🍭 ፧ 𝗰𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝗲𝗶𝘀 • ✦⁾
Kang miraba a Beomgyu como nunca pensó verlo mientras este estaba inmerso en su celular.
Sabía que la hermosa sonrisa en su rostro no era a causa de él. Sabía que había alguien más. Sabía que era Soobin el que al otro lado de la línea, le mandaba corazones y mensajes llenos de cariño.
Y Kang estaba bien con eso.
Taehyun había vivido sabiendo que no era el único y que jamás lo sería. Pero entonces le agradecía a Soobin por ser como era con Beomgyu. Porque cuando en su tiempo de estupidez donde trataba al mayor como la mierda, ese era el tiempo en el que al menos Beomgyu no estuvo solo, Soobin estaba con él.
—Si quieres puedes tomarme una foto. Duran más —inquirió Beomgyu.
—Pero no me gusta besar a las fotos.
Taehyun se arrastro entre las sabanas para robarle un beso al mayor.
—Deja de ser tan lindo. Cuando eras un odioso era más fácil soportarte.
—¿Qué quieres decir?
—Antes al menos podía fingir que te odiaba y no tener ganas de besarte todo el tiempo. Ahora no me quiero separar de ti.
—Tienes una semana para descansar de mi hyung.
Beomgyu no dijo nada.
Kang sabía lo que pasaba. Beomgyu no descansaba de nadie. Mientras él y Soobin tenían una semana extrañando a Beomgyu. Este solo estaba ahí. Siempre ahí. Complaciendo lo que le pedían.
Beomgyu nunca había sido libre. Por más que se quería convencer de que a su hyung no le pesaba estar con ellos, sabía que nadie podía aguantar tanto tiempo así.
Su matrimonió era una jaula. De oro. Pero una jaula.
Beomgyu no se quejaba. Beomgyu simplemente les sonreía, les mostraba todo de él y los esperaba solitario en las noches antes de que llegaran.
—¿Quieres ir al cine hyung?
Beomgyu alzó la mirada hacia su esposo, y le sonrió.
—Estoy agotado Taehyunnie, corrí más de lo necesario.
Beomgyu solía salir a correr a diario para tratar de liberar el estrés. Como un ratón que se gira en su rueda una y otra vez, para librarse de la claustrofobia de una jaula.
—Entonces podemos darnos una ducha juntos…
—Ya me bañé Taehyunnie. Gracias.
Su relación había llegado al punto en el que ya no podían hacer demasiado. Ambos parecían sin más ganas que abrazarse y darse cariñitos.
Taehyun no quería que llegara en día en el que aquello ya no los complaciera. Que todo se volviera tan monótono que el mismo hecho de darse compañía ta no fuera suficiente.
—Por cierto. Yeonjun-hyung me dijo que tendrían una junta el sábado. Para algo de su empresa.
—¿Una junta?
—Así me dijo. Debe ser algo para ver hacia donde moverán los nuevos modelos de su empresa.
Beomgyu asintió.
……………………………..
Beomgyu estaba acostado sobre una de los grandes sofás de su habitación, con lentes de sol y una limonada en su mano. Parecía estar asoleándose, cuando por un lado. Taehyun apareció.
—¿Disfrutando del sol señorito?— preguntó amablemente.
—Más bien, el sol me está disfrutando a mi —dijo con un dejo de superioridad.
Se acomodó en el asiento y miró al joven mesero con descaro.
—Por cierto. Pedí un mojito, y me trajo una limonada.
—No pareces tener edad para tomar. Es más ¿Dónde están tus padres?
—Imbécil.
Beomgyu se cruzó de brazos haciendo un puchero. Saliéndose de su papel.
—¡Hyung!
—No me hables Taehyun. Eres un grosero.
—Solo era una broma Hyung. Y no te alteres, aún falta la parte del masajito.
Choi bufó. Había aceptado formar parte de la estúpida actuación fetichista de Taehyun y había acabado molesto.
Se sentó de nuevo en el gran sofá y se acomodó los lentes.
—Esto ni siquiera es limonada. Es agua con azúcar y limón.
—Eso es una limonada joven.
—¿Crees que no sé diferenciar entre una limonada y simples ingredientes mal mezclados?
Taehyun soltó una risita.
—Esta bien. Le daré un masaje gratis si me permite enmendar mi error.
Beomgyu fingió pensar un momento, hasta que asintió.
—Esta bien. Aunque el afortunado serías tú, después de poder tocarme.
Kang lo guió hacia una cama de masaje que había pedido por internet sólo para saciar su curiosidad de hacerle un masaje a su mayor.
Beomgyu rodó los ojos y se quitó la ropa, sin una pizca de delicadeza o sensualidad, que de todas formas logro cautivar a Taehyun.
Se colocó una toalla alrededor de la cintura y se acostó boca abajo.
Taehyun sonrió entusiasmado y poniéndose un poco de aceite para masaje que venía en el kit de la cama, puso manos a la obra.
Comenzó a masajear la blanca y perfecta espalda de Beomgyu, haciendo al más bajo soltar una serie de suspiros.
Sus manos se movían y danzaban en la piel del mayor. Apretaba y relajaba. Hasta que sus manos fueron acompañadas por sus labios y empezó a besar la espalda del chico.
La piel de Beomgyu se erizó como si de un gatito se tratara y soltó un leve gemido, que Taehyun juraba había sonado como un "meow".
—¿Le gustan mis manos joven?
Beomgyu tardó en responder. Enamorado de la sensación, cuando Taehyun trazó un camino de besos por si columna vertebral.
—Me gustan...
Taehyun sonrió. Bajó sus manos hasta el trasero del contrario y lo masajeó con cuidado.
—Eso es acoso señor. Ya no es un masaje.
Taehyun apretó más el trasero de su hyung.
—¿Quiere que me detenga?
Beomgyu soltó un ligero gemido, cuando su trasero siguió siendo masajeado por un descarado Kang.
—N-no…
—A los clientes bonitos como usted, simples empleados como yo son obedientes. Dígame que hacer y yo lo haré señorito.
Beomgyu no era capaz de soltar palabra alguna. Su boca no parecía poder trabajar. Se había quedado en blanco.
—Entonces permitame a mi hacer lo que quiera con usted.
La sorpresa llegó a Beomgyu cuando Taehyun lo volteo con sus fuertes manos y lo cargo como costal de papas hasta el sillón donde apenas unos minutos disfrutaba de una bebida.
No vio en que momento Kang se había quitado la camisa y este comenzaba a ponerlo a sentarse en sus piernas.
—Ha sido muy atento conmigo joven mesero. Creo que merece una recompensa.
Taehyun le sonrió coqueto.
—¿Una muy buena?
—Creo que te gustará.
El mayor se hincó en el piso, aún completamente desnudo mientras se colocaba entre las piernas de su dongsaeng, quitando con cuidado su cinturón y la ropa que estorbaba para su cometido.
—Gracias por la limonada por cierto.
Beomgyu pronunció eso antes de meter el miembro del contrario en su boca.
Taehyun lanzó la cabeza hacia atrás, dando un grito de liberación, para después concentrarse en su miembro desaparecer en la dulce boca de Beomgyu.
Se deshizo por completo, cuando este chupaba como profesional, cuando comenzó a usar una mano para recorrer la base hasta sus testículos.
—¡Ah, sí! —gritó sin vergüenza mientras Choi engullía su hombría.
Aferró sus dedos entre el cabello de este sin siquiera marcar el ritmo, sólo para disfrutar de lo bien que trabajaba su esposo.
Beomgyu no paró en ningún momento, ni siquiera a respirar hasta que con un grito de éxtasis, Kang llegó al orgasmo y seguido su boca se llenó de su semilla. El más joven lo miró sonrojado mientras que él tragaba todo como si de agua se tratase.
—Dicen que cuando comes piña tu semen sabe más dulce. Aunque no le veo mucha diferencia.
—Por eso me hiciste tomar esa piña colada llena de trozos enormes de piña. ¡Casi me ahogo! —Taehyun guardó su miembro de nuevo en sus pantalones sin dejar de mirar a su amado—. ¡Sabías lo que hacía hyung!
—No me digas que tu no Taehyunnie.
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