papas quemadas, por lo tanto ahora solo quedaban unas papas quemadas, una ensalada y filetes. Nada mal.
– Bueno...
– Papá trajo pastel - Patrick señalaba el pastel de chocolate en la mesa, el favorito de todos.
– Gracias por salvar la cena papá - White se adelantó poniendo los platos en la mesa. La eriza rosada no sabía que decir, ¿Desde cuándo su ex esposo traía comida?, más importante, ¿Por qué las rosas?.
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Rose observaba las rosas puestas en un jarrón con agua, ella no las acepto y Patrick termino poniéndolas ahí. Comía de la ensalada escuchando a sus hijos platicar con emoción.
– Entonces fue cuando descubrí que podía correr igual que papá, esa carrera de la escuela me hizo saberlo, mamá se sorprendió al igual que Patrick, además de que gane el primer lugar - White alardeaba de su trofeo y sus nueva habilidad.
– ¿De verdad?, me alegro mucho por ti hija - Comentó el azabache sonriendo, Silver se asombró de lo bien que la estaban pasando su padre y White.
Y debía admitir que le gustaba mucho no escuchar gritos cuando ellos estaban presentes, podían disfrutar de una cena agradable.
– ¿Y tú Patrick?, ¿Cuál es tu habilidad? - La pregunta hizo sorprender a su hijo, era raro que su padre intentara buscar conversación.
– Puedo volverme invisible al igual que mamá - Comentó alegre, le gustaba conversar de nuevo tranquilamente con su padre, hace años que no pasaba – Además, ahora practico con las esmeraldas, mamá intenta ayudarme y lo he logrado un poco. Espero que puedas ayudarme.
– Por supuesto, ¿sabes?, siempre le dije a tu madre que me parece increíble su habilidad, un buen uso en el combate – Llevó a su boca un bocado de filete, delicioso, hace años que no probaba la comida de la rosada, siempre tenía un gran toque.
- ¿Necesitas algo? – Pregunto la peli rosa, el azabache la observo por unos segundos, al igual que sus hijos no entendían de qué estaba hablando - ¿Qué es lo que quieres?, ¿dinero?, es extraño que vengas aquí.
El azabache suspiró, sabía que debía dar explicaciones o la cosa se pondría fea, pensaba y creía que odia pasar una navidad, "Pacífica" con ellos, pero simplemente no podía ser así, o al menos eso pensaba.
- No vengo por dinero Rose, vine a ver a mis hijos, a verte, ¿Es mucho pedir pasar una noche con ustedes?.
- La verdad es que si, nos dejas, ¡te largas a quien sabe dónde por cinco años o más y luego regresas como si nada hubiera pasado!, ¡¿Crees que esto es normal?, acepte el divorcio, pero evadiste tus responsabilidades desde un principio.
- ¿Alguien quiere pastel? – Interrumpió White señalando el pastel en el centro, sus hermanos ascendieron, intentaban no dejar que esto les afectara, como era costumbre.
- ¡Intento arreglar lo que he hecho mal!, Entiendo que estés molesta y no te pido que me perdones a la primera – Ignoraron a sus hijos mientras seguían discutiendo, sacando una verdad tras otra siendo escuchada por los demás.
- ¡Oh claro!. perdona, pero no pienso perdonarte, te tolero. Eso es diferente, ¡Traes rosas y un gran pastel!, ¡¿Crees que con eso lo solucionas?!, Además, no te molestes en seguir mandando esas estúpidas rosas, ¿Crees que no sé qué eres tú?. Me llegan todos los días al trabajo. ¡Las tiro!, directo a la basura – Gritaba molesta, sentía echar humo por las orejas.
- ¿Flores? – Pregunto desconcertado, que no fuera en el que estaba pensando o ese lobo termina bajo tierra.
- ¡Sí!, ¡Tus patéticas flores de disculpa!, estoy cansada de que me trates como un juego, no voy a caer en tus pies como antes no puedes seguir engañándome – el azabache se levantó de su lugar, ocasionando el sobresalto de ella y de sus hijos.
- Yo, NUNCA, te he mandado flores, ni siquiera sé dónde trabajas, pero tengo una idea, ¿Es ese estúpido lobo no?, ¿Cuánto tiempo llevan juntos? – Pregunto molesto, celoso, cruzado de brazos esperando explicaciones.
- ¿Lobo? - Lo pensó hasta recordarlo - ¡No es de tu incumbencia!, ¡No tengo por qué decirte nada de mi vida privada! – Se levantó también, lista en cualquier momento invocar su martillo y sacarlo volando de su hogar.
- ¡¡BASTA!! – Escucharon el grito de White, la eriza albina se levantó de su lugar tirando su pedazo de pastel al suelo, llena de lágrimas recorriendo sus mejillas - ¡¿No pueden dejar de pelear por solo una maldita vez?!, ¡¿Por qué siempre tienen que ser así con nosotros?! – Se alejó corriendo hacia las escaleras.
El sonido sepulcral llenó el comedor, el bufido molesto de Patrick los hizo verlo.
- ¡Ya deberían estar felices!, siempre arruinan el pequeño intento de mantener, por UNA vez, unida a esta familia, gracias a ambos – El siguiente en levantarse fue Patrick, tirando su servilleta y siguiendo a consolar a su hermana menor.
La ex pareja miraba perpleja lo que habían causado, y por último a Silver mirándolos con decepción, negando y dejando su plato en la mesa como los demás.
- De verdad, pensé que esta vez seria diferente - Se alejo del comedor dejando a sus padres solos, mirándose, con tristeza y decepción ¿Por que siempre terminaban así?.
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No olviden dejar su hermosa ★
Comentar y esperar la continuación 7u7
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