🍭 ፧ 𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘁𝗿𝗲́𝘀 • ✦⁾

Era la segunda vez que ponía a Félix en peligro.

Era la segunda vez que una de la personas más importantes en su vida desaparecía.

Debía encontrarlo. 

Había sido su responsabilidad y lo había dejado ir.

Cuando Soobin abrió la puerta Beomgyu, alzó inmediatamente la vista hacia él.

—Soo...

Su esposo entró a su casa.

—Gyu, ¿Qué haces despierto tan tarde?

Soobin había estado buscando información sobre el paradero de Félix, pero no había nada. 

No llamaban.

Nada.

—Quería saber si… tenías algo.

Beomgyu fue a abrazar a su esposo.

Escondió la cara en el pecho del menor y este acarició sus cabellos.

—Hyung, hacemos lo que podemos.

Habían visto los vídeos de seguridad. Habían visto una y otra vez a Félix entrar a los baños y no salir.

El corazón de Beomgyu se sentía débil y cansado.

Su mente no lo dejaba dormir sin pesadillas.

Somi estaba a semanas de su parto, y si no encontraban a Félix, este no vería nacer a su hermano.

Todos los amigos de Félix le habían mandado cartas a su nonna y a él dándoles fuerzas pero era desgarrador saber que su niño estaba con desconocidos.

¿Qué podían esperar de gente que se beneficiaba con el dolor de los demás?

Nada.

Simplemente esperar que el pequeño estuviera bien.

En cambio Yeonjun era un caso aislado.

No le había dirigido palabra a Beomgyu y se la vivía encerrado en su habitación.

El único con el que hablaba era con Kai y con Soobin que lo mantenía al pendiente del avance con el niño.

Cada paso que daban ya había sido planeado por los secuestradores.

Cada cosa.

El teléfono sonó.

Beomgyu contestó de inmediato. 

¿Y si eran ellos?

—¿Bueno?

—Hola Beomgyu. Es Somi, va a tener al bebé.

Beomgyu se sorprendió.

Eran las dos de la mañana. Pero los bebés no esperan.

—¿Ya? ¿No estaba planeado para un mes?

—Es un bebé prematuro. Somi me dijo que te avisara. 

Beomgyu pidió la dirección del hospital. El hombre se la mandó y colgó.

Normalmente no le gustaba salir.

Taehyun le insistía en que debía hacerlo, pero simplemente era difícil tratar de sentirse normal cuando por su culpa estaba en esa situación.

Todos habían sido comprensivos con él. Incluso Taehyun dejó de ignorarlo y le daba cariñitos para consolarlo.

—Nonna va a tener al bebé. Es prematuro, ¿Me llevas al hospital?

Soobin asintió.

Beomgyu al fin se cambió de ropa y se puso una gorra para cubrir su suave cabello.

No tenía ganas de hacer nada, así que se la vivía bañandose para distraerse. Una extraña forma de gastar su tiempo.

Salieron y Soobin llevó la camioneta.

Al llegar al hospital los llevaron de inmediato a ver a Somi pues en bebé estaba en observación por ser prematuro, sin embargo no tenía signos de alguna enfermedad, simplemente algo delgado.

—Osito Gyu, Soo, llegaron —su nonna no dejaba de ser hermosa aún después de tener a su bebé.

Su cabello rubio y sedoso hasta un poco más abajo de los hombros y su sonrisa rota.

Tener un nuevo bebé traía alegría, pero de inmediato la alegría se tornaba amarga cuando recordaban al pequeño Félix que no vería a su hermano nacer.

—Hola nonna, ¿Cómo va todo?

—Bien. Me dijeron que mi niño no tiene nada grave, me siento feliz.

Feliz a medias y todos lo sabían.

Félix habría hecho de ese momento perfecto, pero también debían concentrarse en el nuevo miembro de la familia.

—¿Cómo se va a llamar? Ya nos contaron que fue varón —preguntó Soobin.

Somi asintió.

—Se llamará Jungkook. 

—Es un nombre muy bonito nonna.

Platicaron un rato y a Somi la dejaron descansar.

No estaba débil. Cuando una mujer ya ha tenido partos previos, su cuerpo reconoce que debe sacar rápido al bebé y en ese caso fue un buen parto.

Y así pasaron las semanas.

Ni noticia de Félix, pero Somi y el bebé habían sido dados de alta.

Jungkook resultó ser tranquilo. A veces ni lloraba. Dormía casi todo el día y cuando se despertaba, su madre le daba pecho.

Beomgyu tenía una nueva distracción.

Entre toda esa desgracia, Kookie parecía ser un lucero que daba a entender que no todo estaba perdido.

Las únicas veces que lloraba era cuando su madre lo hacía.

A Beomgyu le daba tanta ternura ver el amor de una madre. Aquel que siempre quiso y nunca tuvo.

Una de esas semanas que estaba en casa de Taehyun, su aún prometido cargo al pequeño.

No se habían casado por todas las situaciones que se presentaban, sin embargo verlo sostener al pequeño con tanto cuidado le llenó de amor.

No necesitaban adoptar niños si estaban Jungkook y Félix, al cual iban a encontrar.

Ese día Taehyun lo fue a dejar a su casa con Soobin y le dio un beso. Tan dulce que le supo a miel.

—Lo encontraremos.

Beomgyu asintió y salio de la camioneta para entrar a la casa.

Soobin no lo había recibido, pensó que quizá debía estar bañándose.

Al llegar a la sala lo vio con su celular.

—Soo —Kim lo miró y Beomgyu se acercó.

Se puso junto a su marido y este puso el alta voz.

—Parece que llegaste Beomgyu. Hola. Cuanto tiempo.

Así que eran ellos.

—Tranquilo, Félix esta bien. No para de preguntar cuando vendrás por él Beomgyu. Esperemos que pronto.

Choi tragó saliva.

—No habíamos tenido tiempo de llamarte, por favor, entiéndenos. Félix se lleva mucho de nuestro tiempo. Es un gran niño. Ahora vamos a hablar de lo que nos tienes que dar.

—Les daré lo que sea pero por favor, no le hagan daño.

Una risa ronca se escuchó y después hubo otra voz.

—¿Gyunnie hyung? —era su niño.

Apretó la mano de Soobin como acto reflejo.

Su voz. 

Las lágrimas llegaron de inmediato.

—Fefe, ¿Éstas bien?

—Si Gyubnie hyung. Me dan helado pero te extraño y a Omma también. ¿Cuándo vienen?

—Pronto bebé. Muy pronto.

De nuevo cambio la voz.

—Tienes esta semana para entrar a la vieja mansión Choi. Sé que nadie la quiere comprar porque está maldita y que tú no quieres regresar por los recuerdos. Recuerda que estás vigilado, no hagas una estupidez, debes traer un portafolio del despacho de tu padre. No sabemos exactamente dónde está, pero cuando lo veas deberás llevarlo al parque frente a la torre de tu padre. Tienes esta semana.

Y colgó.

Beomgyu lloró en el pecho de Soobin.

Sentía impotencia.

Quería a Félix de regreso. 

Pero sabía que antes debía ensuciarse las manos.

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