capitulo XVI: Abrazo


Jimín cruzó a paso apresurado por el vestíbulo del edificio donde vivía Yoongi. Saludo cortamente a la beta que cuidaba recepción y siguió derecho al ascensor.

Estaba muy preocupado. Con el estómago apretado y la garganta punzando. Tomo el ascensor y pulso el botón número siete.

Mientras sentía la caja metálica moverse bajo sus pies observo su reflejo en el espejo. Tenía los cabellos algo revueltos y la nariz roja juntó las mejillas y el resto de su cara pálida. Mitad por el fuerte frío que azotaba Seúl y mitad por la preocupación.

Eran alrededor las 18:17 de la tarde y ya estaba parcialmente oscurecida la ciudad. Era martes y no habían tenido escuela. Tuvieron una alerta por el frío que estaba haciendo y cancelaron las clases una semana. El planeaba visitar a los Min el jueves y pasar con ellos el fin de semana juntos. Pero al parecer se iba adelantar.

Hace una hora recibió una llamada de la Soyeon dónde le contaba que Yoongi no había salido de su habitación en toda la tarde. Que estuvo llorando y muy triste. Al parecer todo debido a una llamada de su padre.

El menor sabía que eso era un tema delicado y que siempre ponía mal a Yoon así que no dudo en dejarle una nota a su madre dónde avisaba que no estaría en casa y que lo llamara cuando viera el papel.

De todas formas estaría ocupada con la ola de pacientes que había en el hospital. El frío estaba atacando muy fuerte a las personas dejándolas enfermas en el hospital.

Saliendo hacia el pasillo en tonos marrones camino hasta la puerta con el número 1104 de chapa en el medio y tocó seis veces.

Soyeon le abrió con una sonrisa cansada y apenada. Saludándolo con un corto abrazo e indicándole que siguiera de largo para la habitación de Yoongi.

Antes de poder doblar y llegar a las puertas de los dormitorios, Soyeon hablo:

—El te necesita, Jimin. Mi bebé te necesita en estos momentos. Por favor, cuida de el.

Algo conmovido y triste por lo dicho, asintió decidido y luego empujó la puerta que daba a la habitación de su chico.

Entrando despacio y haciendo el menor ruido posible.

En el medio de la cama, estaba el cuerpo de Yoongi, hecho bolita y con las mejillas abultadas por estar contra la almohada. Estaba dormido, con las mejillas algo enrojecidas y los labios rojos de tanto morderlos.

Suspirando, Jimin cerró la puerta tras de sí y camino hasta acuclillarse a un costado de la cama.

Deslizó sus dedos por los pelos lacios y largos del mayor. Masajeando su cuero cabelludo y dejando caricias mimosas que sabía que le gustaban. Luego de uno o dos minutos se acercó y comenzó a besar su mejilla y coronilla. Tratando de despertarlo suavemente.

Yoongi suspiro y comenzó a abrir sus ojos incómodamente. Sintiéndolos arder por el llanto y algo pegajosos. Jimin le sonrió y le besó en la mejilla mientras se subía a la cama y se acurrucaba de costado para poder observarlo mejor.

Ambos se miraron a los ojos sin decir nada. Jimin solo mirando y estando atento a lo que quisiera contarle.

Yoongi solo lo miro por un minuto enteró a los ojos. Luego simplemente los cerró e hizo una mueca de dolor mientras se acercaba al cuello contrario y se escondía ahí, como un niño asustado en su primera noche durmiendo solo. Se acomodó sobre su cuello y luego deslizó una pierna entre las contrarias, abrazando la fina cintura del menor y descargando toda su tristeza en un llanto leve.

El menor solo sonrió y acaricio sus cabellos mientras le besaba la cabeza y susurraba que todo estaría bien. Que el estaba a su lado y todo saldría bien.

Mostrándole el mejor de los apoyos. Ese que solo se trata de compañía y atención. Centrándose solo en el y en ayudarlo a desahogarse. Dejándolo llorar y soltar todo lo que le atormenta. Dejándolo aferrarse de esa manera dolorosa a su cintura para demostrar que está ahí, siendo su sustento cuando siente que el mundo se le viene abajo como en esos momentos. Siendo su piso estable y lugar seguro.

Acariciando sus cabellos de esa forma que lo relaja. Masajeando sus hombros que tiemblan por el llanto y se estremecen con dolor.

Fueron solo unos minutos hasta que se calmó y volvió a respirar con normalidad. Soltando un sollozó de vez en cuando y respirando profundo.
Pero no se movió de ahí. Todavía acurrucado contra su cuerpo y comenzando a acariciarle la cintura.

—El llamo hoy en la mañana.- hablo por primera vez.

Jimin lo escucho atentamente y sin detener las caricias.

—D-dijo que.-pausando unos segundos para respirar.- Que s-se volvería a casar. Y que está esperando un hijo.

El menor abrió los ojos por la sorpresa, deteniendo sus caricias un microsegundo antes de renaudarlas con calma para no alterar al otro.

—El, el de verdad, tuvo el maldito descaro de invitarme.- el susurro fue dicho con la misma cantidad de odio y de dolor.- Dijo que se le haría realmente agradable que este en un momento tan feliz para el. Y también me contó la fecha para la que espera a su nuevo hijo.- Jimin sintió como las manos que se posicionaban en su curva se volvían puños.

—Tambien tuvo el descaro de preguntarme si me gustaría asistir a su nacimiento. Y no le tengo rencor a ese niño que no tiene la culpa de nada.- Jimin lo escucho enmudecer unos segundos antes de que siga.- Pero pueden llamarme egoísta y sin sentimientos... Pero detesto tanto, tanto, tanto, Jimin. Tanto. Saber que yo nunca seré una parte de su felicidad. Que yo nunca estaré a la altura de ese niño que está por nacer. Que nunca estaremos yo y mi madre en algún mísero escalón de felicidad para el.

Jimin sintió como la voz se le quebraba y comenzó a acariciar y besar su frente con más cariño.

...—¡Porque yo también soy su hijo, maldición! Yo también merezco algo de su amor. Yo también merezco algo se su atención. Yo también merezco ser parte de lo que le hace feliz. Y odio, odio tanto a ese niño. Y sé que no se lo merece ¡Sé que no! Pero es un niño que ni ha nacido y ya tiene más amor del que yo nunca obtendre de mi propio padre. Ni yo, ni mi madre.
!Y duele tanto! ¡Duele tanto aceptarlo!  No sabes cómo me duele, amor. No te imaginas cómo me quema el dolor por el pecho, como se me cierra la garganta al tratar de entender cómo es que no puedo ser lo suficientemente buen hijo cómo para que me amé. Como para que me extrañe. Como para que se interese por mí. ¡Me duele! ¡Me duele! ¡Me duele!

Y mientras Yoongi se desahogaba y lloraba a mil mares. Jimin también lo hacía. Porque le dolía mucho más de lo que ha a Yoongi le podía doler toda esa situación. Porque Yoongi era el amor de su vida y verlo sufrir a el, era como sufrir el peor dolor del mundo diez veces más fuerte. Porque se sentía inútil aún cuando sabía que Yoongi siempre lo había preferido por su gran talento de consolarlo en los momentos difíciles. ¡Aunque Jimin nunca lo creyó así! Porque Jimin no sabía consolar. Solo sabía quedarse a su lado, acompañando su dolor y demostrando que estaba ahí. Ahí para el y para sostenerlo.

Por eso Yoongi lo ama y le agradece tanto estar ahí. Porque aunque Jimin piense que no hace nada; Yoongi piensa que es el mejor consuelo que puede obtener. El mejor bálsamo sanador de sus heridas. La compañía silenciosa y reconfortante de Jimin.

Que solo sostiene su mano. Acaricia sus cabellos y espalda. Que besa su frente y susurra que lo ama.

Porque es mejor un abrazo silencioso que diez palabras falsas.

Buen jueves, gracias por leer.🤍

Espero que les haya gustado. Hasta ahora es uno de mis capítulos favoritos. Me gusta crear escenarios de ellos con situaciones graciosas o coquetas. Pero, también me gusta mostrar escenarios dónde su relación se hace más fuerte y se demuestra el apoyo y amor que se tiene mutuamente.

Estamos a poco y nada de llegar a los 1,000 votos. ⭐
Así que por favor no olviden de dejar su estrellita y comentar. 🤍

Adios🤍 Los quiero

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