25. Un cumpleaños
10 días después Viernes 25 de enero 2019.
Flash Back
Una llama que se movía lentamente en la punta de una vela con el número 6, un pequeño pastel de colores que había cocinado su madre, el ambiente afuera era intensamente frío, estaba nevando en Hong Kong pero él se encontraba acostado en su cama acompañado por su padre y por su madre que le cantaban "Cumpleaños feliz".
Sabía que no habrían regalos convencionales este año como los anteriores pero tendría al menos 3 días en los que podría acompañar una merienda con un trozo de pastel de chocolate, crema y fresas además de un vaso de leche caliente.
—¿Vas a pedir tus deseos cariño?
El pequeño los miró a ambos antes de cerrar los ojos y juntar las manitos bajo su rostro.
"Deseo que mis papitos tengan lo mejor del mundo, que consigan un mejor trabajo y que yo siempre sea un orgullo".
Murmuró antes de soplar con dificultad y sonreír lleno de alegría escuchando sus aplausos.
Fin Flash Back
Y cuando cortó la video-llamada de sus padres dejó que las lágrimas descendieran por su rostro, eran lágrimas que había contenido todo el rato cuando los escuchó cantar y observarlo con tanta emoción. Había llegado a su cabeza aquel recuerdo de su cumpleaños número 6 por el tipo de deseo que había pedido, y no pudo evitar sentir angustia en su corazón por el hecho de que creía que no era en absoluto el orgullo para ellos. Habían salido de una vida difícil en el ámbito económico, ahora tenían dinero
¿Pero en qué se estaba ganando el dinero él? ¿Acaso era algo digno de admirar?
—Perdónenme, no soy el hijo que ustedes se merecen.
Era un estudiante ejemplar, ellos lo sabían, si les decía que era un escritor mundialmente famoso ellos no estarían aterrados pero si sabían que vendía su cuerpo a las personas ricas seguro rompería su corazón.
"Meow!" el maullido de Ramsés llamó su atención cuando saltó a la cama y se acurrucó contra su rostro. Bien, los gatos tenían un sexto sentido cuando alguien sentía angustia y estaba seguro que su "hijo" lo percibía. Se dio media vuelta sobre las almohadas y entre las sábanas pero fue el sonido del timbre otra cosa que impidió que se pusiera a dormir.
Bostezó mientras peinaba su cabello alborotado, su apariencia no era atractiva en absoluto y mucho menos las pantuflas del oso de Line pero no le importaba, solo quería saber qué era, acabar el asunto luego y volver a dormir, mañana tenía clases iEra media noche! Al abrir la puerta vio a Jungwoo con su pijama, un poco despeinado y los ojos medio cerrados ¿Se estaba quedando dormido?
—No sé si tengo permitido esto pero debo hacerlo —avanzó y lo rodeó con sus brazos antes de esconder el rostro en sucuello, Yukhei de inmediato devolvió el abrazo suspirando lleno de satisfacción— ya es media noche, el día viernes está empezando... feliz cumpleaños y bienvenido a los 20 años —susurraba suavemente.
—Esto es algo conveniente de vivir en el mismo piso que tú —acarició su cabello suavemente, no quería deshacer el abrazo— gracias Jungwoo —estaba tan cómodo que parecía no querer moverse— ¿Te estás quedando... dormido?
—Puse la alarma para despertarme, pero parece que... que no está resultando —trató de separarse, sentía sus mejillas rojas de vergüenza, sus ojos estaban aún más rasgados— ten un buen día y nos veremos en un par de horas más.
—Buenas noches y muchas gracias de verdad —tenía la tentación de darle un beso pero se contuvo, no quería acelerar esto que parecía tan bonito de nuevo. Sí, como si hace un par de días no habían tenido sexo.
Se dio la vuelta para sostener el picaporte pero el mayor lo llamó por su nombre antes de sostener su barbilla y darle un beso exigente y fugaz. Ni siquiera tuvo tiempo de procesarlo o devolverlo, solo que, cuando se dio cuenta vio la figura de Jungwoo caminar de vuelta a su departamento con una sonrisa tímida en los labios y los ojos a punto de cerrarse.
Ese detalle lo hizo sentir mejor por un par de minutos. Que lindo se sentía poder creer que la relación de ambos se estaba superando cada día, que si pensaba o creía algo se lo decían el uno al otro, que trataba de ser lo más honestos posibles. Esa fue una noche en la que durmió con Ramsés acurrucado contra su cuerpo, una noche que durmió tranquilo por fin.
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Un abrigo color beige y pantalones ajustados negros con zapatillas blancas, cada detalle de su vestimenta no podía pasar desapercibida en esta inspección frente al espejo y es que no era capaz de ir con una mala presentación cuando asistiría, en un rato más, a una pequeña celebración de cumpleaños de Wong Yukhei en el restaurante de su familia.
Trató de acomodar su cabello con casualidad ¿El cabello naranja desgastado daba mala impresión? cuando creyó estar listo se volteó hacia su cama y se sentó en la orilla en el momento preciso que Hellen entró por la puerta, ella lucía increíblemente guapa en su abrigo negro.
—¿Es primera vez que verás a sus padres?
—Sí —tocó su propio rostro con el dorso de su mano, estaba seguro que sus mejillas enrojecían— ¿Me veo muy mal?
—Es imposible que luzcas mal, te ves encantador —estiró la mano hacia él, un gesto que Jungwoo aceptó de forma inmediata y que mantuvo por un par de segundos— solo debes relajarte ¿Sí? por cierto venía a decirte que el auto está listo y que tu padre nos está esperando pero también para decirte que si en algún momento crees que la ansiedad va a atacarte, puedes sostener mi mano como lo estás haciendo ahora.
Asintió repetidamente y aunque quería sonreír por tan noble gesto no pudo, solo avanzó hacia la salida junto a ella después de cerrar la puerta.
Ya dentro del vehículo apoyó el rostro en el vidrio de la ventana a su lado y dejó que su mente fluyera en todos los escenarios posibles al estar allí ¿Arruinaría todo por culpa de un ataque ansioso? ¿Les desagradaría a esas personas? ¿Sospecharían que había algún otro tipo de interés entre ambos? Se imaginó agachado en el suelo abrazando sus piernas mientras los demás lo juzgaban por todos los detalles, por su cabello, su ropa, su forma de suave de hablar, por alguna torpeza dicha, etc.
Era parte de la ansiedad social. Pero fue la voz de su padre que lo sacó de su trance.
—Nada de eso es real hijo, déjalo ir —murmuró, sí, como si hubiese leído su mente.
Bien, si de algo había servido atenderse con Doyoung es que podía aplicar algunas técnicas para disipar la ansiedad y concentrarse en otra cosa. De hecho podía empezar ahora como por ejemplo escuchar la música que había de fondo.
Después de unos minutos y algunos semáforos, la velocidad del vehículo empezó a descender para doblar hacia los estacionamientos de un local precioso. Tardó un tiempo en quitarse el cinturón de seguridad y abrir la puerta a su lado, cuando miró hacia afuera su padre y Hellen ya estaban esperándolo. Y sí, Yukhei los había invitado a los 3.
"Todo va a estar bien" dijo para sí mismo antes de avanzar respirando de forma coordinada.
Mientras estuvo afuera apreció la estructura del restaurante, era increíble, elegante, y el dragón pequeño dorado en el letrero le hizo sentir como si lo estuviera observando. Al llegar a la puerta se dio cuenta que decía "Cerrado" pero antes de dudar su padre ya había abierto con suma calma.
Había al menos 25 personas dentro que parecían ser familiares o personas muy cercanas, bebían juntos, conversaban sobre cosas que no entendía porque dentro de todas las voces podía distinguir que era chino cantonés.
Yukhei había aceptado una copa de vino blanco que una de sus tías paternas le llevó cuando levantó la mirada hacia unos movimientos de la entrada y vio allí a Jungwoo con sus ojitos ansiosos sujetando algo como un regalo. Perdió la sonrisa que había formado, había sido tan evidente que todos los demás voltearon a ver a los nuevos invitados.
—Si sigues petrificado van a creer que están peleados, reacciona Yukhei —susurró con malicia su primo Kun Hang tras su espalda.
¿Cómo podía moverse? Había estado todo el día en clases pensando en que hoy después de tanto tiempo de alguna u otra forma sus padres conocerían a su "amigo".
Se veía mejor de lo que había esperado con su cabello naranja despeinado con naturalidad y envuelto en ese abrigo que lo hacía lucir más alto. Tosió ¿Estaría tan sonrojado como él? antes de hacer algún movimiento su padre, el señor Wong, se escuchó por todo lo alto.
—"Maaaafrieeeend"! —dijo estirando la mano hacia el señor Kim— bienvenidos.
Era increíble como los hijos podían heredar los rasgos de sus padres, porque si de algo estaba seguro Jungwoo es que la personalidad extrovertida de su amigo había sido heredada de su padre pero el físico ¡Dios! era la mezcla perfecta de ambos.
—No, es un placer para nosotros haber sido invitados al cumpleaños de su hijo.
—Papá él es el padre de Jungwoo, señor Joonhyuk él es mi padre... —indicó a Jungwoo— él es mi amigo y es el mejor amigo de Kun Hang, Kim Jungwoo.
—Ho... hola —dijo tímido haciendo una pequeña reverencia con la cabeza— el... el restaurante es muy bonito.
"Maldito idiota" pensó, no sabía qué decir para no quedar como bobo pero dijo lo primero que se le vino a la mente.
—¿Y usted es la mamá? —preguntó la señora Wong con dulzura.
La palabra madre era desagradable, todo lo que podía recordar con eso es que él había perdido a una figura femenina cuando era pequeño y que In Jin causó estragos en su familia. ¿Iban a pensar mal si les decía que era hijo de un hombre divorciado o que su progenitora estaba desquiciada? ¿Lo alejarían de su amigo?
Contuvo el nudo en la garganta pero cuando él o su padre quisieron abrir la boca, la inglesa estiró la mano hacia la otra mujer antes de hacer un pequeño gesto con la cabeza a modo de saludo, todo había sido rico en modales.
—Lo soy, gracias por invitarnos y felicidades Yukhei, feliz cumpleaños.
"Gracias" susurró Joonhyuk al oído de Hellen cuando la abrazó de lado y descansó sus labios en la frente de ella. Para él era muy importante la relación que pudiese mantener con su hijo y el hecho de proclamarse como su mamá ante los desconocidos le daba ese sentido de familia que ambos no tuvieron tras la partida de In Jin.
Dejaron los obsequios a un lado y se presentaron con los demás invitados pero cuando el pelinaranjo estaba bebiendo una copa de champagne observó el mensaje en su teléfono.
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No había manera de considerarse hermoso pero el hecho que Yukhei se lo dijera como si le doliera, lo hizo sonrojar hasta las orejas. Durante la velada no pudieron interactuar mucho más que solo miradas, sin embargo pudo comprobar por si mismo que la calidez era de familia y que la ansiedad social quedó en un nivel mínimo gracias a ello y la ayuda de su mejor amigo que lo abrazaba de lado al jugar el rol de intérprete en ambos idiomas.
Mientras comían en la mesa probando platillos típicos cantoneses, sonrió al notar como 2 niñas que no pasaban los 7 años, tocaban emocionadas el cabello rubio de Hellen, como esta reía fascinada y como su padre observaba la escena con disimulo. Ohhhh. Su corazón se encogió de emoción. ¿Su padre se estaba imaginando algo más? porque si eso era cierto quería al menos que se lo contara, incluso si era una fantasía.
—Se... señora Wong, esto... está delicioso —murmuró bajito cuando ella se acercó para
poner otro platillo sobre la mesa.
—Gracias cariño, muchos de los que estamos acá somos familia y trabajamos en el restaurante, así mismo cocinamos para preparar todo para esta celebración —dijo en un perfecto coreano.
Las sonrisas, la calidez, las conversaciones que iban desde lo más simple de la cotidianidad, con ello fue fácil que las horas avanzaran y que el corazón del cumpleañero se hinchara de emoción por todo el afecto en el ambiente. Había invitado a su familia y amigos, momentos como este lo hacían sentir como alguien normal sin responsabilidades ni miedos detrás, sin sentir que estaba hundido hasta la mierda en cosas oscuras como la prostitución.
Levantó la mirada, Jungwoo comía como todo un caballero su comida, la forma de uti- lizar los utensilios, de sonreír por lo bajo, de lidiar con la mirada de sus primas pequeñas que parecían enamoradas de su persona. Sintió que se estaba sonrojando y de pronto se paró lentamente.
—Le mostraré el restaurante a Jungwoo papá, él no lo conoce —asintió con una sonrisa de oreja a oreja, se acercó tras su "amigo" y tocó su hombro para llamar su atención— ¿Quieres conocer el restaurante de mi familia? esto es solo un salón.
Los ojos del pelinaranjo fueron de inmediato a su padre y se sintió avergonzado por la forma en la que enarcaba la ceja derecha y le sonreía.
"No seas evidente" susurró Hellen apretando el muslo de su pareja y guiñándole un ojo a su "hijo".
Habían pasado por la cocina y otros salones, Kim Jungwoo quedó anonadado por los detalles en la decoración, los cuadros, las alfombras e incluso el tipo de plantas que ocupaban. Su amigo hablaba con mucho afecto respecto a cómo lograron formar este restaurante en Corea después de haber hecho uno en Hong Kong, de cómo la familia se unía para atender, del esfuerzo y el amor tras cada plato cada día.
—Cuando yo era pequeño no teníamos suficiente dinero, apenas nos alcanzaba para comer —decía observando el cielo cuando se sentaron en una superficie de madera de una terraza, todo estaba oscuro salvo por unas pequeñas linternas de color amarillas en los pilares— así que ver esto me hace sentir bien y creer que las cosas con esmero resultan.
El mayor lo observó un par de segundos. "¿Qué?" susurró el otro.
—Las risas de allá dentro, esa... esa extroversión, yo... —tragó saliva— te vi como te desenvolvías con tu familia y estoy seguro que ese es el Wong Yukhei real, sin mentiras, sin secretos ni miedos.
—Sexual Writer o Lucas también son parte de mí de alguna manera, pero si hablas sobre la más pura esencia, sí, ese que ves es el Yukhei real.
Y vio un atisbo tan claro de fragilidad que Jungwoo pensó no ser capaz de verlo sin hacer algo al respecto. En silencio se paró, observó hacia todas partes y luego se acercó al espacio que dejaban los muslos del castaño. Esa fue la manera en la que sostuvo su rostro y lo acarició con dulzura en las cejas, los párpados, su tabique nasal y sus pómulos.
—Eres hermoso —murmuró bajito— quiero... quiero besarte ahora.
Afuera hacía mucho frío por lo que el contacto era más íntimo, más cercano. El menor asintió dejando que esos dedos largos y blancos hicieran su cabello hacia atrás a medida que se iba agachando y descansando las rodillas a cada lado de sus muslos, prácticamente estaba sentado encima suyo.
Cerró los ojos y tomó los labios de ese hombre dejando las manos tras su nuca para profundizar el contacto, no había resistido verlo en su faceta familiar, tan lleno de júbilo como cualquier chico normal celebrando su cumpleaños. Le entregó su lengua para que se saciara con la suya y dio un gemido de satisfacción el sentirle sabor a vino tinto. Delicioso. Pero el beso no fue duradero porque sabían que haciendo esto corrían riesgo de ser vistos, lo terminaron dándose pequeños besitos en los labios que los hicieron reír por lo bajo ¿Así actuaban los novios?
—Me gustas mucho Jungwoo, gracias por aceptarme con mis errores y mis miedos —descansaron su frente sobre el otro.
—Yo... yo aún no puedo comprender porque tienes que vender tu cuerpo si no lo deseas pero tengo la intuición que no es algo bueno.
—¿Que tan jodido debo estar si estoy empezando a temer de mi jefe como tal? —dio un suspiro largo— ni siquiera sé cuan amarrado estoy.
Volvió a suspirar pero esta vez de satisfacción absoluta cuando el mayor le dio un beso en sus párpados y en la cima de su tabique nasal. Hablaban bajito para que el encuentro fuera más íntimo.
—Quiero ir a ese lugar otra vez —confesó.
Le tomó un par de segundos entender lo que había dicho.
—¡¿Qué?! pe... pero Jungwoo, no voy a permitir que te expongas de nuevo ¡Eso es una pésima idea! ¿Sabes cuantas personas podrían querer follarte o cuantas personas querrían hacerte atrocidades? no, no, no, me niego.
El mayor frunció el ceño confiriéndole a su rostro la autoridad y seriedad que a veces le faltaba en estas situaciones. Sostuvo el rostro de Yukhei con ambas manos y enarcó una ceja.
—En primer lugar no eres dueño de mi vida, comprendo que quieras protegerme pero necesito entender lo que haces y ver el lugar en el que te envuelves, recuerda que estamos en este proceso de poder confiar en el otro, te recuerdo que eres un trabajador sexual — incluso si estaba un poco molesto no elevaba la voz, todo era un secreto entre ambos—necesito entenderte si queremos iniciar una relación.
Nunca habían hablado de iniciar una relación como novios pero la idea hizo su corazón latir a todo galope, olvidando por un par de segundos lo que el muchacho quería hacer. Sentía sus mejillas rojas y los labios calientes por el reciente beso, quiso descender el rostro pero Jungwoo no se lo permitió.
—Solo tengo miedo de que me odies o sientas asco de mí —tragó saliva— solo dame un par de días, si vas será protegido por mí porque créeme cariño, allá las cosas son algo complicadas.
Jungwoo asintió con la esperanza de que esto podía ayudarlo a entender todo lo que lo envolvía, aunque no, no le gustaba que pensara que sentía asco de él por ser un trabajador sexual. Hace días atrás cuando lo vio en el club reventó de la peor manera posible con una crisis de ansiedad, porque estaba débil, por muchas cosas más, sin embargo quería aprender de ello, necesitaban esto.
Sentado en sus piernas lo abrazó por el cuello y este con sus enormes manos sobre el abrigo del mayor. Se pertenecían el uno al otro.
"Feliz cumpleaños" susurró Jungwoo bajito antes de besar su frente y levantarse, había que volver ¿No había un pastel que cortar y comer?
Sábado 2 de marzo 2019, 1 mes 1 semana después. (nota autora: mi cumple xD)
No había forma de ocultar el hecho que había dejado de ir al psicólogo porque su padre le entregaba dinero mensualmente para ello, y no, Kim Jungwoo no era capaz de aprovecharse de la situación, de fingir que iba y tomar el dinero para sus propios fines. La razón que le había dicho a Kim
Dongyoung no difería mucho de lo que le decía a su padre, había dejado de tener confianza en su persona y bajo esos términos no podía seguir una terapia. La solución era buscar otro, apoyarse en él y en la psiquiatría.
"Tú sabrás lo que te hace mejor hijo". Era su lema.
Durante el mes que había pasado la relación con Yukhei había mejorado mucho, suficiente en realidad, cuando tenían un pensamiento o una duda se la trasmitían al otro. Su padre lo invitaba a cenar cada vez que podía al departamento e incluso habían llegado a la confianza necesaria como para que Ramsés se quedara algunas horas al día con Jungwoo mientras el castaño iba a las clases en la universidad, sí, como la mamá del pequeño según Kun Hang.
Pero lo que más le gustaba era ese momento en el que se acurrucaban para ver una película y se quedaba dormido entre sus brazos o mejor aún, aquellas veces en las que Jungwoo y él se besaban apasionadamente contra alguna pared del departamento y terminaban haciendo el amor.
El mes y el par de días que pasaron fueron necesarios y justos también para tomar la importante decisión de hacer lo que hace un tiempo el pelinaranjo le había solicitado, conocer el club sexual "Boleumdal". Hoy era esa noche y por la misma razón se miraba repetidas veces al espejo bajo la mirada enfadada de Hendery.
—No es necesario que vayas, la única vez que estuviste colapsaste e incluso le diste unos puñetazos a Yukhei —su voz ronca sonaba en el ambiente— ¿Tienes que hacer esto?
—Sí y lo sabes, por eso irás conmigo también porque me protegerás —por el espejo vio como parecía mascullar algo— ¿Te sucede algo?
—Nada que importe —se paró desde el sofá, con un disimulo mal hecho se observó de arriba hacia abajo y se dirigió a la puerta— por cierto Yukhei me mandó un mensaje, nos dice que su jefe no está y que podemos llegar.
Moverse a ese lugar no era algo fácil, el club sexual estaba en las afueras de Seúl y tampoco podían pedirle prestado al auto a su padre o que los fuese a dejar, por esa razón tuvieron que pedir un taxi sabiendo que el costo no iba a ser algo pequeño. Tardaron media hora tomando una autopista.
—¿Sus identificaciones? —Jungwoo tenía 22 en edad coreana y Hendery 21, ambos cumplían con la mayoría de edad. La vez anterior tuvieron que sobornar a un guardia de la entrada dado que cada persona que ingresaba tenía que estar inscrita y pagar su membresía, en cambio ahora "Lucas" le había solicitado a los hombres que custodiaban la entrada que ambos eran sus invitados de honor por lo tanto no tenían que recurrir a malas acciones— pueden ingresar señor Kim, señor Wong.
Contuvieron el aliento al ver la majestuosa mansión y las luces que la hacían ver más grande aún, pero trataron de no reparar demasiados detalles para ingresar de inmediato. Fue cosa de segundos en las que ya estuvieron dentro y en las que divisaron la preciosa figura de "Lucas" con un traje oscuro conversando seriamente con Xiao De Jun.
Jungwoo sintió su estómago contraerse de deseo, porque lejos de todo recordatorio que era un prostituto, ver sus ojos escasamente delineados, su peinado y la forma de su cuerpo, eran cosas difíciles de obviar. Miró a su amigo, Kun Hang parecía quedarse sobre su propio eje.
—¿Puedo ir a beber algo? en serio no quiero estar aquí.
—Difícil escapar, tu primo y su amigo ya tienen los ojos en nosotros.
Las facciones de Yukhei no eran alegres, más bien parecía agobiado por la presencia del hombre que quería en un lugar como este, su amigo al lado tenía el ceño fruncido destacándose aún más por lo oscura y gruesa que estas eran.
"No sientas celos" pensó el mayor "No sientas que vas ahogarte" pensó otra vez.
La fobia social pasaba a segundo plano se percataba de otras cosas como la forma en la que los hombres y mujeres se comían con la mirada a SU hombre ¿Cuántos de ellos habían sido ya sus clientes? "No pienses mal, no pienses mal".
—Ho... hola —dijo cuando lo tuvo al frente, parecía incluso más alto. Contuvo el jadeo.
—Si tan solo pudieras darte cuenta —dijo más para si mismo que para el muchacho, si le decía que las personas lo estaban devorando con la mirada podía ponerse aún más ansioso. No era celoso pero ¡Mierda! ¿Es que era consciente de lo precioso que lucía con aquel cuello de tortuga negro?— hola hermoso.
—No pensé que un hombre como tú decidiera venir, luces tan... correcto —Xiao ni siquiera sonaba sarcástico sino más bien enojado.
Hendery gruñó por lo bajo y caminó erguido hacia alguna parte donde pudiera conseguir alcohol, Xiao De Jun observó hacia todas partes, por ahora no tenía clientes y el exigente de Doyoung no lo había solicitado así que podía jugar un momento.
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"Quiero besarte" susurró el menor.
—Podrías meterte en problemas —alcanzó a decir antes que la mano del castaño rubio lo sujetara de la cintura rápidamente contra su propio cuerpo— ¿Yu-Yukhei?
Siguió la dirección de su mirada y su espalda tembló completa con la severidad que irradiaba el rostro de un hombre apoyado en una pared, era apuesto por supuesto, pero parecía que estaba completamente en desacuerdo con su presencia. Se dio un segundo para verlo de arriba hacia abajo, su traje formal moldeaba a la perfección un cuerpo que seguramente estaba bien formado.
Su incomodidad aumentó más cuando vio a Kim Dongyoung caminando tras su espalda con las manos en sus bolsillos y un aura totalmente diferente a la que había conocido. Ambos rostros sobre ellos solo que, el hombre que aparentaba ser mayor se acercó a ambos.
Esta iba a ser una noche particularmente interesante, pensaba Yunho enfadado y excitado, nadie está dentro del club sin pagar un precio justo y menos quien ponía en absoluto peligro lo mejor que había sacado. Además, la foto que le habían enviado no le hacía justicia, Kim Jungwoo era jodidamente delicioso para cumplir sus fantasías.
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