Amor por generaciones (1-?)

Año siglo XII (Edad media)

- ¡Quemarlo todo!. ¡No dejéis ni un Alma convida! - dice el erizo cobalto, Rey Arthur, en medio de la cólera montado a su fiel caballo blanco sobre una colina presenciando con gozo tal escena.

Aquella aldea que antes era de prosperidad y armonía, yace ardiendo cual océano con grandes olas de fuego, antorchas en los arboles, el aire soplaba las cenizas de los hogares hechos en ruinas y el olor a carne quemada se desprendía por toda la zona . El panorama era de solo caos y destrucción.

La gente huía con pavor de los guardias, otros yacían inmóviles en el suelo incluyendo a niños y muchos peleaban contra el enemigo, resistiéndose a morir.

Entre la multitud enloquecida había una eriza rubia que se escondía entre los muros de su casa ya hecha trizas. Con desesperación quitaba los escombros de la puerta al sótano, en ella se puede encontrar un pequeño camino secreto que lo llevara hacia el bosque lejos del pueblo y la invasión del Rey Arthuro.

- Mamá....tengo miedo...- decía entre sollozos su pequeño hijo, un erizo azabache cual ojos de rubí miraba con temor a su madre - ellos nos van a encontrar -.

- No mi amor, te prometo que eso no pasara - la madre se le acerca a su hijo para darle un fuerte abrazo de confianza calmando al pequeño - mira por aquí hay un camino seguro donde nos llevara al bosque a salvo. Estaremos bien -.

- ¿Y papá, nos encontrara ahí? -.

La madre lo observa con suma tristeza mientras dolorosas lagrimas salían de su ojos. ¿Cómo explicarle a su pequeño hijo de tan solo cinco años que su padre ya había muerto? Y lo que es peor, es que su muerte no fue merecida de manera rápida. Sin embargo, no es tiempo para poder dar explicaciones, su única prioridad ahora es protegerlo a toda costa. De modo que toma a su hijo y baja apresurada por las escaleras hacia el sótano olvidando por completo en cerrar la puerta.

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Llegaron a la salida del túnel, con dificultad logra abrir el pórtico sacando primero a su hijo el cual ayuda su madre a subir también. Ambos por fin pueden respirar el aire fresco del bosque, el sonido relajante de la noche hace sentir sus corazones en paz, lejos de todo mal que pudiera perjudicarlo.

La eriza rubia daba pasos con seguridad adentrándose aún más en el bosque. El pequeño erizo azabache miraba con confusión y asombro a su madre, si fuese él ya se había perdido en un lugar tan grande y obscuro, pero su madre parecía conocer el camino.

En eso, el pequeño comienza a temblar.

- Shadow, cariño ¿qué ocurre? - habla la eriza rubia preocupada.

- Tengo frío mamá - confiesa el pequeño aferrándose más a su madre.

- No te preocupes, ya falta poco para llegar -.

- ¿Pero a donde vamos? - preguntacon impaciencia.

- Con una muy buena amiga - sonríe al mencionarla - es quien nos va ayudar sin ninguna duda. La conocí más o menos cuando tenía tu edad, en aquel entonces me había separado de mi familia terminando perdida en el bosque, en este mismo lugar. Estaba tan asustada y sola sin saber a dónde ir. De algún modo, mi llanto hizo que ella me escuchara, fue ahí cuando ella me encontró y me acogió entre sus brazos. Me ofreció comida y alojamiento, aunque su vivienda era muy cómoda y acogedora sus comidas jamás fueron de las más buenas - suelta una pequeña risa al recordar esos bellos momentos - aún la recuerdo como si fuese ayer.

- ¿Porqué jamás la conocí? -.

- Ella jamás a salido del bosque, y no se a manifestado ante nadie, excepto por aquellos que interfieran en su territorio, pero jamás se hablo de ella, aquellos que salían a explorar el bosque regresaban sin ningún recuerdo de lo que vieron. Es por eso que al bosque se le conoce como "el olvido" -.

- Entonces es por ella la causante de perder nuestros recuerdos. De ser así, ¿Por que tu aun la sigues recordando? - la mira intrigado frunciendo un poco el seño sin poder creer lo que su madre conto.

Su madre lo observa con ternura, a pesar de que su hijo sea un infante y que esta en edad de tener curiosidad por todo, es capaz de comprender las cosas con mayor lógica al igual que su padre. Sin duda, se sentía la mujer mas afortunada del mundo al tenerlo como hijo. Lo apega más a ella para depositarle un dulce beso en su mejilla causando que el pequeño azabache se avergonzara por tal acto repentino.

- Cuando la veas, tu mismo te darás cuenta - dice mientras acaricia sus púas con cariño.

El pequeño no dejaba de pensar en la tal amiga de su madre y un sin fin de preguntas de le venían a la mente, ¿Cómo será ella?, ¿Le caerá bien?, ¿Sera de la misma edad que su madre o es mas vieja?. Sacudía su cabeza de frustración al tener tantas preguntas y ninguna respuesta. No le queda mas opción que ser paciente y esperar a conocerla en persona.

Cuando en eso, el disparo de una flecha pasando a solo unos centímetros de su mejilla lo regresa en sí. Su madre impactada al ver la flecha clavada en un árbol, volteo a la dirección de donde provino. El miedo comienza a ponderarse nuevamente al ver quienes tenia en frente, los seguidores del Rey Arthuro los había encontrado.

"¿Como es posible?". Pensó, el pequeño se aferra más a ella con el mismo temor de haber sido descubiertos.

- ¡Matad a la mujer y capturen al renacuajo! - ordena uno de los lideres señalándolos con su espada manchada de sangre.

Comenzó la persecución de vivir o morir, flechas cruzaban a sus costados y los gritos de los caballeros deseando su muerte era perturbadora, esperaba en que tendría la esperanza de poder encontrar a su amiga y salvarlos de esta crisis, sin embargo, jamás apareció, no habría más opciones, sus emociones la obstaculizaban, como una neblina, se dispersaban por su mente sin poder pensar con claridad. Sentía que caería inconsciente en cualquier momento, pero el pánico, la adrenalina, su energía inesperada fortalecía sus músculos. Solo tenia algo en claro, una tarea desesperada que exigía su atención.

Salvar a su hijo, aunque tenga que dar su vida por ello.

Miro hacia atrás viendo lo suficientemente alejados que estaban, aun así, no llegarían muy lejos.

Su garganta comenzó a arderle por su respiración apresurada pero no para en ningún momento. A la distancia logra ver humo saliendo sobre los árboles, ya estaban cerca.

- Shadow, escucha con atención - cansada baja a su hijo - tienes que seguir por ese camino, no dudes el voltear, tu corre hacia ahí -.

- ¡No, mamá, no quiero irme sin ti! - dice con la voz entrecortada brotando lágrimas por sus ojos rubis.

- Shadow entiende, si seguimos juntos nos van a alcanzar. Jamás me perdonaría si ellos lograran atraparte -.

- Pero si me voy sólo, a ti te van a atrapar. No pienso alejarme de ti -.

Las palabras de su hijo se oían bastantes seguras de sí mismas, era claro que lo sea que le dijera, él no la haría caso. Con sus ojos cristalizados abrazo al pequeño con mucho dolor y tristeza sabiendo por lo que estaba apunto de hacer.

- No te preocupes hijo, la casa está muy cerca de aquí. Si vas rápido por ella, podrá vencer a los guardias sin problemas. Así que date prisa -.

El pequeño con su inocencia accedió de inmediato y comenzó a correr en dirección al humo viendo como lo perdía de vista.

- Cuídate mucho...Shadow the hedgehog - susurra para si misma yéndose a la dirección contraria, siendo perseguida por los guardias.

Continuará.....

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