Capítulo 13
*Adela*
Ocasos. Los más hermosos los había podido admirar en aquella playa. Y este fatídico día acababa con uno de los más bonito que había podido ver nunca. El cielo estaba pintado de matices que se confundían unos con otros, creando una heterogénea capa sobre nosotros de naranjas convertidos en lilas que degradaban a azules y en algún punto terminaba en verdes.
Perdida en la belleza de sus colores no fui consciente de cuando el sol había desaparecido para dar paso a la noche, y con ella la oscuridad que la rodeaba. Aquella noche la luna no se asomaba y la luz que desprendía no nos iluminaba como de costumbre. Seguimos sumidos en la oscuridad y silencio que caracterizaba aquel lugar. Sin embargo, aquella vez hubo algo distinto.
Con él a mi lado no conseguía fugarme de mi acelerada mente. Y por mucho que luchase para escapar de ella, su presencia conseguía frenar mis pasos en la huida. Quedaba presa de las palabras que le había dicho a mi padre y de las confesiones de Ártica, que me arrastraban hasta el fondo de mi mente, en donde habitaba el monstruo llamado culpabilidad y que se alimentaba de los pensamientos que lograban hacer que mi mundo se derrumbase sobre mí sin ser yo capaz de frenar su caída.
<<Basta>> me dije.
Debía dejar de torturarme con lo que fue o podría haber sido. Era hora de afrontar lo que sucedía ahora en mi vida. Tendría que aprender a vivir con el peso de mis palabras, con la idea de que Ártica había renacido de las cenizas haciendo que mi vida diese un giro para el que no estaba preparada, y de alguna manera debía aprender a encajar el peor golpe: Ártica una vez más volvía a formar parte de mi vida, solo que esta vez ya no era en las cintas de video que veía cada día que la necesitaba. Y estaba en la obligación de asumir aquello que tanto me había esforzado a olvidar. Ella ya no era más una voz almacenada en mi memoria, ahora ella era real.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —dije después de aclararme la garganta.
Él pareció sobresaltarse ante mis palabras. Había roto el silencio con ellas y pareció haberle sacado de sus pensamientos.
—Una vez me contaste que siempre venías a esta playa cuando querías desconectar del mundo. Y supuse que te encontraría aquí —dijo mirando el lateral de mi cara. Yo aún continuaba mirando las olas, pero pude ver por el rabillo del ojo que había girado a mirarme.
Parecía estar analizándome y cuando giré mi rostro para saber que miraba, vi como paseaba sus ojos por mi cara, observando cada uno de mis gestos y facciones. Cuando decidí hablar y preguntarle que estaba haciendo, el entendimiento brilló en su semblante y habló antes de que yo pudiese hacerlo.
—¿Querías estar sola, verdad? —Más que una pregunta había sido una afirmación —.Ya me voy, perdona. No debí haber venido, sé que quieres estar sola. —Comenzó a levantarse de mi lado apresuradamente —. Tendría que haberme dado cuenta antes de venir —dijo por lo bajo antes de que frenase su apresurada ida y me echase a reír. Verlo tan preocupado me causaba gracia y ternura.
—Puedes quedarte, de verdad. —Me vi en la obligación de asegurarlo al ver la desconfianza en sus ojos.
Por extraño que me pareciese no quería estar sola, o más bien no quería que estar sin él. Claro que eso no se lo diría.
—No me importa. Venga siéntate —le dije al ver que aún continuaba de pie frente a mí. Debí tirar de la mano que aún tenía agarrada para conseguir que se sentase a mi lado otra vez.
Allí sentados los dos de nuevo en silencio fui consciente de que no me merecía tener a alguien como él a mi lado. En este poco tiempo había podido descubrir el gran corazón que habitaba en Bastian. Y el día de hoy no hacía más que reafirmar que yo no merecía a una persona como él.
—¿Por qué te enamoraste de mí? —pregunté temerosa. Su respuesta me aterraba. Pero la curiosidad ante ella era aún mayor. Necesitaba saber las razones.
—No, Adela. No hagas eso —masculló.
—¿Hacer el qué? —No sabía de que me estaba hablando.
—No trates de buscar razones para justificar que no mereces ser querida.
—No estoy haciendo… —Su intensa mirada consiguió dejarme muda. A veces me sorprendía todo lo que sabía de mí y lo bien que me conocía.
Decidí no seguir por ese pantanoso terreno. Sabia que no acabaría bien y lo último que necesitaba hoy era otro enfrentamiento.
—Ojalá pudieras recordar. Solo así comprenderías muchas cosas —habló después de minutos de silencio.
<<Pues hazme recordar>> pensé. Mas no fui capaz de decirlo en voz alta. Me quedé sentada viendo cómo se levantaba y se iba por donde había venido. Horas o tal vez minutos más tarde, fui capaz de irme a casa yo también. Papá dormía y lo agradecía, no sería capaz de verlo de nuevo después de lo que había pasado horas atrás.
A la mañana siguiente la luz que entraba por la ventana me había despertado. No sabía que hora era, pero debía levantarme. Tampoco sabía cuando volveríamos a Sfera, no había tenido oportunidad de hablar con Bastian. Sin embargo, decidí tener las cosas preparadas en caso de tener que volver hoy.
Recogí mis cosas, y las metí en la mochila. No sabía cuánto tiempo tendría que estar oculta, pero me encargué de coger lo importante. Estaba terminando de guardar mi libro cuando escuché el timbre de casa.
En cuanto abrí la puerta pude ver a un frustrado Bastian ante mí. En sus manos sostenía un móvil y por lo que pude ver parecía estar luchando por comprender su funcionamiento.
—¿Problemas con el cacharro? —le dije en forma de saludo mientras abría la puerta y le dejaba pasar.
—He estado toda la mañana tratando de comprender cómo funciona —dijo después de un bufido. Parecía realmente exhausto.
—Dame, puedo ayudarte. —Golpeé el asiento a mi lado en el sillón para que se acercase.
—En la tienda me han dicho que debo meter la tarjeta, pero es que no encuentro por donde —dijo mientras estiraba su mano hacia a mi.
Lamentaba reírme de él. Pero su frustración ante el pequeño cachivache comenzaba a ser cómica.
En cuanto lo tuve en mis manos, vi el lugar en donde se debía insertar la tarjeta. Tan solo necesité introducirla y entonces pude explicarle lo básico que necesitaba saber para poder manejarlo.
Cuando se lo devolví, solo entonces, fui consciente de lo cerca que estábamos y por alguna extraña razón su proximidad no me incomodaba. Me sentía cómoda con el calor que emanaba de su cuerpo y la dulce fragancia que podía oler gracias a la corta distancia que nos separaba.
—Un mundo muy mágico, que lástima que esté estropeado por estos chismes tan complejos. —Sus ojos parecían que habían bajado a mis labios mientras hablaba. Fue un movimiento tan rápido que puede que hayan sido imaginaciones mías.
—¿Y por qué tienes uno, entonces? —Trataba de ignorar el brillo de sus ojos y el latir apresurado de mi corazón.
<<Cálmate, tan solo son imaginaciones tuyas. Tampoco va a intentar nada>> pensé.
—De alguna manera tengo que saber que estás bien —A medida que hablaba sus ojos se desviaban a mis labios. Tal vez no eran imaginaciones mías —, y vigilarte a través de la ventana de tu habitación no es una buena idea, ¿no crees? —Esto último lo había susurrado a centímetros de mi rostro.
Mi respiración había comenzado a agitarse.
No, definitivamente aquello era real.
Y por alguna razón no podía dejar de mirar sus labios yo tampoco.
—No sabemos por dónde asecha el peligro. Tal vez me sienta más segura teniendo vigilancia las veinticuatro horas. Habrá que probar. —Me sorprendí de la valentía de mis palabras. Pero no le di importancia en aquel momento.
—¿Estás permitiéndome que mire a través de tu ventana, Adela? —preguntó levantando una de sus cejas retadoramente.
—Por motivos de seguridad, Bastian. No es mala idea tener un guardaespaldas. A lo mejor la vigilancia a través de la ventana sea lo correcto. —No sabía de donde habían salido esas palabras. Pero ya tendría tiempo de averiguarlo.
Me quedé admirando sus brillantes ojos y desde aquella distancia pude ver matices que solo conseguían hacerlos más bellos de lo que ya eran.
Su rostro lentamente comenzó a acortar el espacio que nos separaba. Y la emoción de la anticipación recorría cada una de mis extremidades. Había comenzado a cerrar mis ojos expectante de sentir sus labios sobre los míos. Su espiración impactó en mi rostro y supe que aquello que extrañamente ansiaba, llegaría.
Entonces se alejó de mí y formó un espacio entre nosotros. Estaba realmente desconcertada. Y una vez lo tuve lejos pude pensar con claridad o con toda la que era capaz de tener en aquel momento.
Había sido una estúpida. No debí dejar que esto pasase. Está claro que tan solo soy la imagen de la chica de la que una vez estuvo enamorado. Nada más. Sin duda esto no volvería a pasar.
Estaba avergonzada por haberle seguido el juego minutos atrás. Había caído en sus garras sin ser consciente. Debí haberme dado cuenta de lo que intentaba mucho antes. Él simplemente buscaba a aquella chica de la que se había enamorado años atrás, pero yo ya no soy esa chica. Y él debió darse cuenta de ello.
Su carraspeo consiguió traerme de vuelta a la realidad.
—Debo ir a ver a Ash. Prepara tus cosas, nos iremos en cuanto volvamos. Volveré a por ti en unas horas.—La seriedad de sus palabras no me sorprendían, ni la rigidez de sus facciones.
—Te acompaño, quiero despedirme de ella antes de irme. Ya preparé mi maleta esta mañana. —Su ceño se frunció y no supe si fue por desagrado. Pero en aquel momento me importaba bien poco. Yo tampoco deseaba su compañía después de lo que había pasado. Pero debía ir a ver a nana antes de marcharme.
Me levanté en busca de un papel, le dejaría una nota a papá. Podría volver en cualquier momento y no verme aquí. Las cosas entre nosotros estaban delicadas aún y no quería alarmarle.
“He salido con Bastian a ver a nana. No te preocupes, estaré de vuelta pronto. Te quiero.”
El suspiro lejano de Bastian solo consiguió que comenzase a desesperarme. No entendía porqué estaba molesto. Yo no había hecho nada. De hecho había sido él quien había comenzado con el juego. Pero una vez más alejé esos pensamientos de mi cabeza. Ahora no era momentos de pensarlos. Ya tendría tiempo para comprender todo lo que había pasado.
Dejé el papel pegado en la nevera. Esperaba que lo viese si llegaba a casa más temprano hoy.
El camino al supermercado lo pasamos en silencio cada uno sumidos en nuestros pensamientos, con los incesantes suspiros de Bastian de fondo.
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Lo sé, lo sé... dije que actualizaría los miércoles y hoy es sábado. Lo siento...
Intentaré subir el siguiente capítulo en un par de días, tal vez sea mañana, no lo sé.
Comenzaré a escribirlo hoy, todo depende de mi nivel de inspiración jajajajaja
Por cierto, a partir de ahora comenzaré a poner al principio de cada capítulo quien lo narra. Siempre pongo la imagen pero como lectora de wattpad de hace muchos años sé que a veces pueden haber problemas con el internet y no me gustaría que les pasase eso y estar perdidos en el capítulo al no saber quién habla.
Nos leemos dentro de poco, tal vez en unas horas o unos días jajajajajaja
Espero que les esté gustando mucho, y me ayudarían mucho dejando su voto y un comentario. Graciaas 💞💞
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