Cámara oculta
Lo admite, está totalmente seguro de que en su vida, nunca se arrepentirá por lo que ha hecho, espiar a Amy al principio fue uno de los trabajos que le asignaron, más que nada para ver el progreso de la eriza y verificar que no estuviera en malos pasos.
Pero al verla desnuda saliendo del baño fue el detonante y el momento perfecto para no quitar ninguna cámara de su habitación.
Inventó la excusa de que ella necesitaba más tiempo en vigilancia, que hablaba sola por las noches cuando en realidad era él, el que le hablaba a ella todas las noches en silencio desde su habitación.
Regla, no obsesionarse, pero era demasiado tarde, no podía dejarla aunque quisiera.
No espiar más de la cuenta, pero necesitaba saber lo que hacía a cada momento, cada hora, cada jodido segundo.
Le encanta verla leer frente a la ventana, o cuando cambia su ropa en las mañanas para ponerse esa ropa ajustada de deporte, incluso ver como se quita la toalla lentamente del cuerpo.
Como se seca las piernas dejando su culo y pechos el descubierto, pasando la tela por en medio de sus pechos para secar las gotas traviesas que se quedan, para finalizar en su espalda y secar su cabello.
Se encendía, ella provocaba esa sensación en su cuerpo como ninguna otra. Y eso le fascinaba.
Pero justamente, esta noche estaba muy cabreado; sentía envidia, deseo, celos y furia en el interior de su cuerpo.
Verla llegar con otro erizo a la habitación, besándose de forma salvaje mientras él frota sus manos contra su trasero y le da fuertes nalgadas que a ella le encantan.
— Maldito idiota – Maldijo a Sonic desde las sombras, sabía que ese erizo era un jodido estúpido con otras intenciones.
En el trabajo podía verlos a ambos muy unidos, como una amistad envidiable, él sabía que Sonic veía a Amy con otra intención, las insinuaciones que le daba a ella eran parte del juego.
Terriblemente ella se ha dejado llevar.
Al comienzo de todo, Amy empezó trabajando para GUN, Shadow fue asignado como su pareja y parecía que ella no iba a dejarlo en paz.
Lo buscaba, lo admiraba y por supuesto le encantaba practicar con el a todas horas, por que eso significaba que ella podía mejorar, además de verle por supuesto.
Pero llegó Sonic a interrumpir, su sonrisa llena de un asqueroso orgullo y su egocentrismo, no supo en qué momento Amy pasó de él para irse con ese engaño de pitufo.
De solo verlos en el comedor, apretaba la bandeja de comida mientras tragaba la comida con odio y celos.
Claro que quería apagar la pantalla, dejar de ver los movimientos eróticos de Amy sobre el cuerpo del contrario.
Pero de un momento a otro, dejó de ver las reacciones de Sonic para concentrarse solo en la chica rosada, era sublime, hermosa era perfecta en todos los sentidos.
Odiaba que Sonic tuviera esa magnífica oportunidad, lo aborrecía, esperaba que terminando su encuentro pudiera ir por un camión y atropellarlo cuando intente cruzar la calle, después recoger el cuerpo y tirarlo al mar luego de llenarlo de piedras para que nadie pueda encontrarlo.
Su jodida existencia ya era un problema.
— ¡Oh Amy! – Aquel gemido viniendo de él le causó náuseas en el estómago, joder que ella le estaba dando un oral.
Sentada entre las piernas abiertas de Sonic, ella lo hacía tocar el punto perfecto de la calentura.
Las manos delicadas de ella pasaron por el largo de la masculinidad, la punta estaba levemente cubierta por el líquido transparente de su saliva.
Sus ojos juguetones observaron la cámara; tragó saliva, ¿acaso lo estaba viendo a él?.
Tal vez sabía lo de las cámaras todo este tiempo y solo estaba jugando.
Su técnica inexperta con Sonic solo ocasionaba que su enojo incrementara, el azulado trataba de marcar el ritmo pero ella quería tener el control.
Si él estuviera en el lugar de Sonic le enseñaría cómo tomar el control, la pondría sobre sus piernas y el resto lo dejaría para ella.
Tocaría sus senos firmes y probaría cada parte de su anatomía, ¡maldito mocoso infeliz!, que gran oportunidad.
Harto de escuchar los gemidos de Sonic, concentró toda su atención en Amy, aún seguía jugando con el pene de Sonic en su boca.
La erección que traía entre los pantalones estaba doliendo, necesitaba hacerlo.
Con rapidez, bajó el cierre de su pantalón, hábilmente sacó su miembro y se dispuso a darse su propio placer.
Con el rostro de Amy y aquellas expresiones tan preciosas, comenzó mover su mano con fluidez.
Bajando la velocidad cuando ella se separaba para recuperar aire, apretando la punta cuando ella la besaba y pasar con lentitud de abajo hacia arriba cuando le daba lamidas.
El idiota de Sonic se cansó, la tomó bruscamente de los hombros para separarla y girarla, no esperó a que su cuerpo estuviera preparado, acomodó la punta de su pene en su entrada y empujó con todas sus fuerzas.
Ella había quedado frente a la cámara, por un momento quiso detenerse, ir a buscarla a su habitación y sacar a patadas a Sonic.
Amy miraba directamente la cámara sonrió ladina y burlonamente mientras fingía los gemidos de placer solo para él.
Quería que la viera, esa era la idea, el haberla rechazado por días, éste era su castigo; notar las cámaras fue pan comido.
— Eres deliciosa – Mencionó Sonic tras pegarse a su espalda, sus estocadas iban cada vez con más velocidad.
Rodó los ojos al escucharlo, a ella tampoco le agradaba, pero tenía que buscar a alguien que aflojara fácil para situaciones como estas; la mayoría de los agentes tenían miedo de enredarse con ella por culpa de Shadow, pero Sonic era nuevo y egocéntrico, seguro que ver a una agente hermosa no lo iba a desaprovechar.
Un poco más, Sonic ya se había venido encima cuando Shadow estaba por correrse sobre su mano, Amy fingió un orgasmo mientras le mandaba un beso a su acosador.
— Ya arreglaremos cuentas después, Rose – Eyaculó sobre su mano, el líquido era viscoso y aunque no le gustaba verlo en ellas, podía imaginarlo dentro de otro lugar.
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