Narra Freezer.

Frost se me adelantó. Cuando apenas estaba tomando mi chaqueta, él ya estaba bajando las escaleras de esa manera tan sensual de él. Corrí hasta donde estaba y tomé su mano.

-¿Por qué tan acelerado, querido Frost?

-Ah, lo lamento

Sonrió y tomó mi mano entre la suya. La solté. No me gustaba lo que empezaba a sentir con Frost

-¿ Quieres descansar un poco antes de la clase?

-Ah..- rascó su cabeza y torció el gesto. La verdad es que... no tengo muchas ganas de recibir esa clase después de eso-dijo mientras señalaba su habitación con la barbilla.

-Oh, querido Frost, ¿estás cansado?

-Sí, un poco, Me ha dejado exhausto.

-Oooo

-Pero antes de que te vayas, si es que quieres hacerlo...

-¿ Te preguntas cómo sé dónde vives?

-Ajá.

-Bueno... tu amigo Kyabe no es nada discreto-le guiña un ojo y tomé mi chaleco.

Caminé hasta la entrada y siento los pasos de Frost detrás de mí.

-¿ No vas a despedirte?

Solté una risita.

-Te veias precioso el sábado.

Me di vuelta y salí hasta mi auto. Arranqué
y fui hasta mi casa.

Cuando llegué a mi lujoso pent-house, no dudé ni un segundo en meterme a la ducha. Dios mío, éste chico me había hecho sudar.

-Vamos, Azasel. recuerda las reglas.

-Tú y tus estúpidas reglas- exclamó.- ¿por qué no admites que tienes una pareja?

-¿Qué!? - Comencé a reír por lo bajo. No, es lo que menos quiero ahora. Disfruto mucho del sexo que me dan otras mujeres, hombres y también tú.

-Quien quiera que sean las otras o los otros, más les vale que te conquisten lo más pronto posible, porque lo haré yo sin problema

Me levanté de la cama y comencé a ponerme mi traje. Besé por última vez a Azasel y salí del hotel. Mientras caminaba acomodé mi corbata y me puse el saco encima, el clima no era nada caluroso.

Mi celular comenzó a vibrar. Un mensaje.

"Hotel Zephar"

Sonreí orgulloso y seguí caminando.

"No lo olvido, Frost."

Me metí en m carro y acomoda todas mis pertenencias en el asiento trasero de mi precioso Audi. Encendi el auto y arranqué. Avancé entre el horrible tráfico de la ciudad para después meterme en los suburbios, ahí, donde vivía mi siguiente alumno, el único alumno menor de edad, el único que había dejado de ser virgen gracias a mí, el único a el que me agrada ver en pijama, el único que me ha interesado saber de su vida, el único chico de hermosos ojos y labios  que ha llamado mi atención.

Me estacioné en una esquina, lejos de su casa. Revisé mi celular. Nada. Mire por el retrovisor para asegurarme de que nadie me seguía. Cuando estuve seguro de que estaba completamente solo, libre de observar hacía la casa de Frost, lo hice. Recargué mis antebrazos en la parte superior del volante, haciendo que se cruzarán al llegar a su punto final, mi mentón se recargó en la unión de las muñecas y observa detenidamente la ventana de la habitación de Frost

Estaba arreglándose, para mí. Se veía realmente bien con ropa interior. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

"¿Qué demonios te pasa, Freezer ?", me reclamaba interiormente mientras sacudía mi cabeza sacándome la preciosa imagen de Frost escogiendo su ropa. Segui observándolo.

Tomo varias prendas, parecia que era difícil decidirse, hasta que al final pudo hacerlo, vi como tomó su celular y dudaba en llamar a alguien. ¿Qué trataba éste chico? El sonido de mi celular hizo que me removiera en el auto en busca de éste.

-¿Hola?- contesté regresando mi mirada a Frost. Ya no podía verle.

-Profesor... - Susurró la débil y delicada
voz de Frost

-¿Cómo está, alumno?

-Creo que seré de su agrado el día de hoy.

-Eso espero, Frost.

-Sí- dijo como niño pequeño.- tengo que seguir arreglándome. Hasta pronto, profesor.

-Hasta pronto, Frost

-Rompe reglas.

Colgó. ¿A qué se refería con "rompe reglas"?