⊰⊹ 11: Esperanza temblorosa
Con las piernas aún un poco temblorosas, YeonJun se dirige hacia el centro atlético del campus.
Durante el camino, varios suspiros se le escapan. Se siente como si fuese el protagonista de una película romántica de lo más cliché en la que el resultado del cruce entre dos personajes opuestos es su enamoramiento profundo y su casamiento ostentoso.
YeonJun ríe para sí mismo, de buen humor. Antes de que SooBin succionara su alma fuera de él y luego saliera prácticamente corriendo con una vaga despedida entre los labios, YeonJun iba a invitarlo a salir, pero puede hacerlo luego. Seguir alimentando su fantasía sobre su boda con SooBin suena más interesante justo ahora.
Empero, su mundo imaginario se desvanece y el nerviosismo sube por su espalda mientras más avanza hacia su destino. Para cuando está lo suficientemente cerca del edificio, su estómago está hecho un nudo, que se aprieta cuando ve a TaeHyun salir del edificio, luciendo apresurado mientras sacude su oscuro cabello y mira su teléfono como si quisiera estrellarlo contra el piso.
La voz de YeonJun está perdida en algún lugar de su garganta mientras espera a que TaeHyun lo note. Cuando alza la cabeza y sus miradas se cruzan, TaeHyun se detiene abruptamente. YeonJun le mantiene la mirada, pese a que quiere salir corriendo por la pura incertidumbre de no saber cuál será la reacción de TaeHyun una vez su habitual cara de poker cambie por fin. YeonJun se jactaba de conocer bien a su mejor amigo, pero después de una situación como está, casi está asustado de que TaeHyun lo mande al diablo o algo parecido.
No obstante, para sorpresa de YeonJun, la seriedad en el semblante de TaeHyun es reemplazada por una lenta sonrisa que se agranda rápidamente hasta casi llegar a sus orejas. TaeHyun camina incluso más rápido hasta YeonJun, quien se queda petrificado en su lugar, con sus pensamientos a mil por hora.
Esa es la sonrisa más grande que YeonJun jamás le haya visto a TaeHyun, y es... extraño que él sea la razón. Increíblemente gratificante, pero extraño aun así, porque no se había dado cuenta de lo guapo que TaeHyun puede verse cuando no está haciendo sus muecas malhumoradas.
YeonJun no puede evitar revisarlo.
El cabello de TaeHyun está mojado, probablemente por la ducha que siempre toma después de su breve tiempo de práctica antes de irse a trabajar. Unas cuantas gotas oscurecen la camiseta de su uniforme, que dibuja a la perfección sus anchos hombros. Entonces, YeonJun se encuentra bajando la mirada por su torso hasta que nota cómo sus vaqueros abrazan perfectamente sus fuertes piernas de atleta.
Es cuando algo se tensa en su vientre que la consciencia le pega una bofetada con el recuerdo de por qué había estado ignorando a TaeHyun en primer lugar.
No es que YeonJun haya querido ser tan cruel, habiendo notado lo triste que su distancia ponía a TaeHyun, sino que era algo más que mortificante el hecho de que siquiera pensar en su mejor amigo proyectaba vívidas imágenes de los sucesos de aquella noche tan particular. Y es vergonzoso lo poco que YeonJun odia esos pequeños flashbacks aún bastante recurrentes.
Ahí, con el corazón acelerado mientras ve a TaeHyun acercarse, YeonJun duda si realmente está listo para esta conversación.
Desde que TaeHyun se convirtió en su confidente en el primer año de universidad de ambos, todas las cosas habían transcurrido con normalidad entre ellos. Por supuesto que era bastante consciente del atractivo de su amigo. A YeonJun siempre le resultó fascinante su belleza asiática: sus cejas enmarcadas, ojos rasgados, pómulos altos y labios definidos; una armonía diferente y hermosa. Además, su cuerpo es bastante mejor formado que el de YeonJun, con músculos fibrosos pero no demasiado abultados. Su altura de basquetbolista también era una característica admirable.
Sin embargo, YeonJun jamás les había prestado real atención; por lo menos, no hasta aquella noche.
Recuerda lo perfectamente tonificados que son los brazos de TaeHyun, la forma en que sostenía a BeomGyu sin esfuerzo; recuerda sus fuertes piernas, cómo todos sus músculos se tensaban cuando se impulsaba hacia arriba para joder a BeomGyu; recuerda la expresión de su rostro, con la mandíbula tensa y los ojos rebosantes de lujuria.
El pene de YeonJun se sacude dentro de su ropa interior
—Hola, YeonJun.
YeonJun se sobresalta un poco, pero se recompone rápidamente.
—Hola, TaeHyun —saluda en voz baja, sintiendo sus mejillas prendidas en fuego.
Sus pies están listos para dar marcha atrás, pero se obliga a dejar de ser un idiota. Además, TaeHyun se ve tan emocionado por su llegada que vale la pena la vergüenza que YeonJun pasa cuando un grupo de chicos sale del edificio y uno de ellos lo reconoce antes de lanzarle una mirada interesada.
—¿Ocurre algo? ¿Por qué has venido hasta aquí? —inquiere TaeHyun.
—Quiero hablar contigo, pero hablemos en el camino; vas a llegar tarde a tu trabajo —ordena más que sugiere YeonJun, tomando el brazo de TaeHyun para arrastrarlo lejos de ahí.
Cuando están en el auto de TaeHyun, en camino hacia la cafetería del campus en la que TaeHyun trabaja, después de un buen rato de silencio tenso, YeonJun se atreve a hablar, con la mirada fija en la ventana.
—¿Qué tal te fue en el último partido que jugaste? Oí que fue contra los Leones*.
—Perdimos —responde TaeHyun sin mucho interés—. Estuve distraído y fallé varios tiros. El entrenador me tiene por las pelotas justo ahora.
YeonJun habría reído si no supiera que no es el momento indicado.
—Y... ¿por qué estuviste distraído?
TaeHyun no responde de inmediato, pero su voz es un tanto extraña cuando lo hace.
—Estaba pensando en ti, en realidad.
YeonJun voltea a mirarlo. TaeHyun no aparta los ojos del camino.
—Siempre estás en mis partidos apoyándome, y esta vez no, así que...
—No me invitaste.
—¿Habrías ido si lo hubiera hecho?
YeonJun abre la boca, pero no halla una respuesta. La inmediata expresión herida de TaeHyun le provoca náuseas a YeonJun.
—Mira, lo siento —habla YeonJun por fin, quedito—. Todavía estaba avergonzado y un poco en shock. Te vi teniendo sexo con BeomGyu; no es algo que se supera de la noche a la mañana, ¿sabes?
TaeHyun no contesta, tampoco lo mira, pero YeonJun sabe que está prestándole más atención a él que al camino.
—Yo sólo... —YeonJun suspira, esperando que su sinceridad cubra la falta de palabras— lo lamento.
Habiéndose acabado las palabras de su reserva, YeonJun regresa a mirar a la ventana, sin realmente esperar algo. Está demasiado arrepentido por su comportamiento como para pretender que TaeHyun lo perdone de un momento a otro.
—Está bien.
Algo en el cuello de YeonJun se tensa dolorosamente cuando YeonJun gira la cabeza velozmente hacia TaeHyun, quien ni se inmuta.
—¿Eh? —pronuncia YeonJun.
—Dije que está bien —afirma TaeHyun con tranquilidad.
—¿De verdad? Pero yo...
—Ya pasé demasiados días lejos de ti, YeonJun; no voy a hacerme el digno —aclara TaeHyun, como si fuese obvio—. Además, también fue mi culpa, así que dejemos el agua bajo el puente.
YeonJun boquea, pasmado. TaeHyun mantiene su serenidad al estacionarse, mientras que YeonJun se siente como el peor canalla, y pronto un chispazo de consciencia lo deja paralizado: pudo haber perdido a TaeHyun por una estupidez, ¿qué habría pasado si TaeHyun no fuese tan indulgente?
YeonJun se estremece. No quiere ni pensarlo.
Su perturbación debe ser evidente en su expresión, pues TaeHyun voltea hacia él y se inclina para atraparlo en un abrazo estrecho que basta para que todo el cuerpo de YeonJun se relaje inmediatamente. El perfume de TaeHyun es intenso, y YeonJun suspira de puro gusto, mientras que el calor cariñoso que TaeHyun irradia lo atrae hacia él hasta que termina acurrucándose contra su amplio pecho, incluso en la incómoda posición en la que ambos se encuentran.
Cuando, para desgracia de YeonJun, TaeHyun se separa lentamente, YeonJun contiene un humillante sonido de protesta. En cambio, se separa también y alza su mirada somnolienta. Cuando sus ojos se cruzan, TaeHyun sonríe, una sonrisa grande y brillante, y algo se revuelve en el estómago de YeonJun.
Al instante, YeonJun siente cómo sus mejillas enrojecen nuevamente, pero está demasiado embobado con la vista como para que le importe.
—¿Ocurre algo? —cuestiona TaeHyun con extrañeza, levantando una ceja.
—Oh, no, todo está bien —murmura, apartando la mirada.
—¿Estás seguro? —cuestiona TaeHyun, confundido.
YeonJun asiente, un poco embobado con el movimiento de la manzana de Adán de TaeHyun subiendo y bajando. YeonJun no es hétero y tampoco ciego.
—Ignoraré eso. —Se encoge de hombros TaeHyun, despreocupado—. En fin, ¿cómo has estado?
—Bien, sí... —Carraspea, tratando de librarse del molesto nerviosismo—. Terminó mi clase y fui a invitar a salir a SooBin, pero —Una risita se le escapa— no vas a adivinar lo que pasó.
La pregunta está explícita en el rostro de TaeHyun, pero mientras más va contándole YeonJun sobre su inesperada experiencia, más se arruga su rostro en una mueca de desacuerdo.
—¿En el pasillo?, ¿en serio? ¿Qué edad tiene?, ¿dieciséis?
YeonJun rueda los ojos, pero sonríe y contesta:
—Bastante hipócrita de tu parte, déjame decirte.
—Yo no soy tan irresponsable —replica TaeHyun, enfuruñado.
—O simplemente estás celoso —canturrea YeonJun juguetonamente.
—¿SooBin te enseñó ese chiste? No es gracioso. —TaeHyun mira hacia el frente, con el ceño aún fruncido—. Sólo digo que es... un poco extraño, ¿no crees? Que te haya hecho... eso y luego se fuera como si nada. ¿No había dicho que quería ir lento?
El semblante de YeonJun cae.
—Sí, bueno —balbucea YeonJun con voz insegura—, tampoco es que yo me haya resistido mucho, que digamos.
—Sigue siendo extraño.
—¿De verdad lo crees? Tal vez, sólo... estaba ocupado u olvidó alguna reunión importante.
TaeHyun chasquea la lengua, insatisfecho.
—Tal vez, pero...
—El punto es —interrumpe YeonJun con cierto hartazgo— que invitaré a salir a SooBin más tarde. Ya sabes, para conocernos mejor.
—Oh, está bien —dice TaeHyun, con una leve sonrisa vacilante—. Yo haré lo mismo.
—¿Invitar a salir a SooBin?
—Iugh, no, idiota. —TaeHyun arruga la nariz con asco—. Invitaré a salir a BeomGyu.
En contra de todo pronóstico, la mención de BeomGyu no es precisamente reconfortante para YeonJun en este momento.
—Es cierto, BeomGyu... —Alarga cada sílaba—, mi primo.
Extrañado, TaeHyun asiente.
—Sí, ese BeomGyu. Aunque me rechazó bastante explícitamente cuando lo llevé a su casa la noche de la fiesta.
La boca de YeonJun se abre, sorprendido.
—No hemos hablado desde entonces —explica TaeHyun con voz afligida, pero se encoge de hombros fácilmente—, así que esta vez no perderé la oportunidad. Pero —Mira el reloj en su muñeca y, una expresión de pánico atraviesa su semblante—, justo ahora debería estar sirviendo cafés, así que tendré que hacerlo mañana. Probablemente después de su clase de las nueve.
—Sabes que él tiene clase a esa hora, ¿y me llamas 'loco' a mí?
—Yo no lo acosé; sólo investigué a fondo sobre él.
—Qué diferencia.
TaeHyun ríe un poco, pero YeonJun puede ver que está un poco tenso.
—¿Qué ocurre? —inquiere, preocupado.
TaeHyun deja ir una larga exhalación antes de confesar:
—Tengo miedo de que me rechace de nuevo.
—Oh...
YeonJun no dice nada para tranquilizarlo; no se le ocurre nada que no sea una falsa esperanza.
Ambos comparten una mirada de preocupación casi líquida que se concentra en sus corazones. Sus situaciones son diferentes, pero iguales, de alguna manera. YeonJun sabe que TaeHyun está enamorado hasta la coronilla de BeomGyu, por lo que ha de sentirse igual de angustiado por las tantas posibilidades que hay de que su corazón salga herido. Es como si ambos tuviesen el mismo mal presagio, pero ninguno de los dos quisiese aceptarlo, demasiado obstinados como para rendirse.
—No me hagas caso; seguramente estoy exagerando —dice TaeHyun haciendo el gesto de espantar una mosca imaginaria antes de salir del auto.
—Sí... —murmura YeonJun, imitándolo—, quizá son sólo delirios tuyos.
—Bueno —TaeHyun sonríe con incomodidad—, suerte con SooBin. Seguramente aceptará.
TaeHyun se acerca para darle un rápido beso en la frente a YeonJun, quien ni siquiera tiene tiempo para expresar su sorpresa por el gesto antes de que TaeHyun le dé la espalda.
—Que te vaya bien con tu chico —vocifera YeonJun mientras ve a TaeHyun alejarse a paso rápido—. ¡Te irá bien, confía en mí!
YeonJun hace una mueca, entristecido, porque ni siquiera él mismo confía en eso.
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🥀Nhara
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