20. Dolor
La única persona que sabía su apodo "Zeus" era Sexual Writer y esto no merecía más explicación ante lo evidente pero ¿Cómo podía decirle a su corazón que se detuviera y dejara de provocarle un dolor tan abrumador que lo ahogaba? ¿Cómo podía ponerse a pensar con lógica y madurez si sentía que estaba perdiendo el equilibrio y la única forma de mantenerse en pie era apoyando la espalda en un muro?
Yukhei se mordió los labios, no quería llorar como un niño asustado pero ante sus ojos podía ver toda la gama de emociones que podía tener una persona cuando le rompían el corazón. ¿Por qué elegir este momento en el que se confesaban mutuamente los sentimientos?
—¿Cómo... cómo puedo de... dejar de sentirme asqueado de mi mismo? —dijo Jungwoo sollozando— porque en estos momentos me siento como un objeto que ha sido follado a gusto donde no hay sentimiento alguno.
—No, Jungwoo eso... eso no es así ¡No es así!
—¡No me digas que no es así porque cuando tuviste la oportunidad de estar a mi lado preferiste ocultarte bajo tu máscara! —a la mierda la timidez, la figura de niño indefenso, el hombre que necesitaba a otros para surgir— no pudiste decirme antes que eras Sexual Writer?!
Lo sujetó de las solapas del abrigo para agitarlo y golpear su pecho tantas veces como fuera necesario, no era un gesto sutil, no, realmente estaba usando su fuerza. Su corazón había latido emocionado con
cada encuentro sexual, su estomago había dolido ante la anticipación de cada mensaje, del juego previo, de las caricias en su cuerpo y de sus primeras veces. Y sí, él mismo había permitido todo esto, había tenido un deseo imperativo por salir de la rutina y no dejar que el trastorno de ansiedad social lo acabara en una burbuja para siempre, que... cualquier oportunidad fue suficiente para tomarla.
No había medido peligros del sexo con un desconocido, realmente no le había importado, entonces ¿Por qué tenía que dolerle tanto saber que quien estuvo detrás de todo esto era Wong Yukhei?
Trató de arañar el rostro del menor pero se detuvo golpeando su pecho antes de caer al suelo y abrazar sus propias piernas.
—Yo soy Sexual Writer, Jungwoo y lo estás escuchando de mi propia boca, yo... soy ese hombre que escribe las historias que tanto te gustan —miró el cielo dejando que las lágrimas cayeran de sus ojos, sabía que cada palabra era un puñal en su piel pero necesitaba dejarlo salir— y prefiero que detengamos todo hasta acá porque...
El pelinaranjo barría su nariz y boca contra sus rodillas lentamente mientras lloraba bajito, no quería escuchar más, no necesitaba que le diera explicaciones que no justificarían nada.
—Eres cruel —balbuceó— eres... lo suficientemente cruel para esperar que te dijera que me gustabas para decirme la verdad, por qué, por qué qué?! —se mordió los labios, ni siquiera sabía qué más decirle porque pensaba lo mismo, cada palabra agravaría todo— me costó tener valor para aceptar que me gustaba una persona, me... me costó tener personalidad para aceptar todo lo sucedido en esas paredes, confiar mi cuerpo ¡Apartar mi maldita fobia social a un lado para que vengas tú a pisotearlo todo! —despeinó su cabello desesperado— ¡Sabías lo mucho que me cuesta confiar en las personas y aún así seguiste el juego!
—Zeus.
—¡No vuelvas a decirme Zeus, imbécil! —se paró, sus pies se tropezaron por lo que estiró el brazo hacia el lado derecho para sostenerse en la pared de vidrio— no tengo problemas con el sexo y bien lo sabes ¿No? pero... maldita sea Yukhei ¡Sufrí creyendo que le estaba mintiendo a mi padre! ¡Tuve que tomar valor para pedirte que mintieras cuando siempre fuiste tú! ¡Te reíste de mí y mis inseguridades! ¡Debiste parar cuando supiste que era yo!
—Jungwoo por favor, debes volver al departamento.
La mirada empapada, el cabello despeinado, una respiración agitada, gritos y golpes. Esto estaba terminando de una manera cruel. Wong Yukhei negó cerrando los ojos, permitiendo que un par de gotas descendieran por sus pómulos hasta la barbilla.
Tenía razón ¿Qué caso tenía mentir diciendo que no? había jugado desde el anonimato y la seguridad que le brindaba Sexual Writer, había separado las identidades cuando el origen era el mismo, se había enceguecido por el placer con Zeus y se había emocionado por la personalidad de Jungwoo pero no había visto cuanto esto les podía afectar.
Las manos del mayor se estaba convirtiendo en puños, el pulso estaba ¿Fallando? Parecía que estaba lidiando con un infierno, estaba temblando de poco a más.
"Te estoy salvando del peligro que conlleva estar conmigo de la manera más insensata posible". Pensó antes de atravesar la puerta de vidrio, agacharse para tomar al gatito, su caja de regalo y caminar en dirección a la salida. Ramsés empezó a maullar disgustado, quería trepar por su hombro y correr hacia el balcón para saciar su curiosidad ¿Quién estaba llorando de manera tan desconsolada?
—Perdóname Jungwoo.
Y fue precisamente que, cuando escuchó la puerta cerrarse, tiró de su cabello mientras gritaba y lloraba aún más alto. Era patético, sí, era el ser más patético del mundo y nada iba a cambiar eso, porque había creído sentirse en un dilema porque le gustaran dos personas diferentes, ja, porque se había sentido bonito y valorado por su nuevo amigo pero solo fue su juguete.
Idiota, subnormal, torpe, tonto, estúpido. Podía recitar todas las palabras con las que se podría referir así mismo y su ilusión de creer. Con una mano contra su boca arrastró los pies desde el balcón hasta la pieza de su padre, cerró la puerta con llave y poco a poco se agachó hasta el suelo para meterse bajo la cama y continuar llorando. Él no merecía esto porque sabía que el día de mañana volvería a tener miedo, volvería desconfiar, se miraría al espejo con repudio, tomaría las palabras y consejos con poco valor por temor a ser herido nuevamente.
Se estaba trastornando, estaba cayendo en un estado de ansiedad severa, repasaba sus manos sobre la piel para arañarse a si mismo, le estaba faltando la respiración y su cuerpo completo estaba empapado en sudor.
Todo el mundo le iba a mentir, siempre.
Al otro día
Hundió el rostro en la almohada después de apartar el teléfono, Wong Yukhei podía hacer lo que quisiera pero no estaba interesado en ello, ni en su próximo libro, ni en su película ni en nada que tuviera que ver con él.
Había dormido ¿4 horas? sí.
Estuvo toda la noche llorando y cuando el cansancio lo golpeó como si se tratara de un bate, durmió solo un poco para volver a despertar y recordar lo que había sucedido anoche. Incluso si su amigo golpeaba la puerta preguntándole que le pasaba, Kim Jungwoo no se levantaría.
—Jungwoo ¿Por qué no abres?
—Déjame en paz —murmuró con la voz cortada— vete del departamento, quiero estar solo.
—Los mejores amigos no se abandonan en tiempos dificiles, woo —apoyó el rostro en la puerta— voy a llamar a Yukhei.
Vaya, entonces Wong Kunhang era ignorante respecto al tema de que su primo era una celebridad y que lo había engañado para tener sexo, no quería que averiguara, no quería que nadie se inmiscuyera en su mierda.
—Solo tuve una crisis de angustia ¿Sí? eso es todo y... puedes dejarlo en paz, esto no tiene nada que ver con él.
Oh sí, ahora él aprendería el arte de mentir porque TODO esto tenía que ver con el hombre que le gustaba. A pesar de que la puerta estaba a unos pasos de distancia, sabía que Hendery seguía allí con el rostro apoyando en la madera. No quería ser cruel con su único amigo pero ahora en un estado en el que desconfiaba hasta de su propia sombra, no quería decir palabras que fueran hirientes cuando no las merecía.
—Está bien, cerraré la puerta del departamento, por favor cualquier cosa sabes que estoy a una llamada de distancia y... Jungwoo —su tono de voz era bajo— te quiero mucho ¿Lo sabes verdad?
"Lo sé" dijo en un tono tan bajo que nadie lo podría escuchar. Hendery se negaba a salir pero si Jungwoo necesitaba espacio se lo daría. Anoche había estado tan borracho que no sabía que había sucedido durante esas horas, al levantarse caminó a la sala de estar y vio todo en orden solo que el dueño de casa no se encontraba.
Caminó hasta el departamento de su primo y tampoco lo había visto allí, de hecho nadie había contestado, sin embargo al volver escuchó un sollozo proveniente de la habitación del señor Kim.
Era él. Trató de convencerlo pero nada había resultado. Solo salió del departamento una vez que preparó comida y la dejó en una bandeja afuera de la habitación donde Jungwoo se encontraba.
El sonido de la puerta al cerrarse marcó su salida pero el pelinaranjo no tenía fuerzas para moverse. Le había dejado comida, lo sabía pero no quería probar un solo bocado. Solo se acurrucó más contra la almohada antes de volver a llorar. La ansiedad lo estaba ahogando y por esta vez... sí, quería dejarse tragar por ella.
Flash Back
—Zeus... yo... yo no...
El muchacho apretó sus labios antes de que los sentimientos empezaran a hacer lo suyo, su barbilla estaba temblando otra vez y sus ojitos de sufrimiento volvían a humedecerse. Revolvió su cabello mientras gemía pero antes de bajarse su voz salió de nuevo, ahora no podía sentir empatía a la persona que lo había provocado tanto.
—¿Yo no qué? ¿Tanto es su afán de ocultar su identidad que no es capaz de ponerse en mi lugar un momento y sacarse toda esa mierda de encima? ¡No quiero que me contacte de nuevo! ¡Está claro que no está un poco interesado en mi como persona más que alguien como un cuerpo con el cual joder!
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Pudo sentir como el castaño rubio hundía su rostro en la cabellera aspirando el perfume que emanaba. Jungwoo tragó saliva y se acurrucó aún más contra su cuerpo ¿Qué sentido tenía negar que su corazón estaba latiendo ansioso y no por fobia social?
"Papá, si pudiera decírtelo estarías emocionado por mí... me gusta él, me gusta mucho Wong Yukhei".
Fin Flash Back
Para cuando terminó de llorar el sol afuera se había ocultado lo que significaba que había estado prácticamente todo el día pensando en ello ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué había enviado su foto a un desconocido? ¿Por qué no le había arrancado la máscara cuando tuvo la oportunidad?
Trató de sentarse al borde de la cama pero el dolor de cabeza era insoportable y no tenía energía alguna eso. Gimió llevando las manos a los ojos, le ardían en demasía, su boca estaba seca, sus labios partidos, casi podía adivinar que su rostro se había inflamado.
Gimió, la sensación de percepción del ambiente se iba perdiendo, el sueño lo estaba invadiendo ¿Se estaba desmayando? Bien, iba a borrarse de la realidad un poco, se estaba haciendo un favor autodestructivo.
—Jungwoo.
La voz femenina se escuchaba a lo lejos, apenas entendió quien era cuando la luz a un costado de la cama de su padre se encendió. Aquella mujer de inmediato corrió hacia alguna parte, segundos después cerró los ojos y dejó que llenara su boca con jugo de algo muy dulce mientras le sujetaba el rostro. Era la señorita Tucker.
—No contestabas tus llamadas y... —de pronto recordó algo, no podía decirle la razón por la que estaba aquí— y... y me preocupé. Jungwoo cariño debo llevarte a un hospital.
—Es... estaré bien.
Hellen terminó de darle el jugo concentrado de naranja para llenarlo con glucosa esperando que surtiera efecto. El plato de comida fría en el pasillo y la puerta cerrada eran indicios de que no había salido del lugar ni mucho menos que había comido, la debilidad era el paso previo al colapso por hipoglicemia.
Y si no hubiera sido por el llamado de Wong Yukhei hace una hora no habría sabido que algo podría estarle pasando. Le había pedido que no le dijera que fue él quien la llamó, algo muy malo debió pasar entre ellos pero algo en lo que no iba a inmiscuirse.
—Te dije que soy alguien en quien puedes confiar cariño —acarició su rostro— voy a traerte algo para que te alimentes, vas a tomarte un medicamento y descansarás tranquilo, no vas a pasar la noche solo.
Cuando desapareció de la habitación dejando la puerta abierta hasta atrás, el menor suspiró hacia el techo con los ojos cerrados, no había lágrima que derramar pero el dolor en el pecho era latente y la sensación de ahogo también.
De fondo escuchaba un par de ruidos en la cocina, seguramente había estado todo el día con su padre y estaba agradecido por el gesto, la relación de ambos iba muy en serio. Con la poca energía que le quedaba sostuvo su teléfono y lo mensajeó diciendo que había estado durmiendo y que mañana iría a verlo para pasar año nuevo juntos. ¿En verdad podría levantarse cuando había perdido el apetito?
Volvió a cerrar los ojos, ahora bastaba que In Jin se apareciera nuevamente en su vida como para joderla aún más.
Había pasado un rato, estaba punto de quedarse dormido cuando Hellen apareció por la habitación con una bandeja y la mirada triste. Se sentó al borde de la cama mientras le pedía que se apoyara en el respaldo con cuidado.
—Estoy segura que llevas casi 20 horas sin comer así que te hice una sopa de arroz con verduras y en otro plato salteé algo de pollo, por favor come.
No iba a negarse a ella así que poco a poco fue comiendo mientras su estómago iba respondiendo, entre bocado y bocado le pasó un analgésico y un vaso de limonada para que disminuyera el dolor de cabeza. Se formó un analgésico y un vaso de limonada para que disminuyera el dolor de cabeza. Se formó un nudo en su garganta cuando ella posó una mano en su frente ¿Así se sentía cuando una madre se preocupaba por un hijo?
—No sé que ha sucedido pero no te hagas daño a ti mismo, afuera hospitalizado y luchando para salir adelante hay un hombre que te ama y que está orgulloso por ti, comer es importante —"Basta, deje ser tan buena conmigo".
Estaba prácticamente seguro que Hellen Tucker era una mujer real, alguien sincera pero estaba en un estado en el que tampoco podía creer 100% en ella, lo había hecho con Yukhei y se había burlado de su ignorancia ¿Por qué la rubia no podía hacer lo mismo con su padre?
No, no, debía separar las cosas, su mente estaba jugándole en contra con quien no tenía la culpa.
—Gracias, la comida está muy buena.
—Si me dices que In Jin te ha causado esto la buscaré y la arrastraré por el suelo —meneó la cabeza con una sonrisa sarcástica— ¿Sabes? No puedo quitarme de la cabeza que ella de alguna u otra forma estuvo involucrada en lo que le pasó a tu padre pero no quiero dejarme guiar por mi paranoia, tampoco la conozco a fondo y no quiero tomar protagonismo, el enfoque de esto son ustedes dos... a ustedes hay que protegerlos, no a mí.
Mientras bebía la sopa la observó, bien, ya que estaban a solas y para borrar pensamientos negativos de su cabeza, trató de enfocar la mente en ella. "No pienses en Yukhei, no pienses en él".
"¿Podría contarme sobre usted?" dijo después de que terminara la comida y su estómago se sintiera lleno. Como si se tratara de una mejor amiga, Hellen rodeó la cama y se acostó encima de ella observando el techo con las manos en su regazo.
—Mi nombre es Hellen Ebba Tucker, tengo 34 años recién cumplidos... hoy —Jungwoo
abrió sus ojos tanto como pudo antes de sentarse de mejor manera en la cama— no te preocupes, con todo lo sucedido ni yo he tenido tiempo de acordarme hasta hoy en la tarde.
—Pero... no es justo.
Movió la mano para restarle importancia, no le gustaba ser el centro de atención, nada era más importante que la tranquilidad. Sin alcohol, celebraciones, amigos o comida, ser el soporte para otra persona dentro de cuatro paredes, el silencio... sí, esto era mejor.
—Soy hija única, mis padres están viviendo en Lancaster, Inglaterra, donde nací...
Empezó a contar cosas de su infancia, anécdotas de reuniones familiares, la vez que lloró por días cuando supo que Santa Claus y el hada de los dientes eran un invento de sus padres, las malas calificaciones que tuvo en sus primeros años de escuela. El como se vivió en Gran Bretaña aquella época en la que murió Diana de Gales, etc.
Ahhh y la emoción que tuvo al final de sus años de preparatoria, cuando supo que estrenarían en pantalla grande Harry Potter y la piedra filosofal. Pero llegó un momento en el que empezó a hablar sobre la llegada a Corea.
—Hace 4 años atrás llegué con el deseo de hacer mi vida de nuevo, hace un poco más de 1 año que trabajo haciendo clases en la empresa de tu padre pero pretendo hacerlo nuevamente en una escuela cuando este proyecto acabe.
"Hacer mi vida de nuevo", esa frase se quedó en Jungwoo como la impresión de que algo había sucedido, quizás no estaba imaginando algo, Hellen tamborileó su vientre, su mirada estaba perdida en el techo, sus ojos azules estaban brillantes.
Y supo en ese momento que realmente era una buena mujer, porque nadie puede fingir lo que ella estaba emanando. Kim Jungwoo conocía la ansiedad y melancolía, Hellen Tucker cruzaba ambas.
Él estaba hundiéndose en la ansiedad, la angustia y decepción, pero eso no era impedimento para que estirara la mano y sostuviera un poco la de ella.
—Decidí que quiero protegerlos a... ambos Jungwoo, p-porque sé lo que es el abuso y el miedo —inclinó la cabeza hacia el lado, sus ojitos estaban con lágrimas— para alguien que se casó a los 24 llena de ilusiones y enamorada, nada importaba, ni las amenazas, ni los gol... golpes ¿Puedes entender que permití que abusaran de mí por miedo? —abrió los labios sorprendido, ella gozaba de una personalidad que no concordaba con lo que decía— pero cuando tienes la ayuda correcta y te das cuenta que ese ciclo es enfermo, sales adelante... —Jungwoo acarició el dorso de su mano con los ojitos llorosos— así que si alguien se atreve a ponerle los dedos encima a ustedes, van a conocer a la Hellen Tucker que llegó a Corea ¿Comprendes?
Y a pesar de que sabía que había mucho más detrás de toda esa situación, el muchacho asintió y dejó que la mujer acariciara su rostro como una amiga o una madre lo habría hecho mientras este sollozaba otra vez por sus propias pesadillas.
Sí, ella era la persona correcta para su padre.
2 días después, 1 de enero 2019.
Y cuando el último botón de aquel traje estuvo cerrado, supo que estaba prácticamente listo. Sus ojos de forma inmediata recorrieron minuciosamente su propio cuerpo para saber si todo estaba orden, ni una sola pelusa o arruga, nada que pudiera interferir en su trabajo y apariencia pulcra.
En el pasado cada vez que iba al club sexual la emoción provocaba que mordiera sus labios ¿Acaso no era fascinante que follar fuera considerado un trabajo y que además le pagaran cantidades exorbitantes de dinero? Mas hoy su pensamiento no era similar, la amargura había sido su semblante desde que salió de ese departamento mientras lo escuchaba llorar.
—¿Crees que puedas atraer a alguien con ese rostro? —Xiaojun estaba sentado a la orilla de la cama, lo observaba preocupado— pareciera que algo se hubiera muerto.
Pero Yukhei no decía algo, peinó su cabello con elegancia dejando en claro quien era el jefe. Ajustó el reloj en la muñeca y volvió a mirarse en el espejo, hoy había llegado el día.
Estaba en la casa en la que habían ocurrido cosas increíbles con Zeus cuando él se dio vida como Sexual Writer, no había posibilidad de quedarse en el departamento sabiendo que el muchacho estaba a solo unos pasos de distancia. Quería salir de su habitación pero la mano de su amigo lo detuvo.
Xiao De Jun podía tener una personalidad particular en el trabajo pero como amigo era diferente.
—Ocurrió algo con Kim Jungwoo ¿No?
—No quiero hablar sobre eso.
Y no quería hacerlo pero no porque sentía odio o resentimiento, todo lo contrario, no podía quitarse de la cabeza todo el dolor que le había causado, no podía pensar en él sin que le doliera el pecho por lo que había hecho.
En la noche había sido fiesta de año nuevo pero en vez de hacer algo estuvo acostado en cama alejado de su familia pensando en como también le había arruinado la celebración al muchacho. Pero ahora en el que tenía que meterse al vehículo y empoderarse de su personaje, tal vez el dolor infringido no había sido tan malo. Jungwoo lo detestaba, de eso estaba seguro, pero era mejor eso a que se expusiera a la sociedad sórdida en la que él había decidido verse envuelto.
"Meow!".
Ambos voltearon cuando vieron a Ramsés arrastrar la caja que Jungwoo le había regalado, no importaba que le doblara en tamaño, pero la escena lejos de verse adorable le causó lástima, el pobre felino parecía amar demasiado su nuevo regalo, más que el rascador de 5 niveles y los cascabeles.
Lo sostuvo entre sus brazos y besó su cabeza repetidamente.
—Tranquilo, todo estará mejor.
¿O sería que no le agradaba la casa? Había tenido que "mudarse" con él aquí, dejarlo en las manos de otra persona era imposible.
—Creo que es hora, Yukhei, son las 10 de la noche.
Bien, el Wong Yukhei sentimental, aquel muchacho de 19 años que había dejado florecer aún más los pasados 4 meses, ahora debía apartarlo. Juntos entraron en el vehículo de lujo. Xiao Jun observó a su amigo preocupado, Yunho estaba particularmente ansioso para el día de hoy, las solicitudes para follar con "Lucas" habían superado las 136 ¡Era un récord! Pero ¿Y si aquel hombre no respondía a las expectativas por tener la mente en otra parte?
—Yukhei, quizás no hablamos de manera profunda con frecuencia pero, lo que haya pasado con Jungwoo debes apartarlo, hoy es una noche muy importante... después de hoy puedo escucharte, sabes que cuentas conmigo.
La prostitución era ilegal en Corea pero toda la sociedad sabía que existía. Bajo esa premisa, Jung Yunho destinaba un poco de los recursos para pagarle "su silencio" a las personas respectivas, incluso enviaba a sus trabajadores para que ofrecieran de forma gratuita servicios. Y sí, funcionaba, porque la sociedad coreana era corrupta y porque lo que daba era muy generoso, ni policías o autoridades, nadie se metía con ellos.
"Boleumdal" (Luna llena) era el nombre del prostíbulo ubicado en el extremo de Seúl cercano a una carretera. Para llegar a él había que identificarse en la entrada y una vez que se aprueba su ingreso se debía cruzar unas enormes puertas con el vehículo, luego seguir al menos 10 minutos hacia adentro surcando un camino bajo árboles que se cruzaban por arriba.
En sí, la edificación del club sexual/prostíbulo era una mansión, piscina y muchas áreas verdes, pero lo que podía ser una fachada clásica, tenía en el subterráneo salones modernos para cuando se hacían las subastas o se daban show sexuales en salones de vidrio donde algunas personas desde afuera podían observar en la comodidad de un sofá.
Hoy era una noche especial, hoy no había iniciado como cualquier noche en donde los salones principales estaban iluminados como club nocturno, donde la gente bailaba o acariciaba a otras antes de irse a sus habitaciones para follar, tampoco habían show sexuales, noches de swinger, sadomasoquismo, nada de eso... por ahora.
En el salón principal decorado con candelabros de cristal, globos con helio plateados, personas con cuerpos pintados colgando del techo como en la gimnasia aérea, se encontraban la mayoría de las personas brindando con champagne u otro tipo de alcohol.
Cada uno de ellos empezó a susurrar ¿Era cierto? ¿Realmente estaba pasando? Yunho se paró en medio del salón donde más de 300 personas estaban presentes, el club tenía una mayor capacidad pero hoy solo los más exclusivos habían sido invitados.
—Estimados, clientes, mis chicos y chicas, quiero que levanten sus copas y brindemos, porque hoy llegó por quien tantos de ustedes han estado esperando, quizás... —sonrió con arrogancia— quizás uno de los mejores que hemos tenido y quien nos va a deleitar con algo para compensar sus meses de ausencia.
En aquel momento todos los rostros se voltearon hacia la entrada para apreciar la figura de quien estaba entrando.
Mierda. El traje formal que se ajustaba a su anatomía, delineado escaso en los ojos, una mirada siniestra sin muchas emociones y guantes de cuero negro que sujetaban un látigo. La mayoría de las personas contuvieron su aliento. El rey indiscutido había llegado.
—Estimados, quiero que brindemos por Lucas.
"Salud! ¡Salud!" Dijeron todos mientras Yukhei sostenía una copa de champagne y la bebía con lentitud. Sus ojos iban en todas las direcciones, esto se sentía de alguna manera inadecuado, esto se sentía como si estuviera haciendo algo malo.
Lentamente giró el rostro antes de que las expresiones de este pasaran de la confusión a la sorpresa y al temor. Supo que la situación se pondría muy fea cuando Yunho susurró en su oído.
—La persona que estás observando, la persona que te está mirando, él es quien se ha vuelto tu competencia directa y se ha estado robando tus clientes, su nombre.... es Doyoung.
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