⊰⊹ 09: Sexy Team [Final].

—Lo haces muy bien, precioso, pero disfrutemos un poco más antes de terminar.

Dejando en su mano el lubricante y el condón, SooBin se quita la chaqueta y la camisa con apresuro para dejarlas caer al suelo con desinterés. Luego, se inclina para tomar las mejillas de YeonJun para atraerlo a un beso mientras tira suavemente de él para instarlo a levantarse, lo cual el pelirrosa hace con rodillas vacilantes. Cuando lo tiene frente a él, SooBin agarra el borde de su camisa para quitársela de un tirón, por lo que el aire fresco del ambiente azota el torso desnudo de YeonJun, provocando que su piel se erice y sus pezones se endurezcan todavía más.

«Voy a morir», piensa YeonJun mientras cierra los ojos y el rubor de sus mejillas se expande hacia sus orejas, cuello y hombros. Su postura erguida cae un poco mientras trata de encogerse al notar, de nuevo, que está rodeado de gente morbosa. La cohibición que regresa ineludiblemente a YeonJun lo hace lucir más joven de lo que es, y SooBin, aunque eso le parezca tan adorable que quiere estrujarlo entre sus brazos, se preocupa al instante

—¿Está todo bien? —cuestiona SooBin, buscando la mirada de YeonJun.

El pelirrosa, en cambio, mantiene los ojos cerrados, porque no puede con su vergüenza. Siempre le ha pasado que, cuando está demasiado excitado, su mente se pierde y, como si estuviese ebrio de placer, hace cosas que, habitualmente, no haría. Ahora que su fuente de satisfacción se ha alejado, el sólo pensar ahora que tanta gente ha visto cómo le dio una mamada al mariscal del equipo de fútbol se oye cómo una idea tan grave como lo es en realidad

En un estúpido intento de sentir que nada de eso es real y no hay nada más que las paredes de su habitación siendo testigos de su impudor, sus brazos suben hasta su pecho y se sienta de golpe en el sofá para esconderse del gentío.

Seguramente, para mañana ya habrá miles de videos de él cediendo ante SooBin y chupándole la polla como la puta que le gusta ser pero que casi nunca deja salir de los confines de su habitación, circulando su universidad; será la burla de todos por lo que resta de sus años de carrera; posiblemente, se ganará problemas con las autoridades de la universidad y sus padres se enterarán de que su hijo asistió a este tipo de eventos antimoralistas; y, ¡santa mierda!, todo internet lo sabrá, le pondrán un apodo ridículo y denigrante para burlarse de él y que su vida se arruine para siempre; ¡muy probablemente, no conseguirá trabajo por ser "la puta de las mamadas" y tendrá que vivir debajo de un puente para ocultarse de la crueldad con la que la sociedad lo tratará!

—Ay, no. Ay, no. Ay, no —lloriquea, sintiendo su nariz picar ante todas esas ideas, y sus ojos se llenan de lágrimas detrás de sus párpados cerrados.

Sin embargo, cuando la primera lágrima cae por su sien, YeonJun siente cómo se cuela entre sus piernas una presencia que empieza a ejercer contra su pecho una presión reconfortante. Sin siquiera abrir los ojos, YeonJun puede identificar muy bien quién es, pues el calor y el aroma que lo arropan mientras es atraído hacia un fornido cuerpo en un suave abrazo, tan delicadamente que un pequeño suspiro se le escapa de los labios justo antes de percibir un aliento caliente sobre su oreja.

—Está bien, YeonJun. Podemos parar ahora si quieres.

YeonJun, sintiéndose, de alguna manera, protegido al estar siendo cubierto, levanta la mirada y lleva una mano hacia la mandíbula de SooBin para acariciarla con cariño.

—Quiero hacer esto... contigo —confiesa, parpadeando lentamente—, pero sigue siendo vergonzoso ver a tantas personas alrededor.

—Entonces, sólo mírame a mí.

Tras la sugerencia, SooBin acapara todas su atención uniendo sus labios una vez más. YeonJun ronronea, disfrutando del beso al instante, mientras que el desagradable sentimiento que la exhibición generaba se dispersa en el aire y le permite respirar correctamente, aunque su alivio dura poco, pues el lóbulo de su oreja es mordido con ligereza y él se estremece justo cuando oye el grave susurro de SooBin.

—¿Puedo tomar eso como un sí?

YeonJun apenas atina a asentir, manteniendo fija su mirada en SooBin, concentrado en la belleza de cada uno de sus rasgos y el deseo de adorarlos que despiertan.

—De acuerdo. —SooBin asiente, cerniéndose sobre él contra el sofá, haciendo que YeonJun se acueste para acomodarse entre sus piernas nuevamente—. Entonces, puedo decirte que quise quitarte esa camiseta desde que esa estúpida chica se atrevió a tocar lo que es mío.

Un jadeo de asombro sale de la garganta de YeonJun, cuyos ojos se abren en demasía y se clavan sobre los del pelinegro para tratar de hallar una respuesta a sus dudas en esos ojos oscurecidos por la excitación.

—¿Qué? —balbucea YeonJun, que es lo único que atina a hacer entre su estupefacción

—Eres mío, YeonJun —gruñe SooBin, tomando la cintura de pelirrosa con sus manos, uniendo aún más sus cuerpos para que sus hombrías se toquen por encima de las capas de ropa—, desde aquella vez que te vi acosándome en las gradas del campo.

—Ay, no —repite YeonJun, cubriendo su rostro por la vergüenza que lo atormenta otra vez—. ¿Me viste?

—La discreción no es tu fuerte, precioso. —SooBin ríe, trabajando en quitarle el pantalón al contrario. Ve cómo un breve pánico atraviesa la mirada de YeonJun al quitarse las manos del rostro, pero pero lo ayuda a tranquilizarse al tomar sus manos con apacibilidad—. Te prepararé, ¿de acuerdo?

Y es cierto, desde que vio que Vanessa osó tocar a YeonJun y dejó su asqueroso perfume y cochino labial impregnados en su piel, había querido con todas sus ganas poseerlo por fin para reemplazar aquella fea esencia por la suya, que YeonJun lo sienta tan adentro de una vez por todas para que en su mente no haya tiempo para nada más durante un buen tiempo y poder, al fin, llamarlo suyo.

—Está bien —tartamudea YeonJun.

SooBin sonríe, confirmando para sí mismo, por enésima vez, que quiere a YeonJun para él, y sabe que YeonJun quiere lo mismo, así que no es demasiado difícil ahora inmovilizarlo para poder hacer rápido lo que tiene en mente, tomando sus manos con una sola de las propias para aprisionarlas contra el sofá arriba de su cabeza, gozando el chillido de sorpresa que eso causa.

Abre con la boca el sobre de lubricante y, sin preocuparse en calentarlo un poco entre sus dedos, lo deja caer sobre la pequeña entrada expuesta de YeonJun, quien se tensa al sentir el frío contacto.

—SooBin, yo...

YeonJun quiere hablar, pero SooBin soñó tantas veces este momento que sólo se inclina para besarlo con la desesperación calando un poco más en sus huesos. Cuando mete un dedo, el pelirrosa se queja quedito sobre su boca, pero nada más, así que SooBin se permite continuar. El vaivén de entrada y salida comienza sin esperar, YeonJun se relaja poco a poco gracias a la distracción del lascivo beso y los músculos de su interior dejan entrar más fácilmente a los dedos de SooBin, quien aprovecha para meter un dígito más y escuchar, finalmente, los pequeños gemidos del contrario.

Debido a la impaciencia, SooBin cree que con sólo hacer tijeras es suficiente para abrirlo y, tras atormentar un par de veces el punto dulce de YeonJun y verlo sufrir para contener sus sonidos, saca los dedos para dirigirlos hacia su polla. Entonces, deja sobre ella los restos de lubricante para masturbarse ligeramente y, después, se separa del beso para dirigir sus labios hacia el bonito sonrojo de YeonJun y besarlo con dulzura, intentando darle un poco de tranquilidad al notar que respiraba muy agitado.

—Te joderé ahora, YeonJun, ¿eso es lo que quieres? —cuestiona con genuina duda, dejando libres las manos del contrario para llevarlas hacia su cintura.

El pelirrosa únicamente traga grueso y trata de calmarse para que su juicio no se nuble de nuevo. Piensa a mil por hora, pero incluso así, la idea sigue siendo demasiado tentadora, por lo que, como la gota que rebalsa el vaso, la presión de la mirada de SooBin sobre él lo impulsa a decir:

—Sí, lo quiero.

De pronto, su mundo da vueltas y luego está sentado a horcajadas sobre las fuertes piernas de SooBin. Sus ojos se abren grande cuando se levanta un poco y, sonriéndole con picardía, toma su miembro para alinearlo con su entrada y luego, empezar a empujar paulatinamente.

—Ah, SooBin —gime sin poder evitarlo cuando la punta penetra su entrada, sus uñas enterrándose en los hombros del mencionado.

—Eso es.

SooBin, complacido, no le da tregua y empieza a avanzar, aunque muy lentamente. Durante todo el camino hasta el fondo, YeonJun, luchando por encontrar una posición cómoda en la que colocarse sin que sus rodillas sufran las consecuencias del temblor de su cuerpo entero, YeonJun hace muecas y pide pausas que SooBin le otorga sin pensarlo hasta que finalmente está completamente sentado sobre su polla.

—Tómate tu tiempo.

YeonJun oye las palabras de SooBin, pero sus voz estrangulada de SooBin le indica que se siente igual de impaciente que él, por lo que, cuando el dolor se transforma en chispazos de electricidad que viajan hacia su vientre, empieza con sus caderas un vaivén que tartamudea de vez en cuando. No mucho después, la lentitud se vuelve insuficiente, por lo que aumenta la velocidad poco a poco hasta que pronto encuentra un ritmo agradable; sin embargo, pierde la gracia porque se cansa con rapidez.

Irritado, YeonJun se deja caer sobre el regazo de SooBin una vez más, dejando salir un leve gemido por el inesperado estallido de placer que eso provoca. SooBin, por suerte, se da cuenta de eso y sostiene su cintura con más firmeza.

—¿Necesitas ayuda?

YeonJun asiente con un flojo movimiento de cabeza, ansioso por volver a sentir la satisfacción que difumina la realidad a su alrededor.

—Sólo muévete..., por favor.

—A tus órdenes, precioso.

SooBin, para cumplir con la voluntad de YeonJun, se permite dejar de reprimir los impulsos carnales que ahogaba con cada segundo que pasaba y, enterrando sus dedos en las caderas de YeonJun para tener un mejor agarre, inicia con brutales embestidas con la intención explícita de elevar a YeonJun al punto máximo mientras lo mantiene justo a su lado.

Un fuerte grito raspa la garganta de YeonJun mientras deja caer su frente sobre el hombro del pelinegro, las ondas de placer que se expanden por toda su anatomía se vuelven satisfactoriamente insoportables con cada rebote sobre el regazo de SooBin, y él quiere seguir siendo torturado con ellas. La deliciosa erección de SooBin se encarga de abrirlo al máximo con tanta intensidad que su mente se desconecta de la realidad al instante, al tiempo que la excitación lo envuelve de pies a cabeza para reemplazar poco a poco a su cordura, esa que le permitía tener control sobre sus cuerdas vocales para que los penosos sonidos de placer no se escapen de ella; no obstante, se pierde por completo cuando SooBin toma un puñado del cabello de su nuca para obligarlo a levantar la cabeza y dirige su caliente boca hacia su pecho, iniciando una dulce martirio como castigo que le impone por intentar esconderse.

—¡Dios mío, SooBin!

Cada centímetro de su piel se eriza al sentir una explosión de sensaciones dentro de él cuando sus pezones son chupados y mordidos ligeramente como si de juguetes se tratasen, y siente que no puede con el subidón de excitación que lo asalta. Para este punto ya no tiene consciencia de sus actos; sus gemidos ahora salen libres desde el fondo de su pecho y sus piernas se mueven por sí solas para impulsarlo hacia arriba y luego dejarlo caer justo cuando SooBin levanta la cadera para follarlo con más fuerza. Su vista está desenfocada y no ve nada más que luces rodeándolo en cuanto deja caer la cabeza hacia atrás. Esta vez, las lágrimas que caen de sus ojos son de puro e intenso placer.

SooBin se halla conteniendo sus gemidos, aunque con mucha dificultad, sobre todo al saber a YeonJun tan dispuesto cuando este apoya su mano en el borde de la esquina del sofá para darle más espacio para que explore su pecho, en donde SooBin deja varias marcas que no se irían en un buen tiempo porque no está bromeando cuando dice que es suyo.

Mientras trabaja diligentemente en dejar el rastro de su pasión en la piel de YeonJun, SooBin piensa que, tal vez, se apresuró demasiado y no dijo lo que quería expresar como realmente debía. En realidad, SooBin quería proponerlo, no imponerlo; empero, a YeonJun no pareció molestarle, así que el alivio y la emoción crean una mezcla eufórica en su interior, porque aunque sus sentimientos son aún un tanto difusos, SooBin está seguro de que quiere intentarlo.

Así como BeomGyu quiere hacerlo, o seguramente cree eso porque ya está delirando debido a estar llegando al clímax del placer teniendo a TaeHyun arremetiendo contra su entrada sin piedad, mientras que el suave ardor que el áspero roce incesante no hace más que ponerlo más cachondo.

—Vamos —ruega con la mandíbula apretada, sin problema con ser expresivo—. Más duro, TaeHyun.

—No pidas más de lo que puedes soportar, dulzura.

BeomGyu, al oír cómo TaeHyun habla con un tono de voz tan grave y rasposo, tiene que cerrar las piernas para no terminar corriéndose; no obstante, en efecto, no aguanta más cuando TaeHyun cumple su deseo, aunque pronto se arrepiente de este, pues su propio pene hinchado se sacude, dejando ir por fin la carga de sus bolas tensas. Un gruñido grave sale del pecho de BeomGyu, pero TaeHyun no es capaz aún de seguirle el paso, pese a que el interior del rubio esté estrujando su miembro con deleitosa estrechez; sin embargo, siente que podría hacerlo con tan sólo escuchar los hermosos gemidos de BeomGyu por un par de segundos más. Entre la bruma del erotismo, TaeHyun piensa que, seguramente, con esos soniditos obscenos reciben a las almas en el cielo, así de perfectos son; cada uno de ellos va directamente hacia su polla y, ansioso por seguir a BeomGyu hacia la cima del placer, sale de su interior y toma su cintura para levantarlo y darle la vuelta con premura.

—Maldición, TaeHyun —jadea BeomGyu, estremeciéndose por los estragos de su orgasmo aún en su cuerpo, su mirada cristalizada está perdida en algún punto del lugar mientras sus mechones apuntando hacia cualquier lado lo hacen ver adorable—. Eso fue genial, en se...

BeomGyu, de repente, es interrumpido por su propio sonido de confusión, pues TaeHyun toma los brazos del rubio para dejarlos sobre sus propios hombros y, luego, toma su cadera para hacer que se impulse hacia arriba y rodee sus piernas en su propia cadera firmemente. La expresión de BeomGyu es un poema cuando dirige su mirada hacia TaeHyun y ve a la perfección su sonrisa de picardía, pero ambos rostros se deforman con muecas de placer cuando el castaño hace que su aún duro falo entre de nuevo en BeomGyu en un dos por tres.

—¡Sí! —chilla BeomGyu, abrazando al castaño con más ganas, maravillado por la fuerza con la que logra manejar su cuerpo a su antojo.

Sin esperar ni un segundo más, las embestidas empiezan otra vez, empleando un salvajismo animal que tiene a ambos gimiendo fuerte y desconectándose de la realidad para meterse en su burbuja de satisfacción, de la cual disfrutan sin que les importe en lo más mínimo la cantidad de público que los visualiza. TaeHyun besa amorosamente el cuello de BeomGyu y este, extrañamente, siente que el placer se hace más puro debido al contraste del trato que recibe de él. De cierta forma, es lindo sentir el cariño que un simple toque contiene, precisamente porque nunca antes había experimentado algo así con nadie.

Sus ojos se abren de pronto, sintiendo la necesidad insólita de mirar a TaeHyun. Luego , se encuentra con la sorpresa de que él también lo está viendo. Cierto brillo, ese que jamás había visto antes en los ojos de alguno de sus amantes, se intensifica cuando sus miradas se cruzan y se quedan clavadas en la otra, sin que ninguno tenga ganas de apartarla.

TaeHyun siente en su estómago un estallido de mariposas, rinocerontes y dinosaurios al mismo tiempo cuando BeomGyu le sonríe con dulzura y se inclina para besarlo, al mismo tiempo en el que, oficialmente, este se convierte en el mejor día de su vida.

Por su lado, como mejor amigo curioso que es, SooBin aparta la mirada unos segundos de su húmeda unión con YeonJun y la dirige hacia el par de chicos de al lado que no parecen querer ponerle fin a su momento. Sinceramente, fue un poco sorprendente para él ver que terminaron juntos, incluso si el mismo SooBin fue quien formuló su maquiavélico plan para que ese fuera el resultado.

Sabía que TaeHyun estaba coladito por BeomGyu. Si TaeHyun estaba tratando de no poner en evidencia sus sentimientos por BeomGyu, hacía un muy mal trabajo cuando no escondía sus celos y sus miradas refulgentes en su dirección; era demasiado obvio. Sin embargo, SooBin no creyó que su mejor amigo cedería con tanta facilidad, pues nunca le había prestado la más mínima atención a los notorios suspiros enamorados de TaeHyun.

Por el contrario, TaeHyun se siente observado, pero se arrepiente de haber seguido su impulso de voltear hacia un lado para corroborarlo. De buenas a primeras, se topa con la penetrante mirada de SooBin, cuya energía transmite algo diferente a la sorna habitual que dirige hacia él, pero eso no evita que el retorcijón aparezca en su estómago, como siempre pasa cuando sus miradas se cruzan. YeonJun, en cambio, parece bastante entretenido rebotando alegremente en el regazo de SooBin, luciendo tan sexy y bonito que TaeHyun tiene que tragar la saliva que se acumula en su boca ante la vista.

Luego, al mover sus ojos pocos centímetros más abajo, la conexión de su cuerpo con el de YeonJun; un fuerte estremecimiento atraviesa a TaeHyun mientras la imagen del grueso pene de SooBin entrando y saliendo de YeonJun cala en su interior, mientras que, sin poder rehuir a ello, sus ojos se oscurecen poco a poco con deseo casi incontenible, y la mirada de SooBin taladrándolo insistentemente no hace más que alterarlo mucho más.

Con un sensación rara instalándose en su pecho después de tales reacciones de su parte, y sin siquiera conocer el por qué de estas, TaeHyun, harto de sentirse tan expuesto frente a ojos ante los que no quiere ser vulnerable, arranca su propia mirada de la escena y voltea a ver a BeomGyu para concentrarse en su propia busca del clímax, ese que YeonJun parece estar a punto de alcanzar estando en manos de su amante.

SooBin, en cambio, quiere reír como un desquiciado. Ha de admitir que está un poco distraído, y con eso se refiere a que, en realidad, no puede apartar la vista de TaeHyun y BeomGyu, porque no es ningún ciego. Decir que la escena es agradable sería un completo eufemismo; es caliente como el mismísimo infierno, y lo es más cuando sus ojos chocan con los de TaeHyun. El hecho de que, si las miradas matasen, TaeHyun ya lo habría asesinado con un ensañamiento único, es divertido de una inédita manera. Saber que TaeHyun está celoso por el que él está mirando tanto a BeomGyu, y una inevitable risilla se le escapa cuando TaeHyun abraza al rubio con más fuerza mientras mantiene el reto explícito en sus ojos y, luego, se da la vuelta para ignorarlo.

Si tan sólo TaeHyun supiera que SooBin también lo mira a él y la llamativa forma en la que los músculos de sus piernas se contraen al impulsar su cadera hacia arriba para seguir jodiendo a BeomGyu; si supiera que SooBin está concentrado en él y la deliciosa forma en la que su piel brilla por la delgada capa de sudor, haciéndolo lucir aun más apetecible; si supiera que SooBin se halla aumentando el ritmo de sus embestidas debido a lo afrodisíaco que resulta el simplemente verlo.

Empero, cuando los gemidos de YeonJun atraen su atención de nuevo, la mirada de SooBin vuelve hacia él y, como un acto de magia que quiere ver infinitas veces más, todo desaparece, menos ese pedacito de cielo en el que YeonJun lo monta con entusiasmo. SooBin, recién consciente de que le dejó todo el trabajo a YeonJun de nuevo, empieza a ayudarle tomando su cintura al ver que disminuye un poco la velocidad gracias al cansancio, mientras que el renovado pensamiento de que YeonJun se ve mucho mejor habiéndose librado de su cohibición.

Poco después, ese a que ha pasado poco tiempo en comparación al que normalmente le toma correrse, SooBin siente el clímax construyéndose en su vientre, y sabe que YeonJun está en las mismas condiciones, porque su espalda se arquea con cada embestida y no regula los grititos eufóricos que salen de sus labios.

—Vamos, precioso —gruñe SooBin, inclinándose para hablar sobre su mejilla, la cual muerde suavemente—, córrete para mí.

Cual cachorrito obediente, YeonJun gime el nombre de SooBin distorsionadamente y, enseguida, derrama su semilla sobre el pecho del contrario sin haber tocado una sola vez su propio pene. Su agujero se cierra todavía más para ordeñar todo el semen del miembro de SooBin, quien, mientras se deja llevar por las olas del regocijo, no cesa de proporcionarle aquella agresiva estimulación al pelirrosa hasta que si propio cuerpo ya no puede más. Nada más que unos segundos después, tras soltar un fuerte gemido de victoria al sentir el peso de YeonJun cayendo en su pecho, SooBin se mueve perezosamente para seguir navegando hasta el final a través de su orgasmo.

Y todos los espectadores son testigos del impresionante espectáculo que la otra pareja arma al llegar al clímax únicamente segundos después que ellos.

BeomGyu se sacude de pies a cabeza después de haber eyaculado por segunda vez en un par de minutos, mientras que TaeHyun siente que sus piernas abandonan la misión poco a poco, así que baja a BeomGyu lentamente para asegurar sus pies en el suelo y evitar una caída que arruinaría todo el ambiente sensual; sin embargo, no lo logra, pues sus propias rodillas fallan y ambos caen al suelo desplomados por el agotamiento y las trepidación constante de sus anatomías, aunque aún abrazados, lo que le conservar el rastro de un peculiar toque romántico al que, en realidad, ninguno de los dos le está prestando demasiada atención ahora.

El único sonido que se puede oír mientras SooBin deja a YeonJun recostado en el sofá es la estruendosa música que hizo poco por ayudar a que el público más cercano no escuchara sus melodías de placer y las respiraciones aceleradas de los cuatro.

Pese a su estado, TaeHyun carraspea y se esfuerza en susurrarle a BeomGyu con voz imperativa:

—No verás de nuevo a ese tal Mathew.

—¿Quién es Mathew...? —balbucea BeomGyu, embobado, flotando en la dichosa nube post-orgásmica.

Al notar que la consciencia aún no regresa a YeonJun, SooBin aprovecha para levantarse y ponerse el pantalón relajadamente, aunque toda la energía se ha drenado ya de su cuerpo, por lo que ni siquiera se preocupa por cerrar su cremallera.

—De acuerdo —empieza a hablar en alto, rompiendo el ficticio silencio—, ya lo saben, gente: nada de videos y soplones. Se acabó el show; sigan con lo suyo.

Y así de fácil, todas las personas comienzan a dispersarse, dejando a un confundido YeonJun incluso más estupefacto.

«¿Cómo es que puede estar tan tranquilo?», se pregunta el pelirrosa.

—Y, por favor, saquen a Vanessa de aquí.

—¡Pero, SooBin, yo...!

La chica intenta hablar, saliendo de entre las personas que caminan de aquí a allá. YeonJun trata de cubrirse con la ropa que alcanza a tomar cuando logra espabilar completamente después de verla.

—Sabes que una de las reglas es estar en las mismas condiciones con la otra persona. Te lo advertí muchas y veces y no te importó, así que te vas.

A la velocidad de un chasquido de dedos, dos chicos se acercan a ella para cumplir con la orden dada por el pelinegro, pero ella se aleja, asegurando que puede caminar sola y se va por fin, no sin antes sacarles el dedo medio a SooBin, a YeonJun y a los chicos que apenas se recuperan de su lapso de gozo.

YeonJun se apresura a vestirse. No hay nadie que lo esté viendo ahora aparte de SooBin, que se acerca a él con una sonrisa relajada, pero, aun así, siente que está bajo el fijo escrutinio de una multitud entera.

—Ahora eres parte de esta bonita comunidad —celebra SooBin, acercándose para darle un beso que YeonJun no tiene el tiempo suficiente para procesar—. Tuve el honor de darte la bienvenida, ¿fue genial, no es cierto?

—Fue... vergonzoso —susurra YeonJun.

Las piernas del pelirrosa todavía tiemblan, pero se viste como puede, pues tiene la completa intención de salir corriendo lo más rápido posible de este lugar, sobre todo porque ya no es capaz de aguantar el peso de la mirada de su mejor amigo a su lado, quien se pone la ropa también junto a BeomGyu.

—Pero te gustó —se burla SooBin, recogiendo uno de los zapatos del suelo para dárselo.

—Idiota —murmura YeonJun a cambio.

Se coloca el último zapato y se levanta para poder irse. Está adolorido en los lugares correctos pero se siente pegajoso, así que la sensación no es del todo gratificante.

—Oye, oye, YeonJun, ven aquí.

SooBin lo detiene tomando su antebrazo y, con un ágil movimiento, une sus torsos para que no le quede más opción que mirarlo directo a los ojos. YeonJun contiene la respiración al ver lo apuesto que luce SooBin con el cabello desordenado y una sonrisa ladina estirando sus belfos.

—No quiero que esto termine así. Sé franco conmigo —pide SooBin con cautela adornando sus brillantes ojos negros—. ¿Te gustó?

YeonJun, exasperado, ni siquiera puede centrarse en la pregunta.

—Yo nunca he hecho estas cosas —replica—. ¿Qué van a decir de mí en el campus?

—No te preocupes por eso; aquí todos respetan las reglas.

YeonJun lo mira con obviedad.

—A excepción de Vanessa —aclara SooBin con una risita apenada—. Esto no es una fiesta cualquiera; te aseguro que nadie se enterará.

—Además de todas las personas que nos vieron, claro —bufa, molesto.

—De eso se trata todo este evento, YeonJun.

—Yo no sabía nada —se queja, llevando su mano hacia su rostro para intentar cubrirlo—. Fue TaeHyun quien me trajo a este circo.

—Eso ya no importa, porque, gracias a él, pudimos tener un momento juntos, ¿no lo crees? —SooBin se encoge de hombros, tomando las manos de YeonJun de su rostro—. Personalmente, me ha encantado, así que vuelvo y repito —Baja el volumen, acercando más sus labios a los contrarios—: ¿te gustó lo que acabamos de hacer?

YeonJun apenas puede procesar nuevamente el hecho de que está hablando frente a frente con su amor platónico desde secundaria, por lo que se tarda en responder, mientras que el nerviosismo regresa a él como una maldición interminable, pero las caricias en su cintura por encima de la camiseta lo hacen soltar un suspiro que aparta la vergüenza de su ser por unos segundos.

—Sí, me gustó.

SooBin sonríe, satisfecho.

—Bien.

Sin más que decir, SooBin saca la lengua para pasar la punta lentamente por una parte de la barbilla de YeonJun, quien retiene la respiración, sus ojos bien abiertos, pero más grande es la sorpresa cuando SooBin vuelve a posar sus labios sobre los suyos y no tarda en introducir su lengua en su cavidad bucal otra vez, jugando con la contraria. Enseguida, entre el deleite del contacto, siente un sabor un poco amargo expandirse en sus papillas gustativas. Como era de esperarse, SooBin lo deja sin aliento gracias a ese caliente beso que logra hacer que su miembro cobre un poco de vida de nuevo.

Cuando se separan, mientras ambos jadean ligeramente, SooBin sonríe con sorna y dice con voz risueña:

—Tenías algo de tu corrida ahí. Quisiera probar un poco más en otro momento.

—Oh, Dios mío...

Si no falla, sabe lo que eso significa: un claro "quiero repetirlo", y eso emociona tanto que olvida a YeonJun que por un segundo olvida la situación, sólo por un segundo; empero, SooBin, sin saberlo, lo salva de morir de un insólito caso de timidez crónica cuando mira detrás de él y vocifera escandalosamente.

—¡TaeHyun, amigo! Por fin te atreviste a dar el paso; ya te habías tardado.

YeonJun frunce el ceño, confundido, mientras que, luciendo extrañamente incómodo, TaeHyun escupe:

—¿Podrías callarte? Eso no es de tu incumbencia. Además, tú y yo no somos amigos.

SooBin alza las manos en señal de rendición, dando un paso atrás, aún risueño, aunque con una sonrisa más pequeña.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —pregunta TaeHyun, volteando hacia YeonJun.

El pelirrosa, por el bien de su salud mental, decide imitar a TaeHyun y hacer como si nada hubiese pasado, así que se dispone a acceder, pero, justo cuando está por responder, puede notar a la persona oculta su rostro en la ancha espalda de su amigo.

—¿Ahora quieres esconderte? —se atreve a preguntarle a BeomGyu, ya sin importarle ser discreto.

—No se suponía que te enteraras así... —dice el rubio—, o que te enteraras en absoluto.

SooBin ríe a carcajada libre, por lo que gana un fuerte puñetazo de parte del rubio, quien aún no sale de su escondite, pero el pelinegro se muestra imperturbable ante el golpe.

—No te importó hace rato, así que sal de ahí —replica YeonJun

BeomGyu da un paso a un costado, rojo como un tomate y refugiándose en sí mismo con sus brazos alrededor de él, antes de contestar con fingida diversión:

—Cuando estoy excitado, la vergüenza desaparece de mi vocabulario.

—Bueno, algo en común tienen ustedes dos —dice SooBin riendo.

Ahora el golpe que cae en su otro hombro es de parte de YeonJun, quien se separa por fin de la gran presencia del pelinegro.

—¡Ahora también eres parte de Sexy Team, YeonJun!

Llegando con explosivo ánimo, Kai se acerca a YeonJun y SooBin para abrazarlos por los hombros mientras comenta:

—Te dije que lo que tendrías detrás de ti en un rato sería un gran y grueso pene. En realidad, me refería al mío, pero mi amigo aquí —Palmea el hombro de SooBin bruscamente— me ganó.

—Imbécil —bufa SooBin, tratando de golpearlo, pero Kai, entre carcajadas, escapa de la escena.

—Me largo de aquí —gruñe YeonJun, abochornado a más no poder, y empieza a alejarse a paso atropellado—. TaeHyun, vámonos.

TaeHyun ve por un segundo a BeomGyu, quien le devuelve una mirada impasible, por lo que, entre decepcionado por la indiferencia de BeomGyu y ansioso por llevar a YeonJun consigo, se apresura a seguir a YeonJun.

—¡Espera!

SooBin recoge su ropa rápidamente y trota hasta donde está YeonJun para interrumpir su huida, apartando a TaeHyun de su camino sin cuidado; TaeHyun lo maldice.

—Yo te llevo. Quiero ser un caballero de ahora en adelante —pide con súplica evidente—. No empezamos bien, pero podemos intentarlo de nuevo. Por favor, YeonJun, dame una oportunidad.

—Pero...

SooBin interrumpe la réplica de TaeHyun empujándolo discretamente; este arruga el entrecejo, molesto.

—¿Por favor?

—Uh —YeonJun reflexiona, incapaz de ignorar la sinceridad en la mirada oscura de SooBin, sin poder escapar de su belleza una vez más—, puedes... llevarme a mi casa y nunca más invitarme a este tipo de eventos.

—De acuerdo, no más fiestas.

SooBin mira con una sonrisa triunfante a TaeHyun, quien aprieta los puños con una rabia cuya razón desconoce.

—No te preocupes, TaeHyun. Mejor encárgate de BeomGyu —sugiere SooBin antes de acercarse a él y bajar la voz—, parece que te necesita.

SooBin le dedica un guiño a TaeHyun mientras se endereza y señala hacia el ya vestido BeomGyu, quien mira la escena sin expresión en su rostro, casi ido.

TaeHyun rueda los ojos. Ahí está la razón: SooBin es un idiota.

Continuará.

═══════ ✧ ═══════
Recuerda votar si te gustó

¿Te gustó "(Sex)y Party"?, entonces...

¡presiona el botón y sígueme para más contenido!
Ai_Nhara

Encuéntrame también en...

TikTok:

Instagram:


🥀Nhara

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top