Síndrome de Estocolmo:
Cuando finalmente se encontraron con Jungkook, Jimin no perdió tiempo en interrogarlo sobre el paradero de Taehyung. Jungkook, visiblemente nervioso, intentó mantener la compostura, pero sus respuestas evasivas solo lograron aumentar la frustración de Jimin.
— ¿Dónde está Taehyung, Jungkook? —preguntó Jimin con firmeza, mirando intensamente en sus ojos.
— Yo... no sé de qué hablas, Jimin. No he visto a Taehyung desde el día en que Jennie arruinó mi propuesta —respondió Jungkook, intentando sonar convincente.
— No mientas —intervino Eun-woo—. Sabemos que algo no está bien. Él nunca se iría sin avisarnos, y mucho menos después de todo lo que ocurrió.
Jungkook comenzó a sudar, sintiéndose acorralado. A pesar de su rostro impasible, los nervios lo estaban consumiendo, y sus manos temblaban levemente.
Al notar la reacción de Jungkook, Jimin comprendió que él estaba relacionado con la desaparición de su amigo, así que no lo dejaría escapar tan fácilmente. Antes de irse, se acercó a su oído.
— No me detendré hasta encontrarlo, Jungkook. Estoy convencido de que sabes mucho más de lo que has compartido, incluso información sobre tu ex esposa —al ver cómo él se estremecía, sus sospechas se confirmaron.
Jimin y Eun-woo se retiraron, dejando a Jungkook en un mar de pensamientos y emociones encontradas. Sabía que el tiempo se agotaba y que cada movimiento debería ser calculado con precisión. Sin embargo, el temor de que todo se desmoronara comenzaba a pesar sobre él.
Por otro lado, Jimin, decidido a no rendirse, comenzó a trabajar más de cerca con la policía, compartiendo cualquier pista que pudiera encontrar. Era consciente de que Taehyung estaría asustado y que necesitaba su ayuda más que nunca.
Él y el inspector Min Yoongi mantenían una comunicación constante, intercambiando sus avances en la investigación. Revisaban cada detalle y buscaban cualquier indicio que pudiera llevarlos a resolver el enigma. La presión era abrumadora, pero su firme determinación de encontrar a Taehyung y hacer justicia era aún más fuerte.
A medida que los días transcurrían, la tensión y la inquietud se intensificaban; sin embargo, para Jimin y Eun-woo, la salud de Taehyung era su prioridad, y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para recuperarlo.
En medio de la tormenta mediática que había resurgido en torno a la desaparición, Jungkook se hallaba en una encrucijada. Era consciente de que el amor que sentía por Taehyung no podía justificar sus acciones, pero tampoco estaba dispuesto a permitir que todo lo que había luchado se desvaneciera por completo.
Jungkook se sumía silenciosamente en ese barullo mental cuando unos brazos se enredaron en su cuello, la sensción cálida de estos le hicieron sentirse reconfortado nuevamente y abandonar toda idea de revelar lo ocurrido.
— ¿Qué sucede, amor? — Taehyung comenzó a besar su cuello lentamente, dejando suaves marcas en él. — Has estado pensativo desde que llegaste, ni te diste cuenta cuando entré al despacho. ¿Qué te preocupa?
— Lo siento, amor, estaba reflexionando sobre algunos problemas que han surgido. — Taehyung se acomodó en su regazo, abrazándolo por el cuello y llenando su rostro de besos. — Amor, quiero hacerte una pregunta y deseo que me respondas con sinceridad. — Taehyung se separó un poco para poder mirar sus ojos y asintió. — ¿Te gustaría salir? Me refiero a si quieres que te deje salir, para que vuelvas a ver a tus familiares y amigos.
— Jungkookie, siendo honesto, sí me gustaría volver a ver a mis amigos y familiares, ya que cuando te vas a trabajar me quedo solo aquí y muchas veces me aburro. Sin embargo, sé que al salir surgirían muchas preguntas sobre mi paradero durante todo este tiempo, y probablemente el turbio comienzo de mi desaparición podría alejarme de ti por un largo tiempo. Así que, no, no quiero que me separen nuevamente de ti. — Un beso entre ambos zanjó el tema.
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