8. La cita que no es cita
Miércoles 21 de noviembre 2018, 6 días después.
Y cuando sus ojos leyeron el último mensaje, los cerró por un instante para mantener la compostura, no salir corriendo de aquella sala de clases, tocar desesperado la puerta del departamento de Jungwoo y devorarle la boca. Al menos agradecía tener una mesa que tapara su regazo porque tenía una erección tan dura por culpa
¿Cómo podía ser tan distinto cuando estaba tras el rostro de Zeus? Se habían cruzado un par de veces en el edificio pero eran aquellos momentos tristes porque Jungwoo parecía rogar que se lo tragara la tierra, aun cuando tuvo el "atrevimiento" de pedirle hace un par de días que mintiera diciendo que se habían reunido.
Ahora, respecto a lo sucedido exactamente hace una semana atrás, Yukhei admitía que era un hombre egocéntrico, sí, el mundo completo fantaseaba con aquel autor erótico y no tenía una necesidad de buscar a la gente porque la gente lo buscaba a él, sin embargo Zeus/Jungwoo no lo hizo. Eso no hizo más que joder su cabeza y hoy se había decidido por mensajearle de una manera arrogante. Nunca esperó que este muchachito le respondiera con la misma moneda y que lo hubiera dejado aún más caliente.
Sí, tenía ganas de follarlo tan duro y placentero que ahora era difícil prestar atención a otra cosa.
—Señor Wong Yukhei ¿Me puede explicar con sus propias palabras lo que le estoy diciendo? ¿Creyeron que no estaba prestando atención?
Sin reparo alguno volteó el teléfono, se paró en su lugar con las manos cruzadas disimuladamente sobre la cremallera y bajo la mirada de compañeros fue explicando el modelo en la pantalla que el profesor había dicho, podía parecer el alumno desordenado pero la verdad era que bajo esa apariencia también era un hombre muy inteligente. Estudiaba licenciatura de dirección de empresas en Soldbridge International Business School y las clases se impartían en inglés.
No supo cuánto tiempo sus ojos se quedaron estáticos en el mensaje que le había puesto a un fan, pero sabía a ciencia cierta y con un poco de desagrado que no le había gustado ara nada. Sexual Writer no era de nadie y a su vez era de todos, era uno de sus lemas, antes habría gemido con la forma erótica de comunicarse pero ahora, después que su cuerpo había estado bajo esas manos y esa lengua, su sentido de posesión era mayor.
Después de aquella noche Sexual Writer no le había escrito una sola palabra y Jungwoo se preocupó creyendo que había sido un desastre en la cama, que aquel hombre estaba insatisfecho, que ni siquiera se acordaba de él o que era parte de uno más del montón que había follado.
Pero esta mañana le había escrito creyendo que era deber suyo comunicarse, eso más su orgullo herido provocaron que "Zeus" contestara como lo hizo. Después de unas horas subía eso a Twitter, estaba claro que se refería a él, podía apostar que S.W. sabía que lo leería y casi podía asegurar que todo lo estaba haciendo a propósito para ponerlo celoso.
Jungwoo miró su pantalón deportivo y cómo se marcaba aquella erección bajo este. Estaba caliente, quería ser follado como lo había descrito en el chat, quería ser tocado, quería ser insultado, quería gemir como puta y chuparlo tanto que su boca doliera.
—Pues no te voy a rogar —murmuró antes de dejar su teléfono sobre la cama— te odio.
¿Y si todo había sido su imaginación? ¿Y si realmente no quería ponerlo celoso y estaba viendo cosas que no existían?
Fastidiado revolvió su cabello naranjo, salió de la cama y se dirigió a la ducha con el orgullo herido, era mucho más fácil dejarse llevar por la inseguridad y creer que su inexperiencia había aburrido a un hombre con mucho tiempo en el área, más fácil era creer que no valía la pena y seguir su rutina diaria de estar encerrado en el departamento, sobre su cama leyendo historias eróticas.
Tenía hora con el psicólogo Kim en 1 hora más y Hendery no tendría el tiempo para acompañarlo porque ya no podría escaparse de la Universidad, lo que significaba que tendría que ponerse los pantalones, enfrentar la situación e ir al centro médico solo. Solo había un problema: no se sentía preparado y mucho menos ahora que su autoestima parecía caer con la total falta de comunicación con su autor favorito.
—Aún no le devuelves la mano a Wong Yukhei por la semana anterior —susurró observándose al espejo para peinar su cabello.
Era cierto, apenas lo había tomado en cuenta de hecho en todos los días después de aquella cena. "Eres un ingrato" pensó para si mismo, había sollozado en su departamento y había conseguido que mintiera, le había contado la misma historia a su padre que a Kun Hang.
—Voy a arrepentirme de esto —jadeó.
Colocó la gorra de la sudadera azul en su cabeza, cerró el departamento con cuidado tras su espalda y caminó lentamente al departamento de Wong Yukhei. Respiró un par de veces inquieto fuera de esa puerta, su dedo estaba a medio camino del timbre inseguro si era buena idea.
Por supuesto pensó en todas las respuestas negativas posibles de su vecino, en el ridículo que haría y lo mal que luciría ante sus ojos pero cuando escuchó el timbre supo que ya lo había apretado.
—Por favor no lo arruines, por favor no lo arruines.
Después de un par de segundos apareció ese hombre con una bandana en la frente, camiseta sin mangas pantalones deportivos ajustados en el tobillo. Sí, había descendido con disimulo los ojos por su cuerpo, lucía muy bien ¿Iba a ir a correr? Yukhei contuvo el aliento cuando vio esos ojos brillantes y ese rostro que apenas se notaba bajo la ropa, tenía que pensar en algo asqueroso, tenía que evitar sentirse caliente por su ternura, evitar pensar en cuanto quería follarlo por desafiar su alterego o en lo herido que estaba su orgullo porque en sus dos formas no lo había tomado en cuenta.
"¿Desde cuando eres una niña mimada?" pensó antes de esbozar una pequeña sonrisa y volver a sus cabales.
—Que honor tener a Kim Jungwoo frente a mi puerta ¿Necesitas pasar?
—I... ibas a ... a ¿Correr? —su voz apenas se escuchaba— yo... yo lo lamento tanto.
"Sigue teniendo miedo de enfrentarme".
—No, dime que necesitas ¿Quieres que te ayude en algo?
El peli naranjo asintió incapaz de observarlo a los ojos, así era más fácil poder explicar todo lo que sucedía. Odiaba ver a las personas a la cara porque le incomodaba. Yukhei se apoyó en el respaldo y se cruzó de brazos.
—Hoy... hoy tengo... psi... psicólogo y... —se quedó callado, tomó tanto aire como sus pulmones le dieron a vasto y lo soltó todo en palabras rápidas, torpes y asustadas— y necesito que me acompañes porque no soy capaz de ir solo, ya lo hiciste la semana pasada y... y... y porque no te he devuelto el favor por lo que hiciste por mí.
Quizás se había olvidado que Wong le dijo que podía pagarle con eso de jamás volver a expresarse con autodesprecio frente a él. Sus hombros temblaban mientras respiraba agitado, sentía su piel empaparse, todo lo que estaba mirando eran las zapatillas de su vecino.
Aunque elevó la barbilla de inmediato cuando el hombre frente a él sostuvo delicadamente la gorra de la sudadera y la quitó hacia atrás para que el cabello un poco despeinado se viera, para que su rostro pálido luciera.
—Es como quitarle el caparazón a una tortuga —susurró— no me interesa que me pagues por lo que hice, pero te acompañaré a la terapia si eso te hace sentir seguro, Jungwoo hyung.
No alcanzó a llevar sus manos a los labios para amortiguar cualquier ruido que saliera de su boca, para cuando volvió a la "realidad" él ya había gemido brevemente y sus mejillas ya se habían convertido en dos pequeños tomates ansiosos. Era la primera vez que alguien le decía "Hyung", incluso cuando Hendery era un año menor no lo hacía.
Yukhei miró hacia su departamento y murmuró que lo esperara un poco. Una vez dentro apoyó el rostro en la pared y jadeó tan bajo que apenas pudo escucharse, todo rosado, ansioso y sorprendido, era imposible no desearlo dentro y fuera de su "alter ego". Tomó su billetera, algunas cosas y abrió la puerta encontrándose con su vecino apoyado en una pared, mordisqueando sus labios mientras miraba sus propios zapatos.
—¿Vamos? supongo que no necesitas perder tiempo.
Estuvieron en completo silencio hasta que llegaron a la calle, allí el constante ir y venir de personas hicieron temblar a Jungwoo. Quería colocar la gorra en su cabeza y caminar observando el suelo pero si estaba yendo a terapia necesitaba partir por cambiar hábitos. Bien, y Wong Yukhei necesitaba ser el mismo de antes, dejar que la necesidad de sexo dominara la personalidad que usualmente tenía y levantarle el ánimo al muchacho que estaba acompañando.
—OH MY GAAAAD! —apuntó insistente un punto fijo, Jungwoo lo observó escéptico— un gatito ¡Gatito!
Bajo la sombra de un árbol y la suavidad de un césped muy verde, había un gatito completamente negro retorciéndose mientras estiraba sus uñas en el aire. Yukhei tenía una debilidad y es que no podía resistirse cuando veía un animal de aspecto tierno.
Cruzó la calle y se acercó al felino, sus dedos fueron de inmediato a su panza para acariciar la suave superficie, podía sentir bajo ellos la vibración de su ronroneo. Sonrió con los labios sellados, el pequeño maullaba insistentemente hasta que silenció cuando otro hombre se paró tras la espalda del que ya estaba agachado. Jungwoo lo observó con el ceño fruncido.
—Yu... Yukhei —murmuró— ese gatito tiene hambre y es un niño —se agachó también y estiró sus manos para sostenerlo, era tan frágil e insistente con sus maullidos— mira.
Le acercó un dedo que mordisqueó como si su vida dependiera de ello. El castaño rubio tragó saliva y miró hacia todas partes, casi podía apostar sus manos que había sido abandonado i¿Qué clase de bestia se había atrevido?!
—Y está haciendo frío —dejó las palmas hacia arriba para que Jungwoo se lo entregara, así lo hizo con la delicadeza que la situación ameritaba— Ramsés se irá conmigo.
—¿Ramsés? —frunció el ceño, lo miró fijamente mientras maullaba en los brazos de su vecino, hacía frío, tenía hambre y había sido abandonado, su garganta dolió— Ramsés.
"Ese será su nombre, porque será mio" murmuró antes de besar su pequeña cabeza, el animal respondió de nuevo. Yukhei empezó a caminar en completo silencio pero el otro sostuvo su codo.
—Debes irte a alimentarlo, está... está hambriento, yo puedo ir solo.
Observó el reloj en su muñeca, aún quedaba media hora para la cita con el psicólogo y estaban muy cerca, además los rodeaban cientos de tiendas y minimarket. Suponía que el gato no tenía más de 2 meses, quizás no era necesario beber leche y podía alimentarse por sí mismo pero lo más cercano para calmar su hambre era comprar alguna leche sin lactosa, sin saborizantes, lo más natural posible.
—Pasaremos a comprar algo y te acompaño, no irás solo ¿Cierto Ramsés?
Acunó al pequeño gatito contra su pecho y juntos caminaron hacia la tienda más cercana donde vendieran algo. Durante el camino Kim Jungwoo observaba a Yukhei con curiosidad, había pasado de las risas y emoción a convertirse en alguien totalmente "paternal" por un animal abandonado. Y a pesar de que sintiera náuseas porque muchas personas al pasar observaban al animal y de paso a ambos, fue el primer en caminar por el pasillo y buscar la leche menos "tóxica" para el pequeño.
Rompieron la caja por donde se metía el sorbete y poco a poco colocaron la apertura en la boca del animal. Era increíble que incluso él mismo tuviera la garganta convertida en un nudo al ver la necesidad de ese pequeño en langüetear las gotas que caían mientras Yukhei lo acunaba en sus brazos.
—Cuando estemos desocupados te llevaremos al veterinario, Ramsés, tuviste suerte de encontrarnos —murmuraba el castaño rubio, su dedo índice era suficiente para acariciar su cabecita— eres pequeño y muy hermoso, voy a cuidarte.
Sí, Jungwoo tenía los ojos húmedos, odiaba el maltrato animal ¿Y si no se hubieran ido por ese camino? ¿Y si vecino no hubiera visto al pequeño "descansando" en el césped del parque? Porque él no, él no hubiera visto absolutamente nada, él solo estaba preocupado de evitar seres humanos observando el suelo. Al estar satisfecho, Ramsés se quedó dormido con la cabeza contra el pecho de su nuevo amo confiándole su seguridad y su vida.
—Incluso tiene la panza más gordita —la acarició suavemente— vamos, quedan 10 minutos para la cita con tu psicólogo, soy un hombre de palabra, no estarás solo, se sumó este pequeño al camino.
Por primera vez desde que se vieron, Wong Yukhei pudo ver un atisbo de sonrisa en el rostro del muchacho, pareciera que estuviera evitando a toda costa ser descubierto porque tapaba su cara con ambas manos y seguía caminando al frente.
"Quiero verlo sonreír y mucho", Pensó con una necesidad increíble. Lo había visto gemir de placer pero tenerlo en otra forma natural era como ver una criatura totalmente diferente y le gustaba.
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—¿Y finalmente llegaste solo o acompañado, Jungwoo?
Aquel hombre estaba sentado en un sillón como si se tratara de la conversación de un amigo, él como paciente también estaba de la misma manera pero observando sus propias manos, sentía vergüenza.
—No, vine con un... amigo. Aún me siento incapaz de venir solo, sigo odiando a las personas aunque... me sucede algo aún más extraño.
—Puedes confiar eso conmigo, soy tu psicólogo y no hablo de mis pacientes ni sus problemas con nadie o, puedes hablar de lo que sea.
Podía decirle pero no explícitamente, quizás le ayudaría a entender porque su fobia social no funcionaba en cuanto a ese hombre. Tomó suficiente aire, tanto como sus pulmones le dieron a basto y lo botó por la boca de forma lenta, así observó a Kim Dongyoung. Le daban miedo las personas pero no era ciego, ese hombre era guapo y de piel tan blanca como el algodón, como una belleza vampiresca moderna o algo por el estilo.
—Lo que sucede es que esta fobia social pareciera desaparecer con una persona... y lo comprobé. La comisura izquierda en la boca del psicólogo se elevó, la noticia era interesante ¿No?
—Cuéntame más de eso ¿Qué hace interesante a esa persona como para no evitarla? ¿Se trata de un caso parecido a alguien como tu mejor amigo Wong Kun Hang?
—No, muy por el contrario, de hecho... no sé de quién se trata, es... como un personaje conocido, siempre he tenido la fantasía de estar a su lado de cualquier manera y cuando hemos hablado personalmente, incluso si no veía su rostro, supe que era diferente... podía confiarle todo, in... incluso es... esto de tropezar con mis palabras y sudar compulsivamente creyendo que... que pod podía juzgarme no existe con esa persona —repasó una mano inquieto por su cabellera naranja, algo que no pasó desapercibido para Kim Dongyoung— ¿Qué podía significar?
El profesional dejó la mano bajo su barbilla con una mirada escrutadora, era importante en este trabajo el saber elegir las palabras adecuadas.
—¿Te gusta esa persona? —las mejillas sonrosadas se hicieron notar al instante, asintió lentamente aunque ya no lo estaba mirando, había vuelto al hábito de antes— eso puede explicarlo todo aunque también es un buen precedente, eso te demuestra que puedes "cambiar", utiliza eso a tu favor... movió sus rodillas sutilmente— ¿Cómo vamos con las pequeñas metas?
—Estoy haciendo mi esfuerzo para salir a la calle solo, pero aún no consigo tener miedo cuando creo que la gente me queda mirando, pienso que me están juzgando y viendo mis defectos.
Dongyoung meneó la cabeza con una sonrisa que mostraba toda su dentadura perfecta ¿Qué le causaba tanta gracia? Nervioso observó cualquier cosa en la pared, quizás el cuadro colgado de una mujer en la era Goyreo cerca de su rey, como un coqueteo sutil.
—Por favor no malinterpretes mis palabras —murmuró gentil— pero las personas efectivamente se voltean a mirarte, lo vi cuando te llamé a esta oficina... aunque, bajo mi perspectiva psicológica, sus actitudes corporales y faciales no eran de índole negativa, yo creo que lo hacen porque eres un hombre atractivo así que, usa esa información para caminar creyendo que el mundo es tu pasarela y los demás espectadores fascinados.
—No soy atractivo pero... gracias.
Para disipar cualquier malinterpretación o incomodidad si es que la hubieran, el psicólogo cambió de tema y comentó que trabajarían con técnicas para evitar la aparición de los síntomas que producía la ansiedad y la fobia, además de técnicas para cambiar la perspectiva de aquella aversión hacia la personas.
Quizás estuvieron más de una hora y sí, era cierto que había estado inmerso en sus palabras y la forma agradable que utilizaba al hablar, pero era hora de terminar.
—Dejemos los miércoles para vernos, podemos hacer un cambio y partir por conversar en un parque, sería el primer enfrentamiento donde podemos trabajar directamente con las personas y yo pueda observarlo ¿Te parece?
Después de unas palabras se despidieron con una inclinación de rostro, el corazón de Jungwoo se sentía más tranquilo como si pudiera salir a la calle y disfrutar una salida sin querer que la tierra lo tragara.
Antes de doblar hacia la sala de espera, se apoyó en la pared y sostuvo su teléfono alternativo para leer los mensajes que tenía de "WhatsApp". Su corazón estaba hecho un caos en todas las direcciones, Sexual Writer le había escrito por segunda vez en el día.
No esperó respuesta, guardó el teléfono de inmediato en un bolsillo y miró hacia el frente cuando iba llegando a la sala de espera aunque, si creyó que encontraría un hombre gigante jugando por todas partes con un animal, se había equivocado. En cambio la primera imagen lo enterneció de maneras que no creyó que se podía porque sí, pocas personas le provocaban algún sentimiento positivo.
Allí con el rostro inclinado levemente hacia el lado estaba Wong Yukhei, pegado a él y totalmente acurrucado buscando calor estaba Ramsés, ambos durmiendo como si el mundo afuera no existiera. Jungwoo sintió dolor de estómago, se sentía culpable por haberlos dejado allí.
—Y has sido un cretino con tu vecino —murmuró antes de acercarse, sentarse en el asiento de al lado y estirar un dedo con cuidado para acariciar la pequeña cabecita del felino— has sido afortunado, te encontraron y seguramente no te soltarán jamás.
Poco a poco el castaño rubio pestañeó y movió la cabeza, en ese momento giró la cabeza hacia el lado de Jungwoo, sus rostros quedaron a centímetros del otro, solo la mascota se interponía entre ellos. Podía descender al gato, sostener la barbilla de Jungwoo y besarlo mientras se perdía en la exquisitez de su boca, pero tenía que reprimir sus deseos con una sonrisa somnolienta a cambio.
—¿Te fue bien adentro? ¿Te sientes un poco mejor?
Era comprensivo y no lo estaba "retando" por atrasarse, su corazón dio un pequeño "latido", un "no sé qué", tragó saliva y suspiró antes de asentir, tenía que pagarle de alguna manera porque iba a necesitar de su ayuda otra vez. Mierda, iba a quedar en deuda de por vida.
—Yu... Yukhei, yo... yo creo que... retorció sus dedos nervioso, mierda, iba a explotar allí mismo— necesito pedirte dos cosas.
—Tú dime.
—Necesito decirle a mi... —La mano del muchacho en su hombro desapareció todas las ideas que tenía en la cabeza, simplemente no supo que decir.
—Quieres que mienta diciendo que vamos a salir —"Leyó el mensaje" pensó con cierta emoción. "Quiere ver a Sexual Writer" fue lo siguiente. El desconcierto en el muchacho le encantaba, si tan solo supiera que estaba frente a su autor favorito— lo haré pero con la condición que un día deje de ser una mentira ¿No te parece?
—Po... podemos ir a comer a alguna parte ahora y... y... ¿El primer paseo de Ramsés?
Se estaba esforzando, estaba seguro que quería pagarle por "mentir" por él ¿Quién era para negarle los avances que podían tener? Tenerlo como Zeus era una cosa pero verlo como Jungwoo también era fascinante.
"Vamos primero al veterinario" murmuró el pelinaranjo cuando salieron del centro médico "Conozco uno cerca de aquí".
Estaba bajo peso pero por los demás todo en orden, lo desparacitaron, le colocaron su primera vacuna "triplefelina" y le indicaron unas vitaminas extra. Yukhei compró un saco de la comida más cara y mejor recomendada para su corta edad, un rascador, juguetes, plato de comida, bebedero, una cama y una manta. Como era demasiado pidió que lo fueran a dejar a una hora determinada al departamento.
Miró hacia el lado, Jungwoo acunaba entre sus brazos al gatito mientras susurraba su nombre, estaba fascinado por como dormía con tanta confianza. Su garganta volvió a estrecharse.
—Ramsés eres un pequeño con suerte —besó su cabeza entre las orejitas, cuando se sintió observado miró a Yukhei— ¿Qué?
—Creo que quiero ser un gato, para que no me tuvieras miedo.
—Yo... yo no... Wong Yukhei —se sonrojó— no te tengo miedo... le temo a todo el mundo, creo que cada día voy a tenerte menos miedo.
—Con eso basta, hyung.
Siguió al mayor a una cafetería que tenía como especialidad los Waffles, al entrar sin siquiera preguntarle colocó una mano en su hombro para que sintiera la presencia de alguien conocido, no quería que pensara en ansiedad, que las personas lo podían "atacar" o cualquier escenario imaginario donde sufría agresión.
Maldita sea, Jungwoo lo había agradecido, las personas lucían menos "feas" que antes, su corazón no estaba por salir de su garganta. Eligieron la mesa más alejada de los demás donde había un sofá con forma de L. Yukhei quitó su abrigo formando una especie de "nido" en el cual acostó a Ramsés.
—Quien lo diría, padre a mis 19 años y por accidente.
El mayor asintió nervioso, miró el menú pensando qué podía responder, si su vecino pensaría en él como un perdedor sin tema de conversación o algo así. No, no lo fue. Durante la comida el castaño rubio se encargó de hablar sobre todo y nada, sobre lo que estudiaba, sus comidas favoritas o las locuras que había hecho con sus hermanos y sus primos cuando llegaron a vivir a Corea siendo pequeños.
Jungwoo se sintió mortificado porque quería contarle una vida tan fascinante como la suya pero ¿Qué podía decirle? nada.
—¿Te estás aburriendo, verdad? yo... yo soy... soy el... peor acompañante o algo así —bebió de la malteada, sus ojos ya estaban vidriosos.
—It's okey man —movió la mano para restarle importancia— mientras me hayas escuchado, todo está bien.
Estaba seguro que le había hablado mucho para no obligarlo a hacer lo mismo, para no dejar espacios incómodos o silencios sepulcrales. Mierda, era mejor hombre de lo que pensaba ¡Lo había juzgado terrible!
—Está todo aquí —tímido tocó su frente, secó sus lágrimas y trató de sonreír— ¿De verdad vas a mentir por mí, otra vez?
Asintió cortés y observó al pequeño Ramsés, luego a Jungwoo y sonrió ampliamente, quería decirlo pero solo lograría delatarse a sí mismo en el peor momento posible: Estaba teniendo una "cita" que no era cita con dos tiernos gatitos.
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Su padre lo miró de arriba hacia abajo con los brazos cruzados y media sonrisa, estaba orgulloso, estaba ¿Alegre? lo que no hizo más que hacerlo sentir mal. No iba a ir al cine con Yukhei y sus amigos, literalmente iba a ir a follar con un hombre que no conocía ni su edad ni su rostro.
—Estás cambiando y me gusta verte así.
—Aprovecha de salir con la señorita Tucker papá, tienes el departamento a solas —golpeó su hombro con un guiño, el rostro de Kim Joon Hyuk se puso todo rojo.
—No voy a hablar de esas cosas contigo caballero, pero ni siquiera le he dicho que me gusta, aún.
—Papá, podrías ser un modelo o actor, estás desperdiciando tu belleza y esa mujer es muy guapa, sé inteligente... no digo esto todos los días ¿Sabes? ella me agradó mucho.
Volvió a guiñar el ojo antes de salir del departamento y dejar aún más sorprendido a su padre ¿Qué le había pasado a su hijo para que dejara de temblar como una gelatina por un par de segundos? Si todo era gracias al psicólogo y a su nuevo amigo, iba a tener que hacerle un altar a los dos porque estaban obteniendo resultados importantes.
Mientras Jungwoo esperaba el elevador observó el pasillo tentado a saber como estaba Ramsés en su nuevo hogar y si no estaba colgando del techo por culpa de Yukhei, borró ese pensamiento de inmediato cuando recordó la última imagen que tuvo de ambos: el rubio con el pequeño gatito contra su cuello que ronroneaba sin cesar. Justo cuando entró al ascensor el mensaje de su otro teléfono se hizo notar con un ruido. Se mordió los labios ansioso pero al abrirlo jadeó instantáneamente, agradeció estar contra una pared porque se habría caído de bruces.
¡¿Qué?!
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