Usa x Perú
El mundo estaba en caos. La infección que hacía que los infectados desarrollaran una piel azul y ojos completamente negros se había extendido rápidamente, y Perú se encontraba en una misión desesperada para recoger suministros, obligado por amenazas de sus enemigos a arriesgar su vida para salvar a su hermano Bolivia. Sin embargo, en medio de su misión, un suceso inesperado ocurrió: se encontró frente a frente con Estados Unidos, pero algo en él no estaba bien. Aunque su piel había tomado un tono azul y sus ojos eran tan negros como la noche, Estados Unidos lo miraba con una intensidad que era difícil de ignorar.

Antes de que Perú pudiera reaccionar, Estados Unidos lo atrapó con fuerza. Al principio, parecía que quería atacarlo, pero algo en su mirada revelaba otra cosa: había devoción y una especie de deseo casi enfermizo. Aunque su aspecto era monstruoso, Estados Unidos murmuró con voz ronca: "Eres mío… siempre lo has sido".

A pesar de sus intentos de resistirse, Perú fue arrastrado a un refugio donde Estados Unidos, movido por su obsesión, comenzó a "cuidarlo". Estados Unidos no atacaba a Perú; en cambio, le impedía escapar y lo mantenía constantemente vigilado, tratándolo casi como una posesión preciada. La confusión de Perú creció cada día, especialmente porque cada vez que intentaba recordar su vida pasada, sentía que algo se desvanecía en su mente, como si un oscuro velo cubriera sus recuerdos. En esos momentos, Perú notaba marcas de mordidas en su piel y su visión se tornaba borrosa, hasta que, finalmente, su piel también comenzó a tornarse azul y sus ojos negros.

Estados Unidos había logrado su objetivo: transformar a Perú. En ese estado de confusión, sin control sobre su mente, Perú estaba completamente a merced de Estados Unidos, quien lo vigilaba día y noche. Para él, la transformación de Perú era la forma de asegurarse de que nunca se separaran. Y, aunque Perú ya no tenía consciencia completa de lo que ocurría, Estados Unidos aprovechaba su estado para acercarse a él de manera perturbadora, susurrando palabras de amor mientras lo mantenía en una jaula de cristal, literalmente y emocionalmente.

Sin embargo, un día, Perú logró escapar. Sin saber cómo ni cuándo, se encontró fuera de la fortaleza de Estados Unidos, y su mente comenzó a recuperar poco a poco la claridad. Pero apenas alcanzó un refugio seguro, el caos estalló. Estados Unidos, al darse cuenta de la fuga, entró en un estado de desesperación tan intenso que su obsesión se desbordó, haciendo que todos los zombis bajo su control también se descontrolaran. La infección misma parecía intensificarse, como si la locura de Estados Unidos se extendiera a través de los zombis.

Durante este tiempo, los científicos desarrollaron un antídoto, y Perú, que se encontraba en proceso de recibirlo, recuperó su humanidad gradualmente. Finalmente, cuando estaba a punto de reencontrarse con su vida normal, Estados Unidos apareció de nuevo. Rompió cualquier barrera que los protegía, atacando a todos los presentes sin piedad, pero evitando cuidadosamente hacerle daño a Perú. Tomándolo con fuerza, le susurró: "Nos pertenecemos. No puedes huir de mí."

En medio de la lucha, Estados Unidos fue inyectado con el antídoto. Lentamente, su piel azul y sus ojos negros regresaron a la normalidad. Sin embargo, su obsesión por Perú no se desvaneció, sino que pareció intensificarse. Al recobrar su humanidad, su mente solo se enfocó más en la idea de que ahora, con su "hijo" en camino, Perú no podría dejarlo jamás.

Estados Unidos, utilizando toda su influencia y poder, le hizo saber a Perú que el mundo ya no sería como antes. Con una mezcla de amor y dominación, comenzó a construir un reino donde Perú y su hijo serían parte central, pero también donde Perú no podría ir a ningún lado sin su consentimiento. Perú intentó resistirse, pero la poderosa red de control de Estados Unidos lo tenía atrapado, y cada intento de escapar parecía más inútil.

Finalmente, con una mezcla de resignación y tristeza, Perú comprendió que su vida jamás volvería a ser como antes. Estados Unidos lo había encerrado en su jaula de cristal, no solo con paredes, sino con el peso de su amor obsesivo y una vida que no podría escapar.