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Beomgyu miraba fijamente la ventana de su gran habitación.

—Joven Choi, su madre lo espera en cinco minutos.

—Voy de inmediato.

No podía evitar estar nervioso.

Apenas tenía doce años y esperándolo en la entrada estaban sus dos prometidos.

Kim Soobin de nueve y Kang Taehyun de ocho.

Tan sólo eran niños jugando juegos de adultos.

Se puso sus lúcidos zapatos negros y limpio sus pantalones cortos.

Su ropa estaba hecha para él, (cortesía de las empresas Kang) cada prenda resaltaba su belleza, pero a él simplemente lo hacían sentir incómodo.

Salió de su cuarto y caminó en silencio hasta las grandes escaleras de mármol blanco que lo dejaban a la entrada de su hogar, que muy pronto lo dejaría de ser.

Tan solo se asomó a las escaleras y los vio.

Ambos portaban trajes caros a pesar de ser sólo un par de mocosos.

Bajó las escaleras con cuidado de no tropezarse, desde niño le habían enseñado a cómo ser un buen esposo, y lo primero que debía hacer era dar una buena primera impresión.

Trató en vano que sus mejillas no se tiñeran de rojo mientras ambos herederos lo examinaban de arriba a abajo como si fuera un juguete nuevo con el que jugar, y Beomgyu supuso que eso pensaban de él.

Su hermano Yeonjun le había dado algunos consejos, entre ellos el no mirarlos tanto tiempo a los ojos.

A los idiotas que nacen en el dinero les gusta sentir que pueden dominar a la gente, y un novio sumiso era su perdición.

—Un gusto —saludo— soy Choi Beomgyu, su prometido.

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—¿Por qué eres tan blanco? —le preguntó Soobin a Beomgyu.

Su primera noche de conocerse, sería en casa de los Kim.

A pesar de tener tan sólo nueve años, Soobin era más inmaduro que Taehyun. Parecía un niño de cinco, fascinado con su futuro esposo.

—Toda mi familia es así Soo.

Beomgyu a pesar de ser poco paciente, hacía su mayor esfuerzo y era amable con Soobin.

Bien se lo había dicho su hermano Yeonjun:

—Si no quieres terminar como Yang Jungwon será mejor que tus esposos no se cansen de ti.”

Jungwon era un gran amigo de Beomgyu, era el heredero de las franquicias de aparatos electrónicos Yang.

Sin embargo, cuando las empresas Lee hicieron trato con su familia para que ambos herederos se casaran, Jungwon acabó haciendo que su prometido Lee Heeseung lo dejara.

Jungwon tuvo que acabar sus estudios y ser un gran estudiante para que sus padres le perdonaran su error y los medios olvidaran el hecho de que era el solterón más codiciado de Corea.

Beomgyu era muy flojo, y si no quería acabar trabajando, tendría que hacer a ambos herederos enamorarse profundamente de él.

—Tu piel es muy bonita hyung —dijo Soobin sacando a Choi de sus pensamientos.

—Gracias Soobinnie, tu piel también es linda.

Choi apartó su sonrojado rostro de los penetrantes ojos de su prometido y simplemente prestó atención a la ventana de su carro.

Su destino estaba arreglado, y por más que no quisiera, su vida le pertenecía a dos mocosos.

Al llegar a la mansión Kim, Beomgyu no se sorprendió por el gran tamaño del lugar.

Había ido algunas veces a visitar a su hermano, así que no era un lugar nuevo para él.

—Hyung, ¿Dormiremos juntos? —el pelinegro tomó la mano de su mayor, emocionado a más no poder de al fin convivir con su futuro esposo. 

Choi le sonrió, y besando la mano de su esposo, habló.

—Estaré encantado Soo.

Soobin se sonrojo y simplemente se lanzó a los brazos de su hyung.

El menor estaba encantado con Beomgyu, no sólo por su belleza abrumadora, si no también por su amable y hermosa personalidad.

Se sentía celoso de tener que compartir a su hyung con el idiota de Kang Taehyun.

Ese niño era un odioso, arrogante e insensible mocoso millonario. 

Soobin no le deseaba a Beomgyu tener que lidiar con ese mocoso, pero simplemente era algo que debía hacer.

Ambos fueron al comedor y degustaron una cena deliciosa.

Los padres de Soobin eran muy amables y Beomgyu les agradecía aquello.

La cena fue con tranquilidad, Beomgyu soltaba comentarios pertinentes sobre la deliciosa cena, y respondía con entusiasmo cada pregunta que se le hacía.

¿Qué otra cosa podía hacer? 

Si su vida estaba ligada a esa familia, lo único que podía hacer era ser amable y obediente.

Cuando acabó la cena, Soobin convenció a sus padres de que quería dormir junto a Beomgyu.

El mayor se sonrojó y les dijo que cuidaría bien de Soobin y que no iba a hacer nada.

Los señores Kim aceptaron, pero no sin antes dejar sutilmente la frase: “Te queremos virgen hasta el matrimonio Beomgyu.”

Beomgyu se volvió a sonrojar, y con un asentimiento, se acostó junto a Soobin.

—Buenas noches hyung.

—Buenas noches Soobinnie.

. . . . . . . . . . . . . . . . ꒰ ☁︎ ꒱ ,,  ⌲ 

Para Beomgyu, los Kim y los Kang eran contrastantes.

Los Kim eran amables. En esa casa había vivido feliz su hermano por muchos años. La mansión se veía acogedora y a pesar de ser tan grande, todos se sentían cerca.

Los Kang eran diferentes.

Eran fríos y calculadores. Les gustaba la limpieza, y al igual que toda la casa de Beomgyu, el suelo era de frío mármol, pero este era negro.

La casa se sentía fría y sola.

Kang Taehyun no era muy diferente a sus padres.

Miraba a Beomgyu como si fuera una especie rara de mascota que sus padres le habían conseguido.

Beomgyu dio gracias al cielo porque los Kim también pidieran su mano. No le gustaba en lo absoluto tener que pasar más tiempo con los Kang.

La segunda noche de conocer a sus prometidos, Beomgyu se volvía parte de los Kang y dejaba la casa Kim.

La primera cena fue incómoda, solo los padres de su prometido hablaban y a menos que les dirigieran la palabra a alguno de ellos, podían hablar.

—Y dime Beomgyu, ¿Hasta cuando planeas ser virgen? —dijo sin ninguna vergüenza el padre de Taehyun, causando que a Beomgyu se le atorara el bocado.

Tengo doce años… Pensó el pequeño.

Después de tomar un poco de vino, (lo único que hasta Taehyun tomaba en esa casa) Beomgyu pudo volver a hablar.

—Y-yo, tengo entendido que debo ser lo hasta el matrimonio.

—Puaj, seguro fueron los cerdos de los Kim quienes pusieron eso. Espero que no quieras ser fiel al contrato Beomgyu, o mi Tae se aburrirá.

Choi solo asintió y acabó de comer.

Al igual que con los Kim, por alguna razón Taehyun pidió dormir con él.

Beomgyu no lo entendía bien, Taehyun ni siquiera le había hablado y lo miraba como quien mira a un insecto, así que: ¿Por qué ese mocoso quiere dormir conmigo?

Taehyun, apareció tiempo después, ya ambos con sus pijamas.

Beomgyu se había acostado de lado izquierdo de la cama y le sonreía a Taehyun para que se acostara a su lado.

Trataba de ser lo más amable, porque lo que menos quería era enojar a Kang.

—Quítate, tú duermes a la derecha —habló por primera vez Taehyun.

Beomgyu se sorprendió de escuchar una voz tan bonita en un tono tan áspero.

—¿Te lo debo repetir? Quítate.

Choi hizo lo que Tae le había ordenado y se cambió de lado.

Cuando el pequeño Taehyun se acercó, Beomgyu tuvo que contener un grito al sentir como era jalado con una fuerza desconocida y terminaba debajo de su amargo dongsaeng.

—Taehyun…

—Cállate, no te di permiso de hablarme.

Choi abrió los ojos como platos y un potente enojo se formó desde su interior.

¿Cómo ese idiota se atrevía a hablarle así?

—Quítate de encima Taehyun.

Kang frunció el ceño.

—No me hables así Beomgyu, soy tu dueño.

—Claro que no. Ahora quítate.

—No lo haré.

—Se lo diré a tus padres.

—Dícelo, ellos me apoyarán en todo lo que te quiera hacer. Eres mío Beomgyu.

Los delgados labios de Taehyun se impactaron con los de Beomgyu, mientras el mayor se quedaba tieso de la sorpresa.

Estaba enfermo. Taehyun estaba enfermo.

Y lo peor era que tan sólo era un niño.

A Beomgyu no le entraba en la cabeza como un niño tan hermoso podía estar tan podrido por dentro.

Una lágrima surcó su rostro, porque no se quería imaginar lo que venía.

Porque no quería pasar el resto de su vida con Kang Taehyun. Quería estar en su casa, y que su nonna Somi lo consintiera con sus postres favoritos. 

Incluso quería estar sus tardes con Soobin mientras este le hacía preguntas del mundo, fascinado con él.

Pero no quería estar ahí con un niño que desde joven creía que lo habían comprado.

Y a pesar del dolor, muy en el fondo Beomgyu sabía que era verdad, que sus padres lo habían vendido a gente sólo para beneficiarse a ellos, y Beomgyu se odiaba a sí mismo por ser tan débil y no ir en contra de ellos.

Al tiempo Taehyun se separó de él, y los sollozos de Beomgyu se hicieron más fuertes.

—¡Quítate! —le dijo a un sorprendido Taehyun.

—¿Tan mal beso?

—¡Quítate de encima Taehyun!

Kang anonadó, se apartó del mayor, observándolo sin comprender que pasaba.

Beomgyu se acostó dándole la espalda, sin mirarlo siquiera mientras soltaba unos pequeños sollozos.

—No quiero casarme contigo —le dijo al fin después de un largo silencio.

—Debes casarte conmigo —Taehyun sonaba asustado, nunca nadie lo había desafiado así. Beomgyu era el primero que parecía no querer obedecer— está en el contrato.

—En el contrato también decía que no podías besarme si yo no quería.

Beomgyu volteo a verlo con ira reflejada en el rostro.

—No puedes hacer nada Beomgyu —debatió Taehyun con arrogancia— eres mío Beomgyu, mis padres te compraron y yo puedo hacer lo que quiera contigo.

—¡Claro que no!

—Claro que sí.

—¡Cállate! Le diré a mi mamá que no quiero nada contigo. Me casaré solo con Kim Soobin.

Kang sonrió.

—¿Enserio? ¿Piensas estar casado el resto de tu vida con un subordinado? 

—Lo prefiero mil veces a estar casado con un idiota. Además si te dejo tendrás la peor fama de soltero, y terminarás como Yang Jungwon

Taehyun enojado, se levantó de la cama dispuesto a irse.

—Esto no acaba así, serás mío Beomgyu. Serás mío y me obedecerás. 

Kang cerró la puerta con fuerza y se largó de ahí.

Beomgyu comenzó a llorar.

Lo había arruinado. 

Yeonjun le había advertido que si le daba una buena primera impresión, lo demás sería más fácil.

Pero Taehyun era tan irritante. 

Tan mimado y arrogante.

Simplemente no quería estar con él.

Pero también sabía que no podía hacer nada, que sus padres lo habían vendido y que por desgracia su comprador era un idiota.

Y también, desgraciadamente Taehyun tenía razón. Le pertenecía. 

Beomgyu lo odiaba, odiaba que tuviera razón.

Pero sabía que estaba mal quejarse. Bien sus padres se lo habían dicho: “Tú eres millonario Beomgyu. Todo lo que hicimos, todo lo que trabajamos es por ti, no mucha gente tiene esa fortuna y nosotros te la estamos dando.”

Lo único que les creía era lo de que no mucha gente era así.

Había visto vídeos de niños de su edad que debían trabajar para mantenerse.

Lo que más detestaba era ver cómo los niños apenas dormían y a pesar de sus esfuerzos, no comían cómo debían.

El corazón de Beomgyu era grande. Era un buen ser humano criado por bestias. 

Beomgyu se sentía mal porque lo único que le pedían hacer, lo hacía mal.

¿Quién era él para tratar de contradecir la vida y el destino que le había tocado?

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