III

III

"Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción"

(Joaquín Sabina)

Con el puño cerrado y apoyado sobre su muslo, observaba por la ventana del auto; ahora se encontraba en el vehículo de Jonghyun siendo llevada a casa, ¿qué había sucedido? Ni ella misma podía asimilarlo aún.

Minho había dejado a Yuri hablando prácticamente sola por ir con su novia; después de eso se enteró de que Jinki, tras vaciar el contenido de su estómago, no podía siquiera ponerse de pie y cayó dormido junto a la puerta del baño.

Taeyeon estaba apenadísima y molesta, ya le había advertido a su hermano que, si no era resistente al alcohol no lo ingiriera, pero la ignoró. Joon había insistido en que dejaran a Jinki descansar en una de las habitaciones de la casa, pero la pelirroja se había negado rotundamente, así que Minho terminó llevando a los Lee de regreso a casa y Gwiboon había quedado al cuidado de Jonghyun; porque sí, esa palabra había usado Minho y en específico Taeyeon al despedirse del castaño: por favor, cuida de mi unnie.

Al abandonar la fiesta, se quedó junto a Jonghyun unos minutos más y luego, la incomodidad fue demasiada, Yuri no se callaba así que había decidido abandonar aquél grupo e ir a bailar o ayudarle a alguien a servir las bebidas, lo que fuera necesario para no escuchar a la bruja y sus logros en el extranjero, porque si se lo preguntaban a ella, esas eran puras patrañas y mentiras.

Estando Victoria, Donghae, Amber y Luna presentes, no creyó que Yuri se lanzara tan descaradamente a los brazos de Jonghyun, así que se levantó del camastro junto a la alberca que compartía con él y comenzó a caminar hacia la multitud danzante.

—Si querías bailar me hubieras dicho—; escuchó su voz muy cerca, a sus espaldas.

—No— le sonrió al sentir un poco de felicidad, no esperaba que el chico abandonara su círculo de amigos por seguirla, —es sólo que creo que no tengo mucho qué hacer allí.

—Me imagino que ahora que Taeyeon se fue esto es algo aburrido.

—Supongo que tienes razón—, se encogió de hombros, la verdad era que su pelirroja amiga había sido insistente en que fuera, y sin ella como que no tenía mucho sentido escuchar solamente relatos y pláticas en las cuales no podía participar en lo más mínimo.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—¿Y luego regresarás?—, quiso saber la respuesta, no le agradaba pensar que dejaría a Jonghyun a merced de Yuri.

Rió y negó con la cabeza; —apenas hoy en la mañana tuve un largo viaje, estoy algo cansado y la verdad yo también quiero ir a casa.

Y así fue como ahora ella veía los vehículos pasar y las luces de los establecimientos cerrados camino a su residencia.

De repente, estando frente a un semáforo en rojo, dio un pequeño respingo cuando la mano me Jonghyun rozó su muslo para tomar su mano; él sonrió ante la reacción de la chica, pero en vez de soltarla por el sobresalto que la había causado a su acompañante, hizo más fuerte el agarre.

Gwiboon sentía que sus mejillas estaban tibias, en verdad estaba apenada, no sabía por qué, tomarse de las manos había sido algo normal con sus anteriores novios, la única diferencia era que ella era quien tomaba la iniciativa la mayoría de las veces y después de por lo menos tres citas previas. Desvió la mirada y en ese momento Jonghyun la soltó para poder mover la palanca de velocidades y avanzar, el semáforo se había puesto en verde.

—Nunca te agradó Yuri, ¿cierto?— habló él.

—¿Por qué lo dices?— ¿tan obvia soy?, quiso agregar, pero se contuvo, lo que menos quería era que la tacharan de novia celosa, aunque en realidad sí lo era.

Él rio melodiosamente, —¿olvidas que yo estuve presente cuando le reclamaste a tu hermano por invitarla a tu fiesta de cumpleaños?

—¡Ah! Eso... eso fue diferente, era mi fiesta de cumpleaños, eran mis invitados, no los de Minho.

—No recuerdo que te hayas enojado cuando yo llegué.

—Pp-porque yo le pedí que te invitara— se justificó, pero la verdad era que en ese entonces le daba igual la presencia de Jonghyun, era Yuri la que la hacía rabiar, desde siempre hasta ahora.

Apretando los labios para no seguir riendo y meneó la cabeza en forma afirmativa al momento que aparcaba en la puerta de la casa de los Kim-Choi.

Cuando el motor se detuvo por completo y la llave fue removida del switch, Gwiboon rompió el silencio; —gracias por traerme a casa.

—Lo hice porque Minho me amenazó.

La chica lo miró con el ceño fruncido y abrió la boca para reclamar, pero antes de que pudiera emitir palabra alguna, él aclaró, —es broma; pero lo que es verdad son las palabras que te dije antes, permíteme conocerte, démonos una oportunidad.

Se aclaró la garganta y tragó saliva antes de asentir.

—Y esto tampoco es broma—, Jonghyun se estiró para franquear el poco más de medio metro que los separaba y la besó.

Abrió los ojos desmesuradamente, tardó en estar consciente de que aquellos apetecibles labios ahora estaban prendados a los suyos; se sentían suaves y aunque tenían un ligero rastro de sabor a alcohol, se sentía deliciosamente bien. Parpadeó un par de veces antes de cerrar los ojos y entregarse al movimiento.

Su borde inferior fue masajeado antes de ser mordido ligeramente y luego, sonriente, Jonghyun se separó de ella.

Ensanchó más su sonrisa, aquella que hizo que el corazón de Gwiboon diera un vuelco y no reaccionara hasta que Jonghyun ya había salido, rodeado el vehículo y abierto la puerta para que ella bajara.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas y dejado su nerviosismo de lado, estiró el brazo y le tendió la mano al chico que la esperaba de pie. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo cuando este le acarició el dorso de su diestra con el pulgar.

—Buenas noches, princesa— exclamó sin que de sus labios se borrara esa sonrisa coqueta.

—Buenas noches— contestó ella, pero antes de que pudiera soltarse de su agarre para salir disparada hacia la puerta principal de su casa y entrar sin voltear atrás; Jonghyun le robó otro beso, uno fugaz y cálido.

—Qué descanses— musitó antes de liberar su diestra.

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Jinki había caído como un tronco en la parte trasera del automóvil de Minho, así que no había causado alboroto durante el viaje camino a casa, el problema fue a la hora descender. Aunque Minho era bastante fuerte, no podía negar que era difícil cargar con un cuerpo totalmente inerte.

Taeyeon fue en su auxilio y, tambaleándose, entre los dos llevaron al mayor al interior de la casa, subieron por las escaleras y lo echaron en la cama. La menor le sacó los zapatos a Jinki y luego cerró la puerta de la habitación.

—En verdad, lamento que mi hermano te haya causado problemas—, dijo algo tímida al encontrarse en el pasillo con su novio.

Él negó con la cabeza y una sonrisa, —no es problema—, contestó y se acercó a ella haciéndola retroceder sólo unos centímetros, ya que el corredor no era muy amplio y la espalda de la chica impactó contra la pared.

Levantó la mano y acarició el pequeño y delicado rostro de Taeyeon, su belleza lo había cautivado desde el primer momento en que la conoció, y cada vez que la veía detalladamente no podía evitar volver a sentirse enamorado. Rozó su mejilla y luego llegó hasta su nuca para acercar sus rostros, pegó su frente a la de ella y sonrió sobre sus labios antes de besarla suavemente.

Taeyeon aprovechó su cercanía para meter sus delgados dedos en las cintillas del costado del pantalón de Minho, justo por donde atravesaba su cinturón, y después de varios besos cortos musitó sobre sus labios, —ya es algo tarde, debes ir a casa.

—¿Eh?— arqueó las cejas.

—Debes asegurarte de que tu hermana llegue sana y salva—, se separó un poco para verlo mejor a los ojos.

—Ella puede cuidarse sola— hizo un mohín con los labios.

—¡Min!— frunció ceño a manera de reprimenda.

—Está bien; iré, pero...

—No te preocupes por mí— negó con la cabeza, —mamá llegará pronto—; la madre de Jinki y Taeyeon era enfermera y por eso a veces tenía el tercer turno, su padre en cambio era otra historia, desde hace tiempo que no sabían de él.

—Pero... — repitió.

—Sshh— lo calló pegando nuevamente su frente a la de él, en eso, un fuerte sonido se escuchó en la habitación de Jinki; de inmediato la menor se liberó del abrazo de su novio para ir a confirmar su sospecha: su hermano se había caído de la cama y aún así no había despertado.

Suspiró algo resignada, Jinki incluso dormido era un desastre; Minho apareció detrás de ella y la ayudó a volver a colocar al mayor en el colchón.

Después de arroparlo y de asegurarse de que esta vez no habría manera de que volviera a caer de la cama, Taeyeon volvió a insistir en que debía regresar a casa.

—¿No me digas que pretendes dejar a Gwiboon? ¿Y si Jonghyun le hace algo?— arqueó las cejas, entonces al ver la expresión de Minho supo que había dado justo en el clavo; ella sabía que, aunque lo negaran rotundamente, sí se preocupaban el uno por el otro, así como Jinki y ella.

—Rayos Tae; ahora no podré estar tranquilo pensando justamente en eso.

—Entonces apresúrate y ve a casa—, lo empujó para que salieran de la habitación y bajaran por las escaleras; lo acompañó hasta la salida y tras darle un húmedo beso se despidió de él.

Las palabras de Taeyeon le había recordado su charla con su viejo amigo, si se atrevía a ponerle un dedo encima a Gwiboon se las vería con él; pero luego, justo a unas calles antes de llegar se tranquilizó un poco, sabía que su hermana, sobre todo cuando de relaciones amorosas se trataba, era un hueso duro de roer, aún así se apresuró.

Al doblar la esquina vio el auto de Jonghyun abandonar la calle, suspiró tranquilo, eso quería decir que ella ya estaba en casa.

Aparcó en la entrada, bajó y una vez estando en las escaleras, con el pequeño control remoto activó los seguros; sacó la llave de metal de su bolsillo y la introdujo en el cerrojo de la puerta. Atravesó la sala y fue a la cocina, donde vio una luz.

—¿Gwiboon?—, la llamó al verla con un vaso de agua entre sus manos, con la mirada en un punto fijo en la pequeña barra del desayunador.

—¡Minho!— se sobresaltó.

—¿Te sucede algo?

—No; sólo... estoy algo cansada, ya sabes, bailé mucho—, se llevó el vaso a la boca y bebió todo el líquido, —iré a dormir—, dejó el recipiente en el lavabo y apagó la luz; —mamá y papá están durmiendo así que no hagas mucho ruido—, le indicó.

Él la siguió entre las penumbras hasta las escaleras, subieron y justo cuando cada uno iba a entrar a su habitación, ella lo llamó.

—Min.

—¿Si?—, se detuvo con la mano a punto de tomar pomo.

—¿Qué dirías si... si... — suspiró, —si Jonghyun y yo comenzáramos a salir?

Minho parpadeó tupidamente por unos segundos asimilando la pregunta; —¿Qué diría?—, giró sobre sus talones para quedar de frente, ya que hasta ese momento estaban dándose la espalda, ella también giró.

—Nunca te ha importado lo que piense sobre tus pretendientes; no me preguntaste qué opinaba de Dongwoon, ¿por qué ahora es diferente?

—Porque es tu amigo; y no quiero que la situación entre ustedes sea incómoda por lo que pudiera pasar entre él y yo—, frunció el ceño al responder aquello; ¿qué se creía Minho? ella todavía estaba siendo considerada y él tenía el descaro de contestar de esa manera.

—Boon, mira, yo— exhaló algo nervioso por lo que estaba a punto de admitir, —yo te apoyo; sé que lo que decidas será para bien, confío en que tus elecciones serán las correctas; no tienes porqué pedirme permiso.

Infló las mejillas, —mira tonto, no te estoy pidiendo permiso.

—Entonces haz lo que quieras—; allí estaba otra vez, reñirían como siempre.

—Lo haré, ya lo verás— exclamó y entró a su habitación, dejando a su hermano en la soledad en el pasillo.

Se desmaquilló, lavó el rostro y cambió de ropa, luego se echó a la cama con el móvil en la mano; ¿sería muy tonto desearle buenas noches?

Sin embargo, eso no fue necesario, ya que el artefacto vibró anunciando la llegada de un mensaje de texto; era justamente Jonghyun.

Buenas noches princesa.

Apretó el móvil entre sus manos y comenzó a presionar los botones para contestar.

Que pases buenas noches tú también, descansa y sueña bonito.

Esperó algo nerviosa la contestación y cuando un nuevo mensaje arribó se cubrió con sus sábanas para poder leerlo, como si se escondiera de alguien.

Por supuesto que soñaré bonito, estaré pensando en ti.

Sintió de inmediato sus mejillas arder y su corazón latir desbocado; tragó saliva y apagó el móvil, debía tratar de tranquilizarse, las cosas debían ir con calma.

...

Lunes por la mañana, se colocó su impecable uniforme y bajó a desayunar encontrándose con una escena típica, como siempre su hermano devoraba sus alimentos sin recato alguno; mordía el pan tostado importándole poco las migajas que se quedaban pegadas en la comisura de sus labios.

—Minho, ten más cuidado, podrías morir asfixiado— exclamó ella y tomó asiento frente a él.

—Buenos días— intervino su madre, quien terminaba de servir el jugo y también tomaba asiento. Su padre se había ido muy temprano al trabajo.

—Buenos días— contestó la chica.

—Te encantaría que eso me sucediera— atacó Minho, —así te quedarías con mi habitación y el auto, ¿verdad?

—¡Iuk! ¿Para qué querría yo tu sucia habitación?— hizo un gesto despectivo.

—Basta ya— intervino Hyo Jin; —¿sería mucho pedir un desayuno tranquilo?

—Lo siento— se disculpó la menor, —pero es que mi querido hermano come como si fuera una bestia, si masticara mejor sus alimentos no tendría la cara llena de restos de comida ni habría riesgo de que un trozo de pan se le atorara en la garganta.

—¡Oye!— la señaló con el índice izquierdo lleno de mermelada de fresa, —¡No soy una bestia!

—¡No acerques tus horrendos dedos a mi cara!— frunció el ceño.

—¡Suficiente!— exclamó la señora y golpeó la mesa con la palma de su mano; —Minho ve a lavarte; Gwiboon empaca tu comida. Se van de una vez a la escuela— ordenó.

—Pero... — se quejaron a la par.

—¡Ahora!— los interrumpió.

—Si— contestaron y se pusieron de pie para hacer lo indicado.

Refunfuñando, Gwiboon guardó su fruta y su pan tostado en un recipiente color rosa; observó el plato de su hermano, no había terminado su porción así que también lo empacó; lo conocía y sabía que si no llevaba algo para él en un par de horas estaría muriendo de hambre y sobre todo ese día que tenía práctica de futbol.

Se despidieron de su madre y subieron al auto.

Ambos estaban en silencio durante el camino a la escuela; Minho concentrado sorteando el tráfico, ya que por la hora era un caos la ruta escolar; y Gwiboon estaba recordando sus charlas con Jonghyun por mensaje de texto durante el fin de semana. Les hubiera gustado verse, pero por algunos compromisos y asuntos pendientes del castaño no pudieron reunirse, aún así sabía que lo iba a encontrar en la escuela, ya que se había incorporado al último grado, en el mismo grupo que Minho, Jinki y Joon.

Notó los grandes portones de la entrada del instituto, estaban por llegar, espero que su hermano aparcara y apagara el motor.

—Toma—, estiró el brazo ofreciéndole lo que había empacado, —es tu desayuno.

Sonrió, —gracias, eres un amor—, dijo exagerando el tono meloso de su voz, lo tomó y bajó del vehículo para agregar; —sabía que no podías ser tan mala y dejar morir de hambre a la bestia de tu hermano.

Ella rodó los ojos y después lo imitó, así, juntos, caminaron hasta los edificios donde se encontraban sus aulas.

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Notas del autor: Este ha sido un capítulo sorpresa, esta historia no tiene días ni fechas definidas para actualización. Por su comprensión, muchas gracias.

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