🍭 ፧ 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼 • ✦⁾
Choi Beomgyu aún no creía lo que estaba por pasar.
Ahí, frente a la entrada del salón, había cien personas esperando que llegara. Entre esas cien, Kim Soobin vestido de traje y sonriendo.
Cien personas de las cuales no conocía a la mitad a pesar de que pocos habían sido invitados ya que era una fiesta exclusiva y apenas habían entrado dos periodistas demasiado reconocidos y el fotógrafo personal de su madre.
Estaba del brazo de su padre, el cual, miraba hacia al frente. Tan frío, duro y calculador que ni siquiera volteaba a ver a su hijo.
Choi había logrado no sentirse dolido por el constante rechazo de su padre desde hacía mucho tiempo, y él tampoco miraba al hombre. Tenía más cosas por las que preocuparse.
Como el qué pensaría Soobin.
Sus inseguridades salieron a flote.
Casi doce años juntos para eso.
Kang se había negado a ir a la fiesta y Beomgyu lo aceptaba. Era una situación incómoda para los tres.
De un momento a otro las puertas se abrieron y Beomgyu tuvo que contener el aire.
Hasta el fondo lo vio.
Lo vio joder, ¡Ahí estaba!
Kim Soobin. El que en tan sólo unos instantes sería su esposo.
Su padre comenzó a caminar aunque las piernas de Beomgyu no querían responder y su padre lo llevó casi arrastrando medio camino hasta que sus traicioneros pies se movieron de nuevo.
¡Dios! Beomgyu se había dicho que no haría el ridículo el día de su boda, pero su estúpido cuerpo se burlaba de él al parecer.
Soobin.
Su mente se inundó de él. Era su único pensamiento. Era su día.
Caminó hacia el chico soltándose de su padre y se aferró a las manos cálidas de Soobin.
Se sonrieron. Beomgyu nervioso y Soobin feliz. Y no era que Beomgyu no fuera feliz. Pero el temblor en sus piernas y la posibilidad de arruinarlo, lo ponían más que nervioso.
No era una iglesia. Era un salón. Y no era un sacerdote. Era un juez.
Sin embargo a pesar de las notables diferencias como la carencia de objetos religiosos y demás, no parecían importar ya que casi parecía una boda normal.
El juez habló y la mente de Beomgyu estaba en una sola persona. Esa que estaba frente a él, mirando con su sonrisa cuadrada como un niño. Como su bebé.
Choi sonrió apenado y esperó que el juez siguiera hablando. No escuchó una mierda, se limitó a decir el: Si, acepto cuando había llegado el momento.
Soobin apenas había dejado que el juez acabara cuando ya había soltado el: si acepto.
Beomgyu se sintió estremecer. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa cuando un pequeño niño, primo de Soobin les entrega los anillos.
—Yo, Choi Beomgyu, con este anillo, te tomo a tí, Kim Soobin, como mi esposo.
Beomgyu pasó el bonito enlace de oro por el largo dedo de Soobin.
Kim tomó también el otro anillo y tomando las bonitas y grandes manos de Choi, lo toma como esposo igual.
En el bien, y en el mal. En la salud y en la enfermedad. Siempre tú.
No lo podían decir. No se podían jurar amor eterno en nombre de Dios, porque su amor al parecer, no era bien visto por él. Pero ambos se juraron amor el uno al otro. Era más que suficiente.
—Con este anillo, yo, Kim Soobin, te tomo a tí, Choi Beomgyu, como mi esposo.
El dedo de Beomgyu pronto vestía el lindo anillo de oro.
Beom sentía sus piernas como gelatina cuando al final, del juez salieron aquellas palabras que tanto había esperado.
—Por el poder que la ley y el estado de Seúl me otorgan, los declaro esposos.
No esperaron indicación. Se besaron.
Habían firmado un papel donde contraían matrimonio. Ya estaban casados legalmente. Pero aquel beso. Ese beso explosivo frente a esas otras cien personas era la única realidad para ambos.
Doscientos ojos testigos de su amor aplaudieron con fuerza. Los gritos y aplausos no tardaron en llegar.
Ahí entre los brazos de Soobin, se sentía seguro y sabía que esa era su casa.
Pero no su único hogar.
. . . . . . . . . . . . . . . . ꒰ ☁︎ ꒱ ,, ⌲
La noche de bodas del SooGyu no había sido como todos pensaban.
Beomgyu y Soobin realmente habían bebido demasiado a pesar de no aguantar muy bien el alcohol.
Habían llegado al hotel de lujo del centro. Ya con algunas copas demás después de la fiesta.
No había sido la gran cosa realmente. Solo eran cien personas de las cuales, sólo unas veinte incluidos los novios habían estado bailando.
La persona que realmente había puesto el ambiente había sido Heeseung.
El chico había felicitado a la pareja en el micrófono, y seguido se había caído del escenario.
Soobin y Beomgyu se encontraban en la gran suite, besándose torpemente mientras se quitaban la ropa, tropezando por ahí.
Cuando Soobin menos se lo esperaba, entre cada beso. Beomgyu se había quedado dormido bajo él.
¡Dormido!
¡Justo antes del sexo!
Kim no podía creer lo flojo que llegaba a ser Beomgyu.
Desde que Soobin tenía dieciséis no habían tenido sexo.
¡Cinco años de espera para que a Choi Beomgyu se le ocurriera dormirse en medio del sexo!
Lo peor fue que él mismo, sin ningún problema, se durmió de inmediato apenas puso su cabeza en la almohada.
Al día siguiente tenían un vuelo.
Irían a Grecia como luna de miel, y cuando Kai los fue a buscar para dejarlos en el aeropuerto, los miró con picardía.
La habitación estaba desordenada y los esposos estaban desnudos uno junto al otro.
Cuando despertaron con resaca se sintieron mal. Habían arruinado su primera noche de bodas y todo por no controlarse al momento de beber.
No le contaron a Kai su vergüenza. Más bien iban callados y sintiendo vergüenza, lo cual Kai interpretó como vergüenza por haber follado toda la noche.
Con un poco de retraso, llegaron al aeropuerto, donde Kai los llevó hasta el gran avión privado Kim en el que Beomgyu salía cada año de vacaciones.
Una vez dentro, ya que el avión había despegado, se sorprendió de como Soobin lo atrajo sin cuidado hasta sus muslos mientras lo comenzaba a besar.
Beomgyu se abrazó del cuello de su esposo, mientras correspondía a sus besos de forma desesperada.
Las grandes manos de Soobin fueron a su trasero, el cual como no queriendo la cosa, masajeó.
Su tacto comenzó a ser tan delicado.
Tan de Soobin.
Kim fue quitándole con delicadeza la ropa. Besando cada centímetro de piel que descubría y haciendo a Beomgyu gemir sin vergüenza.
No le importaba incomodar a los pilotos.
Beomgyu acabó desnudó y Soobin minutos después estaba igual.
Resultó ser algo incómodo moverse entre algo de turbulencia.
Las manos de Soobin tomaron lubricante.
¿De dónde lo había sacado?
Beomgyu no tenía ni puta idea y no era como si le importase.
Beomgyu consiguió no gritar cuando Kim metió el primer dedo. Estaba bañándolo en lubricante, por tanto fue más fácil para Beomgyu.
El segundo dedo tampoco le molestó demasiado, pero sí lo hizo sentir incómodo. Los dedos de Soobin eran demasiado largos, pero nada comparado con lo que vendría después.
Cuando estuvo lo suficientemente dilatado Soobin se acomodó entre sus piernas.
La primera embestida fue dolorosa.
Soobin era sin duda, superdotado.
Cuando su entrada se adaptó al tamaño de Soobin soltó un fuerte grito que Soobin silencio con besos.
Besos que recorrieron cada parte de su cuerpo para distraerlo del dolor en su entrada.
—Hyung, mírame. Mírame Beomgyu —Soobin tomó la cara de su pareja obligándolo a verlo a los ojos—. ¿Te duele demasiado, amor?
Beomgyu cerró los ojos con fuerza y negó con la cabeza a pesar de que le dolía demasiado.
"Tranquilo, Beomgyu. Piensa en algo para calmarte. Piensa en Soobin."
Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, el dolor no paraba.
Soobin estuvo a punto de salir cuando la mano de Choi lo paró.
—Háblame en inglés Soobin.
No sabía bien porque había pedido eso.
Soobin apenas sabía distinguir entre beach y bitch, pero fue algo que le llegó a la cabeza.
Sonriendo Soobin volvió a colocar ambos brazos a cada lado de la cabeza de Beomgyu en el incómodo piso del avión mientras lo miraba fijamente.
—Sexypornstar —dijo besando su cuello y Beomgyu río.
—I love you. I love you. I love you.
Soobin besó sus labios.
—I love you.
Besó sus mejillas.
—I love you.
Besó sus párpados.
—I love you.
Soobin besó cada detalle de su rostro.
Tan distraído en la voz ronca de Soobin y en sus fugaces besos, Beomgyu apenas se percató de que Soobin se estaba moviendo dentro de él.
El dolor se transformó en placer de poco a poco, y sin poder contener sus gemidos, Kim lo besó con delicadeza.
—Hyung, sabes a dulce.
Beomgyu no le prestó atención y atacó de nuevo los labios de su dongsaeng.
Las embestidas eran profundas y certeras. Beomgyu conoció partes de él que no sabía podrían llegar a excitarle así, aunque probablemente Soobin influía mucho en su estado.
Una descarga eléctrica llegó en su estómago cuando al final, cedió al placer y se vino en el pecho del menor.
Ni siquiera fue necesario tocarse. Kim lo había hecho excelente.
Bastaron un par de estocadas más para que Soobin alcanzara el orgasmo.
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