11. Madre
Esa palabra sonaba tan ajena a su boca que solo pensar en pronunciarla se sentía inadecuado. Jungwoo trató de retroceder pero sus zapatos estaban pegados en el suelo, el rostro de esa mujer le aterraba y no porque careciera de belleza, sino porque lo negativo se debía a ella. Las únicas veces que vio a su padre llorar se debió a ella, su maldita inseguridad y fobia social era consecuencia de años cometiendo errores.
Abrió la boca para decir algo pero toda palabra quedó atascada en su mente, ella estaba acá ¡Ella estaba acá! Sus ojos se llenaron de lágrimas y un escaso e ínfimo gemido salió de su garganta, sus dedos se agarraron aún más en la mano de la señorita Tucker, si no lo hacía terminaría en el suelo gritando. Era esa maldita sensación como el peor ataque de pánico jamás vivido.
Hellen abrió los ojos sorprendida hacia Jungwoo, podía escucharlo sollozar por lo bajo, podía sentirlo temblar, aquel hombre de 1.80 metros se estaba reduciendo a algo indefenso. Tenía que actuar. Metió la mano a su bolsillo, todo era cosa de memoria táctil.
—Hijo yo... —hizo el intento de acercarse pero el muchacho gimió— Jungwoo he querido hablar hace mucho tiempo, eres... eres lo único que vale la pena —miró la mano unida a la muchacha rubia, de verdad era preciosa— ¿Es tu novia?
—Oh por Dios ¿No se da cuenta que le está haciendo daño? —se paró firme, que bien que era casi tan alta como el muchacho— basta.
—Soy su madre.
—Qué extraño, Joonhyuk jamás me mencionó que existiera tal —"Take that".
—Jungwoo necesito hablar contigo!
Gimió desesperada tratando de acercarse al muchacho pero este se hizo un ovillo en el suelo. Hellen se paró frente a él para que la mujer no tuviera la posibilidad de verlo, si esta era la madre de Kim Jungwoo entonces podía entender la razón por la cual Joonhyuk no la mencionaba jamás.
"No se atreva a acercarse" dijo entre dientes.
La presión en su cabeza era insoportable y las arcadas tuvieron lugar a las respiraciones, Jungwoo se sentía tan mal y con tanto pánico que era capaz de pararse y correr hacia cualquier dirección. "No exageres, no exageres, no lo hagas" quiso pensar pero tampoco había cabida a pensamientos. Tomó una posición fetal aún más pronunciada con la frente en el césped, le dolía el pecho, iba a rendirse, escuchaba discusiones femeninas, una voz desagradable y otra bonita.
Pero de pronto hubo voces masculinas, órdenes, palabras que no comprendía. No supo qué sucedió, todo giraba a su alrededor con las náuseas aún mas pesadas, escondió el rostro en ese cuello y se entregó con totalidad. Los gritos se alejaron, el silencio absoluto bañó sus oídos, después de 2 minutos sintió una puerta abrirse, movimientos de pasos... y luego sintió como su cuerpo era depositado en la seguridad de su cama.
Un peso familiar se instaló a su lado y unos brazos calientes lo acurrucaron contra un cuerpo, todo... ¿Había sido un sueño? Al abrir los ojos e inclinarse hacia atrás vio los enormes ojos de Wong Yukhei mirarlo con tristeza, estaba callado con su mano acariciando el costado de su rostro como si se tratara de un bebé.
—Soy un desastre... soy un —empezó a llorar con su labio inferior temblando— ¡Soy lo peor!
—No, no, no... tranquilo Jungwoo —quería llenarlo de besos, quería hacerle el amor para que olvidara lo que había pasado pero se terminaría delatando a si mismo— llora todo lo que quieras pero no eres lo peor, no lo eres para nada.
—¡Necesito salvar a mi papá! ¡Necesito hacerlo! —hizo el intento de pararse pero esos enormes brazos lo trajeron de vuelta— ¡Suéltame Yukhei!
—Él quiere mantenerte seguro, él te quiere aquí, él ya viene... —lo acunó a pesar que fuera casi tan alto como él, pero lo logró, enredó sus piernas con la suya y acarició su espalda mientras lo sentía llorar desesperado— ya estás seguro, ya lo estás.
Solo cuando se percató que su hijo había sido "sacado de escena" por su amigo, aquel hombre giró sobre sus zapatos y le dio la mirada más nefasta que podría tener para una persona. La observó de pies a cabeza mientras sus puños estaban temblando para no enloquecerse ¿Qué hacía acá después de una década? ¡¿Quién le había dicho que podía acercarse a su hijo?
Tragó el nudo en su garganta y enderezó la barbilla, él también tenía que entender que no era ese hombre del pasado a quien tanto golpeó y a quien tanto manipuló. Ahora podía defender a su hijo con mayor razón.
—¿Qué haces aquí, In Jin? ¿Se te olvida que el juez te puso una orden de restricción hace 10 años? —No va a haber juez que impida que vea a mi hijo.
—¿Desde ahora decidiste considerarlo como tal? ¿Por qué jamás luchaste por su custodia? ohh espera —frunció el ceño, la ira salía por cada palabra— prácticamente te rogué para que estuvieras presente en sus primeros años de vida y... —sonrió con lástima— no In Jin, Jungwoo no te necesita... él realmente no te necesita.
—¿Realmente crees que hubiera no hubiera estado mejor conmigo? —sus ojos estaban llenos de lágrimas pero Joonhyuk no sabía decir si estas eran reales o falsas— después de mucho tiempo comprendí que cometí muchos errores, quiero pedirle perdón a Jungwoo por cada uno de ellos, quiero que sepa que lo siento maldita sea ¡Él tiene derecho a escucharme!
Había una cosa cierta y es que sí, Jungwoo tenía derecho a recibir las disculpas por todo el daño recibido de forma directa e indirecta, pero no estaba seguro que su hijo tuviera la capacidad de enfrentar a esa mujer sin perder la cabeza.
En este momento tenía que luchar por lo que realmente valía la pena y nada lo hacía más que la estabilidad mental de quien tanto amaba.
—Vete, será Jungwoo quien decida cuándo, dónde y cómo —se volteó para caminar pero la voz irritante de In Jin llamó su atención.
—Lo terminaste convirtiendo en un hombre débil igual que tú —rechinó— y sigues creyendo que quedarse contigo estuvo mejor.
Respetar una conversación de una ex pareja era una cosa, pero permitir que lo insultara era otra. Hellen se acercó a pasos firmes y se puso por delante de su "amigo", con la mirada fija e intimidante hacia la mujer. Joonhyuk no dijo nada, estaba luchando por tragarse el nudo en la garganta. Joder, en el fondo ¿Siempre iba a ser un inseguro? ¿Realmente era culpa suya la fobia social de su hijo?
—Váyase ahora mismo si no quiere que le vuele cada uno de los dientes en su boca —masculló. Nunca había golpeado a alguien, nunca había sido agresiva o vulgar pero la situación lo requería.
In Jin miró a su ex esposo con la mandíbula tensa, luego a la enorme rubia frente a ella, había creído que era novia de Jungwoo pero ahora su mente estaba un poco confusa respecto a ello. Abrió la boca para decir algo aunque luego se arrepintió, sus ojos se quedaron en el edificio pensando en qué departamento vivía pero ¿Qué sacaba con intentarlo siquiera?
Les dio la última mirada antes de voltearse y caminar de vuelta hacia otra calle, esto no iba a quedarse así, no había viajado desde Estados Unidos para irse con las manos vacías, quería conseguir hablar con el muchacho. Cuando se alejó lo suficiente, Hellen se volteó hacia su amigo y lo abrazó acunando el rostro contra su costado.
—Lamento que tuvieras que presenciar todo eso yo... gracias por proteger a mi hijo —gimió— voy a vomitar.
—Ven, ven... siéntate —no había una banca cerca, pero lo hicieron en la orilla de la calle— respira profundamente y deja escapar el aire por la boca, así... muy bien.
Solo podía escuchar a un par de grillos cerca, uno que otro auto pasando cerca, trató de enfocarse en eso y en el calor de la mujer que tenía a su lado. Había estado hablando con Wong Yukhei sobre los temores de su hijo, sus preocupaciones como padre y lo mucho que quería que tuviera amigos que lo contuvieran, cuando en ese momento la llamada de Hellen lo alertó. No le había hablado, solo pudo escuchar la desagradable voz de alguien que conocía y la agitación de su hijo.
En ese momento contó lo que no había hecho antes con detalles.
Ambos a la edad de 17 años se enteraron que iban a ser padres. Por supuesto que la noticia no les había sentado bien porque en el momento en que ese bebé naciera ambos estarían listos para ir a la universidad ¿Cómo sus deseos de surgir iban a limitarse a cambiar pañales?
—Fue con las ecografías que decidimos que íbamos a luchar por Jungwoo, ella decía que iba a amarlo pero no fue así, nunca se sintió como una mamá, no la culpaba, en ese sentido nunca lo haré —miró con atención como Hellen sostenía su mano con la suya, sus dedos se enredaron como si se tratara de una pareja—aunque le pedí que estuviera presente en sus primeros años, le pedí que lo hiciera feliz porque... Jungwoo la mencionaba por las noches.
Así fueron los primeros años, Joonhyuk hacía malabares con el tiempo para no perderse nada del muchacho, aprendió a ser papá, aprendió a amar como nunca creyó a hacerlo. Un día decidieron vivir juntos de verdad.
—In Jin me gritaba, me decía que no podía ver a nuestro hijo porque le recordaba todas las malas decisiones que había tomado pero —su voz se quebró, bajó la mirada hacia el suelo dejando que cada lágrima descendiera, un hombre alto reducido por la angustia— un día dijo que quería ahogarlo, discutimos, intenté dirigir su ira hacia a mí y me dejé golpear por ella para que no le hiciera daño, así fue durante 5 o 6 años hasta que me di cuenta que estaba exponiendo a mi hijo a un infierno, fuimos a juicio, me denunció por violencia intrafamiliar pero fue el testimonio de Jungwoo el que revirtió toda la situación, a sus... 10 añitos testificó que jamás le puse un dedo encima y que siempre fui la víctima.
Después de ello vino todo aquello de la restricción para que se acercara a ambos y que había servido hasta ahora. Los siguientes 10 años crió completamente solo a su hijo, tenía tranquilidad porque podía vivir sabiendo que nadie le haría daño pero mucha angustia por ver como la seguridad de Jungwoo se fue deteriorando hasta convertirse en fobia social. Por temor a que In Jin volviera y se lo arrebatara prefirió pagar clases particulares, lo alejó del mundo, nunca tuvo amigos más que "Hendery".
Silenció unos minutos, pero al levantar la mirada veía a Hellen con sus mejillas empapadas y con los ojos hacia el frente.
—Tal vez, después de todo es mi culpa que él sea tan inseguro.
—Ambos son solo víctimas de las circunstancias de la vida —levantó las manos que tenían juntas y besó el dorso de su amigo— eres un héroe, protegiste a tu hijo, lo criaste a pesar de ser tan joven, luchaste por él y terminaron creando una relación increíble ¿Acaso no es valorable? ¿O acaso soy la única que puede ver eso?
Acercó su boca y le dio un beso en la frente durante un par de segundos, tenía el tiempo y la privacidad para darle un beso como correspondía en la boca pero no quería empañar algo tan anhelado con la mierda de su ex esposa.
Hellen Tucker lo comprendía incluso si no lo verbalizaba. Esa mujer era la figura ideal para todo hombre (además de ser jodidamente guapa) y él se sentía como un adolescente enamorado a su lado. No solo las mujeres esperaban un amor de cuentos, Joonhyuk en el fondo aún esperaba vivir el suyo.
Más tarde y después de cerciorarse que ella se fuera segura en su vehículo, regresó al departamento para saber como estaba su hijo. La culpa corroía su mente, quería repetirse que no podía permitir que In Jin le afectada de esta manera, que no debía cuestionar su rol de padre pero incluso sus pensamientos eran débiles en ese sentido, estaba agotado, solo quería abrazar a Jungwoo y repetirle que lo amaba.
El departamento estaba con las luces apagadas, los platos de comida lavados, todo completamente en orden y demasiado bueno para ser cierto. Caminó en dirección a la habitación de su hijo y cuando abrió la puerta se dio cuenta que estaba durmiendo en posición fetal bajo las mantas, con el pequeño Ramsés acurrucado en su cuello y solamente las luces blancas alrededor de su cama encendidas. Wong Yukhei estaba sentado en el suelo mirando un libro con el ceño fruncido, al verlo lo escondió debajo de la cama y se paró de forma inmediata.
—Si quiere podemos hablar en la sala de estar, ahora descansa —refiriéndose a Jungwoo.
El mayor asintió y apagaron las luces antes de salir y sentarse en un sofá, el rostro de Yukhei era de profunda empatía y respeto.
—Yo quiero que sepas que... —Empezó a decir Joonhyuk.
—No, no necesita darme explicaciones, no sé si Jungwoo querría que me contara, prefiero que... sea su voluntad que algo tan íntimo sea sabido —miró sus propias manos— me costó poder tranquilizarlo, solo decía que quería ir a salvarlo...
El señor Kim le dio una mirada significativa antes de suspirar profundamente, sus ojos seguían en él. Después de unos segundos rompió el silencio.
—Sabes que cuentan con mi apoyo ¿Verdad?
"Señor, usted no sabe el alcance de cosas que he hecho con su hijo", pensó lleno de culpa y con dolor en el estómago.
No lo estaba diciendo pero Joonhyuk sospechaba que él sentía cosas por Jungwoo, que su hijo era gay y estaba tratando de incitarlos a hablar respecto a ello. Asintió en respuesta jurando que un día, cuando realmente tuviera el valor, podría revelarle a Zeus su verdadera identidad.
—Ahora que sé que Jungwoo está bien puedo retirarme a mi departamento, dejaré a Ramsés con él para que sigan durmiendo tranquilos, en la mañana puedo venir por él —se paró y caminó junto a él hacia la puerta— no lo conozco del todo pero, si de algo sirve, puedo decir que es un padre increíble.
Le sonrió con respeto para convencerlo y se volteó hacia el pasillo para caminar a su propio lugar. Pero la sonrisa se borró y la angustia llegó a su alma ¿Por qué tenía que pasarles esto?
Al otro día, jueves 29 de noviembre 2018
Apretó los labios recordando la escena de aquel libro y la angustia que sintió en ese momento cuando la mujer, prostituta, pensaba sobre lo mucho que amaba al hombre pero las limitaciones que podía generarle decir la verdad sobre su trabajo. Eso no le sorprendió, Sexual Writer solía citar partes de sus libros u otros como el escritor que era, sin embargo fue la respuesta a su "mentora" lo que lo dejó descolocado: "Quisiera que esas palabras fueran solo la parte de un libro". Había tomado el celular apenas abrió los ojos y ahora que había dejado aquel aparato boca abajo nuevamente, trató de voltearse pero algo caliente y muy pequeño se lo impedía. Descendió la mirada a su cintura, allí acurrucado bajo las sábanas y convertido totalmente en una bolita peluda estaba durmiendo plácidamente.
—Ramsés —murmuró.
Como un flechazo cada uno de los recuerdos de anoche llegaron, su angustia, la mirada de esa mujer, la manera en la que casi pierde el conocimiento, la forma en la que Hellen Tucker lo defendió, su padre y luego Yukhei.
Yukhei.
Le dio una breve mirada al gatito, no había rastros de aquel hombre, no al menos en la habitación.
Su padre.
Salió con cuidado de la cama llevando una mano a su cabeza, le dolía, sus músculos eran débiles y le molestaban como si un camión hubiese pasado por encima. El minino podía seguir durmiendo pero él necesitaba encontrar a su padre para saber qué había sucedido con esa mujer. Pretendía ir a su habitación pero lo vio parado mirando hacia afuera con una taza de café en la mano, estaba solo con pantalón deportivo.
—¿Papá? —de inmediato se volteó y su rostro lo sorprendió, tenía ojeras marcadas, no había dormido en toda la noche.
Sin decir cosa alguna aquel hombre dejó la taza sobre una mesilla y se acercó para abrazarlo, Jungwoo se fundió en el abrazo con las uñas incrustadas en su espalda mientras la angustia bajaba como un sollozo.
—Vamos a salir juntos de esto —le decía al oído, que ventaja era que su padre fuera un poco más alto que él, sentía más protección— no voy a permitir que te ponga un dedo encima.
—Se supone que soy un hombre de 20 años —las lágrimas caían de su rostro— pero me siento como si fuera el mismo niño que se escondía bajo la cama.
—No va a hacerte daño si tú no se lo permites, pero sabes que cuentas conmigo —se separó para mirarlo y secarle las lágrimas con los dedos— ella dijo anoche que quería que supieras su versión de las cosas, que lo sentía y que tenías derecho a escucharla.
—Puede meterse sus explicaciones por el culo —dijo entre dientes— porque yo no quiero escucharla ¿Acaso te insultó? ¿Te hizo algo?
Kim Joonhyuk podía decirle que no pero su mente lo llevó a las palabras de aquella mujer y cómo estuvo toda la noche debatiéndose si era culpa suya que su hijo terminara con fobia. ¿Por qué no ser honesto con él?
—Jungwoo ¿Crees que es culpa mía que tu sistema nervioso sea tan... así? ¿Que tengas fobia social? ¿Debí llevarte a clases como todos los niños normales?
El muchacho revolvió su cabello naranjo contando hasta 10 para no decir improperios a esa mujer, sus preguntas confirmaban sus dudas ¿Cómo alguien como ella tenía el poder de bajar la seguridad de una persona para cuestionarse lo que había hecho por años? Volvió a abrazarlo, podía apartar toda la pesadilla por un par de segundos con tal de no ver a su padre de esa manera.
—Cada decisión que tomaste ha sido por mi bien, no sabes cuánto te admiro y te amo así que cualquier cosa que esa mujer haya dicho no es real.
Ambos tenían miedo, ambos eran atacados por sus puntos débiles, ambos no eran tan diferentes el uno del otro. Las palabras de su hijo llegaron en lo más profundo de su corazón y fue que con esa calidez le dijo que le agradecía por eso porque no había podido dormir. Las palabras valían más que los cuestionamientos de alguien sin la capacidad de contener la ira como In Jin.
Ramsés apareció maullando en el pasillo afuera de la habitación de Jungwoo clamando atención y alimento. "Yukhei quiso dejarlo contigo, dijo que dormirías más tranquilo". Murmuró su padre antes de caminar hacia la cocina y preparar el desayuno "Deberías ir a dejarlo a su casa, debe tener hambre".
Y así lo hizo, sostuvo al pequeño entre sus brazos y se dirigió directamente al departamento. Esta vez no dudó en tocar el timbre, no hubo inseguridad en ello, solo se quedó sin palabras cuando la puerta se abrió y la primera imagen de él fue de Wong Yukhei semidesnudo, con pantalón deportivo negro a la altura de sus caderas. Meneó la cabeza sonrojado y lo miró en silencio antes de mover los brazos y mostrarle a Ramsés.
—Gra... gracias por todo, por... por lo de ayer —dijo inquieto con una mano en su nuca.
—No tienes que preocuparte, me alegra que puedas estar en pie —Jungwoo dejó en el suelo al gato que corrió a comer al platillo más cercano dentro del departamento— ¿Te sientes bien?
Meneó la cabeza negando, su estómago era un nudo y tenía náuseas, quería gritar y llorar. Quería salvar a su padre de la culpa, de esa mujer pero también tenía miedo de que todo su progreso con la fobia haya quedado en nada e incluso peor.
Su visión era borrosa, iba a llorar de nuevo. De pronto esos brazos firmes lo envolvieron contra ese torso desnudo sin decir nada, solo sus dedos largos acariciaron su cabello naranja una y otra vez para que sollozara todo lo que pudiera. Era un hombre de 20 años que media 1.80 pero ahora era un pequeño gatito frágil.
—Tienes un nuevo amigo acá y vivo cerca, puedo ayudarte si tú lo deseas... solo cuando te sientas listo y en confianza puedes contarme qué está pasando aunque creo que es lo correcto que llames a mi primo, él es tu mejor amigo y querría estar al tanto.
"Eres demasiado bueno" pensó Jungwoo llorando muy bajito. No podía creer que en esos brazos se sentía tan bien y tan protegido, que el calor de su piel era significado de seguridad, que quería estar allí toda la mañana. Yukhei era muy guapo pero esto era más allá, esto era como la frase cursi de como "si hubiese pertenecido allí toda la vida".
Se separó después de algunos minutos y lo miró, los ojos enormes de su vecino brillaban con atención.
—Gracias, de verdad gracias.
—Si necesitas que alguien te acompañe nuevamente al psicólogo para salir adelante, entonces... así será, me tienes a mí y Ramsés, podemos ser los tres mosqueteros —sonrió de oreja a oreja con su habitual humor.
Jungwoo sonrió por lo bajo antes de voltearse hacia el pasillo y caminar derecho en dirección a su departamento. "Fighting haeyadwae!" dijo levantando el puño y hablando un poco más alto. El muchacho se volteó con el rostro confundido pero una sonrisa muy pequeña antes de desaparecer de su vista.
Por otra parte la sonrisa en aquel castaño se fue perdiendo cuando cerró la puerta de su propio departamento hasta convertirse en facciones de tristeza. Estaba jodido, estaba jodido. Le gustaba Jungwoo y le gustaba también como Zeus. Estaba jugando con fuego. Después de un par de horas su teléfono personal sonó sobre la cama indicando la llegada de un mensaje, era su mánager y amigo Jung Yunho.
Por supuesto que respondió diciendo que brindaría con alcohol del tamaño de una fuente de agua y que estaba demasiado ansioso por la noticia, a sus cortos 19 años un libro suyo estaría en la pantalla de muchos cines del mundo. "Farah" sería un éxito tanto como el libro.
Respondió algunas cosas aunque después de eso movió sus ojos para dejarlos en blanco, después de mucho tiempo Yunho aún no sabía escribir el apellido de su otro amigo.
—Xiao* imbécil, es Xiao —masculló.
Aunque eso no era lo importante, el mensaje de fondo lo dejó pensativo y quizás algo irritado.
Guardó el teléfono y miró el techo atentamente. Yunho era todo lo que él debía respetar pero no tenía ni un ápice de idea que sus palabras le hacían sentir mal y no porque hubiese hecho o dicho algo feo, sino porque su consciencia se sentía sucia.
Su manager no sabía que estaba teniendo relaciones sexuales con una persona fuera del club usando el nombre que tenía como escritor. Jungwoo no sabía que Yukhei era Sexual Writer y tampoco sabía que Sexual Writer era parte de un club sexual sórdido desde que era adolescente usando el apodo de Lucas.
¿Sería su vida mejor si nada de eso existiera y viviera solo como un hombre normal? No. Después de morder la manzana prohibida a los 16 años supo que difícilmente dejaría esa vida.
No, la verdad es que jamás le habría dicho que no a Yunho, el primer hombre con el que tuvo sexo y quien había sido el único dominante sobre su cuerpo.
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