OO1.

Hay veces en las que he tomado malas decisiones, que me han hecho cuestionarme muchas cosas de mi vida e incluso me he replanteado la forma en como actúo. Pero ésta definitivamente es la cosa más loca y rara que he hecho.

Hace dos días mientras caminaba por las calles en busca de mi perrito el cual se había escapado, como siempre, una hoja impactó contra mi cara. Dejandome ciego, fue la causante de que cayera al suelo y las personas se voltearon a verme entre preocupados y divertidos.

Pero eso no fue lo peor, si no la hoja, que me había prácticamente noqueado, era un anuncio de una especie de escuela, para mayores de 18 años decía en letras rojas, era lo que más resaltaba. Se podía notar que era algo bien hecho, por los dibujos bastante reveladores de que se trataba dicho establecimiento.

Mi curiosidad me ganó y decidí buscar la dirección al día siguiente, ayer, un pequeño lugar con un letrero de neón de un color raro era lo primero que se veía, decía Sex Education y una puerta marrón de unos dos metros de alto. No estaba muy seguro si debía entrar pero las ganas que tenía de hacerlo me ganaron por lo que ni si quiera toqué.

Al entrar lo primero que pude divisar fue a un chico sentado, leyendo una revista porno, como si de un cómic se trataba, movía las hoja completamente desinteresado, hasta que notó mi presencia, sus ojos se agrandaron y pude ver como se enderezaba, sus piernas se cruzaron y sonrió.

Aunque no estaba seguro de nada, algo hizo contacto y los engranajes de mi cerebro comenzaron a funcionar como se debe, Aquí enseñan sexo, pensé.

Pero luego una pregunta surcó mis pensamientos, ¿Que clase de sexo?. Llevé mi dedo índice hasta mi boca y mordí la punta con algo de fuerza, el chico frente a mi se levantó y me hizo señas, supuse que era para acercarme a el, lo cual hice.

— Buenas tardes, bienvenida a Sex Education —Una linda presentación, sus rasgos no eran de aquí, sus ojos eran grandes, más de lo habitual, supuse que era Japonés, sonreí de forma sincera y amigable, para luego suspirar y señalar algunas cosas que habían frente a mi.

Esposas, látigos, vibradores y de más...

¿Como tenían eso a la vista de todo el mundo?. El aclaró su garganta y dejó escapar una risilla rasposa que me tensó. Lo miré de reojo y pude notar como mordía su labio inferior.

— Poco convencional —Se limitó a decirme— Tenemos a varios chicos que estarían dispuestas a complacerte, ayudarte e informarte — Pasó detrás de mi y señaló algo parecido a una revista, esa clase de revista que tenía a chicos lindos y sexys que te dejaban babeando, y con el autoestima en el subsuelo.

La tomé entre mis manos, el olor a nuevo inundó mis fosas nasales, abrí los ojos con algo de interés, un par de chicos, gemelos, no eran lo mío. Luego de estar alrededor de media hora ojeando página por página, me llamó la atención uno de ellos.

— Buena elección, me han dicho que es muy bueno, además es como mi hermano —Asentí a sus palabras.

Sus rasgos eran finos, delicados, hermosos ojos que parecían que te atrapaban y te llevaban a otro mundo, uno del cual no quería salir, luego su hermosa nariz que se arrugaba cuando sonreía, pero en lo que más me fijé fueron sus rojizos y delgados labios. Y ese lunar, sabia que lo había visto en otro lado.

— El —Murmuré, ¿qué estaba haciendo?. Ya me había metido demasiado en este paquete y lo único que quería era investigar, pero tenía tantas ganas de conocerlo.

— Las clases comienzan, hoy mismo, el está libre —Noté como tecleaba un aparato raro que tenía una luz en rojo que titilaba lentamente.

Con mi mente hecha trizas, mi corazón desbocado y mis inmensas ganas de vomitar entre a la puerta donde presuntamente ella iba a estar, no me dijeron, ni como, ni donde, ni cuando, pero lo que pude sentir fueron unos brazos sujetando mis hombros desde atrás, bajé la mirada y noté que tenía tatuajes que se extendían por sus brazos, muy pequeños y delicados.

Me di la vuelta lentamente, sentia que la espera era una tortura. Al ver su rostro me impresioné, era más hermoso en persona, mis ojos divagaron por todo su cuerpo, sonrisa perfecta, hombros anchos. Brazos tonificados, abdomen marcado y nada más. Hasta ahí me permití ver.

Subí la mirada y no sabía como presentarme, era definitivo que no diría mi nombre, así que me puse a pensar en algo que estuviera acorde y que no se me olvidara, hasta que algo dentro de mi hizo clic.

— Mi nombre es Jeon Jungkook —Fui incapaz de no ver sus labios mientras hablaba, eran algo adictivo y poco convencional, demasiado perfectos— No tienes porque decir tu nombre, puedes dar la información que deseas siempre y cuando no digas mucho sobre tu vida personal. Esto es algo netamente profesional.

— Mi nombre es Minji —Le dije, no quería que se me olvidara el nombre que había inventado, así que tampoco sería grave, miles de personas se llamaban Minji, aunque también miles de personas se llamaban Jimin.

Me quedé pensando por un largo tiempo, sobre la estupidez que acababa de decir, ¿por qué dije mi nombre al revés?. Era una idiotez, le había dicho algo muy personal, bueno yo lo consideraba muy personal.

— Minji, esto es algo que solo será entre tu y yo. Te enseñaré, todo lo que quieras, la teoría y si quieres la práctica —Desvié la mirada— Desde complacer hasta ser complacida.

¿Por qué su voz era tan jodidamente sexy y ardiente?. Solo asentí, no podía verlo a los ojos ni por dos segundos, sentia que se me explotarían los cesos.

— ¿Ahora que? —Pregunté mientras jugaba con mis dedos.

— Esta será la primera clase o lección, como tú le quieras decir —Me senté en la cama y lo observé— ¿Listo?...

— Listo.

Y fue ahí cuando todo comenzó.

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