⊰⊹ 17: ¿Fantástico, no?
Terminando de ponerse los zapatos, SooBin toma un decisión: poner fin a su angustia.
Levantarse de la cama esa fría mañana de domingo fue un poco difícil. Su cuerpo se ha estado sintiendo más pesado de lo normal, incluso más que cuando el entrenador sorprende al equipo con prácticas inesperadas después de un día entero de estrés en las clases. No sabía que las consecuencias que causa el pesar emocional podrían superar con creces a las que provoca el cansancio netamente físico.
Dedicar todo su fin de semana a terminar tareas pendientes sólo lo hundió un poco más en la miseria.
A decir verdad, la intensidad de este negativo episodio es desconcertante. Tal vez, es porque no tiene realmente una manera de desahogarse fuera del campo. Nadie con quien hablar aparte de BeomGyu, y no puede tener a BeomGyu a su lado como pañuelo de lágrimas siempre. Aunque no es que haya estado muy interesado en relaciones interpersonales jamás. SooBin es consciente de que sus habilidades sociales no se desarrollaron a la par con el ego abismal que crecería en un chico cuyo camino hacia el Super Bowl es obstruido por más culos y tetas de las que podía contar.
Sentir el rechazo por primera vez se siente como la mierda.
No le gusta pensar que se siente así únicamente porque su orgullo ha sido pisoteado: suena demasiado superficial inclusive para él. Pensar que la causa es quién lo rechazó parece más coherente.
No es como si tuviese una lista de candidatos para posibles relaciones amorosas para matar el tiempo; simplemente fue capaz de ver algo en YeonJun que no había visto antes en nadie que haya tratado de meterse en sus pantalones. Es decir, sí, sabe que YeonJun sí quería meterse en sus pantalones y lo que sucedió en aquella fiesta lo confirma, pero no es como otras personas que han tratado de meterse en su pantalones antes, y eso ya es bastante enredado.
Se ha devanado los sesos pensando cuál podría ser aquella diferencia tan notable sobre YeonJun que lo inquieta de esta manera. Quizá, son sus verdes ojos brillando con dulzura, o sus besos calientes o sus caricias lascivas adorables, pero SooBin no ha logrado poner el dedo en la llaga. Definitivamente, YeonJun tiene algo diferente que hace a su corazón palpitar con más fuerza de la que quisiera admitir.
Y duele no tener más la oportunidad de gozar del gratificante sentimiento, pero no va a preocuparse por ello. Si YeonJun lo ha estado persiguiendo en silencio durante estos últimos años, SooBin no ve razón para no hacer lo mismo y ser un poco más ruidoso al respecto.
Es la imprevisividad del asunto lo que lo tiene tan intrigado. El hecho de que YeonJun le haya dicho prácticamente que no quiere nada más con él fue una clara señal de que SooBin no debe cruzar la línea roja si no quiere adentrarse en terreno peligroso, pero SooBin no ha podido dormir pensando en qué pasó. Aunque tiene sus sospechas, no puede simplemente darlo por hecho.
Así que una charla madura entre adultos es lo idóneo por ahora.
No obstante, antes de poder meditarlo, ya está aparcando en el estacionamiento de la torre de apartamentos de BeomGyu, cediendo ante las fuerzas del universo que siempre lo empujan a orbitar alrededor de BeomGyu. Se limita a creer que es porque necesita recargar energía y obtener los ánimos suficientes de su mejor amigo.
Le devuelve el saludo a la amable señorita en recepción y entra al ascensor para usar la tarjeta de acceso directo hacia el departamento de BeomGyu. Luego, la amplia sala de estar le da la bienvenida con ráfagas de la luz pálida del atardecer que atraviesan el ventanal de piso a techo justo frente a la entrada. SooBin busca con la mirada a BeomGyu y avanza hacia el pasillo mientras una sonrisa estira sus labios sin esfuerzo.
BeomGyu sale de su habitación en ese momento, y su rostro se ilumina tan rápido al verlo que SooBin quiere gritar, aunque no sabe exactamente por qué.
—Ahí estás. —SooBin frunce el ceño, caminando detrás de él cuando BeomGyu pasa a su lado—. Ya estoy a mitad de apartamento, ¿por qué no sales antes a verificar que no sea algún asesino o un ladrón armado?
—Siempre preguntas eso cuando vienes, SooBin. —BeomGyu rueda los ojos, entrando a la cocina—. ¿No tienes otro diálogo?
—Es que nunca sales a revisar.
BeomGyu abre la nevera y toma una botella con agua para lanzársela a SooBin antes de responder:
—Porque nunca es necesario. Ya te he dicho que las únicas dos personas que tienen llave de este apartamento son tú y mi madre, y ella nunca viene.
SooBin resopla y se sienta en una silla giratoria al lado de la isla de la cocina, bebiendo media botella de un par de tragos antes de contestar:
—Sigue siendo peligroso.
BeomGyu resopla.
—Paranóico.
—Hablando de paranoia —SooBin suspira, jugando con la botella entre sus manos—, creo que me estoy volviendo loco.
—¿Ah, sí? —El rubio lo mira atentamente desde el otro lado de la isla—. ¿Por qué?
—Por YeonJun.
BeomGyu se da la vuelta antes de empezar a manipular algunos utensilios, como si fuese a cocinar, pero no está haciendo nada en realidad. SooBin no dice nada al respecto.
—¿Ahora por qué? —BeomGyu carraspea—. Creí que nuestro plan había funcionado.
—Y lo hizo. Usé la iluminación correcta, el aromatizante correcto, las bebidas y bocadillos correctos: hice todo lo que me dijiste que hiciera. Pasamos un buen rato juntos. ¿Sabías que es fan de DC? Fue lindo, estábamos bien. Ahora, tengo que admitir que me pasé de la raya al darle una mamada a mitad de pasillo el jueves, pero...
—¡¿Que hiciste qué?!
BeomGyu se da la vuelta y mira a SooBin como si le estuviese brotando otra cabeza en el hombro.
—Sí, ajá, fue demasiado, pero Kai ya eliminó el vídeo. —SooBin se encoge de hombros—. Es sólo que no pude contenerme: mi error. Pero él parecía bien con eso hasta que al día siguiente fui a su casa para invitarlo a salir, ¡pero resulta que ya no quiere verme más!
BeomGyu frunce el ceño.
—¿Él ya no quiere verte?
—No, y no sé qué hice mal. Odio esto.
La expresión de BeomGyu se contrae un poco más, pero un brillo extraño aparece en sus ojos mientras cuestiona:
—¿Y es eso tan grave?
—¡Por supuesto que lo es! —SooBin alza las cejas, tirando de su cabello—. BeomGyu, me hiciste darme cuenta de que la vida no es sólo fútbol y un título que conseguir. Ahora sé que quiero algo un poco más real, incluso si acaba pronto. Y quiero eso con YeonJun. ¡Pero ahora él ya no quiere nada conmigo y no sé qué hacer!
El rubio baja la mirada, su cabello cae sobre sus ojos mientras sus dedos trazan líneas aleatorias en el granito de la isla.
—Sí, bueno, yo no estoy mucho mejor, que digamos.
SooBin para la oreja, intrigado.
—¿Eh?, ¿por qué?, ¿pasó algo?
—Es sólo que... no te he contado porque no nos hemos visto estos días, pero pasó algo con TaeHyun y...
—¿Qué fue lo que pasó?, ¿él está bien?, ¿tú lo estás?
—Sí, sí, sólo... escuché a alguien hablar mierda sobre mí con TaeHyun, ya sabes, lo de siempre: soy fácil y todo eso. Así que, sí, TaeHyun y yo no volveremos a vernos tampoco.
BeomGyu aprieta los labios en una línea, sin dejar de mirar sus propios dedos moviéndose inútilmente sobre la isla. Su nariz empieza a ponerse roja y sus mejillas adoptan un desagradable rubor. SooBin corre a su lado antes de poder meditarlo y pronto sostiene con firmeza a BeomGyu entre sus brazos. La preocupación surca su rostro.
BeomGyu se remueve, pero no se aparta.
—No me abraces o lloraré —se queja el rubio—. Sabes que siempre lo hago.
Aunque confundido por lo sensible que se ha puesto BeomGyu al hablar sobre esto, cuando se ha mantenido bastante férreo al respecto hasta ahora, SooBin se aparta a una distancia respetable, disponiéndose a esperar.
Pronto, BeomGyu busca el tacto de SooBin nuevamente acercándose con discreción, reduciendo su distancia tentativamente y tomando la mano de SooBin para jugar con sus dedos sobre la isla. SooBin contiene dolorosamente el impulso de extender su otra mano para acariciar sus rubios rizos despeinados.
—Te dije que esto no iba a funcionar —BeomGyu hace una mueca—. Apenas conozco a TaeHyun.
—Pero es mi amigo, él...
BeomGyu lo mira con una ceja alzada.
—Bueno, él no es mi amigo —se corrige SooBin con un bufido—, pero yo quiero serlo por una razón. ¿Estás seguro de que fue él?
—Fue en la cafetería en la que él trabaja; por supuesto que era él, SooBin. No soy ciego.
—Lo sé, lo sé, sólo creo que es extraño. TaeHyun es un buen chico.
—Pues no lo es tanto si pensaba enviarme una foto de sus manos creyendo que así podría tener una sesión de sexo telefónico conmigo.
Las cejas de SooBin casi se juntan por su ceño fruncido mientras oye a BeomGyu suspirar. Está a punto de soltar otra defensa cuando oye a BeomGyu hablar una vez más.
—No creo que yo sirva para esto, SooBin. —BeomGyu se gira hacia el contrario—. Y me pregunto si realmente vale la pena —Jugando con los botones de la camisa de SooBin, lo mira por debajo de su flequillo—. ¿Eso es realmente lo que quieres?
SooBin traga grueso, tan tenso y quieto como una roca mientras pregunta:
—¿A qué te refieres?
BeomGyu se acerca un poco más, con su voz prendiendo de un hilo.
—Estar con YeonJun, me refiero.
La expresión de SooBin se endurece.
—BeomGyu.
El rubio, sin embargo, tragando el nudo en su garganta, ignora el tono de advertencia en la voz de SooBin.
—Lo que digo es: ¿por qué no simplemente tú y yo...?
BeomGyu apoya su mano en el abdomen duro de SooBin. Luego lo atraviesa con esa mirada familiar pero confusa que SooBin tan bien conoce.
Esa mirada ante la que SooBin no quiere volver a caer.
—No. —SooBin se aleja del contrario.
BeomGyu se congela, mirando a SooBin con sus ojos azules bien abiertos.
—¿Qué estás diciendo? —reitera SooBin en un gruñido—. No, BeomGyu.
El rubio carraspea, apartando la mirada y las manos del pelinegro para retroceder varios pasos.
—Es cierto. Olvídalo —BeomGyu hace un rápido ademán—. No quise...
—Ya habíamos hablado de esto, BeomGyu.
—¡Sí!, tienes razón. —BeomGyu sacude la cabeza con fuerza—. No sé por qué dije eso. Sólo olvídalo.
—Lo haré.
Retrocediendo un par de pasos más, SooBin anuncia sin tardar:
—Yo... iré a ver a YeonJun. Nos vemos luego.
—Claro. —BeomGyu le da la espalda, abriendo la nevera para meter toda su mitad superior ahí en busca de algo—. Suerte.
—Llámame cuando estés listo para la cena de hoy; yo te llevaré.
—Ajá.
SooBin contiene un resoplido, negándose a ceder ante su deseo de una despedida adecuada. No ha habido ni hay nada adecuado entre ellos últimamente.
El ascensor no baja lo suficientemente rápido pese a que SooBin presiona el botón una y otra vez. Su cabeza trabaja a mil por hora, tratando de procesar la culpa que siente y persiste hasta calar en sus huesos cuando prácticamente corre hacia su camioneta.
Después de varios minutos de sólo conducir, SooBin deja caer su frente contra el volante al verse atrapado en el cuarto semáforo en rojo.
Todo habría sido y sería más fácil si Sandra no fuese la madre de BeomGyu.
BeomGyu es su mejor amigo desde el primer año de universidad de ambos, y muchas personas pensarían que sería absolutamente genial que su mejor amigo se convierta en su hermano políticamente, pero SooBin no opina lo mismo, no cuando su próximo hermanastro es alguien con quien ha compartido varios momentos que no son precisamente sólo amistosos.
No sabe en qué momento empezó este tipo de relación entre BeomGyu y él. En realidad, es bastante difícil hacer memoria sobre lo que pasó antes o después del increíble orgasmo que lo dejó hecho gelatina sobre la cama de BeomGyu, en un día que tampoco recuerda del todo. Sólo es consciente de que un día empezaron a tener sexo sin compromiso y no pudieron parar.
¡Era un dos por uno! Mejores amigos y compañeros de cama, ¿fantástico, no?
SooBin disfrutaba de follar a BeomGyu y BeomGyu amaba tener a alguien que lo satisfaga en la cama. Funcionó para ellos; no necesitaban hacerse líos innecesarios porque se conocían y se tenían confianza. Era perfecto, incluso si no habían establecido ninguna conversación formal al respecto.
Luego, todo cambió cuando sus padres revelaron su relación con tanta alegría como podrían expresar dos personas entradas en sus cincuentas.
Fue lindo, hasta cierto punto, pero las cosas se volvieron incómodas entre ellos. Ambos sabían que no podrían simplemente decirle a la feliz pareja que se acostaban con el otro por despreocupada diversión juvenil. Obviamente no iba a agradarles la novedad, así que ambos decidieron que no se interpondrían en ello, y sus furtivos encuentros cesaron de repente.
Ambos creyeron que sería fácil. Al final del día, habían establecido que no sentían nada el uno por el otro aparte de una bonita amistad y atracción sexual, pero, por alguna razón, fue más difícil que eso. Evidentemente, la costumbre fue más fuerte que su convicción. Fue lo que concluyeron mientras se besaban con desesperación dentro de un cubículo del baño de la universidad o en alguna habitación de la casa de alguno de sus padres.
Poco a poco, sin embargo, fueron logrando controlarse, hasta el punto en el que solamente compartían un par de cortos besos a escondidas cuando estaban aburridos y ya, pero eso, de alguna manera, fue aún más abrumador que el sexo desenfrenado y la líbido exacerbada.
Fue ahí que SooBin se dio cuenta que la falta de palabras en sus silencios lujuriosos dio pie a sentimientos ciertamente no bienvenidos que empezaron a nublar su juicio. Supo, entonces, que era hora de dar un paso atrás. BeomGyu estuvo de acuerdo, pese a que SooBin no dio razones específicas.
Si el hecho de que BeomGyu no refutó ni luchó contra ello le rompió un poco el corazón a SooBin, nadie tiene por qué saberlo.
YeonJun parecía una buena ruta de escape, que concordaba con lo que SooBin necesitaba. BeomGyu no protestó. Se suponía que BeomGyu lo entendía.
SooBin suelta un largo suspiro; no le gusta rechazar a BeomGyu.
Además de ser su amigo, BeomGyu es totalmente precioso, con sus esbeltas piernas, su pequeña cintura y su bonito trasero; empero, SooBin quisiera que su cuerpo no reaccionara tan positivamente ante el recuerdo de BeomGyu enredado con él bajo las sábanas. No debería pensar en algo más que no sea YeonJun.
SooBin apenas tiene idea de lo que podría significar el cosquilleo que se expande en su estómago cuando se trata de YeonJun, así que siquiera pensar en tener sexo con otra persona se siente más incorrecto de lo que ya es.
Sacudiendo la cabeza, SooBin trata de sacarse de la cabeza la mirada llorosa y los rosados labios entristecidos de BeomGyu.
Dejar a BeomGyu atrás hace que el corazón de SooBin se hunda poco a poco hasta que siente que no puede respirar, pero, de alguna desagradable manera, sabe que es lo mejor para los dos. SooBin se obliga a seguir avanzando sin mirar atrás, demasiado consciente del desastre que provocaría si cediera ante la insistente voz dentro de su cabeza que le suplica que lo haga.
═══════ ✧ ═══════
Recuerda votar si te gustó ♡
No era un secreto para los lectores antiguos, pero espero que no haya sido taaan predecible para los nuevos jaja
Y si lo fue, prometo mejorar T-T
🌻Nhara
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top