6. El señor y el bebé

"Voy a escribir una historia de sexo en cada pliegue de tu cuerpo".

No cualquiera podía decir aquellas palabras y crear un efecto tan sublime, mierda, su cuerpo completo se movió con el escalofrío que lo bañó de pies a cabeza hasta salir por sus labios como un gemido suave y agudo.

El calor de Sexual Writer se fue alejando y la sensación de soledad fue creciendo, no podía ver cosa alguna porque estaba con una venda cubriendo sus ojos, pero ¿Acaso aquello no hacía más que dejar sus terminaciones nerviosas aún más receptivas? sí, la estaban.

La mano de aquel hombre sostuvo la suya para que caminara unos pasos en aquella habitación, ni siquiera tenía miedo de chocar con algo porque sabía que estaba protegido.

—¿Hay reglas? —murmuró con la voz inestable pero no pensó si quiera en odiarse a sí mismo por ello, ni siquiera creía estar pensando.

—Confía tu cuerpo a mí —susurró tras su oreja— abre tu mente.

Yukhei retrocedió exactamente dos grandes pasos para evaluarlo de arriba hacia abajo mientras caminaba alrededor de su figura. Kim Jungwoo estaba respirando entrecortado, sus manos se enlazaban y apretaban ansiosas la una a la otra mientras sus pies no podían estar del todo quietos. Su cabeza estaba hacia abajo, sus labios entreabiertos, su cabello un poco despeinado. ¿Cómo una figura de 1.80 metros podía verse tan dócil y bonita? Tragó saliva, él también estaba ansioso, sabía muy bien que aquel muchacho tenía fobia, sabía que era su vecino y mejor amigo de su primo, que apenas se conocían y que difícilmente podrían acercarse de esa manera si se presentaba con su verdadera identidad, aunque su lado sexual era tan parte de él que no estaba engañándolo con nada que no existiera, solo omitía, no había pecado en ello.

Y sí, apenas podía conocerlo pero por las insinuaciones que Jungwoo había hecho como Zeus, se había hecho una idea de fogoso que podía llegar a ser.

—Tengo tanto que podría hacerte —sus susurros no hacían más que calentarlo— toca.

El muchacho obedeció, estiró las manos y las descansó encima de su torso cubierto por una camisa delgada, el calor traspasaba la tela y llegaba su piel, descendió las palmas hasta llegar a la pretina de un pantalón. Podía imaginarse un cuerpo más o menos ceñido a un traje formal, como una autoridad, un jefe, estaba seguro que lucía como uno.

Sus dedos jugaron con la parte inferior de una corbata, se sentía mareado, era deseo.

—Tóqueme —gimió.

No necesitaba que se lo dijera porque lo iba a tocar en todas partes, sin embargo la manera en la que su voz se lo había rogado lo volvió loco.

Lo empujó con un poco de violencia para que se cayera de espaldas en la cama, los brazos Zeus se extendieron por sobre su cabeza hacia atrás dejando completo acceso a su cuello, su cuerpo y su rostro. Yukhei gruñó, dejó una rodilla a lado de cada cadera y se inclinó hacia él para besarlo con ímpetu. Aquellos labios que habían estado rodeando un caramelo en las fotografías eran mucho mejor de lo que había imaginado, succionó el inferior con la misma fuerza que sujetaba los brazos del muchacho por sobre su cabeza, eran suaves como gomitas pero húmedo como a él le gustaba que estuvieron los cuerpos de las personas.

Sentir y escuchar el gemido escapar de su garganta, la necesidad demostrada en como movía su cadera tratando de buscar una fricción. Respondía un poco torpe al beso fogoso lo que movió algunas piezas en su cabeza. Seguramente era la primera vez que daba un beso.

Pero ¿Aquello iba a espantarlo? jodida mierda, su entrepierna se endureció más. Estiró su lengua y repasó la punta de ella por el lóbulo derecho repetidamente, como el mejor ejercicio de sexo oral que una mujer quisiera recibir.

—El señor quiere que su bebé abra la boca y lo siga.

Por supuesto que tenía el control absoluto de la escena, él solo tenía que aprender como un buen alumno. Para Jungwoo ser llamado "bebé" llamó un instinto dormido ¿Un fetiche? ¿Juego de roles? gimió y abrió levemente los labios, recibió una boca cálida sobre la suya que se movía con la misma calma en la que sus caderas se tocaban. La lengua de ese hombre se metió para chupar la suya, incluso si estaba con una venda cerró los ojos con fuerza y gimió tan alto como pudo, respondiendo, moviendo sus labios, chupando, alimentándose de él, siendo guiado como habría imaginado que sería e incluso mejor.

Mordió el labio inferior de Sexual Writer lentamente y tiró de él, su respiración se hizo más pesada, un gruñido salió de su pecho.

—El señor quiere jugar.

Desabotonó su camisa con calma y precisión, meneó la cabeza inquieto al ver su piel tan blanca y su abdomen tan plano, una muy escasa y casi invisible cantidad de vellos hacer un camino hasta bajo el pantalón. Retiró la camisa y la lanzó hacia un costado, tiró de la mano del muchacho lentamente para que terminara sentado de rodillas sobre el colchón.

"Estira las manos al cielo" susurró.

¿Qué iba a hacer? Pero no dudó en obedecerle, después de todo Sexual Writer era la persona con mayor experiencia en esto.

Yukhei tironeó las cuerdas que caían del techo y las llevó alrededor de sus muñecas en nudos firmes pero que no cortaran la circulación de sus extremidades superiores, para cuando

Jungwoo quiso bajarlos se dio cuenta que no podía, que la mitad de su cuerpo estaba sujeto con algo.

—Párate —le ordenó con firmeza. Lo ayudó a abandonar la cama aún con los brazos atados en con las cuerdas de seda. Lo evaluó de arriba hacia abajo— eres... malditamente hermoso, Zeus, bebé.

Ver pornografía o leer libros eróticos no era lo mismo que vivir en carne propia los juegos de un hombre que parecía tener una gama completa de ideas sobre ello. El muchacho sintió un ruido amortiguado de ropa ¿Botones? ¿Un cierre? Mierda, la anticipación lo estaba poniendo ansioso, no veía nada.

lba protestar pero una boca se aferró a su cuello como si se tratara de la ventosa de un pulpo o la mordida de un vampiro.

—Ahhh... ahhh —gimió— señor.

—Dime como quieras bebé.

Yukhei cerró los ojos y lamió tanto como quiso, el muchacho olía a jabón costoso y el sudor en su piel sabía de maravilla. Abrazó su cintura para elevarlo un poco en el aire y sentarlo en suscaderas, era la única forma que Jungwoo rodeara su cuerpo con las piernas y lograra estabilidad.

Miró los pezones de sus pectorales, tan erectos, tan cerca de su rostro que no negó el hambre por morderlos y succionarlos hasta escucharlo gemir. Sentía en su vientre la erección de Jungwoo, firme, codiciosa y rogando tener atención. Pero Sexual Writer estaba ocupado comiendo de su piel y afirmándolo contra su cuerpo.

—Por favor, señor, por favor —sintió la fuerza succionando ahora el pezón derecho— mierda, mierda, mierda.

Su piel estaba perlada y sus labios rojos con el calor que había llegado a ellos, sus mejillas sonrosadas y su cabello naranja aún más despeinado.

—Voy a comerte tanto como yo quiera, acá tú no pones las reglas muñeca.

Lo soltó, se había desestabilizado porque sus tobillos apenas podían sostenerlo. Los ojos del dominante le dieron otra mirada desde todos los ángulos posibles hasta que se paró delante de él y le robó un par de besos juguetones para dejarlo aún más lánguido.

"Esto me molesta".

La calma podía ser muy buena en ciertas ocasiones, como todas en las que el muchacho perdía la compostura por la fobia social, pero ahora necesitaba que Sexual Writer se tomara todo el tiempo del mundo en bajar una cremallera o descender la tela por sus piernas.

Pero así lo hizo, sintió el calor de sus enormes manos bajar el pantalón hasta tocarle los tobillos para que levantara un pie por vez.

Yukhei inspiró profundamente, las piernas de Kim Jungwoo eran preciosas, bien formadas, con muslos un poco más anchos y pantorrillas armónicas, estaba lejos de ser un delgado hombre sin gracia alguna. Con manos firmes rajó la tela del bóxer y lo mandó lejos, ahora sí tenía frente a él a Zeus totalmente desnudo.

—Sé que soy menos de lo que esperaba, señor.

Sin decir una sola palabra acomodó el muslo del muchacho entre los suyos para que pudiera sentir lo que él ocultaba bajo el pantalón negro.

—Cállate bebé, si fueras lo que dices no tendría tanto deseos de joderte hasta que las piernas no puedas mover, mi pene no piensa como tú. Era hermoso, mierda, realmente era hermoso y odiaba que no lo supiera, sus ojos seguían cada relieve y cada ángulo posible. Se mordió los labios cuando vio su trasero redondo y respingón intacto. Eso estaba mal.

—Quiero tocarlo, por favor señor, quiero tocarlo —hablaba mareado del deseo, su miembro erecto con la punta húmeda era uno de los signos que decían cuan ciertas eran sus palabras— por favor —casi hizo puchero, no, lo estaba haciendo ahora.

—Maldito bebé, maldito bebé, tengo que poner mi pene en ti.

Las muñecas de Jungwoo estaban tomando un color más fuerte, tenía que sacarlo antes de dejarle una marca no muy bonita. Desató las ataduras y dejó que cayera débil sobre su cuerpo, como alguien que solo buscaba consuelo, como alguien que necesitaba ser alimentado en tiempo de hambruna.

Se sintió complacido porque el muchacho lo abrazó con sus piernas mientras friccionaba su entrepierna con el pantalón de Sexual Writer o repasaba frenético las manos en su cabellera para besarlo tan duro como pudiera.

Mientras tanto, él dejó las manos calientes sobre su espalda y las fue descendiendo hasta finalizar en la curvatura de dos enormes y lindas nalgas que masajeó firmemente.

—Por favor, por favor —gimoteó.

—Boca arriba —jadeaba ronco contra su rostro, ambos sudaban— sobre la cama, rodillas al pecho, abraza tus piernas... ahora ya —le dio una nalgada que llegó a resonar en las paredes de la suite.

Mientras Jungwoo tomaba esa posición, Yukhei sostuvo su camisa y se la quitó con calma, el plato frente a sus ojos iba a ser servido y se veía muy tentador.

Tomó su pantalón y dejó hacia un costado después de descenderlo por sus piernas musculosas. Después de unos segundos estuvo totalmente desnudo sonriendo con lascivia, quería volver loco a esa cosita cachonda, quería estimularlo usando solo su cuerpo. Se agachó a un lado y acercó su rostro a la curvatura de su cuello para darle pequeños besitos.

—En esta posición puedo ver tu ano tan bonito —se divirtió al ver su manzana de Adán moverse cuando tragaba saliva, estiró una mano y jugó con la clavícula— lamento no estar en mi casa porque allí podríamos jugar con cosas muy entretenidas.

—¿Qué le gusta? —balbuceó. "Cosita hermosa" pensó Yukhei mordiéndose los labios. En ese momento susurró todo lo que le gustaba, todo lo que le excitaba y todo lo que estaba dispuesto a hacer con quien tenía relaciones sexuales. Se volvía loco si alguien como él

Se volvía loco si alguien como él de piernas largas y suaves usaba mallas con encajes, tacones, faldas o pompones. Le gustaban las cosas de cuero, el bondage, juguetes sexuales como vibradores en todas sus formas, consoladores, pinzas para pezones. No le gustaba causar heridas pero sí admitía que nalguear un trasero hasta ponerse rojo lo excitaba. Amaba todas las posiciones sexuales posibles y novedosas.

Aunque había un par de prácticas sexuales que lo excitaban todavía y no lo diría hasta avanzar en confianza.

Se paró, rodeó la cama y se posicionó de tal forma en la que su cara estaba frente a la entrepierna del muchacho.

—Tóqueme, por favor, tóqueme —jadeó.

¿Y quién era él para negarse a ello?

Inclinó la cabeza hacia adelante y abrió la boca lo suficiente para succionar los testículos de Kim Jungwoo y lamerlos dentro de su boca, abrió los ojos en demasía cuando escuchó la cadena de sonidos que salían de su garganta. Los gemidos eran suaves, bajos y repetitivos, aunque no podía ver su rostro estaba seguro que estaba con la boca abierta. Era una puta.

Soltó su genital y descendió por el espacio dando pequeños besos succionadores pero sonrío a si mismo como si ganara el premio mayor al ver su ano tan dispuesto para él. No dudó en tocar con la punta de su lengua toda la circunferencia, lenta, muy lentamente para arrastrarlo en una agonía.

Eso sí, tenía que apretar la erección del muchacho para que no se corriera.

—Se... señor, señor... ahhh ummm —tragaba saliva desesperado— ahhhh.

Yukhei peinó su cabello castaño rubio y húmedo hacia atrás mientras lamía sus labios observando su cuerpo temblando por la excitación de cada terminación nerviosa y cada fibra de su carne.

Chupó sus dedos y tocó la circunferencia del ano de forma constante, hasta que decidió que introducir un dedo era buena opción para empezar a prepararlo mejor.

—Ahhhhh.

—Suelta tus rodillas, abre las piernas hacia los lados, descansa tus brazos.

Se abrió como los pétalos de una flor dando mayor acceso a su cuerpo. Su tórax subía y baja en una respiración acelerada, su abdomen se contraía con la anticipación de cualquier roce,

su pene estaba allí erecto e hinchado esperando por más.

Era una visión hermosa, como una puta de clase, como un ángel caído, como una obra de arte.

Yukhei volvió a suspirar mientras repasaba su cabello hacia atrás, esto no era nada comparado con todo lo que podía ofrecerle, pero al menos para ser una primera vez era justo, tenía que tener cuidado y dosificar las caricias.

—¿Qué quieres que te haga?

Jungwoo pensó en toda una gama de posibilidades, de pronto recordó escenas de películas pornográficas y algunas de los libros que ese hombre había escrito. Sin decir algo se movió para quedar sentado de rodillas sobre la cama, hacer esto a ciegas era difícil.

—Acuéstese.

Yukhei daba las órdenes pero estaba fascinado escuchándolo. Se acostó apoyando la cabeza en las almohadas, Zeus era un pobre ser que no sabía lo que podía causar con cosas tan simples, como los sonidos sexuales que hacía con la boca, su piel húmeda y con sudor, su cabello naranjo pegado en la superficie de su frente, sus pezones y miembro erectos, su figura alta allí de rodillas sobre la cama ¡Sus ojos completamente vendados!

Sus ojos que de por sí eran grandes, aumentaron aún más de tamaño cuando el muchacho colocó las rodillas sobre cada lado de su cadera justo allí en la entrepierna.

—Ze... Zeus, bebé.

Estiró una mano, la descansó en los pectorales de Sexual Writer fascinado por la forma y firmeza de estos y, con la otra libre sostuvo por primera vez el pene del hombre con quien iba a tener sexo. Mierda ¡Santa mierda! El diámetro era bueno y la longitud...

No quería sonar como una ramera pero lo estaba haciendo cuando guió a aquella erección y poco a poco fue sentándose sobre ella. Le dolían las paredes dentro de su trasero pero el placer iba creciendo para formar un equilibrio.

Con suaves movimientos de un lado a otro aquel pene entró por completo.

—Ahhhh, Ahhhh mmm, mmmm.

—No cariño, no te toques yo lo hago —susurró, su garganta iba a doler después de hablar así tan bajito.

Estiró el brazo para sujetar con su enorme mano la erección del muchacho, la calidez de su pene y las gotas pre seminales eran agradables, pero lo era aún más mientras lo masturbaba dominante de arriba hacia abajo. Para no caerse, aquella muñeca en cuerpo de hombre se sujetó de los hombros anchos de Yukhei. Solo así pudo subir y bajar mientras lo montaba con calma.

Era un espectáculo sublime aunque odiaba una cosa, no había nada más fascinante que ver los ojos de quien penetraba para aferrarse a su alma, en cambio ahora era un juego anónimo donde solo una parte conocía la identidad del otro. ¿Podía quejarse?

Le dio una fuerte nalgada lo suficiente para dejar el dibujo de su mano incrustado en el muchacho. Pero eso no quedó allí, Yukhei se movió para quedar sentado apoyando la espalda en el respaldo de la cama, Jungwoo estiraba más las rodillas hacia los lados para profundizar la penetración.

El jadeo de sorpresa escapó de aquella muñeca cuando Sexual Writer sujetó el cabello de su nuca y lo tiró hacia adelante para que sus rostros quedaran unidos.

—Pequeña zorra —gruñó dominante sobre sus labios de melocotón— si vas a montarlo hazlo como corresponde.

Quería decirle que era su primera vez, que podía mejorar o ese tipo de cosas pero su lado "Zeus" golpeó al lado inseguro de Kim Jungwoo para sacar a flote todas escenas sexuales que había creado en su mente.

—Puta, puta, puta —¿Ya le había dicho cuánto le excitaba usar palabras obscenas e insultar?— eres una puta Jungwoo, tienes dentro de tu cuerpo el enorme pene de tu escritor favorito — susurró contra el costado de su rostro, el aludido gemía muy alto— ahhhh.

No era que lo estuviera haciendo mal, válgame Dios, era increíble, pero realmente quería insultarlo y tratarlo como algo vulgar, quizás ambos compartían aquel gusto particular porque el muchacho empezó a mecerse rápidamente.

Sujetó sus caderas, Sexual Writer era quien guiaba las penetraciones. Su política era usar siempre preservativo incluso si no le agradaba la idea, pero ahora no tenía puesto alguno y podía asentir la calidez y humedad del interior de Zeus. Era mucho mejor de lo que había imaginado.

—Ah, ah, ah, agg.

Subía y bajaba con calma, su boca se abría para emitir gemidos repetitivos, quería llenarlo por completo, quería ver que goteara por él cuando alcanzara el orgasmo.

Yukhei estaba alucinado con la imagen.

"Tómalo todo, bebé".

Estiró la cabeza hacia atrás, la carne entrando y saliendo, la invasión, la respiración pesada de ese hombre dominante contra su piel, esto... esto.... Su cerebro se apagó por completo.

La forma en la que se unían sus cuerpos, el contraste de piel morena y aquella tan pálida, la forma cadenciosa en la que se mecían. Quería mayor fricción, sonrió excitado cuando la cama empezó a crujir en el momento preciso que decidió penetrarlo más fuerte y más rápido. Los músculos de Jungwoo se contraían con armonía, podía sentir la erección de ese muchacho entre ambos.

—Bésame —ordenó.

Y lo hizo, lo despeinó caliente mientras introducía su lengua. Todo era resbaloso, todo era delicioso, no sabía si besaba bien pero quería hacerlo tan duro como las penetraciones. Desesperado gimió y hundió el rostro contra su cuello, aspirar su aroma, beber de su sudor, permitirle que lo bombeara tan caliente y salvaje no hizo más que alimentar el camino al orgasmo.

¿Se estaba arqueando aún más como gato? Gimoteó agudamente, la mezcla de dolor con placer daba vueltas su cabeza. Era un hombre sucio, se estaba excitando con los susurros obscenos que Sexual Writer recitaba para él. No lo estaba viendo, todo era sentir y escuchar.

—Perra barata, vas a chuparme el miembro y lo gozarás tanto que me pedirás que te lo vuelva a meter.

En aquel momento enterró los dientes en la curvatura de su cuello y se dejó correr, la fricción de sus cuerpos también sacudieron a su pene, algunas gotas de semen quedaron esparcidas en la superficie de la piel.

Yukhei boqueaba observando y sintiendo los espamos apretando su erección y sus muslos, las piernas largas y bonitas del muchacho se movían al mismo ritmo, estaba deshaciéndose en mil partes. Pero él aún no se corría y necesitaba hacer esto más retorcido.

—El bebé se va a tragar todo —serpenteando hacia abajo fue la única manera de que Jungwoo pudiera sentir el glande rozar su barbilla— traga.

Como si hubiera nacido para ello lo abarcó y lo llevó hasta su garganta sin problemas, aunque la delicadeza desapareció cuando Sexual Writer tomó el cabello de su nuca en un puñado y folló su boca tan duro que el sonido era para hacer sonrojar a cualquiera.

—Mierda, mierda, mierda.... Aahhhhh —alcanzó el orgasmo cuando vio como la garganta del muchachito tragar todo, tan ciego, tan sudado, tan inocente— Zeus!

Su pene seguía teniendo espasmos, esto era demasiado, estaba completamente mojado tratando de obtener un poco de aire con un tórax que subía y bajaba a cada momento. Se iba a ahogar, lo iba a hacer.

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Disfrutó unos momentos sumergido en agua caliente dentro de esa bañera, sin vendaje, solo él, la espuma y el delicioso aroma de las sales. Sexual Writer le había pedido que se relajara, que tuviera su tiempo para si mismo, que reflexionara en lo que había hecho y en lo que quisiera.

Se hundió más en el agua hasta que tocó su barbilla. "Dejar de ser virgen" no era algo que lo marcara demasiado, no era espantoso como lo había pensado ni doloroso que lloraría.

Sintió sus mejillas sonrojadas, muy sonrojadas, quizás si había lloriqueado pero fue de placer ¿Cómo no hacerlo si su cuerpo era tocado en todas las direcciones por otro fornido y muy cálido? Lo sorprendente era que había abandonado su mierda de fobia por unos momentos para entregar su placer a un desconocido que no había dejado ver su rostro.

Los susurros tenían algo familiar que no sabía cómo describir, pero lo sedujeron como la flauta a la serpiente. Salió de allí, secó su cuerpo y se colocó una ropa interior nueva que había traído consigo mismo.

Yukhei, que estaba sentado ahora en un sofá de cuero, levantó la vista cuando lo vio salir del baño. Incluso se permitió sonreír conmovido, Jungwoo se había colocado la venda nuevamente respetando el anonimato.

—¿Señor Writer? —dijo con su característica voz.

Barrió su cuerpo de pies a cabeza y frunció el ceño disgustado al ver un hematoma en sus caderas, lo había apretado en exceso.

—Me diste tu primer beso y primer sexo ¿Verdad? —murmuró bajito, su garganta ya era una molestia pero prefería protegerse. Asintió sonrojado haciendo juego con el color del cabello.

—Soy terrible, lo lamento ¿Zeus no es lo que esperaba?

¿Cuántas veces iba a tener que repetirle para que se lo grabara en esa mente tan insegura? No habló, solo estiró la mano para hacerlo caer sobre su regazo y disfrutar de sus cuerpos mezclarse en el sofá. Ambos eran altos pero Wong un poco más, lo abrazó por detrás de la espalda y descansó las manos en su abdomen.

—Yo te pregunto a ti ¿No es lo que esperabas? —tragó saliva— ahora fue sexo normal pero usualmente suelo ser diferente, no quise espantarte.

Incluso si no veía su rostro pudo adivinar que Jungwoo estaba sonriendo como bobo. —Es lindo de su parte querer tener consideración conmigo, pero como pudo darse cuenta el semen que derramé en su abdomen es reflejo de lo bien que lo he pasado.

"Perdóname por dejarte marcado".

Ambos lo estaban, Yukhei también se quedó con marcas en el cuello pero el cuerpo de Jungwoo fue peor, tenía hematomas en las caderas, en los pezones de los pectorales y en la manzana de Adán, por no mencionar que apenas se podría sentar el resto de los días.

"¿Por qué no estás volviéndote loco conmigo y escondiéndote bajo una piedra? No me conoces, te entregaste a mí".

—Porque no puedo ver las expresiones de su rostro, porque he deseado poder acercarme a mi autor favorito, ta... también porque por su forma de escritura o la energía que emana sé que no me haría daño y —se retorció somnoliento— porque estoy cansado de tener miedo.

Lo tomó entre sus brazos como recién casados, lo depositó dentro de las mantas de la cama, acomodó su almohada y luego lo abrazó nuevamente por detrás. Se sentía embriagado con su calor, con la suavidad de cada relieve de su cuerpo, con la inocencia que adoptaba ahora que ya habían follado.

Había encontrado una mina de oro en el muchacho. ¿Cabía la posibilidad de repetirlo en un futuro?

—Descansa —besó su cuello.

Jungwoo volteó el rostro un poco hacia atrás, momento en el que sus labios se encontraron y se comieron con ímpetu. Succionar y probar su lengua era una delicia, eran las primeras veces que besaba y no tenía derecho a negarle nada.

—Descanse señor.

Dicho aquello se entregó fácilmente al cansancio mientras Yukhei observaba el vacío. Iba a ser imposible observar de la misma manera a su vecino, iba a ser imposible no sentir celos de si mismo.

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