⊰⊹ 01: Maldita hoguera
Dejándose caer en el acolchado sofá de YeonJun con un largo suspiro, TaeHyun mira a la nada cubierta de lujo, con su mente atrofiada aumentando su dolor de cabeza.
Haciendo una mueca ante un nuevo martillazo justo en su sien, toma un trago de su cerveza, sintiendo el frío material de la lata contra sus dedos. Oye una risa proveniente de algún lugar detrás de él, y ruega al cielo que la inmediata tensión en su cuerpo no sea evidente.
—¿Sabes que beber para eliminar la resaca es sólo un efecto placebo, verdad?
La aterciopelada voz de YeonJun se abre paso en sus oídos irritados antes de que este aparezca frente a él sosteniendo una botella con agua. Sus pecas se agrupan en sus pómulos gracias a la sonrisa divertida que tira de sus finos labios, y TaeHyun tiene que obligarse a mantener la mirada en su rostro pese a que no es precisamente una mejor opción si lo que quiere es ignorar sus encantos.
Pero prefiere deleitarse con la belleza de sus rasgos antes que concentrarse en la piel tersa de sus largas piernas muy desnudas.
—No me hables de tus cosas psicológicas ahora, por favor. —TaeHyun optando por el camino sano, se frota los ojos por debajo de sus anteojos y deja caer su cabeza en el respaldo del sofá, pero se endereza cuando su cerveza es arrebatada de su mano—. ¡Oye!
—Tienes que hidratarte. —YeonJun reemplaza la lata por la botella con agua en la mano del contrario, y sacude la lata medio vacía un poco—. Esto te hace daño.
TaeHyun trata de alcanzarla, aunque sin éxito.
—De algo hay que morir, ¿no crees?
—Sí —YeonJun se encoge de hombros, alejándose de nuevo—, pero no morirás por un coma etílico si puedo evitarlo, mucho menos en mi casa. Es más, voy a dejar de comprar cerveza para ti.
La refutación que se forma en la lengua de TaeHyun se disuelve tan pronto como todas las partes de YeonJun que estaba tratando de ignorar entran en su campo de visión nuevamente. Sus ojos, atraídos como imanes, bajan hasta el trasero de YeonJun, embutido en ese bóxer rojo que resalta la tonalidad pálida de toda esa piel al descubierto.
Ni siquiera se dio cuenta de en qué momento volteó todo su cuerpo hacia la vista como todo un maldito depravado, así que se gira para sentarse correctamente, tosiendo un poco cuando un poco de la excesiva saliva en su boca baja por el conducto equivocado.
Es entonces que recuerda por qué estaba tan pensativo en primer lugar.
Si creyó que podría concentrarse en BeomGyu y su incipiente relación tentativa, estuvo muy equivocado. Su atracción por YeonJun sigue tan latente como un temblor en lo más profundo de sus nervios, discreto pero persistente, pulsando en el borde de la obviedad.
YeonJun paseándose en su apartamento usando únicamente bóxers y una sudadera con capucha no es nada nuevo entre ellos; lo que sí lo es el hecho de que los ojos de TaeHyun no parecen ser capaces de encontrar alguna dirección que no termine estrellándose escandalosamente en el trasero de YeonJun o sus piernas decoradas con fino vello castaño.
Darle la espalda es la opción más viable que encontró desde que despertó en su cama esa mañana y lo vio caminando en la habitación semidesnudo. No recuerda mucho de la noche; sólo sabe que si YeonJun está harto de cuidarlo cuando llega ebrio a mitad de la madrugada a su departamento, no ha dicho nada que lo sugiera.
Luego, si ya de por sí estaba incómodo por el constante zumbido en sus oídos y los giros interminables de su cabeza, la imagen de YeonJun yendo de aquí a allá en su departamento está alterando sus nervios, porque definitivamente no es sana la cantidad de pensamientos, muchos de ellos que ni siquiera quiere admitir, que está teniendo ante la virilidad de sus atributos que llaman tanto la atención de TaeHyun.
Su atracción por BeomGyu tiene justificación por lo menos en sus curvas femeninas y facciones delicadas, pero todo en YeonJun es perfectamente masculino. Debería tenerlo sin cuidado cómo YeonJun se viste en la comodidad de su hogar, sobre todo ante la recurrencia del hecho en su día a día; debería incluso asquearlo la mera idea de mirar toda la extensión de la piel de porcelana de YeonJun, pero no es así.
Y si la desvergüenza de YeonJun en el acto no había incomodado ya a TaeHyun, ver a su mejor amigo de una manera tan alejada de los límites de la amistad sí que lo hace.
—¿No vas a ir a clases hoy? —YeonJun se acerca otra vez y se sienta en el sofá, lanzando una manzana al aire para atraparla al instante.
La respuesta se queda en la lengua de TaeHyun cuando YeonJun se estira cual gato perezoso, recostándose en el reposabrazos del sofá antes de subir sus piernas hacia el regazo de TaeHyun. La zona quema donde sus pieles se tocan, y, de repente, TaeHyun se arrepiente de haber escogido un pantalón corto como cambio de ropa cuando despertó.
Con su mirada bajando directamente hacia toda la piel tersa y suave a su alcance para luego dirigirse hacia la expresión despreocupada de YeonJun mientras este muerde la manzana, TaeHyun piensa en que no conocía esta parte de su amigo.
No sabe si esta parte descarada y sinvergüenza de YeonJun es algo que borró de sus recuerdos o simplemente lo ha ignorado todo este tiempo, pero la mera idea de YeonJun siendo tan desenfadado con su propio cuerpo le genera una inquietud que se mete entre los recovecos de su mente y hace ruido sin cesar.
Ni siquiera puede decir que sea un sentimiento antiguo. Su constante posición de espectador jamás había sido tan complicada, ni siquiera cuando YeonJun se ponía atrevido queriendo probarse alguna lencería y que él le diera su objetiva opinión.
No obstante, descarta el inoportuno recuerdo y aparta la mirada; no quiere pensar que YeonJun se presenta ante él semidesnudo a propósito o, lo que es peor, que su idea es seducirlo o alguna cosa parecida, así que empuja la idea lejos. Y es que normalmente no habría cuestionado este comportamiento en específico antes: no ve razón para hacerlo ahora, mucho menos cuando YeonJun está tan feliz con SooBin.
Tal vez, YeonJun sólo quiere transmitirle una sensación de seguridad simulando que nada pasó pese a su lapso lujurioso de hace poco, y aunque no funciona en absoluto, TaeHyun aun así se lo agradece en silencio.
Pero el inconveniente recuerdo no hace más que obligarlo a llevar su mirada hacia el miembro de YeonJun acunado por las restricciones algodonadas de ese bóxer, y TaeHyun cierra los ojos con fuerza antes de echar la cabeza hacia atrás de nuevo.
Necesita poner más barreras entre él y YeonJun si es que no quiere terminar arrancando las paredes de papel que simulan su protección y evitar hacer algo de lo que se arrepentiría una vez más.
Sin embargo, incluso con esa convicción, no hace nada por alejar las piernas de YeonJun de su regazo. En cambio, con una sensación de vacío en su estómago, pone sus manos sobre ellas, rogando que parezca un acto distraído.
El toque arde contra sus palmas.
—No iré —Quejándose una vez más, TaeHyun hace una mueca—; los sistemas harán que mi cerebro explote si lo hago.
YeonJun asiente sin más, mordiendo una vez más su manzana.
TaeHyun respira hondo, con su cabeza aún dando un par de vueltas. El agua ciertamente no es de mucha ayuda, pero no va a quejarse de los cuidados de YeonJun, no cuando este siempre ha mostrado tanto interés en su bienestar. Y aunque no está dispuesto a ceder ante la voluntad de YeonJun en sus exageraciones sobre su salud, aun así aprecia la preocupación.
Luego, siente movimiento a su lado y abre un ojo, viendo a YeonJun impulsándose hacia adelante para sentarse e inclinar su torso hacia él, con una mirada que TaeHyun no logra identificar.
—Mi siguiente clase de hoy se canceló. —El pelirrosa ladea la cabeza, iluminando el rostro de TaeHyun con el brillo esmeralda de sus ojos—. ¿Qué hacemos ahora, entonces?
TaeHyun traga grueso, con su corazón acelerando su marcha de un segundo para el otro. Carraspea, acomodándose en su asiento bajo el fijo escrutinio de YeonJun. Su mente se queda en blanco por los segundos suficientes que hacen que una alarma se encienda dentro en su cabeza, pero el sonido estrepitoso del peligro es opacado de pronto por el del timbre del apartamento.
Sobresaltándose, YeonJun gira su cabeza hacia el recibidor, y se niega a mirar a TaeHyun cuando se levanta para dirigirse hacia la puerta y ver por la mirilla. Su ya de por sí alterado corazón acelera su carrera cuando ve a BeomGyu ahí afuera, balanceándose sobre sus pies adorablemente mientras espera.
YeonJun inhala hondo y lleva sus manos hacia sus mejillas para asegurarse de que no lo hayan traicionado con una coloración inoportuna.
—¡BeomGyu! —saluda al abrir la puerta, con las comisuras de su boca alzándose en alto sin esfuerzo—. No te esperaba.
La sonrisa de BeomGyu se abre paso con rapidez en su armonioso rostro, pero su mirada baja de inmediato, y es apenas cuando YeonJun recuerda el pequeño detalle de su falta de pantalones, pero antes de que sus mejillas exploten en carmín, lo invita a pasar y se dirige hacia la cocina a paso ligero, soltando el aire que no sabía que estaba conteniendo.
En cuanto, a través de la vista de la cocina hacia la sala, mira a BeomGyu sorprenderse de la presencia de TaeHyun en su sala de estar antes de sentarse cerca de él para hablar de algo que YeonJun no escucha pese a la corta distancia que los separa, YeonJun se pregunta a sí mismo qué carajos está haciendo.
Si lo piensa un poco, realmente no tuvo ni tiene ninguna intención al pasearse semidesnudo frente a TaeHyun por su apartamento, pero, en cambio, tampoco sabe si hay una razón en específico por la que no tiene deseos de cubrirse en absoluto.
De repente, la mirada de TaeHyun pesa sobre él una vez más. YeonJun se sobresalta y se da la vuelta para evitarla, pese a que aún la siente acribillando su espalda, y su interior arde con tanta fuerza que teme que su cuerpo se entusiasme demasiado. No quiere una reacción desfavorable justo ahora, sobre todo ahora que no tiene una capa de ropa apropiada que pudiera ocultar su problema.
Sirviendo agua en el vaso, considera por un momento ir a vestirse, pero descarta la idea; sería raro que de repente decidiera cubrirse. No quiere que TaeHyun piense que quedó algún rastro de lo que pasó entre ellos, pese a qué él mismo puede sentirla aún escociendo bajo su piel. Además, si BeomGyu nota esta particularidad, la excusa de que es su casa y puede vestirse como quiera siempre está sobre la mesa.
Con un último suspiro, YeonJun se dirige hacia la sala de estar y le entrega el vaso a BeomGyu, notando que la distancia entre él y TaeHyun ha disminuído considerablemente.
El rubio se lo agradece en voz baja y toma un par de tragos minúsculos antes de dejar el vaso sobre la mesa de centro. YeonJun está por sentarse, pero siente que la mirada de BeomGyu cae otra vez sobre sus piernas. Al levantar la mirada, BeomGyu, en realidad, está mirando a TaeHyun, pero la piel de YeonJun se eriza de todas formas. ¿Es que está imaginando cosas?, ¿por qué imaginarlo le hace cosquillas en el estómago?
«¿Sinceramente, qué carajo pasa conmigo?», piensa YeonJun, poniéndose rígido.
La peligrosa determinación que sentía hasta hace unos segundos se evapora hasta dejar sólo el sentimiento de vulnerabilidad quemando cada centímetro de su piel al descubierto. BeomGyu apenas ha reaccionado ante ello además de una mirada inescrutable hacia TaeHyun, pero YeonJun aun así puede percibir la extrañeza en su postura.
De pronto, la necesidad de cubrirse lo abarca, sin saber qué alcance tendría el fuego ya avivado en su interior si continúa exhibiendo tanta piel a diestra y siniestra.
—Yo, ehm —YeonJun se levanta, llegando con un salto hasta detrás del sillón para ocultar su parte inferior—, iré a vestirme. Ya regreso.
—No quiero molestar, YeonJun. —Sacudiendo ligeramente la cabeza, BeomGyu le sonríe un poco—. Esta es tu casa; puedes vestirte como quieras.
YeonJun abre los ojos y TaeHyun voltea a ver a BeomGyu, quien se encoge de hombros con simpleza.
—No es molestia, Gyu. —Con una sonrisa forzosa, YeonJun niega antes de soltar una risa—. De todos modos, ya iba a vestirme. No soy tan descarado.
Sin esperar refutación o respuesta, YeonJun se dirige a su habitación a la mayor velocidad posible sin que parezca que está huyendo de la escena como, en efecto, está haciendo. Si siente la mirada de alguien en su trasero, prefiere creer que es la de algún fantasma intruso en lugar de la de alguien tangible que muy probablemente está en su sala de estar.
Para cuando termina de ponerse el pantalón de chándal, llena de aire sus pulmones hasta el tope varias veces, tratando de calmarse, a pesar de la insoportable distracción que representan sus pensamientos yendo de aquí a allá a tal velocidad que no puede leer ni uno solo.
Luego de un momento, se da cuenta de que ha pasado demasiado tiempo mirando el suelo en su intento de atrapar siquiera una idea coherente, así que sacude la cabeza para espabilar y se levanta, preparándose con un largo suspiro.
Sin embargo, cuando atraviesa unos pocos centímetros del pasillo hacia la sala, la imagen de TaeHyun estando casi sobre BeomGyu, metiendo su lengua en su boca ávidamente, con BeomGyu aferrándose a su cuello como si estuviese ahogándose y TaeHyun fuese su salvavidas, hace que sus entrañas se revuelvan por completo.
Se esconde al instante, respirando con agitación y el corazón en la boca, mortificado al notar que el fuego dentro de él no se apaga en absoluto y que, en cambio, se vuelve una maldita hoguera.
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🌻Nhara
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