🍭 ፧ 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼 • ✦⁾
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Entonces ¿El cielo era real?
Todo era demasiado brillante.
¿Se había ido?
Beomgyu vio un ángel.
¡Un jodido ángel!
Rubio, ojos color oro y piel de porcelana.
Pero a veces los ángeles son demasiado torpes y te dejan caer.
Así fue como Beomgyu regresó.
El bello ser lo soltó. Un pánico invadió su pecho al sentir como caía al vacío.
Cuando sus ojos se abrieron supo que aún no. Aún no era su hora.
La claridad seguía ahí. El color blanco seguía ahí.
Pero no era porque fuera el cielo. Era una habitación. Una habitación de hospital.
—Lo hiciste mal.
Esa voz.
Era Taehyun.
Miró a su lado y su corazón revoloteó al ver al chico. Su voz estaba irritada y su rostro serio lo observaban sin una pizca de compasión.
—Taehyun…
—Lo hiciste mal Beomgyu —dijo molesto, interrumpiendo a Choi—. Cuando uno intenta suicidarse no llama a emergencias.
Choi no dijo nada. Simplemente apartó la vista.
Todo el valor, toda la fuerza que lo habían impulsado a no morir se había esfumado cuando la mirada acusadora de su dongsaeng lo martillaba.
No pudo alzar la mirada, no pudo y menos cuando sintió los brazos de Kang envolver su cintura y la cabeza del chico alojarse en su pecho.
—Lo hiciste mal, ¿Sabes? ¿En qué mierda estabas pensando? ¿Me ibas a dejar? ¿No te cansas de hacerme daño?
Beomgyu no podía hablar. Sintió su corazón encogerse cuando lágrimas mojaron su bata de hospital y los sollozos de Kang inundaron la estancia.
—¿Acaso crees que es un maldito juego? ¿Acaso no pensaste en lo que iba a pasar? ¡Contestame, Beomgyu! ¡¿Acaso no ves que no puedo sin ti?!
Por más que quería las palabras no salían.
Lo había hecho de nuevo. Lo había lastimado.
También lloró. No pudo evitarlo. Ambos lloraron consolando al otro.
Fue cuando la puerta se abrió y un destrozado Soobin entró en la habitación.
Beomgyu quería morir ahí mismo. Le daba muchísima vergüenza cada decisión mala que había tomado. Le daba vergüenza que a pesar de todos sus errores, las personas que amaba estaban ahí para él.
—Hyung —fue lo único que el alto pronunció antes de abrazar el cuello de su mayor.
. . . . . . . . . . . . . . . . ꒰ ☁︎ ꒱ ,, ⌲
El doctor había sacado a Taehyun y a Soobin mientras revisaba a Beomgyu, así que ambos chicos estaban en la sala de espera, viéndose el uno al otro.
Desde lejos se podía ver el aura molesta de ambos.
Lo único que los unía era Beomgyu, por el cual habían optado hacer una tregua temporal, sin embargo ambos se detestaban y era demasiado difícil.
—¿Puedes poner otra cara? Esa que tienes ya me aburrió —dijo Taehyun haciendo que Soobin se molestara.
—Es la única que tengo.
Kim simplemente se guardaba los insultos. No quería alterarse en esos momentos.
—Lástima para ti.
Soobin apretó los puños y no dijo nada. Su venganza llegó cuando al salir el doctor dijo que por ese día sólo uno de ellos podría entrar y Beomgyu había dicho que quería ver a Soobin.
Taehyun parecía algo molesto, pero se fue sin decir nada.
Kim estaba casi temblando cuando entró al cuarto de su esposo y lo vio ahí.
Tan demacrado. Triste.
—Soo.
Soobin sintió su corazón golpear fuertemente contra su pecho mientras se acercaba a la cama de Beomgyu.
El recuerdo de cuando eran niños y a Beomgyu le había dado una fuerte fiebre llegó a su cabeza.
Cuando Beomgyu le dedicaba sus miradas y sólo a él.
Cuánto habían cambiado las cosas.
¿Por qué habían tenido que llegar a esa situación?
¿Acaso había descuidado a Beomgyu en algún momento?
Le había brindado todo su apoyo. ¿Qué más debía hacer?
—Hola hyung, ¿Cómo te sientes?
Se portó de lo más atento. Necesitaba compensar lo que su hyung había sufrido.
—Soo, espera.
La voz de Beomgyu interrumpió a Soobin mientras este acomodaba la almohada del chico.
El alto se paró y en eso, su esposo le soltó la bomba.
—Quiero el divorcio.
Kim se quedó sin habla.
Aquello lo había dejado sin saber qué hacer, y la cara de tristeza de Beomgyu fue lo que lo hizo reaccionar.
—¿Qué?
Choi comenzó a llorar y aún sin entender, Soobin se acercó a él para limpiar sus lágrimas.
No importaba nada en el mundo. Mientras Beomgyu soltara lágrimas, Soobin estaría ahí para limpiarlas.
—Hyung, sé que no debí dejarte sólo pero…
—No es eso, Soo. Te amo. Te amo demasiado como para saber que esto te hace daño. Tan solo mírame. Soy un asco, no te merezco.
Kim sacudió la cabeza.
¿En serio Beomgyu se tenía tan poca estima?
Al verlo de esa forma lo único que Soobin quería hacer era besar sus heridas y curar su alma. Nunca se le había pasado por la cabeza dejarlo.
Había vivido más de la mitad de su vida amando a ese chico. Una vida sin Beomgyu... No era opción.
—Daño todo lo que toco, Soobin. Te estoy lastimando. Lo hago.
Kim acarició las mejillas de su hyung mientras este no dejaba de llorar.
Choi se dejó hacer y Soobin pegó ambas frentes mientras acariciaba las mejillas del mayor y limpiaba sus lágrimas.
—Hyung —el mismo Soobin se sorprendió de lo tranquila que se escuchaba su voz—, eres y siempre serás lo más hermoso que tengo. Déjame ayudarte amor, dejame simplemente quedarme a tu lado, porque estar sin ti no es opción.
Los sollozos del mayor se hicieron más fuertes, sin embargo abrazó más fuerte a su esposo.
Soobin le regaló caricias en el pelo.
—Perdóname. Perdóname, Soo, es sólo que no sé que debo hacer. Ya no sé cómo salir de esto.
Kim tomó su rostro entre sus manos y besó la punta de su nariz.
—Hyung, salgamos juntos de esta. Yo estaré ahí para ti si caes.
Los ojos de Beomgyu gritaban que lo salvaran, pero frente al mundo simulaba estar bien.
Soobin necesitaba romper aquella fina pero con apariencia firme capa de indiferencia que su Beomgyu usaba como escudo ante los demás.
Necesitaba hacer que Beomgyu le abriera las puertas de su alma. Debía sanar cada herida que el pasado dejaba en el mayor.
Para eso necesitaba a una persona y por más que odiara admitirlo, necesitaba a Taehyun.
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