OO5
Julian.
Tallé mi rostro con lentitud y pereza, intentando despertar un poco de mi sueño. No es lindo que un ruido te despierte a mitad de la noche. Eso de despertar a las personas debería ser ilegal. O por lo menos conmigo. "Pena de muerte si despertas a Julian Alvarez". Si, asi.
Un golpe resonó por mis oídos e inmediatamente me invadió el temor. ¿Y si Enzo no cerró con llave las puertas y un chorro, asesino, psicópata nos ataca en este mismo momento?
La puta madre.
Capaz tenga que revisar, probablemente no sea nada grave. Aunque... mejor Enzo. Es su casa. Si ambos vamos a morir él tiene que ser el primero. Tengo que decirle a Enzo. Pero ¿Y si salgo y me mata el chorro?
Tomé mi celular del mueble al lado de la cama, pero fue inútil, recordé que: A) Enzo me dejó sin internet, B) no tengo saldo y C) el pelotudo de Enzo nunca contesta.
No, no seas dramático Julian. Mejor levanta el culo de la cama, deja de ser tan trolo y baja a revisar.
Nota mental: Ponerle saldo al celular.
Obvio, si sobrevivo.
Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta. Antes de abrirla, invoqué a mi angelito de la guarda, y tomé valor para salir de la pieza. Miré a mi alrededor y afortunadamente estaba despejado. Suspiré. Buenisimo, ahora a buscar a Enzo.
Agradecí que la pieza de Enzo estuviera junto a la mía. Iba a abrir la puerta pero me encontré con que estaba entreabierta. Luché contra el deseo de salir corriendo. Un ruido me entremeció justo cuando toqué el pestillo de la puerta. Fue como una especie de jadeo cansado. O algo así.
─ Sí... así. ─ Fruncí el ceño. Esa fue la voz de ¿Enzo? Que carajos ¿A quién le habla? Atraje hacia mí la puerta, dejándome libre visión a dentro del cuarto.
Abrí mis ojos sorprendido, sintiendo demasiada vergüenza y como la sangre me subía hasta el rostro, por tal imagen ante mí.
La concha de la gorra. Sólo a mí me pasan éste tipo de cosas. Definitivamente tener la imagen de tu mejor amigo, haciendose la paja en su cama semidormido en la mente, no es algo que deba suceder. No.
Miré cómo movió su mano de arriba hacia abajo por su erecto miembro. Su rostro mantenía una expresión de placer con los ojos cerrados sumamente notoria, y de su boca se desprendían roncos jadeos.
─ Julian... ─ Gimió.
¡No mires boludo!
─ Aca no paso nada, acá no paso nada, aca no paso nada... ─ Repetí rápidamente y corriendo de regreso a mi pieza, un poco asustado de que Enzo se diera cuenta de que lo estuve mirando por un ratito. ¿Un ratito? Eso definitivamente no había sido nada más un ratito. Loco, ¿Ahora cómo voy a volver a verle la cara sin acordarme de esto?
Me tiré sobre la cama y me envolví en la frazada por completo.
Se estaba masturbando. ¿Pensando en mí? ¡¿Que?! no, eso no está bien. Flashé, Enzo es normal, Enzo no es como yo, Enzo tiene a Valu.
Cerré los ojos y restregué mi cara sobre la almohada, intentando dejar de lado lo que acababa de pasar. Pero, sin permiso alguno e inesperadamente la imagen regresó a mi cabeza como una película sin pausa.
Estaba totalmente desnudo, su pecho se levantaba irregularmente y su frente sudaba, su cabello rubio, arrastrado levemente hacia arriba, alborotado y unos cuantos mechones pegados a su frente. Sus tatuajes brillaban, era el brillo de su sudor, pero más que eso era el brillo de su excitación.
Abrí mis ojos, borrando la imagen. Me abofeteé mentalmente por seguir pensando en eso. Pero es que, no puedo pensar en otra cosa, la puta madre.
─ Julián... ─ ¡Es Enzo! ¡Tírate por la ventana Julián, dale tírate antes de verle la cara y que regrese el recuerdo! ─ Despertate... ─ La voz de Enzo sonó demasiado ronca, y era autoritaria. No era como si me estuviera levantando porque ya era tarde. Es de madrugada, en realidad. Es más como si él simplemente me quisiera despertar.
─ Déjame dormir... ─ Fingí voz apagada y de sueño, mientras apretaba con fuerza el borde de la frazada que me escondía. Ya no escuché la voz de Enzo. Lo único que sentí fue una fuerza arracándome la frazada del cuerpo. Fue tan rápido y fuerte que casi me caigo de la cama, pero todo lo que hice fue arrastrarme hasta la cabecera de la cama. Tallé mi rostro, fingiendo estar recién despertado. No quería que sospechara. Seguramente me vio y quiere una explicación de porqué me quede mirandolo. Y no tengo una... ¿Qué se supone que diga? ─ ¿Qué queres? ─ Dije con enojo falso. No podía ver con claridad a Enzo porque las luces estaban apagadas y la ventana cerrada, pero pude ver con claridad su alta y formada figura y... ¿Está desnudo?
Enzo apoyó sus rodillas en el borde de la cama y con sus manos sujetó mis tobillos, deslizándome por el colchón hasta quedar acostado. Intenté zafarme, lanzando patadas pero él inmovilizó mi cuerpo con el suyo.
─ A vos...
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