04. danish attack
CAPITULO CUATRO. Ataque Danés
✞ ✞ Locación: CUMBRALAND, NORTHUMBRIA
✞ ✞ Capítulo NO editado
La noche había caído en Cumbraland, todo era oscuridad a excepción de las antorchas en cada columna de madera que habían en el exterior de las casas y los espacios de descanso al aire libre de las casas de ale donde se habían establecido la mayor cantidad de los guerreros. Elysia se encontraba sentada en una de las mesas observando a las personas en la oscuridad de la noche mientras bebía lentamente su primer y único vaso de ale que había pedido desde que se sentó hace varios minutos atrás, no acostumbraba a beber alcohol pero en ese momento era una buena compañía en medio de la soledad. A unos metros se encontraba Uhtred sentado con los miembros más cercanos de su grupo, en un momento se giró hacia ella y alzó su propio vaso en una forma de saludo y el cual fue correspondido por ella con una pequeña sonrisa.
No habían vuelto a hablar desde el viaje que tuvieron a Cumbraland pero había captado miradas de él y alguna que otra pequeña sonrisa así como actos menores como ese saludo. A pesar de la distancia entre ambos, aún existía un buen ambiente y no era para nada incomodo aunque básicamente no se conocieran de nada.
—¿Puedo? -Escucha una voz a su lado y gira de inmediato, encontrándose con la presencia de quien reconocía como Beocca, uno de los sacerdotes que acompañaba a Uhtred–. Solo si hay un sitio para mi, por supuesto.
—Puede sentarse -Ella asiente y señala una de las sillas vacías que había a su alrededor en la mesa. Beocca le sonríe levemente antes de moverse para sentarse en la silla frente suyo.
Elysia se remueve en su lugar un poco incómoda y dudosa de la razón de su acercamiento, normalmente los cristianos como él y testigos de su verdadera identidad en Eoferwic, no se sentarían en la misma mesa ni se acercarían tanto pero desde que lo vio en esa aldea y reconoció la mirada curiosa en sus ojos en lugar de un sentimiento de desprecio o terror, sabía que no era como el resto de creyentes que la conocían y tal vez estaba en lo correcto. Beocca la miró aún manteniendo un semblante relajado tal vez para llamar a la confianza como un sacerdote debe de ser.
—Espero no estar incomodándote...
—No, por supuesto que no -Elysia niega levemente de inmediato para quitarle ese tipo de preocupaciones al hombre aunque no se sentía particularmente bien con su presencia. Sentía un poco de miedo, precaución pero también curiosidad por saber sus intenciones.
—Soy Beocca, por cierto. Padre de Wessex y un amigo de confianza de Uhtred -Comenta el hombre mientras se señala a sí mismo. Elysia levanta la mirada al escucharlo y presta atención a lo que tenga que decir porque sabía que habría una conversación de por medio.
—Soy Elysia -Dice luego de unos segundos de haber dudado si debería responderle o no pero termina haciéndolo, ocasionando una pequeña sonrisa por parte del hombre al ver que al menos había progresado un poco.
—He visto que eres un alma bastante solitaria, Elysia -La mujer desvía la mirada de inmediato. Normalmente no era así pero había arrastrado muchas cosas desde la caída de su gente y los días posteriores que la cambiaron por completo, alejándose de la vida social y solamente pensar en cómo sobrevivir–. Pensé que tu acompañante y tú tendrían más afinidad. Esa jovencita que te acompaña.
—No tenemos ningún parentesco y parece que no le agrado lo suficiente -Expresa casi en una confesión que despierta la curiosidad de Beocca, sabiendo de que descubrirá más de ella en esa conversación–. Tampoco la juzgo, ella ha pasado por cosas terribles en las últimas semanas y se encuentra profundamente lastimada, cerrándose a conocer a las personas y menos a relacionarse con personas como yo.
—¿Personas como tú?
—Es una larga historia, Beocca -Exhala levemente pero con pesadez–. Los arcanians, la gente que he llamado familia la han maltratado las últimas semanas antes del caos. Ha estado cautiva por días en una celda siendo despreciada y enfrentándose a malos tratos por parte de ellos, reaccionando justo como las personas del exterior reaccionan a nosotros, a lo que desconocen -Lo mira, notando que el cristiano la estaba escuchando con atención–. Probablemente ella hubiera vivido mejor si siguiera en los bosques. Los arcanians salvaron a otra alma desamparada sin saber lo que tenían en manos pero cuando se enteraron, solo lo quisieron destruir sin pensar en que seguía siendo prácticamente una niña.
El sentimiento de culpa indirecto golpeó contra el cuerpo de Elysia de nuevo. Ver a Zyphira, notar el vacío en su interior y las cicatrices de múltiples heridas internas junto con el dolor era un recordatorio de que de alguna manera su propia gente le hizo tanto daño solo por ser alguien que no pidió ser mientras que a ella todos la celebraban, la alzaban y proclamaban como la nueva Regente del Arcanum cuando tenían encerrada al otro lado de la moneda en una celda subterránea. Se sentía mal de que Zyphira haya tenido que pasar por todos esos malos tratos mientras a celebraban su ascenso y el don que se posó sobre ella.
Tal vez pudo hacer más pero no lo hizo, se quedó callada y dejó que las autoridades superiores a ella en ese momento se encargaran de Zyphira cuando su voz protestante pudo ser escuchada en esa situación, negarse a que siguieran maltratando a esa joven.
—Me siento culpable de aquello -Confiesa luego de unos segundos de haber permanecido en silencio–. Es a lo que ustedes llaman un pecado, eso es lo que siento dentro de mío luego de haber permitido que Zyphira sufriera todo eso bajo mis narices.
—No estuvo en tus manos.
—Pude haber hecho algo -Elysia insiste mirando a Beocca–. Pude haberles dicho que no lo hicieran, que era tan solo una joven que no había pedido llegar a todo esto y que debajo de lo que ellos consideraban una aberración o algo de lo cual temer, seguía siendo una humana -Su voz tiembla levemente mientras mantiene sus ojos en él. Beocca capta la mirada de dolor y arrepentimiento debajo de la oscuridad que le otorgaba su capucha–. Eso es lo que somos aunque ustedes, los cristianos, no lo ven de esa manera. No somos tan diferentes como creen, seguimos a un Dios y tenemos nuestra propia comunidad que es obligada a vivir en las sombras pero apuñálenos con una espada y verá que sangraremos igual que usted, igual que aquel que fue puesto en una cruz.
Beocca la escucha con atención absorbiendo cada palabra y tal vez dándole la razón en algunos puntos aunque sus creencias seguían aferradas a que los arcanians eran la personificación de la maldad terrenal, criaturas de desgracia e hijos del mismísimo Diablo para infundir tentación y miedo entre los creyentes. A pesar de todo aquello, estaba escuchando todo lo que Elysia decía y debajo de todas aquellas historias difundidas sobre ellos durante generaciones podría ser mentira, seguían siendo humanos con una creencia por un Dios justo como los daneses con sus dioses del Valhalla o ellos mismos con su Dios en el Cielo.
Era un hombre de mente abierta dispuesto a escuchar lo que le dijeran sin juzgar y ella no debía ser la excepción, no la juzgaría y la escucharía todo lo que fuera necesario hasta sacar sus propias conclusiones y armarse una opinión propia sobre aquellas criaturas que habían condenado a la oscuridad.
—¿Es siempre así? -Beocca habla luego de permanecer unos segundos en silencio procesando sus palabras y analizando la situación con cuidado–. ¿Ser... como ustedes proviene de una naturaleza? ¿O las personas entregan su devoción?
—La mayor parte de nuestra comunidad son niños, niñas, personas extraviadas en el camino. Depositan su devoción voluntaria en nosotros para creer en Elun pero la principal razón por la cual nos aceptan es porque les brindamos mucho más que una creencia, les damos la oportunidad de poder pertenecer a un lugar donde todos son iguales y un techo que nunca les cerrará las puertas -Explica brevemente mientras los mira–. Debido al que somos reprimidos en la oscuridad, los antepasados han armado una estructura en la que todos podamos convivir en equilibrio y prosperar.
Hablar de como era el Arcanum y la manera de vivir ahí trajo recuerdos muy bonitos para ella. Como toda su vida se desarrolló en ese lugar rodeada de personas que la quisieron, todos se conocían entre ellos y jamás existía un conflicto por sentimientos ni acciones egoístas ni crueles. Los arcanians vivían en armonía entre ellos, una paz inigualable que podía asemejarse a un Cielo o Valhalla en la tierra pero estaban siendo destruidos pieza por pieza tratando consumirlos hasta que no queden ni cenizas. Era lamentable saber que pronto o en algún futuro no tan lejano, todo lo que conocía y las creencias con la que fue criada desaparecerían para siempre en manos de los Mártires.
—Convertirse en arcanian es una experiencia que podría desearle a cualquier persona -Sigue hablando luego de una pequeña pausa–. No existe ningún tipo de maldad entre nosotros más que el que nos acecha y nos obliga a vivir escondidos desde generaciones atrás -Mantiene sus ojos en él notando como Beocca se cohíbe un poco, capaz sintiéndose culpable de que su propia religión obligue a otras personas a vivir en el anonimato–. Pude ser muy joven cuando ellos me encontraron pero nunca podría arrepentirme de haber aceptado que ellos me acogieran como una más.
—¿Qué tan joven te encontraron?
—Era apenas una niña -Responde a su pregunta. Elysia baja la mirada un momento mientras su cabeza retrocede a los escasos recuerdos que tiene de ella cuando era una niña–. Tengo vagos recuerdos míos caminando en el bosque y luego todo salta al momento en el que desperté en una cama con la líder del Arcanum mirándome con preocupación y alivio al notar que abría los ojos. Dijo que me encontró en el bosque totalmente malherida, de no ser por ella hubiera muerto.
—¿No recuerdas nada de tu vida antes de que ella te encontrara? -Beocca frunce levemente sus cejas confundido por su declaración y parte de su historia.
—No -Elysia niega mientras su cabeza solamente va hacia el collar que llevaba en ese momento colgando de su cuello pero también una versión más joven de ella lo tenía puesto cuando fue encontrada en el bosque por Solenth–. Me dijeron que tal vez se debía al golpe que recibí en la cabeza, ese pudo ser el causante de mi pérdida de memoria y que siempre mantuviera la esperanza de que en algún momento pueda recordar algo pero eso jamás sucedió.
No lo negaba. Durante toda su vida añoraba poder recordar más sobre quién era realmente antes de ser encontrada por los arcanians, saber su nombre verdadero y no el que ellos le dieron al unirse a la comunidad. Sus pensamientos también iban hacia el collar que llevaba puesto, intentaba saber si aquello tenía algún significado especial y buscaba saber quién se lo había dado, si fue alguien de su familia. También pensaba en si tenía padres, tal vez hermanos o una familia más grande que pudo haberla estado buscando por años o incluso en seguían en la búsqueda pero ninguna de esas preguntas pudieron ser respondidas jamás. Elysia nunca pudo recordar algo por más que se forzaba a sí misma, dejaba sus súplicas en Elun o practicaba alguno que otro método para conectar consigo misma, nada funcionaba.
A veces le daba melancolía y cierta frustración pensar en eso. Todo se resumía a ser simplemente Elysia, la última Regente del Arcanum del bosque norte, la representación de la Vida y pronto se sumaba a la lista el hecho de ser la única sobreviviente a la matanza de ese día.
—Lamento mucho escuchar eso, Elysia -Expresa Beocca con honestidad. Escuchar que esa tragedia le había sucedido a alguien tan pequeño tocaba su corazón.
La mira por un momento en silencio pero captando el movimiento involuntario de la chica de dirigir una mano hacia el centro de su pecho donde rodeaba algo con la punta de sus dedos como si se tratara de algo que colgaba debajo de su ropa, aquello fue como una muestra reconfortante o al menos que provocaba algún sentimiento en ella.
Por otro lado se encontraba Zyphira, quien se encontraba un poco alejada de la aldea mientras practicaba con ambas espadas de madera. Aprovechaba que todos se encontraban distraídos para poder moverse libremente sin necesidad de vestir la capa que le ocasionaba sudar con solo dar una vuelta y sin que le estorbara. Su cabello blanco se encontraba amarrado en una trenza mientras algunos mechones caían por los lados de su rostro producto de los movimientos ágiles y constantes que hacía por el suelo tratando de equilibrar ambas manos al compás para utilizarlo como armas aunque seguía teniendo algunas dificultades.
Ella mueve la espada de un lado a otro e incluso le da vueltas en sus manos mientras simula estar peleando con alguien que definitivamente no se encuentra ahí pero era para balancear el peso de las espadas en sus manos y utilizarlas como una forma efectiva a la hora de defenderse ya que usualmente manipular ambas era demasiado complicado pero si se lograba alcanzar el equilibrio adecuado para que se manejen como un solo arma, las cosas a la hora de pelear serían interesantes.
Se detiene abruptamente cuando escucha un sonido similar a una rama rompiéndose cerca a uno de los grandes arbustos que había a su alrededor. Ella gira de inmediato hacia el sonido mirando de donde provino pero no hubo ningún movimiento en el interior de aquel arbusto ni otro sonido, aún así ella soltó las espadas de madera que llevaba en las manos y alcanzó su espada de verdad que estaba en el suelo.
—¿Quién está ahí? -Pregunta mientras su mano derecha se aferra a la empuñadura de la espada y sus pies se mueven lentamente hacia ese lugar para ver más de cerca quien o qué hizo aquel sonido.
Sentía que alguien la estaba vigilando desde hace un rato atrás pero creía que era parte de su imaginación o una actitud paranoica luego de haber escuchado el mismo ruido en su paseo por el bosque, el cual no volvió a escuchar en los días posteriores en su estancia en Cumbraland hasta ese momento. Su espada se mueve entre el arbusto removiéndolo y haciendo que las hojas truenen contra las ramas pero viendo que no había nadie detrás así que el sonido pudo tratarse de algún animal aunque la sensación de ser vigilada no salía de su cabeza.
Toma aire antes de retroceder a donde se encontraba anteriormente, se coloca la capa que lo había dejado a un lado y cubre su cabeza antes de tomar las espadas de madera. Decidió que era suficiente entrenamiento por ese día y que no era ideal permanecer sola en la oscuridad ni lejos de la aldea por lo que retorna de regreso hacia donde todo el resto de los aldeanos se encontraban, sus ojos verdosos debajo de la oscuridad barrían de un lado a otro vigilando sus alrededores asegurándose de que estaba completamente sola en su camino de regreso y se sintió un poco más aliviada cuando el calor y los ruidos de la aldea la recibieron.
Ingresó al pequeño puesto donde se encontraban las herramientas de práctica que Uhtred utilizaba durante sus entrenamientos y donde había sacado las espadas. Regresa las espadas de madera a su lugar pero en el momento que estaba por darse la vuelta para salir, la puerta se cierra de golpe dejándola en el interior completamente a oscuras.
—¡Abre! -Exclama mientras golpea la puerta con fuerza en medio de la oscuridad de aquel puesto de armería–. ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¡Abre la maldita puerta!
Se pega a la puerta tratando de ver en los pequeños espacios que hay entre las tablas de madera de la pared y la puerta pero la oscuridad de la noche en el exterior no ayudaba mucho, solo pudo ver como una forma negra se alejaba a pasos largos y apresurados mientras giraba su cabeza hacia atrás por momentos vigilando hacia el puesto como si quisiera asegurarse que Zyphira se encontraba dentro de ese lugar y que no saldría pronto. La joven patea la puerta en frustración mientras piensa en alguna manera de poder salir de ahí, averiguar quién demonios la había encerrado y saber cuáles eran sus intenciones aunque su cabeza se arremolinaba a que podría tratarse de algún sajón quien pronto daría aviso a los Mártires para que pudieran llevársela.
—Maldición -Sisea mientras mira a su alrededor en busca de algo que pudiera ayudarla pero decide por utilizar su espada, tratando de atravesarlo contra la madera para romper la puerta–. ¡Ayuda! ¡Abran la puerta!
Elysia se encontraba aún con la compañía de Beocca, quien tenía la mirada puesta en su mano que se encontraba alrededor de aquello debajo de la tela de su capa y se preguntaba lo que podría ser, lo que ella se aferraba en busca de algún tipo de consuelo o en busca de un refugio para poder guardarse a sí misma. Abre la boca dispuesto a preguntarle ya que se encontraban en confianza desde que la conversación inició pero son interrumpidos por el movimiento repentino de la mesa donde se encontraban los acompañantes de Uhtred, lo que ocasionó que ambos giraran sus cabezas hacia ellos.
—Halig -Llama Beocca notando la desesperación y preocupación en el rostro de los guerreros–. ¿Qué sucede?
—Los daneses y Uhtred no están -Responde el joven antes de salir corriendo en compañía de Hild y Clapa, quienes fueron en búsqueda de su líder y de los recién llegados, teniendo malas sospechas de lo que pueda estar pasando.
Beocca y Elysia se miraron un tanto confundidos pero entendieron de inmediato que aquello podría significar peligro, tal vez los engañaron para mezclarse entre ellos y estaban haciéndole daño a Uhtred en ese momento pero dejando todo eso en segundo plano, la preocupación de Elysia se redirigió hacia Zyphira porque no la había visto por ningún lado desde que la noche empezó. Ambos se levantan de sus asientos yendo en busca de quienes le preocupaban, Beocca fue detrás de los jóvenes guerreros mientras que Elysia fue en busca de Zyphira en medio de la oscuridad del lugar.
Buscaba a su alrededor aunque fue directamente hacia el último lugar donde la había visto al salir de la posada, llegando al campo abierto a unos metros lejos de la aldea pero ese lugar se encontraba completamente vacío. El silencio era sepulcral a excepción de la brisa del viento que hacía a las hierbas altas del lugar chocar unas contra otras mientras los insectos cantaban en la noche y todo el terreno estaba solitario.
—¿Zyphira? -La voz de Elysia resuena en medio de la noche rompiendo con la serenidad del lugar mientras mira a su alrededor tratando de captar algún movimiento o sonido pero no había señales de la joven–. ¡Zyphira!
La chica que se encontraba encerrada en el pequeño cobertizo golpea su espada con fuerza contra la puerta quebrantándolo luego de varios intentos. Golpea con más fuerza dejando que ingresara un poco de la luz nocturna combinado con la lejanía de las antorchas de la aldea, sus manos se aferran a la madera tirando de esta para poder sacar un pedazo y logra hacer una abertura al tirar con fuerza. Mira esa parte de la aldea que se encuentra vacía, su mano se mueve por el lado exterior de la puerta buscando la manera de poder abrirlo viendo que la habían encerrado colocando una gran tabla de madera en el medio.
Ella logra sacarlo y lo tira al suelo haciendo que la puerta quede libre por lo que empuja, saliendo por completo del cobertizo luego de quedar atrapada. Mira a su alrededor y se encamina para adentrarse más en la aldea en busca de alguien que conociera para avisar de lo que había pasado, principalmente encontrar a Elysia para asegurarse de que no haya corrido la misma suerte.
—¡Zyphira! -Se detiene en seco al escuchar su nombre en la voz de Elysia probablemente buscándola así que retrocede mientras sostiene su espada con fuerza y mirada de un lado a otro en busca de la mayor. Elysia aparece caminando apresurada en su búsqueda hasta que ambas se encuentran–. Estás bien.
Ambas caminan hacia la otra encontrándose a la mitad del paso sintiéndose más aliviadas de que estaban bien y a salvo aunque sabían de que había un peligro acechando en ese momento.
—¿Dónde estabas? -Fue lo primero que Elysia le pregunta al quedar frente a ella.
—Alguien me encerró en la armería -Contesta mientras mira a su alrededor. Sigue con su camino sosteniendo la espada por la empuñadura con la mano derecha–. Algo malo está sucediendo, ¿dónde están los demás?
—Están buscando a Uhtred -Contesta mientras se acopla a su paso y caminan una al lado de la otra por Cumberland en busca del resto de los guerreros que salieron en busca del comandante–. Se fue de su mesa de un momento a otro y los daneses tampoco están.
—Sabía que no eran de confiar -Dice entredientes mientras aprieta más su agarre en la espada que tiene en la mano–. Hay que encontrarlos. Averiguaré también quién me encerró en ese lugar y la razón.
—¿Crees que tenga algo que ver con la desaparición de Uhtred?
—¿Por qué me encerrarían a mí si buscaban a Uhtred? No tiene sentido.
Caminan un poco más hasta que llegan a los establos donde vieron movimientos así como varias personas de pie pero también otras figuras en el suelo por lo que se acercaron viendo que Halig, Hild y Clapa se encontraban con sus armas en manos mientras que los cuerpos sin vida de los daneses estaban en el suelo a excepción de uno que era sostenido por alguno de los hombres de Uhtred, el más joven que Zyphira reconocía como aquel que casi le clava un cuchillo en la mano durante la mañana que en ese momento se veía bastante asustado.
Elysia gira de inmediato viendo a Uhtred completamente desalineado luego de haber peleado contra esos hombres y casi estar al borde de la muerte si no fuera porque sus amigos llegaron para ayudarlo. Uhtred clava el cuchillo en el estomago del último danés que él sostenía del cuello de su ropa y así le quita la vida, su cuerpo cae en un golpe en seco contra el montón de heno que estaba en el suelo del establo.
Las recién llegadas barren el lugar viendo que ya no se encontraban en peligro aunque sus cabezas estaban llenas de preguntas sin responder, no sabían quién los había mandado para acabar con Uhtred aunque la verdad es que los daneses se lo confesaron antes de morir diciendo que Kjartan y Sven le mandaban saludos, eso fue lo que dijo Uhtred cuando sus amigos le preguntaron lo que había sucedido. Aún así, Zyphira seguía dándole vueltas al asunto tratando de entender si su encierro temporal haya tenido algo que ver con el ataque a Uhtred y si es así, ¿por qué? ¿Por qué lo hicieron? Ella no significaba un peligro para esos hombre que eran verdaderos guerreros y mucho más experimentados que ella, no había razones para encerrarla.
Si había otra razón por la cual fue encerrada, ¿cuál era? Quería recordar más de aquella figura negra que se movió en la noche luego de haberla encerrado pero por culpa de la noche y la poca iluminación, no pudo detallar nada más que una silueta negra alejándose y su cabeza girando por segundos hacia el cobertizo como si quería asegurarse que ella realmente estuviera dentro.
Los aldeanos junto al resto de los guerreros que recientemente se sumaron a las filas del rey Guhtred acompañaron a la carreta que transportaba los cadaveres de los daneses por todo Cumbraland como una forma de hacerle saber al resto de que habían vencido al enemigo mientras que el único sobreviviente de aquello se encontraba con las manos amarradas con una soga, de la cual Clapa tiraba para que avanzara. Elysia y Zyphira acompañaban ese pequeño desfile hasta que se detuvieron frente al rey que estaba acompañado por los cristianos y otros hombres de confianza pertenecientes a su Consejo.
—Esta noche, el mal visitó Cumbraland... ¡y fue derrotado! -Vocifera Guhtred–. ¡Por hombres que ahora han probado ser guerreros! -Los hombres alzan su voz en gritos graves estando de acuerdo–. ¡Esta es nuestra primera victoria y no será la última! -Los guerreros volvieron a alzar su voz y su brazo derecho–. ¡No será nuestra última! -Alzaron su voz una última vez en un grito–. ¡Así que celebremos!
Los hombres se dispersaron celebrando la supuesta victoria que tuvieron contra el enemigo aunque realmente fue todo en manos del equipo de Uhtred en su mayoría. Elysia se acercó hacia Uhtred acompañada de Zyphira, quien se notaba bastante pensativa mientras escudriñaba con sus ojos al danés que estaba amarrado en el poder de Clapa, tratando de poder encontrar en él la respuesta que buscaba sobre ese repentino encierro.
—¡Halig! ¡Clapa! -Llama Uhtred mirando a los nombrados, quienes tenían grandes sonrisas ante la victoria–. Córtenles la cabeza, póngalas en un saco y manténganlas seguras. Haré un regalo con ellas para Kjartan.
—Sí, señor -Ellos asienten mientras mantienen sus sonrisas.
—Y lejos están de lo que yo llamaría guerreros -Los mira a ambos y su tono de voz suena con dureza–, pero lo hicieron bien -Sonríe hacia ellos palmeando el hombro de Halig–. Estoy agradecido.
Los hombres se dispersan por toda la aldea siguiendo con las órdenes de Guhtred sobre celebrar sobre su victoria contra ese pequeño grupo de daneses que se infiltraron entre ellos.
—¿Estás bien? -Elysia pregunta mientras sigue a Uhtred con dirección desconocida–. Tal vez es una pregunta tonta pero... esos hombres te atacaron. Podrías tener alguna herida de la cuál pueda ocuparme.
—Estoy bien, no te preocupes -Contesta Uhtred, su extraño acento se remarca en cada palabra–. ¿Dónde estabas? Beocca fue a buscarte.
—Fui a buscar a Zyphira -El hombre la mira por encima de su hombro mientras que Elysia camina con calma a su lado contestando a su pregunta–. Temí que algo malo pudiera haberle sucedido, se encontraba entrenando fuera de aquí. Por suerte la encontré.
—¿Entrenando, eh? -Una pequeña sonrisa se extiende en la boca de Uhtred–. Se lo está tomando en serio, ¿no? Parece que quisiera formar parte de la tropa de guerreros. La he visto entrenar con la espada esta mañana.
—Sé que quiere perfeccionar sus habilidades -Asiente lentamente–. Podría atreverme a decir que tiene potencial a pesar de que no sé mucho sobre el tema del manejo de una espada o del combate cuerpo a cuerpo pero... tiene bastante determinación. No dejará de practicar hasta lograr resultados.
—Sí, podría ser interesante -El hombre tararea de acuerdo, probablemente contemplando alguna que otra idea al respecto–. Creo que podría concentrarme en ustedes. Dijiste que eres buena con el arco, ¿no?
—No me considero buena -Sintió un poco de vergüenza al escuchar aquello–. Pero puedo disparar flechas y dar en el blanco, eso te lo puedo asegurar.
—Me es suficiente por ahora -Gruñe levemente antes de detenerse frente a una puerta de lo que podría ser la posada donde se estaba quedando–. Mañana quisiera ver qué tanta precisión tienen y conocer mejor sus habilidad. No me serían de utilidad si se quedan a un lado en medio de algún asalto o emboscada como sucedió hace un rato.
—Sí, lo entiendo -Asiente estando de acuerdo aunque en su interior le susurraba una voz que se rehusaba a la violencia. Uhtred abre la puerta de aquel lugar mientras la mira.
—Gracias por preocuparte.
—Descanse, lord -La mujer hace un pequeño movimiento de su cabeza como una reverencia simple antes de girarse sobre su lugar y caminar con dirección a donde se encontraba la posada donde ella se quedaba, no pretendía celebrar con el resto.
Uhtred se queda de pie a la puerta mientras ve que los lados de su capa negra ondean de un lado a otro por cada paso que daba alejándose del lugar hasta perderse al girar en una esquina. Había algo que él estaba evitando desde el primer segundo que la vio en Eoferwic, algo que llamaba completamente su atención y no era por el hecho de ser una arcanian, era como si se sintiera familiarizado con algo más profundo que había debajo de aquel hecho pero no lograba reconocer de lo que se trataba. No era un interés romántico, era algo más complicado y pesado que aquello.
Quería poder descubrir aquello que lo llamaba y lo lograría con paciencia.
pay attention 'cause
५🦁★ ASLAN SPEAKS . . .
doble capítulo hoy porque
me siento inspirada (realmente
sigo en depresión por la peli)
ah, y miren el pequeño banner
que hice en un tutorial para
el canal de difusión:
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