Cuida al bebé
Sosteniendo ambas manitas albinas, el azabache tenía un cierto brillo en los ojos al notarlo dar sus primeros y cortos pasos frágiles.
Rose era un estupenda madre tan hermosa y cariñosa, mostrándole siempre el mejor cariño y afecto a su pequeño hijo. Ayudándolo a caminar por la sala de su hogar, Silver reía y sus ojitos miel brillaban con felicidad y inocencia.
Amy noto la mirada atenta de su esposo hacia el bebé, y tomándolo con cuidado lo cargo hasta acercarse al vetado, sentándose a su lado mientras él intentaba disimular regresando su atención al televisor.
- ¿Quieres cargarlo? - le pregunto divertida, sonriendo de soslayo mientras le acercaba el pequeño bulto albino que jugaba chupando sus dedos. Casi metiéndose un puño a su boca y sus patas cortas moviendolas casi pateando el brazo de su padre. ¡Era tan adorable que Shadow no podía resistirse a mirarlo!.
Se giró despacio y temiendo lastimar al infante lo cargo con mucho cuidado, haciéndolo descansar en su pelaje blanco mientras el bebé podía sentir el contacto, tan suave que dejaba su cabeza reposar sobre su pecho.
- Tengo que irme - mencionó la rosada con fastidio al revisar su comunicador, ser madre y trabajar era difícil, y Shadow lo sabía, Rose no había perdido su tiempo y ser madre tampoco la detendría de cumplir su sueño. Abriendo así una florería, que luego se convirtieron en tres hasta llegar a seis, de las más famosas y exitosas.
No solo por las hermosas flores, si no que también había organizado una pequeña pero no demasiado, organización en busca de proteger sus áreas verdes para poder plantar más de aquellas flores.
Hizo una mueca y cogió su bolso, guardando su celular blanco mientras tomaba las llaves de su hogar; el azabache no pudo evitar levantarse del sofá mientras miraba a su esposa marcharse con rapidez, no sin antes plantarle un beso a su hijo en la frente y un beso dulce en los labios a su esposo.
Cerro la puerta y el sonido de la televisión seguía, los sonidos del bebé, y el pequeño shock repentino del erizo. No estaba asustado, él es la forma de vida perfecta y nada podría salir mal. Pero temía lastimar a su hijo con sus manos, ¿Qué pasaba si tenía otro mal recuerdo y le hacía daño al pequeño?, ¿Qué si alguien intentaba atacarlos y él no podría proteger a su hijo?
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No fue tan difícil como el imaginaba, Silver no era un bebé como los demás, llorones y mimados, ¡claro que no!. Se enojaba con el azabache por no querer darle postre, y hacia los gestos enojados de su madre, o que su hijo era igual de orgulloso que él
Intentó ayudarlo a caminar, pero el pequeño nego con sus manitas y aunque cayó dos veces intentó levantarse solo, aun seguía en el suelo de madera estirando sus pompis hacia atrás para luego hacer fuerza en las piernas e intentar levantarse. Parece que se complicaba mucho las cosas
Shadow no podía evitar reírse, su hijo era una perfecta combinación de ambos erizos.
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La hora del baño, donde Silver era despojado de su tierno mameluco con dibujos de tiburones, la parte repugnante era solo quitar el pañal, lo demás era meterlo a la tina, (sin ahogarlo) tocando y preparando a que el agua estuviera lista para que no se quemara, y que tampoco pasará frío.
El azabache comenzó a lavar sus púas, poniéndole un jabón especial para bebes mientras Silver jugaba con uno que otro pato de goma, incluso había una pequeña pelotita con el signo de Eggman que el pequeño lanzo y pego con sus pequeñas y dulces manitas. Y por si fuera ya demasiado, Se encontraba otro juguete con forma de Sonic que Shadow nunca se percató de comprar, «¿Cuando rose...?» Silver solo lo golpeo también mientras reía. Eso le agrado
Ya listo, paso a secarlo, ese niño también era un terco, no quería que le secaran las púas pero Shadow debía hacerlo, él azabache le dedicó una mirada molesta y el niño no tuvo más que dejarse hacer.
Shadow no lo mostraba, pero por dentro tenía una hermosa y deslumbrante sonrisa que algún día dejara salir. Un pañal aquí, un poco de talco y su pijama de Shadow y había quedado listo. ¿Qué?, ¿Acaso creían que Eggman y sonic eran los únicos con artículos comerciales?
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Se habían pasado casi toda la noche esperando a la rosada, con Silver a veces en el hombro de Shadow mientras él le daba palmaditas en su espalda, o le daba de comer si tenía hambre y limpiaba el desastre que hacía en su mesa de comer.
Que día, se decía el mismo, ni siquiera podía terminar de leer una de sus tantas colecciones de libros porque Silver tenía la fascinante idea de hacer volar las cosas por el departamento, entre ellas...los libros. Causando que Shadow no pudiera descansar.
En la televisión las caricaturas no paraban y Silver realmente estaba entretenido, mientras Shadow leía su libro y esta vez sin problema alguno.
No pasaron de las once cuando la puerta principal se abrió dejando ver a la eriza rosada, con ojos de cansancio , dejó su bolso en la mesa de entrada y cerró la puerta. Al ver la sala noto a su esposo e hijo dormidos en el sofá, Silver sobre el pecho y pelaje de su padre mientras Shadow parecía casi tronco caído, sin ni siquiera despertarse por los ruidos.
Por unos momentos se sintió mal por dejarlos solos a ambos, pero al ver el mismo orden en la casa sabia que había echo lo correcto, tal vez, ya era momento de que Shadow pasara más tiempo con su hijo. Podía ser orgulloso y decir que no, o fingir que no miraba atento cuando silver reía o cuando ella lo cuidaba.
Shadow era Shadow, y aunque no demostrara mucho sus sentimientos sabía que los amaba a ambos. Se sorprendió más cuanto notó a Silver con la pijama de Shadow, ja ja esperaba mostrárselo mucho después como una sorpresa. Ella misma había encontrado esa pijama para bebés en el centro comercial.
Si, sus dos erizos son tan tiernos y guapos, pensó. Estaba muy segura de que iba a prepararles una deliciosa cena, más que nada Shadow tambien tenía que descansar. Y no quiso arruinar el sueño de ambos, cubriéndolos con una manta.
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