🍭 ፧ 𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼 • ✦⁾
Beomgyu estaba de vuelta en esa casa.
Haría lo que fuera por recuperar a Félix.
Dio pasos firmes sobre el frío piso de mármol blanco.
En ese momento, el lugar que lo había visto crecer se veía tétrico.
Subió las escaleras rápidamente y giró hacía la derecha del último piso, pasando sin mirar la habitación donde antes había tratado de quitarse la vida.
Soobin no iba. Taehyun no iba. Debía ir solo para que nadie sospechara nada.
Pasó por el baño donde su madre se había quitado la vida, la puerta estaba abierta.
La curiosidad lo venció y entró.
Seguían las cintas amarillas de la policía, indicando la escena.
En la pared blanca aún era visible la sangre. Los limpiadores no habían podido quitarla sin dañar la pintura así que la dejaron así.
Su madre se había tomado varias pastillas y mientras el químico la dopaba, ella misma se había cortado la garganta.
Beomgyu salió casi corriendo y entró rápido al despacho de su padre.
Había entrado un par de veces sólo para hablar con el hombre.
Caminó lento por el lugar, buscando por entre el librero, bajo el escritorio.
Iba a buscar en toda la casa si fuera necesario.
Iba a salir a buscarla en el cuarto de sus padres cuando algo en el piso lo hizo tropezar.
—Mierda —murmuró y vio lo que había causado su caída.
La alfombra estaba ligeramente alzada.
Quitó la alfombra y vio que tenía una manija en el piso.
No se la pensó, alzó la pesada tapa y lo vio.
Era el maletín.
Lo sacó de ahí y se fue con el sin mirar atrás.
…
—Debía decírselo, es su hijo.
Soobin se sentía culpable pero no podía evitarlo.
Le había contado a Somi todo lo que había pasado.
En ese momento regresaba de la casa de la mujer y se miraba al espejo mientras discutía consigo mismo sobre lo que había hecho.
La puerta se abrió y Beomgyu llegó con algo en la mano. Cuando vio lo que era se levantó.
—Beomgyu se suponía que solo ibas a ir con la policía, no a usurpar a tu padre muerto.
Choi dejó el maletín en la mesa.
—Voy a ver qué es primero.
—¡Beomgyu, puede ser una bomba!
—¡No me importa Soobin! Quiero a Félix de vuelta.
Soobin tomó su mano y la besó.
—Primero escúchame. Estuve investigando. Tengo algo.
Beomgyu miró el maletín.
Sólo le estaba quitando tiempo.
—Soobin debo llevar el maletín…
—¡Escúchame Beomgyu! Si entregas el maletín ¿Qué sigue? ¿Cómo sabes que te darán a Félix?
Esta vez miró a Kim.
—Di lo que tengas que decir. Rápido Soo. Por favor.
Soobin lo obligó a sentarse en el sofá.
—Gyu, he repasado cada paso. Cada pista. Pero es algo fuerte. Félix solo desapareció y por lo que sabemos se siente en un ambiente conocido… Muy familiar. No parece como si extraños lo estuvieran cuidando.
Beomgyu sacudió la cabeza.
—¿Quién tan cercano a mi haría eso?
—No a ti amor. A Félix. Investigué un poco, ellos dijeron que Félix les quita tiempo, por tanto no deben ser numerosos. Si estuvieran bien organizados eso no pasaría. Investigué a toda tu familia y ahí encontré a tu abuela paterna. Ella era japonesa y su familia son los Nakamoto. Hablé con Somi sobre eso el día del funeral de tu padre, al parecer cuando Félix iba a pasar la navidad con tu padre, iban los Nakamoto, Beomgyu. Ellos conocían a Félix.
Choi recordó el día del funeral.
Ninguno de ellos parecía dolido o molesto. Simplemente indiferentes.
—Si ellos quieren el portafolio, seguro tiene que ver con tu familia, pero aún no me logró explicar cómo saben tanto de nosotros. He instalado aislantes de sonido, cámaras, equipo de seguridad pero no hay nadie vigilandonos desde que llamaron.
Beomgyu sintió un poco de esperanza.
Soobin había avanzado más que la policía.
—Le daban helado, ¿Cierto? —dijo Beomgyu—. Tienen una oficina en la calle del parque de la empresa de mi padre y hay una heladería a unas dos calles.
Soobin sonrió.
—¿Ves amor?
Beomgyu se lanzó a los brazos de Soo.
Esa noche durmió esperando no tener pesadillas.
No podían hacer nada aún, si iban en ese momento levantarían sospechas, debían pensar en algo.
…
—Osito Gyu...
Somi estaba destrozada.
—¿Quién te lo dijo y a quién le dijiste?
La mujer lloraba, Félix, inmóvil y pálido reposaba en sus brazos.
El dolor era demasiado.
—Fue él osito Gyu. Él lo mató...
Beomgyu despertó.
Había sido una de las pesadillas más horribles de toda su vida.
Su mente aún estaba confusa pero si algo debía hacer era abrir el maletín.
Bajó las escaleras, Soobin se despertó por el movimiento y lo siguió.
El maletín no se abría por más que trataba. Tenía un código de seguridad que no podía descifrar.
Estúpidamente puso la fecha de nacimiento de su padre, de su madre, de Yeonjun y de él mismo. Ninguna era.
Hasta que recordó la de Félix.
—Déjame ver —Soobin se acercó al maletín. Se veía pensante.
Puso algunos números y como por arte de magia, el maletín abrió.
—¿Cómo lo supiste?
—El día que nos conocimos tu padre habló conmigo y me dijo que si necesitaba ayuda marcara a su número. Creo que tu padre me tenía más confianza.
Beomgyu rápidamente sacó el interior.
Eran varios papeles, fotos de gente.
Había una foto de Félix recién nacido y en la parte de atrás una nota.
"Estimado señor Choi:
Hace tiempo que dejamos de tener contacto desde que Irene me corrió de tu casa, sin embargo hay algo muy importante que debes saber.
Lo que hiciste no esta bien, abusaste de mi, lo dejé pasar porque sé lo poderoso que puedes llegar a ser, sin embargo necesito tu ayuda en este momento.
Tuve un niño, apenas tiene unos meses pero requiere de mucho trabajo y no puedo cuidarlo la gran parte del tiempo. Taeyeon estudia y no le puedo pedir mucho. Suplico que me ayudes ya que el bebé esta enfermo y no tengo suficiente para medicinas. Si aún queda un poco de bondad en ti, ayuda a mi bebé, por favor.
Atte~Jeon Somi."
Beomgyu leyó la carta con repulsión. Su padre había sido un bastardo.
Su pobre nonna ni siquiera se había defendido con tal de no admitir lo que su padre había hecho.
Miró los demás papeles.
Eran las actas de herencia Nakamoto.
Decía que estaba congelada hasta que el último hijo de los Choi engendrará cumpliera la mayoría de edad por una extraña creencia de su abuela japonesa.
Vio la fecha de la carta de Somi. Había sido enviada poco antes de que Beomgyu cumpliera dieciocho.
Su padre debía seguir guardándola para que los Nakamoto no hicieran trámites legales ya que Félix era aún muy joven.
Decía que si aquel niño llegaba a morir, la herencia sería transferida a alguien más que la familia decidiera.
Vio el nombre al final del papel.
Era el esposo de Somi.
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