⊰⊹ 08: Fanático.

—Puedes mirar, tocar... y también probar.

YeonJun se queda paralizado, dentro de él algo le grita que ceda de inmediato ante la tentadora oferta, pero su parte pudorosa, que regresa de repente en un momento de vulnerabilidad, le dice que tiene que negarse e irse corriendo de ese lugar en ese preciso instante; sin embargo, todo lo que tenga que ver con algún sistema moral estúpido se va directo a la mierda cuando ve cómo SooBin deja abierto su pantalón y, luego, aparta las manos mientras le hace un gesto con su cabeza para indicarle que, como dijo, es todo suyo.

La intención implícita de no presionarlo que contiene el acto de SooBin derrite a YeonJun en un charco de baba, pues la imagen de SooBin dispuesto ante él y la dulzura que mantiene inclusive en un momento como este impulsa a YeonJun a continuar. Ahora tiene a SooBin frente a él, justo de la manera en que siempre quiso después de sus recurrentes sueños húmedos, y YeonJun no pretende perder la oportunidad que estuvo buscando durante años, pese a que ello le cueste su dignidad.

Se da ánimos internamente para deshacerse de sus inhibiciones, que aunque lo preservaron como un ciudadano decente hasta hace unos minutos, ahora empiezan a ser un tanto detestables, pues no ayudan en su intento de convertirse por un momento en el joven indecente que quiere ser. Quitarse de encima las cadenas morales que durante todo este tiempo lo ataron a una vida hipócritamente casta no es tan fácil como creyó que sería.

Por tanto, obligándose a dejar de ser tan mojigato, cierra los ojos con fuerza y, por fin, se atreve a arrodillarse. Se coloca justo frente a SooBin, quien lo mira desde arriba con una adorable expresión de comprensión en el rostro y manteniendo sus manos alejadas de él, dejándole claro en silencio que no va a hacer nada para empujarlo a hacer algo para lo que no está preparado, cosa que derrite cálidamente el corazón de YeonJun.

Sabe que la paciencia de SooBin no es algo por lo que debería venerarlo, pero algo dentro de él quiere retribuirle el lindo gesto, así que YeonJun toma eso como un impulso para esforzarse por darle un buen momento. Agradecido de que SooBin le haya facilitado el trabajo al desabrochar su pantalón, pues sus manos temblorosas habrían tardado tanto en hacerlo que el evento habría terminado para entonces, YeonJun toma el borde del pantalón de SooBin y, tomando un profundo suspiro, lo baja junto con la ropa interior para no hacer más torturador el proceso.

Al instante, el magnífico miembro de SooBin se deja ver, erguido con orgullo, apuntando justo a la nariz de YeonJun. Después del breve momento de shock por el golpe de realidad que la imagen le propina, a YeonJun se le hace agua boca al ver todas y cada una de las venas marcándose en toda la extensión y la punta húmeda debido al goteante líquido preseminal. Su propio pene salta por la estimulante vista, mientras que, de pronto, su temperatura corporal se eleva con exageración.

—Vamos, precioso. —SooBin acaricia la mejilla de YeonJun con suavidad, sonriéndole dulcemente, aunque el contraste de sus ojos conteniendo intensa lujuria destruye su fachada serena—. Demuéstrales que eres un buen chico... —dice con la voz ya rasposa, rozando el grueso labio inferior del pelirrosa, y relame el propio ante las nuevas ganas de besarlo—, que eres mi chico.

Y ese fue estímulo suficiente para que el fuego avivándose en el interior de YeonJun lo anime a obedecer.

De repente, sin importarle (o, por lo menos, ya no tanto) que muchas personas estén a poca distancia viéndolo perder lo que cree es el restante de su dignidad, saca su lengua para relamer sus propios labios, nervioso. Luego se mueve más cerca estando aún arrodillado, pero SooBin lo ayuda dando un pequeño paso hacia adelante, causando que ahora la tentación esté aún más cerca de su rostro. Sin poder evitarlo, YeonJun toma una honda y discreta inhalación para captar el aroma puramente masculino que desprende la imponente erección, pero ya se sabe que YeonJun no es bueno siendo discreto, por lo que SooBin ríe bajito, sin querer realmente avergonzar a YeonJun.

Sin embargo, no puede mantenerse así de relajado por mucho tiempo, porque la nariz de YeonJun toca su erección fugazmente, y él tiene que levantar su mano para enterrar los dedos en la abundante cabellera rosada frente a él en un intento de sostenerse de algo, pues el cosquilleo que eso causa lo desestabiliza un poco. Para recordarse que tiene que guardar la calma, SooBin se aclara la garganta para hablar.

—Soy todo tuyo.

Por suerte, YeonJun por fin lleva su tacto hacia su erección. SooBin suspira de alivio al sentir que sus bolas son acariciadas con delicadeza y un travieso dedo barre la goteante semilla de la punta hinchada y sensible. Inevitablemente, suelta un bajo gemido al ver a YeonJun llevarse el dedo a la boca para lamerlo con algo diferente a la sensualidad intencional, sino con genuina cautela, antes de rodear la extensión lentamente con toda su mano.

—Tengo una dieta saludable, por si te lo preguntas —declara SooBin, su sonrisa burlona vacilando.

YeonJun ríe un poco, su mano moviéndose con lentitud. SooBin sisea, haciendo una mueca por el áspero toque, pero no tiene que preocuparse por eso durante mucho tiempo, pues YeonJun se adelanta para empezar a lubricar el camino dando pequeños lengüetazos tímidos que generan en SooBin descarga tras descarga de más excitación, incluso si la estimulación no es muy intensa.

—Eso es —gime SooBin, acariciando su cabello—, sigue así, YeonJun.

Con cada centímetro de piel que prueba, YeonJun trata de alejar de sí la vergüenza, y funciona, pues tener el sabor y el calor de SooBin contra su lengua es una ayuda bastante efectiva. Cuando cree que ya relajó su garganta lo suficiente para no terminar haciendo un patético intento de garganta profunda, se atreve a meter la erección a su boca. Primero, la cabeza, que siempre es más fácil y, a decir verdad, satisfactorio; empero, el largo siseo de SooBin lo motiva a seguir un poco más abajo, por lo que lentamente va tragando lo que puede hasta que llega a casi la mitad y el efecto nauseabundo de su garganta no le permite continuar. Sí ha hecho felaciones antes, pero esas veces no estaba tan nervioso por hacerlo mal como en esta ocasión, algo de lo que SooBin parece darse cuenta.

—No tengas miedo —dice SooBin, acariciando los mechones rosas—. Toma sólo lo que puedas, ¿de acuerdo?

YeonJun retiene una mueca de disgusto. Este es el momento por el que estuvo rogando al impredecible destino desde hace mucho, y ahora que por fin ha llegado, no quiere que SooBin se arrepienta de haberse fijado en él y continúe únicamente por algún tipo de pena por él. Quiere esforzarse, quiere impresionar a SooBin con sus no muy destacadas pero respetables habilidades, así que se prepara mentalmente para darle la mejor mamada que SooBin podría recibir en su vida, o, de lo contrario, hacer el ridículo en el intento y, por consiguiente, escapar del país hacia México para pasar el resto de su vida refugiándose en la comida y el sedentarismo para soportar tal espantosa humillación.

Parcialmente listo, porque se da cuenta de que jamás podría estar preparado por completo si se trata de SooBin, levanta la cabeza para mirarlo con su mejor expresión de inocencia y parpadea lentamente mientras hace que la punta del miembro de SooBin choque con el interior una de sus mejillas para que la abulte. Si creyó que en los ojos de SooBin no podría haber más lujuria, estaba totalmente equivocado, pues ahora está mirándolo tal y como lo haría un depredador hambriento que acecha a su presa indefensa, y YeonJun considera eso como el inicio de una victoria.

Tanteando el terreno, YeonJun empieza un vaivén de arriba hacia abajo. Con cada movimiento aumenta un poco más la profundidad hasta que logra tener dentro de su boca más de la mitad. Para este punto, la saliva gotea de la extensión sin cesar. YeonJun usa eso como una ventaja para hacer más lasciva la escena, por lo que lubricar lo que no puede alcanzar con su mano para masturbarlo, así como para humedecer sus testículos, los cuales que también se mete a la boca para chupar suavemente cada tanto. Sabe, debido a los instantáneos gemidos de SooBin, que está haciendo un trabajo decente.

La música aún se oye a todo volumen, pero, ineludiblemente, la mitad de su atención viaja hacia la fuente de distracción que está a su lado. Como su estuviesen a nada más que milímetros de distancia, o debido a que simplemente el morbo de YeonJun ha agudizado sus oídos demasiado, logra oír perfectamente el choque húmedo de pieles chocando y los jadeos toscos de TaeHyun, luego, está el escandaloso BeomGyu y sus rasposos quejidos. Todo eso, mezclado con los graves gemidos de SooBin, los cuales oye aún más cerca, de alguna manera, empujan a YeonJun un poco más cerca del borde, inclusive si su polla está todavía intacta y tensa dentro de sus pantalones.

SooBin los condones, aunque parece que sus dedos se han vuelto inútiles de repente, pero, tal vez, eso se debe a que no puede concentrarse en la búsqueda gracias al placer que siente cuando YeonJun lleva su húmeda lengua hacia la base de su polla para recorrer todo el camino de sus venas hacia arriba. YeonJun, entusiasmado, deja sólo el glande entre sus labios para dar vueltas con su lengua sobre él.

SooBin tiembla y aprieta ligeramente su agarre en su cabello, provocando un agradable tirón en el vientre de YeonJun, quien, extrañamente, al saber que él es quien está causando estas reacciones y que, además, todos los espectadores lo saben, le causa un tipo de satisfacción que no creyó que podría experimentar, por lo que, con la ambición aumentando en él, quiere esforzarse para más de ello.

Por otro lado, BeomGyu siente que ya no puede más.

No quería creerlo, pero TaeHyun tiene razón: no tiene mucha resistencia, o, en realidad, TaeHyun es demasiado bueno arrebatándosela. Cada embestida despierta un sinfín de sensaciones que encienden cada vez más, mientras que los besos que deja en su nuca y espalda son como la brisa suave que aviva el fuego en su interior. Además, el hecho de saber que en este momento TaeHyun sólo está concentrado en él y no otra persona al azar le genera una satisfacción extraña, pero no quiere desvanarse los sesos tratando de averiguar la razón. Lo único de lo que está seguro ahora es que se habría arrepentido si se negaba a la posibilidad de un polvo con TaeHyun, pues, dentro de su experiencia, BeomGyu puede declarar que TaeHyun es bueno en lo que hace, el que los dedos de sus pies se curven gracias al placer que lo recorre de pies a cabeza con cada ruda estocada es suficiente prueba de ello.

Las puntas de sus pies son lo único que alcanza el piso. Él está tratando de apoyarse en el suelo correctamente, pero sus piernas tiemblan tanto que no le queda de otra más que sostenerse de la barra, por lo que se rinde para no terminar desplomándose en el piso. Sin embargo, la posición no favorece su intento de ser menos ruidoso, pues la presión de su pecho en la superficie intensifica la fuerza de los sonidos que su garganta con cada agresiva estocada que TaeHyun proporciona detrás de él, aunque ha de admitir que los lloriqueos y las súplicas sí son producto de su voluntad.

Y es que no puede evitar ser codicioso cuando TaeHyun arremete contra su punto dulce sin descanso, obligándolo a casi desgarrar su garganta gracias a los ocasionales gritos que no es capaz de contener. Lo único que le queda es tratar de apoyarse en algo para soportar el golpe de placer tan intenso que TaeHyun le regala, pero, habiendo perdido la mayoría del control de su cuerpo, su cabeza cae hacia adelante, por lo que su frente choca contra la fría superficie con un duro impacto que realmente no le importa justo ahora.

De repente, en medio de la bruma de sensaciones, siente su nuca ser acariciada por una mano que, luego, baja hasta rodear su cuello con firmeza para obligarlo a levantar la cabeza. Pronto BeomGyu siente el pecho de TaeHyun contra su espalda y el calor de su aliento cuando acerca su boca hacia su oreja.

—Mira a tu alrededor, BeomGyu —ordena el castaño con voz imperativa.

La profunda voz de TaeHyun y la mordida que proporciona al lóbulo de su en su oreja envían escalofríos por la columna del rubio, quien obedece sin chistar y alza su mirada, que se encuentra acuosa por las lágrimas que se acumulan en sus ojos debido al placer. Lo primero que puede ver es la cantidad de personas que miran fijamente en su dirección, algunos con asombro, mientras que otros son capaces de transmitirle su lujuria a través de sus ojos oscurecidos. BeomGyu tiene que morderse la lengua para no gemir al sentirse perfectamente expuesto.

—Bien —habla de nuevo TaeHyun para llamar su atención nuevamente—. Ahora, dime quién puede tenerte.

«Con que es posesivo», concluye BeomGyu, sonriendo internamente.

En realidad, ni siquiera el mismo BeomGyu sabe por qué no le molesta tal arrebato de TaeHyun. Si se toma el tiempo de reflexionarlo, incluso cree que puede decir que le gusta, si las cosquillas repentinas en su estómago son suficiente indicación de ello. Ya había notado antes esos pequeños lapsos de celos que TaeHyun tenía, inclusive cuando no estaba prestando demasiada atención, pues, conociendo el trasfondo, era bastante evidente que TaeHyun miraba con tanta rabia a SooBin cuando este lo saludaba mientras caminaba con BeomGyu por algún lugar en el que se cruzaran.

Normalmente, habría corrido en la dirección contraria ante la señal de peligro que ese comportamiento en TaeHyun significaba, pero ahora que lo tiene jodiendo la cordura fuera de él, no resulta tan molesto como cree que debería, pues, de alguna manera, es gratificante saber que alguien tiene sentimientos tan intensos por él. Hay algo en TaeHyun que le impide ver alguna amenaza; es, al contrario, dulce, aun cuando está haciendo cosas no precisamente tiernas. Ese sentimiento de seguridad que TaeHyun le transmite es agradable, incluso, tal vez, demasiado.

—Responde.

TaeHyun repite la orden, esta vez con una poderosa embestida que hace que BeomGyu arquee la espalda. Cuando el placer se disipa, BeomGyu, con el repentino deseo de tirar de los nervios de TaeHyun, BeomGyu, con voz risueña, dice:

—No eres el único que ha podido, Kang.

—No estoy bromeando, BeomGyu.

TaeHyun reclama en un gruñido irritado al tiempo que el agarre en su cuello se cierra un poco más, controlando el aire que entra a los pulmones de BeomGyu, quien jadea, fascinado.

—Tú, TaeHyun. —Al fin, BeomGyu cede para mantenerlo contento, pero, sorprendido por el que esas palabras dejen un rico sabor sobre su lengua, agrega en un jadeo:— Sólo tú puedes tocarme.

Ambos sonríen. TaeHyun lo hace por la estúpida ilusión de creerle a BeomGyu, satisfecho por el sentimientos de poder que la respuesta causa; y BeomGyu, por sentir, de alguna manera, que sus palabras son sinceras.

Por su lado, YeonJun se siente en el paraíso.

La música con volumen rompe-tímpanos hace poco por distraerlo, pues no quiere perderse ni un sólo segundo del momento de ensueño que está viviendo. Todo a su alrededor le dice que es real, perl, por alguna razón que desconoce, YeonJun sigue sintiendo que el hecho de que tener en su boca la majestuosa polla de SooBin es una traicionera ensoñación de la que va a despertar en cualquier instante para regresar a su vida de tapujos y escondites; sobre todo cuando el primero en su lista de deseos es que el que está cumpliendo.

YeonJun es un fanático de las mamadas, tanto de que recibirlas como de darlas, así que, aun con todos los factores desfavorables, está disfrutando de esto a un nivel inimaginable. Su mano se mueve de arriba hacia abajo alrededor de la zona que no alcanza a entrar a su boca, pero él se esmera en hacer que lo haga, pues mueve de atrás hacia adelante su cabeza con entusiasmo antes de intentar tragar un poco más cada vez. La sensación resbalosa del glande golpeando el inicio de su garganta cada tanto es adictiva, y el intenso palpitar de las venas del gran pedazo de carne sobre su lengua es excitante.

Claro, sus mejillas arden a fuego vivo debido a la vergüenza que le causa el saber que está siendo observado por demasiados pares de ojos juzgadores, pero su recompensa, que son los encantadores gemidos que SooBin tira al aire mientras deja colgar hacia atrás su cabeza entre sus hombros y sostiene su rosado cabello con firmeza, es tan gratificante que se obliga a olvidar que está siendo otro de los exhibicionistas que tanto criticó hace un rato y que, además, está casi teniendo una orgía con su primo y su mejor amigo.

Recién sintiéndose preparado para hacer un garganta profunda, YeonJun concluye que habría sido más fácil relajarse un poco si hubiese tomado, al menos, un trago antes.

Retrocede un poco para liberar el pene de SooBin con un obsceno 'pop'. YeonJun sonríe traviesamente al ver cómo SooBin se estremece, y, sin querer tiempo para seguir complaciéndolo, vuelve a atragantarse con toda la extensión de golpe hasta que la punta profana su garganta. Una inevitable arcada lo incita a separarse, pero YeonJun resiste lo mejor que puede y, tratando de usar su ingenio para tomarse un minuto para acostumbrarse a la intromisión, empieza a gemir, causando que SooBin lo haga también al percibir las exquisitas vibraciones alrededor de toda su erección.

Unos largos segundos después, por fin YeonJun se separa, jadeando pesado por la falta de aire. SooBin sisea al sentir las exhalaciones de aire caliente justo sobre su húmedo miembro. Luego, levanta la cabeza para dirigir su mirada hacia YeonJun y, así, admirar la obra de arte en el que este se ha convertido: sus bonitos labios están hinchados y mojados con saliva, sus mejillas rojas y sus ojos cristalizados, llenos de una abundante lujuria que contribuye al aumento de su libido casi incontrolable. Absolutamente, YeonJun es la definición de belleza, una que solamente él tiene el privilegio de gozar justo ahora.

YeonJun, ajeno al momento de adoración de SooBin, lo toma en su boca de nuevo. El pelinegro suelta el último gemido antes de sentir cómo el calor empieza a construirse en su espalda baja. Sabe que se va a correr si YeonJun sigue con su magnífico trabajo, por lo que toma su rostro con ambas manos para detenerlo, aunque la imagen de sus ojos tiernamente confundidos no hace más que potenciar la sensación.

—Lo haces muy bien, precioso —jadea, alejándose un poco en contra de su voluntad—, pero disfrutemos un poco más antes de terminar.

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🥀Nhara

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