Capítulo 3 - Te necesito.

~ Cada día se volvió una nueva ventura, cada segundo era más especial. Mis miedos desaparecieron solamente con tu presencia... Pero se volvía inevitable en mis pensamientos el miedo. Mi único temor ahora... Es que esto acabe. ~

Recapitulación.

En el capítulo anterior Serna y Satoshi se encontraron en una situación curiosa que los llevó a conocer a un grupo de personas que más tarde y con rapidez se volverían grandes amigos de nuestro dúo de protagonistas.

Serena encaraba a Miette en una confrontación que, a pesar de empezar de una forma poco sutil en arrebatos de enojo, término con un ambiente silencioso y una charla que logro abrir los ojos tanto de Miette como de la misma Serena.

Finalizando con un agotado día y un regreso a pueblo paleta bajo la Luna llena y una noche tranquila.

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Miércoles - 6:45 A.M - Pueblo Boceto.

Está oscuro, hace frío... Mis brazos tiemblan al ritmo de mis dientes titilando mientras froto mis manos mutuamente en busca de generar alguna especie de calor.

Tengo miedo. La soledad empieza a asustarme.

La oscuridad es densa, no puedo ver más allá de mis propias manos consumiendo la visión que escapa de mi vista, aun así y con la vista perdida, estiró mi mano al frente con mis ojos entrecerrados ante la sensación de calidez que invade mi palma tenuemente mientras la estiro.

Puedo sentir una ola de calor recorrer cada zona de mi cuerpo como una nueva brisa de aire invadiendo mis brazos, el frío que parecía congelar cada parte de mis extremidades se desvanece lentamente mientras una pequeña luz se expande a lo lejos alumbrando con fuerza, resistiéndose a la oscuridad que me consumía poco a poco.

Mi brazo derecho ya está estirado al frente, intentando aferrarme a esa luz que sobresale de la oscuridad. Es una luz cegadora, no puedo mantener los ojos abiertos, aun así, mi corazón palpita al ritmo de aquella luz llamando mi ser.

Esta luz me rodea, la sutileza de la luz que me envuelve es tan cálida... Se siente bien, el frío se fue, una brisa parece llegar a mi rostro... A diferencia de aquella brisa gélida... Es simplemente una brisa de aire sutil.

Abro los ojos, estoy en esa montaña... El árbol está a mis espaldas, el amanecer resplandece con fuerza al Fondo mientras el cielo se tiñe en un azul claro y alumbrado.

El cielo se ilumina con fuerza mientras mi mente intenta guardar cada parte de lo que veo como un marco en mi mente, una silueta se forma enfrente mía dándome la espalda, gira su rostro y puedo reconocerlo. Satoshi.

Mis ojos se expanden ante tantos colores... ¿Siempre fue así?

Estira su mano lentamente hasta llegar a mí, me sonríe cálidamente y me hace una señal para tomar su mano, estiro mi mano tímidamente hasta poder hacer contacto con la suya, la calidez invade mi cuerpo de pies a cabeza causando un revuelo de hojas a mí al redor.

La luz... Él es la luz. ¿No?

Abro mis ojos.

Desperté, estoy en mi habitación.

Estiró mis brazos al aire mientras liberó un bostezo, me relajo unos segundos sobre la cama mientras miro las mangas con adornos de gatitos en mi pijama.

Suspiro, agarro impulso y me levanto de un salto extendiendo mis brazos como si de una pirueta se tratase. Me mareo unos segundos ante la forma tan brusca en la que me acabo de levantar. Sonrió de lado, viendo la hora decido prepárame para la escuela.

Miércoles – 6:59 AM – Pueblo Boceto

======= Con Satoshi ======

<POV>

Los humanos parecen tener un odio a los lunes... ¿Es por qué empiezan las labores? ¿Por qué se regresa a clases después de un fin de semana?

No lo comprendo, no es como si tuviera mucha experiencia en este lugar, pero tengo la suficiente de estar observando este mundo.

Y los miércoles... Los miércoles son los que realmente deberíamos odiar.
Es prácticamente la mitad de la semana, ni cerca del inicio ni cerca del final. ¿Algo bueno de quedarse a medias?

Es prácticamente como estar estancado a la mitad, el miércoles es el día que realmente debería recibir la atención de la gente.

...

Bien, pensar lo mismo por diez minutos no me hace bien, sin mucho más me levanto de la cama y decido bañarme para poder estar listo antes de que llegue Serena.

Aun me causa cierta desconfianza mi cuerpo, no lo voy a negar. Me cuesta adaptarme... ¿Es normal despertar con esto...? ¿Parado así?

[•••]

====== Serena ======

Después de que Serena terminara de alistar sus cosas, se retiró del cuarto dirigiéndose al cuarto de su abuela.

Abrió la puerta lentamente en un rechinido que causaba ligera molestia a los oídos de la chica, aun así y a pesar del ruido de la vieja puerta de madera. La mujer de avanzada edad mantenía un sueño tranquilo en pequeños resoplidos que salían de su boca a forma de ronquidos leves.

La chica sonrió levemente, volvió a cerrar la puerta lentamente mientras el ruido generaba una mueca en su rostro, después de cerrar la puerta se dirigió a la cocina, y empezó a prepararse algo para desayunar.

Mientras su cuerpo se acoplaba al ritmo de la cocina y empezaba a preparar su desayuno, su mente empezaba a viajar entre sus propios pensamientos. Sus ideas no eran del todo claras, pero en todas ellas solo pasaban los últimos días, sus nuevos amigos, Satoshi.

Pensar en el chico generaba una sonrisa perdida que no podía quitar de su rostro sin una razón lógica a su parecer, pero fuera cual fuera la razón, esta vez no quería dejar de sonreír. ¿Qué tan probable es enamorarte de alguien en un par de días? Sería difícil averiguarlo.

La chica terminaba cada uno de los quehaceres del hogar para finalmente alistarse para la escuela, con su maletín colgado al hombro y su uniforme escolar se despidió de su abuela con un beso silencioso en su frente.

—Buenos días. —Una voz le llamaba mientras bajaba los escalones de la entrada de la casa, la voz de una mujer.

Giro su vista a la derecha y noto que en la casa de alado había una mujer de pelo rojizo regando las plantas afuera de su casa mientras le saludaba desde lejos.

—Buenos días. —Saludo Serena con una sonrisa firme mientras agitaba su mano. — ¿Es la vecina de mi abuela? —Cuestiono de forma obvia en busca de entablar una conversación sabiendo que no iba tan tarde.

—Si, un gusto. —Le sonrió cálidamente depositando la regadera entre sus manos en la barandilla de madera. —Soy Delia, Delia Ketchum. —Estiro su mano saludando a serena formalmente.

—Mucho gusto, me llamo Serena Yvonne, pero con Serena está bien. —Rio levemente de forma amistosa. — ¡Me tengo que ir, un gusto conocerla señora Delia! —Serena rápidamente empezó a caminar en busca de Satoshi mientras gritaba esas palabras.

—Niños... —La mujer cerro los ojos con una sonrisa para regresar a su actividad de regar las plantas. —Ojalá... —Levanto ligeramente su mano a la altura de su vientre, pero se detuvo de forma inquietante. —No... Hmm... Agh. —La mujer carraspeo ligeramente molesta con cierta tristeza, suspiro y siguió a lo suyo.

Delia... Todo el mundo tiene sus problemas, pero hay gente que padece desgracias...

Serena caminaba en dirección el hotel que se podía ver a la lejanía mientras intentaba recordar que clase era la primera que tocaba hoy, mientras su mente trataba de recordar algunos acontecimientos lentamente se fue perdiendo en sus pensamientos.

Con su mente aun tratando de recordar eso noto que ya estaba cerca de la puerta del hotel siendo que ahora tenía la duda del saber si tendría que ir al cuarto de Satoshi o esperarlo en la recepción. ¿Cuándo se volvió tan complicado ir a recoger a un amigo?

—Oye. —Alguien había agarrado su hombro sacándola bruscamente de sus pensamientos.

Una persona en su sano juicio, cinco sentidos y total orientación simplemente se asustaría y retrocedería. Pero serena no estaba ni concentrada, ni en sus cinco sentidos... Mucho menos orientada del donde estaba. Y lo que está a punto de pasar es la combinación de pensamientos confusos y un carácter explosivo que se desarrolla por diversas situaciones.

— ¡No! —La chica grito lanzando su maletín atrás suya dándole un golpe en el rostro a la persona que había sujetado su hombro, se giró y con impotencia en sus brazos simplemente estiro su pierna hasta impactar en la entrepierna del sujeto.

No tengo ni que asegurarlo, pero a más de uno le dolió si quiera pensarlo.

El maletín aplico la gravedad y cayo rápidamente del rostro del sujeto revelando las marcas de "Z" en sus mejillas y su pelo alborotado. El pobre Satoshi tenía la cara pálida mientras parecía su alma se iría de su cuerpo tras el abrupto acto terrorista contra su persona.

—Perdón, Perdón, ¡PERDÓN! —La chica gritaba sonoramente mientras agitaba a Satoshi como si esto hiciera que su alma regresara a su cuerpo.

—Agh...

[•••]

—Perdón. —La chica se volvía a disculpar nuevamente mientras los dos esperaban el autobús.

—No te preocupes. —Sonrió con dolor en su alma. —Solo... Deja de hacer eso, por favor. —El chico sonrió levemente mientras el dolor pasaba inadvertido.

«El varón humano es tan... Frágil en este aspecto»— Razono en sus adentros. — «Mas allá de las necesidades básicas de desechos líquidos ¿Esto tiene un uso que no sea recibir patadas?»

El autobús llegaba interrumpiendo sus pensamientos antes de que recordara otros aspectos de la vida, Serena y Satoshi se sonrieron mutuamente y subieron al transporte sentándose en los asientos intermedios.

Serena reposo su cabeza en el vidrio lentamente mientras suspiraba. El cielo se veía igual de nublado que todas las mañanas, nubes grises y densas que generaban una sombra placentera para los días soleados a los que la gente de las ciudades cercanas estaba acostumbrada, ahora abundaba el olor de la tierra húmeda y el sonido del agua impactando contra charcos de agua generando un placentero sonido tranquilizante.

Por otro lado, Satoshi había sacado su consola portátil como siempre y se había puesto a jugar como desquiciado.

—Hola chicos. —May y Misty habían subido al autobús sentándose en los asientos de enfrente de Serena y Satoshi siendo May la primera en saludar.

—Hola. —Satoshi ni si quiera había levantado la mirada siendo que solamente levanto su mano derecha y la agito con poca emoción.

—Como no apagues esa cosa yo misma la destrozo. —Misty amenazaba a Satoshi de forma instantáneamente causando que el chico temiera por su consola y un poco por su vida, guardo partida y deposito la consola en su maletín. — ¡Así está mejor! —La chica estiraba su mano chocando los cinco son Satoshi y Serena.

Serena miraba la escena con una sonrisa leve mientras se unía a la conversación y se adentraba a la conversación con tranquilidad de forma casi instantánea. Siendo que cada vez le costaba menos hablar.

Entre más avanzaba el autobús más alumnos fueron llegando y sentándose en los asientos vacíos, entre ellos Brock y Clemont, mismos que se sumaron a la plática tranquilamente siendo un momento de constantes sonrisas y tranquilidad.

El autobús se detenía en la entrada de la escuela abriendo las puertas de este para que todos los alumnos bajaran, poco a poco todos fueron dejando el transporte vacío.

—Gracias. —Satoshi se despedía del conductor con un ademan de mano generando un poco de confusión en este mismo.

—Gracias. —Los demás chicos siguieron el ejemplo y se despidieron del conductor del autobús de la misma forma uno por uno mientras bajaban del autobús. Una sonrisa apenas visible se formaba en el rostro del hombre mientras les regresaba el saludo.

Nuestro grupo de individuos se dividió en la entrada de la escuela siendo que Satoshi y Serena estaban en otro grupo diferente. Los dos caminaban a la par de los cientos de estudiantes que se dirigían a sus clases, la melodía que anunciaba el inicio de estas se hacía presente. Sonrieron mutuamente, y en conjunto entraron al aula anhelando solamente más tiempo juntos.

—Empecemos con la clase chicos...

[•••]

El tiempo es relativo aseguró alguna persona en el mundo, nada está asegurado en el universo aseguro otra más.

¿En qué se relacionan estas dos cosas? Más que un efecto astral o alguna clase de enseñanza cósmica... Es demasiado simple de entender... Solo es cuestión de saber escuchar.

—Satoshi, vamos con los chicos. —La melodía que daba inicio al receso se presentaba de forma armoniosa ante los estudiantes que poco a poco se retiraban de sus aulas siendo que algunos tantos se quedaban en el mismo salón comiendo.

—Vamos. —Contestó el chico con una sonrisa apagando la consola en sus manos y guardándola en su maletín.

El tiempo es relativo, tiene tantos significados... Pero para mí tiene uno en especial.

El tiempo es irrelevante, cuando sabes con quien pasarlo... El tiempo, deja de ser vital. Cuando sabes con quien gastar cada segundo de él. Claramente no es su significado real... ¿Debería importar eso? Hay cosas que merecen más nuestra atención.

[•••]

El cielo había sucumbido al clima nuevamente, liberando una carga de agua en la lluvia que se volvía casi diaria pero que no parecía generar una gran molestia... De ser sinceros, el cambio de ambiente venía bien para estos días.

Satoshi y Serena llegaban a la cafetería recogiendo su porción de comida. Siendo el caso especial donde Satoshi agarraba más de la cuenta generando una riña irrelevante con los encargados de la comida.

Después de aquella situación se dirigieron a la mesa donde estaban los demás siendo recibidos por una sonrisa y abrazos.

Serena experimentaba una sensación que pocas veces se había permitido experimentar de mano propia, más allá de la felicidad... Volvía a sentir tranquilidad.

Satoshi, a pesar de que sus ojos se centraban en la comida que devoraba cada segundo con más rapidez, sus pensamientos estaban... Algo difusos.

Pero de alguna forma no se alejaban de su objetivo, la diferencia era una sola pequeña cosa... Tenía dudas.

Era consciente del que Serena empezaba a sentirse llena de afecto y tranquilidad, él podría irse finalizando la semana sin ningún problema pues la situación estaba casi arreglada al completo.

¿Entonces que es esa presión que tiene en su pecho? ¿Por qué se le envuelve el estómago con solo pensar en irse?

Ella sería feliz, se supone que es su única misión... Ayudar e irse... ¿Por qué no se siente conforme?

Ella es feliz en este momento... Pero cuando él se vaya... ¿Todo será igual? Ni si quiera sabia como seria irse, ¿Ella realmente podrá depender de sí misma? o ¿Ella lo recordaría?
Incluso a el mismo se le volvía difícil tratar de comprender su situación.

— ¿Satoshi? —Brock lo sacaba de sus pensamientos dándole un ligero golpe en la frente con los dedos de su mano derecha.

— ¿Eh? ¿Que? ¿Qué pasó? —El chico miro a los lados confundido dándose cuenta de que todos en la mesa lo miraban.

—Dejaste de comer y te quedaste mirando a la nada así nada más. —Le explicaba Misty mientras señalaba el pedazo de pan que segundos antes estaba en la mano izquierda de Satoshi, siendo que ahora flotaba sobre un vaso de agua hasta hundirse en este. —Efe por el pan.

—Oh, lo siento. —Satoshi sonrió nervioso rascando su cabellera. —Estaba pensando en el juego. —se justificó de forma simple cerrando la situación bruscamente.

Todos regresaron a la plática amena que se había generado siendo que ahora Satoshi se encontraba más adentro de esta.

Serena tomaba un sorbo de su vaso de agua mientras miraba de forma disimulada a Satoshi con ciertas dudas en su mente.

El receso terminaba, los chicos se despedían mutuamente mientras Serena y Satoshi regresaban al aula entre la gran cantidad de alumnos que caminan por el pasillo.

De una forma u otra, ante sus perspectivas lo único que resultaba era el uno del otro... Estaban rodeados de cientos de personas, pero ante sus pensamientos solo estaban ellos.

—Estás pensando demasiado. —Serena rompía el silencio que se había manifestado incluso entre el bullicio. —Tú mismo me lo dijiste, pensar demasiado puede ser malo. —Le susurro tan bajo que apenas pudo comprender.

—Solo estaba preocupado por la consola que pedí. —Negó múltiples veces con su mano al frente. —No estoy seguro del cuándo llegará. —género una sonrisa en su rostro, una claramente vacía.

Serena lo miro unos segundos, su mirada causaba un revuelco en el corazón de Satoshi dándole le sensación de estar siendo leído de pies a cabeza.

—Mientes. —La chica se alejó lentamente dándole la espalda a Satoshi mientras este se quedaba completamente estático.

Serena había vivió tanto tiempo con la falsedad... El que Satoshi le mintiera ahora, solo estaba trazando un camino de desconfianza.

— ¿Qué sería de ti si me fuera? —Pronunció Satoshi en voz alta interrumpiendo el andar imponente de Serena.

El pasillo estaba vacío, la lluvia golpeaba los ventanales ligeramente para luego recaer al suelo por la gravedad nuevamente, sus respiraciones parecían hacer eco en el lugar en un silencio completamente detestable.

— ¿Por qué te preocupa eso? —La peli miel giro su torso lentamente al igual que su cuerpo mientras una ligera expresión de preocupación se formaba en su rostro.

—Nada es eterno, y lo sabes bien. En algún momento... —Dudo un segundo. —Sabes que me tendre que ir, mi estadía es temporal... No tiene que ser ahora obviamente, pero —Serena sentía que una pequeña parte de su alma se estrujaba más de lo normal. —Dime... ¿Seguirías siendo feliz si me voy? Tu felicidad no puede depender de una persona... No puedes hacer que tu propia vida dependa de otros por siempre. —Satoshi apretaba su puño derecho, sabiendo que una sola palabra en falso podría mandar a la basura todo lo que ha conseguido en estos días.

Serena había bajado la mirada, sus manos temblaban al ritmo de sus ojos que danzaban en el miedo... Su piel se erizaba debido al frío, o a las emociones que se volvían más fuerte que ella... Era difícil saberlo. Pero no era capaz de pensar con claridad.

La puerta corrediza del aula a la que debieron haber entrado hace ya varios minutos se abrió, el profesor asomaba su cabeza ligeramente viendo a nuestros protagonistas mirarse desde la lejanía en el pasillo con un ambiente de silencio completamente tenso.

—Señorita Serena, ahí está. —El profesor parecía demasiado amable para haber encontrado a dos de sus alumnos "saltándose" su clase... Eso no le daba buena espina a Satoshi. No... No era amabilidad... ¿Compasión? —Le dieron permiso de salida ahora mismo.

Serena había salido de su trance instantáneamente, sus pensamientos estaban perdidos en un laberinto que no le daba la suficiente capacidad de razonar, pero incluso ella sabía que algo no andaba bien. No todo estaría bien por siempre.

—Recibimos una llamada de uno de tus vecinos... —La voz del profesor se volvía cada vez más pesada ante la percepción de Serena causando que poco a poco sus ojos dudaran de su estabilidad. —Tu abuela esta... —Y lentamente como una simple gota de agua que resbala del vaso, la voz del docente se perdió en el eco de sus pensamientos mientras sus manos temblaban, temblaban al compás del miedo y la desesperación.

—Gracias... Iré para allá. —Serena con la mirada baja llevó su mano izquierda a su maletín que colgaba de su hombro y lo estrujo con todas las fuerzas que su espíritu resquebrajado le permitiera, levanto la mirada, se giró sobre si mirando a Satoshi y suspiro pesadamente.

—Deberías regresar a clase Satoshi... Nos vemos mañana. —La chica libero al maletín de su agarre brusco dejándolo simplemente reposar sobre su hombro y se dirigió a la salida con un paso apresurado, frustrado y temeroso ante sus pensamientos.

—Sere... —El profesor interrumpió a Satoshi sujetándolo del hombro antes de que este corriera detrás de la chica.

—Hay cosas que un simple humano no puede evitar. —Le sermoneo directamente viendo las intenciones de Satoshi. —Y hay cosas que uno debe afrontar solo. —El profesor liberó a Satoshi de su agarre.

El chico suspiro con la mirada baja, dirigió su vista nuevamente hacia el final del pasillo donde segundos antes estaba Serena caminando a paso apresurado, y con nada más que impotencia y temor en su ser se resignó a entrar al aula.

======= Con Serena =====

Serena había tomado un taxi siendo esta la opción más rápida para llegar rápido al pueblo, siendo que había perdido demasiado tiempo mientras el Guardia de la escuela autorizaba su salida.

Mientras el automóvil andaba por las calles de la ciudad las gotas de agua resbalaban lentamente del cristal captando la atención de Serena.

Pequeñas gotas de agua que descendían lentamente incluso ante la velocidad constante del taxi, pequeñas gotas que se mantenían con lentitud, pero no eternamente.

Pequeñas gotas que se resbalaban de la ventana hasta llegar al límite y perderse en el aire nuevamente para no volver a regresar.

Pequeñas gotas que se limitaban a las comisuras de sus ojos siendo que estas estaban en la necesidad de ser liberadas.

Cuando menos se dio cuenta ya estaba en la entrada del pueblo siendo que en pocos segundos ya estaba en la entrada de su casa, toda esta rodeada por una ambulancia y varios vecinos de la zona que miraban preocupados la situación.

—Abue... No. —Susurro en voz baja mientras veía su mano derecha temblar ante la sensación de impotencia que sentía en ese momento. Sujeto su mano temblorosa con su otra mano tratando de detener ese movimiento. —Gracias. —La chica empezó a buscar en su maletín su cartera para poder pagarle al taxista.

Maldición. Era lo único que podía decir en su mente repitiéndolo una y otra vez

Sus manos temblaban con frecuencia, tenía tanta basura en aquel maletín, que se volvía demasiado difícil encontrar aquella cartera

El hombre suspiro ligeramente, ajustó la gorra que tenía en su cabeza siendo que esta tapó ligeramente su vista y simplemente abrió el seguro de la puerta de Serena.

—Tiene cosas más importantes que hacer por lo que veo. —El hombre interrumpió a Serena mientras veía la ambulancia. —Mejor vaya de una vez, no querrá perder más tiempo.

Serena tardo unos segundos en poder comprender lo que sucedía, inclinó su cuerpo ligeramente en una reverencia agradeciendo el gesto del hombre y se bajó del taxi para entrar rápidamente a la casa.

El hombre volvió a acomodar su gorra siendo que su mirada se volvía a alumbrar ligeramente demostrando unos ojos vidriosos y una pequeña lágrima apenas perceptible rodar por su mejilla.

Acomodo el retrovisor con su mano derecha siendo que al mismo tiempo y con su mano izquierda acomodaba una foto que se encontraba sujetada por un clip en la ranura del aire acondicionado.

Misma foto que mostraba al hombre cargando a una niña pequeña en sus brazos en lo que parecía una pradera, solamente el y la niña... No había una madre.

—El tiempo con alguien... Siempre es valioso. —Susurro para luego retirarse del pueblo en busca de su siguiente viaje, un regreso a casa con un abrazo de su hija y tal vez una sensación reconfortante.

//

Serena entraba a la casa pasando por los enfermeros que al principio cuestionaba el por qué había entrado a lo que rápidamente afirmo vivir ahí.

—Hija... —La mujer de avanzada edad pronunciaba al ver a Serena acercarse a ella. Su voz era débil siendo apenas perceptible para la chica.

—¿Que paso? —Serena veía tan frágil a la mujer enfrente suya, siendo que en su pecho se formaba una presión que no hacía más que generar dolor e incertidumbre.

—Acompáñame a la sala hija. —La mujer que segundos antes tomaba el pulso de su abuela se dirigía a Serena señalando el sofá de la casa. Serena asintió y se sentó junto a la mujer, sus piernas temblaban teniendo la sensación de cualquier momento poder flanquear.

La mujer procedió a explicar lentamente la situación. No era tan difícil saber que el causante de todo eran los años, siendo que la abuela de serena había experimentado una de las tantas consecuencias existentes de la Presión Alta. La peli miel apretaba sus puños con fuerza contra su falda tratando de evitar la precipitación de sus lágrimas que se acumulaban en las comisuras de sus ojos mientras su propia voz se perdía en ligeros lamentos silenciosos.

No podía recordar mucho de lo que sucedió después, su mente era un total desastre... La ambulancia se fue con su abuela adentro de está siendo que un lugar tranquilo y donde se atendieran todas sus necesidades parecía ser el mejor en esos momentos.

Los vecinos y personas cercanas se fueron yendo uno por uno mientras daban sus deseos de tranquilidad hacia Serena con una mirada de pena que no causaba otra cosa más que dolor en la chica.

La lluvia había empeorado en pocos minutos, empapado por completo la cabeza de Serena y toda su ropa siendo que grandes líneas de agua chorreaban de su cabeza sin cesar mientras lágrimas que había empezado como pequeñas gotas apenas perceptibles que se perdían entre el agua torrencial.

Se habían vuelto parte de la lluvia sofocando los gritos y sollozos de Serena al aire que esta liberaba ante el dolor que generaban las punzadas en su corazón. Gritos de dolor que provenían de un sentimiento que ella misma no era capaz de comprender mientras audibles quejidos de un sentimiento desesperado en busca de calma que lentamente era consumido por el miedo eran liberados desde la parte más profunda de su ser.

—No hay razón para llorar. —Delia, la mujer de cabello rojizo que había saludado en la mañana traía consigo un paraguas con el que cubrió a Serena de la lluvia. —Ella está bien, se recuperará pronto... No es el fin del mundo. —Lentamente llevo su mano libre a la cabeza de Serena sobando la misma ligeramente. —Ven, te vas a enfermar.

Serena y Delia empezaron a caminar en dirección a la casa de la mujer bajo la lluvia. Serena parecía estar en un shock mientras caminaba siendo que sus ojos estaban completamente húmedos y rojizos. Mientras que Delia mordía su lengua ligeramente, tratando de encontrar las palabras correctas para ayudar a Serena. En el fondo de su corazón, quería encontrar la forma de ayudar a aquella chica que lentamente era consumida por el dolor cada vez más a fondo.

...

El cielo se despejaba lentamente mientras las nubes ligeramente grises dejaban a la vista la luna llena que apenas era visible entre el cielo azulado con un satinado de trasfondo con en el rojo del atardecer.

Delia le había traído ropa a Serena de su casa para que se bañara, después de una ducha y un rato con los pensamientos confundidos no le quedo más que salir del baño sabiendo que de durar más tiempo sumergida en el agua, su piel se humedecería de más, Delia aparecía al extremo de la sala donde estaba la cocina ya que la estructura de la casa era muy similar a la suya, siendo claramente diferente en la decoración.

—Hice café... —Delia levantaba dos tazas que liberaban humo completamente perceptible ante la temperatura gélida que se presentaba después de la lluvia torrencial que se había desatado.

Serena se acercó lentamente y con sus manos temblorosas rodeo la taza, sus manos eran rápidamente invadidas por el calor de la taza que a diferencia de lo que esperaba, la taza no estaba tan caliente. Dio un sorbo al liquido semi marrón ligeramente blanquecino dándose cuenta de que el café no estaba tan caliente ni amargo, solamente tibio y dulce, fue un abrazo al corazón.

—Espero que no te moleste, siempre hice el café tibio y con más crema que café. —Sonrió levemente avergonzada. —ya sé que entonces no es un café al cien por ciento. —Se rio ligeramente apenada mientras sonreía.

Serena miro unos segundos el humo que la taza entre sus manos desprendía y solamente se limitó a asentir. Aun con sus manos calientes y su cuerpo parcialmente seco.

—No hay problema... Gracias. —Escondió su rostro entre su cabello tratando de disminuir las pulsaciones que su mano daba involuntariamente al ritmo de sus pequeñas bocanadas de aire.

—Estas temblando demasiado. —Delia sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso, pero no podía ver y esperar a que Serena se destruyera a sí misma de esa forma, simplemente no podía dejarla así. —Debes... Debes soltar el miedo... O te consumirá completamente.

Serena se mantenía con la mirada fija en la taza entre sus manos mientras aplicaba fuerza en esta con sus manos dejando de lado la posibilidad de que esta pudiera romperse, sus ojos lentamente se humedecían nuevamente evitando liberar aquellas lágrimas que limitaban su cordura como un hilo tan fino que en cualquier momento se rompería.

—No es el final de mundo Serena... Ella estará bien. —Serena apretaba los ojos tratando de apartar la voz de Delia de su mente sabiendo que esta empezaba a taladrar sus pensamientos. —Ella se recuperará, no todo es tan malo como pare... —Serena dejaba la taza de café en la mesa siendo rápidamente seguida por un golpe a la mesa con su puño haciendo callar a la mujer peli Roja de la nada.

— ¡No me digas que olvide el miedo! ¡Todo este tiempo el miedo a sido parte de mi vida! —Serena se levantaba bruscamente de la silla de madera provocando un rechinido agudo, dejando de lado completamente el "Usted". —Estoy cansada de escuchar las mismas palabras de apoyo de siempre. ¿¡Que les da el derecho de opinar sobre mi situación!? ¿¡Por qué debería hacerles caso!? —Siendo inevitable, las lágrimas empezaban a surcar sus mejillas volviendo imposible el que sus emociones salieran a flote una vez que aquel hilo había sido roto, liberando toda la carga que poseía. — ¡No es tan fácil como parece! Todos dicen "Tienes que olvidar eso" O "Tienes que aprender a vivir con eso" ¿Acaso saben lo difícil que es? ¡Lo dudo! ¡No saben nada! —Serena lentamente relajaba su respiración siendo que había liberado todo lo que se había acumulado en su ser de los últimos días.

Un silencio completamente sepulcral se apodero de la Sala en cuestión de solo segundos siendo que Serena aún se mantenía de pie con las manos extendidas sobre la mesa en forma de puños, y Delia mirando al paisaje húmedo que se apreciaba desde el ventanal a su par.

—Lo... Lo siento, N... No quería —Serena se daba cuenta de su forma tan descortés de actuar siendo que rápidamente se disculpó. Pero lentamente detuvo si disculpa viendo como las mejillas de Delia se enrojecían lentamente al igual que sus ojos, mismos que parecían limitar el avance de aquellos líquidos lagrimales que tanto conocía Serena.

Las mejillas de Delia están Rojas, sus ojos brillaban a la par de la luz del Sol que se ocultaba tras la pradera mientras un par de lágrimas se perdían entre sus mejillas hasta desaparecer en los confines de su barbilla.

—Siempre me despierto a las seis de la mañana ¿Alguna vez tu abuela te conto el por qué siempre estoy despierta desde la madrugada? —Delia aún mantenía su mirada perdida en la ventana siendo consciente de que si miraba a Serena sucumbiría al dolor de sus lágrimas.

Serena negó lentamente mientras acomodaba la silla atrás suya y se sentaba lentamente.

Delia froto sus manos a la par mutuamente de forma lenta en una señal de remordimiento mientras suspiraba con melancolía.

—Hace... Quince años tuve a mi primer hijo. —Delia sujetaba la oreja de la taza de café entre sus manos firmemente dándole un sorbo a esta. —Estaba... Tan feliz... Era el fruto de la vida... Mi primer hijo... Cuando una madre tiene a su primer hijo... Es la parte más hermosa de su vida, una como madre jura con cada parte de su ser hacerlo feliz, cuidarlo eternamente y enseñarlo a ser una gran persona de la que puedas decir "Es mi hijo".

Las manos de Serena lentamente dejaron de temblar siendo que ahora todo su cuerpo era invadido por un mal presentimiento ante la historia que Delia empezaba a relatar. Pues en la casa no había nadie más, ni una sola foto de un bebe o algo relacionado.

—Es con lo que sueña toda madre... Ver a su hijo crecer y verlo crecer con cada día que pasa... —Delia cerro los ojos con fuerza y suspiro pesadamente. —Todas esas promesas, esos sueños y anhelos... Todos esos deseos que le jure... Implorando poder tenerlo entre mis brazos, poder cargarlo, ver su rostro y crear una vida para el completamente feliz.

Lentamente, una lágrima traicionera surco la mejilla derecha de la mujer siendo seguida por una, una más, otra... Y finalmente muchas más.

—Estaba... Tan cansada... Lo cargue, lo mire frente a mí. Tan cerca, tan frágil... Tan débil... —Delia había dejado la taza de café en la mesa. Su voz temblaba ante el simple hecho de sus recuerdos.

Serena, sin mucha idea de lo que sucedía, y con solamente instinto... Sujeto firmemente la mano de Delia dándole una mirada firme con algo de miedo al resultado.

Delia entreabrió los ojos demostrando que estaban empapados en lágrimas siendo el rojo el mayor predominante en estos mismos.

—Solo... Solo fueron unos segundos, mientras mi mente pronunciaba miles de promesas a la imaginación de deseos y metas, mi boca solo pudo decir "Te amo"... —Delia dejó caer su mano libre contra la mesa azotando esta misma sonoramente con gran melancolía. —Pronto dejó de respirar... Lentamente, todas esas promesas, todos esos sueños... Todo se fue. Desapareció tan rápido como llego... Un momento tan fugaz, que perdura incluso hoy en día.

Delia llevaba su mano a su rostro limpiando las lágrimas que se empezaban a acumular en sus labios. —Hoy... El dolor me persigue. —Tallaba sus ojos lentamente evitando que más lágrimas fueran liberadas al vacío. —Cada día, despierto de un sueño imposible donde aquel hijo pudo nacer sin problemas, sueño con una vida donde él es feliz y viene a casa todos los días con una sonrisa diciéndome Mamá. Me despierto en la madrugada con lágrimas en los ojos, con dolor en el rostro y una sensación de miedo en el alma sabiendo que solamente me hago daño al pensar en eso.

—Yo... Lo... Lo Lamento mucho. —Serena estaba completamente pérdida en las palabras que podía expresar. No tenía nada que decir, solamente escuchar. Su corazón palpitaba en miedo y preocupación ante la mujer a su par, le era tan difícil para ella... Haber reconocido el dolor de otros antes.

—Todos los días. Tengo miedo, tengo miedo a volver a perder las cosas que amo... No quiero amar y perder, creo que es algo a lo que todos alguna vez le tenemos, por eso nos aferramos a lo que nos hace feliz. —Delia sorbia su nariz. —Hay días en los que despierto de madrugada, con el dolor en el pecho... Pensando en que podría sucederme ahora... Perdí a un hijo y me quede estéril de por vida.

Serena levantaba su mirada lentamente mientras sus ojos perdían aquel dolor cristalizado siendo remplazados por una mirada de culpa y nuevamente tristeza, pero no por ella.

Se volvía inevitable sentir culpa por aquella mujer, en esos mismos momentos se odiaba a sí misma, ella odiaba que sintieran pena por ella, pero en este preciso momento, era casi imposible no sentir pena por alguien que está pasando un mal momento ¿Cómo debía sentirse?

—Pero es algo a lo que poco a poco debemos aprender a superar... No puedes quedarte con lo malo y esperar a que todo mejore milagrosamente. —Las pocas lagrimas que quedaban en sus mejillas fueron lentamente retiradas con sus dedos. —Serena, nunca es el fin del mundo si no te rindes... No dejes que las cosas de este mundo te derriben, todo mejorara eventualmente. Siempre lo hace. —Delia le dirigió una sonrisa completamente cálida nublando lentamente la vista de Serena entre las lágrimas que se había acumulado. —La vida acaba únicamente cuando dejamos de adoptar un sentido para esta. —Pronuncio en sus últimos aires de tristeza depositando toda su melancolía y sentimientos en esta última frase.

—Pe... Perdón. —Sentía como su garganta se asfixiaba con el aire que lentamente le sofocaba siendo el claro sentimiento de culpa y dolor coexistiendo en busca de una salida. —Me deje llevar. —La peli miel dio una bocanada de aire asegurándose de poder respirar nuevamente liberando las ultimas lagrimas que se habían resistido.

—No te preocupes, cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo. —Le dirigió una sonrisa amigable al mismo que tiempo que Serena daba un sorbo grande a su café. —Una cosa debes de aprender, la felicidad depende completamente de ti, la gente a su alrededor puede ser parte de esa felicidad... Pero nunca hagas que esa felicidad depende de ellos. No para siempre.

— ¿Por qué si se van voy a terminar más herida? —Cuestiono Serena teniendo una leve idea de lo que significaba... O eso creía.

—No... Por qué darle la carga a alguien más de tu propia felicidad es una carga demasiado pesada. No puedes decirles que te hacen feliz y esperar a que siempre sea así, ellos también necesitan su propia felicidad. —Delia alejo la taza de sus manos pues esta estaba completamente vacía ya. —Es imposible depender de otros para ser feliz por siempre, porque entonces esperas que siempre hagan las cosas perfectas para hacerte feliz... No puedes someter a otros a algo que tienes que hacer tu misma. —Le dirigió una leve sonrisa. —La gente puede ayudarte a ser feliz, pero hay cosas que uno debe aprender para mejorar.

—Entiendo... —Lentamente y dando su ultimo sorbo al café elevando la taza lo más alto posible para que no quedara ni un poco de este mismo, suspiro. —Muchas gracias... Por todo, gracias. —Inclino su cuerpo al mismo tiempo que se levantaba de la silla.

Delia le sonrió nuevamente despidiéndose de Serena acompañándola a la salida su casa para que la chica pudiera ir a descansar.

—Un hijo eh... El estaría maravillado con solo conocerte de seguro. —Se rio levemente mientras veía a Serena entrar rápidamente a su casa. —Sería bonito... Realmente lo sería. —Con un sentimiento de melancolía en el aire y una sensación de tranquilidad se retiró de la entrada para regresar a otra noche de sueños felices.

====== Con Satoshi =====

Las clases habían finalizado de forma pesada siendo que Satoshi sentía que moriría de aburrimiento ante tanto conocimiento innecesario.

Se despidió de sus amigos teniendo que aclararles todo lo sucedido después del receso respecto a la llamada de Serena. Poco a poco cada uno de los integrantes de aquel nuevo grupo de amigos se fue dividiendo ciudad por ciudad siendo que cada uno iba llegando a su hogar.

Satoshi se quedaba solo en el autobús junto a otros tantos estudiantes siendo que la próxima parada sería Pueblo Boceto.

Su mente, ligeramente pérdida en el paisaje que lentamente se perdía entre el camino y sus pensamientos que divagaban más lejos de su propia vista.

Estaba preocupado, no lo podía negar. Pero incluso para él, podía considerar que su preocupación era en un extremo, demasiada. Mas preocupación de la que debía tener, se supone que conocía las fuerzas del universo ¿Por qué se preocupaba tanto?

Su mente se congestionaba de dudas que cada vez se volvían más difícil de comprender para el mismo, tenía la esperanza de que ella fuera fuerte... Que pudiera superar lo que sucedía.

Ahora que tenía la perspectiva de un humano, se volvían tan difícil, casi imposible volver a pensar como un ser divino... Le costaba comprender las acciones del destino que por años sus antepasados consideraron normales.

— «¿Cuál es el punto?» —Cuestionó en su cabeza tratando de comprender el porqué de la complicación del único familiar vivo de Serena. — «¿Es necesario volverlo tan difícil? »— No era necesario recibir una respuesta por que incluso él lo sabía. — «Claro que lo era... ¿Por qué lo harías si no?» —Sonrió entre dientes molesto sabiendo que nunca ganaría una batalla contra el anciano.

Su mente y pensamientos regresaron instantáneamente una vez noto que el autobús había detenido su rumbo siendo que ya estaba en la parada de Pueblo Boceto.

Suspiro, acomodo su maletín sobre su hombro y camino por el angosto pasillo entre los asientos viendo a la poca gente que quedaba, una cabellera azul muy conocida se podía apreciar mientras caminaba, siendo Miette, curiosamente estaba sola, sentada en el asiento pegado a la ventana de la tercera fila.

Miro de reojo a Satoshi, la voz de la chica se perdió ligeramente siendo que un nudo se formaba en su garganta impidiendo si quiera el paso del aire.

—Satoshi... —Llamó la atención del chico que detuvo su andar. —Se... Serena... ¿Está bien? —Pregunto la chica tímidamente como una niña pequeña preocupada.

Satoshi sonría ligeramente con una leve risa viendo que tal vez no estaba haciendo un mal trabajo.

— ¿Por qué no se lo preguntas mañana? —Finalizó con un tono amigable, sabiendo que ni si quiera él estaba seguro del estado actual de Serena.

La chica parpadeo perpleja un par de veces nerviosa, pero simplemente asintió y regresó su visita a la ventana.

Satoshi siguió su camino dándole las gracias al conductor del autobús, siendo el caso que esta vez le regresaba la despedida con una sonrisa.

El cielo aún se mantenía en un azul claro, mientras las nubes aun poseían este mismo ocultando a las estrellas que levemente se dejaban ver con la luna llena escondida detrás de aquellas cortinas grises. El color rojizo del sol atardeciendo que se pintaba a las orillas era lo único en los ojos de Satoshi.

Las estrellas apenas visibles que lentamente mostraban su resplandor camuflado entre las nubes alumbrada el cielo ligeramente siendo imperceptibles.

Mientras sus pasos hacían un sonido vacío en la tierra húmeda, sus ojos lentamente bajaban del cielo siendo que si mirada volvía al frente.

Congelo su andar paso por paso hasta quedar completamente estático mientras aquella chica peli miel que tantas vueltas daba en su cabeza lo miraba al fondo del camino con el mismo suéter blanco de la vez que la conoció. Poseía una falda rojiza que llegaba por debajo de sus rodillas y unas medias negras que cubrían cada extremo de sus piernas.

La chica se acercaba lentamente con la mirada baja mientras jugaba con sus manos. Satoshi no podía evitar mirar su cabello. Aquellas fibras de seda de apariencia dulce que se perdían a la altura de sus hombros solo conseguían vislumbrar sus pensamientos ciegamente.

Su andar era lento, pero no se detenía a pensar, la mirada en aquella chica que se acercaba a él demostraba cada sentimiento existente en el mundo, sus ojos guardaban cada parte del dolor en su alma y la felicidad en su corazón.

Las estrellas ligeramente opacadas por el clima eran testigos, del cómo alguien podía brillar más que ellas en su ausencia de luz ante los ojos de Satoshi.

—Serena... —Susurro el chico teniendo a la peli miel justo enfrente suya mientras ella torcía su cabello corto entre sus dedos. —Perdón por lo que dije en la escuela... No tienes por qué...

—No te disculpes... Tenías razón, no puedo depender de ti para siempre... —Serena interrumpía a Satoshi alzando su voz de golpe levemente. —Quiero aprender a ser feliz... Poder hacerlos felices yo también. —Cerraba sus ojos cada vez más con cada palabra que producía su corazón con firmeza. — ¡Déjame ser parte de esa felicidad, por favor! —Inclinó su espalda completamente mientras liberaba aquellas palabras de lo más profundo de su ser.

El silencio había invadido el lugar, ligeras brisas de aire apenas perceptibles golpeaban sus rostros lentamente, Serena mantenía sus ojos completamente cerrados mientras Satoshi mantenía una mirada perpleja.

El chico suspiro aliviado, sonrió ligeramente, dio unos cuantos pasos acercándose a la chica, misma que lentamente levanto su rostro. La miro unos segundos en un silencio completamente armonioso, y con una completa tranquilidad le dirigió una sonrisa radiante consiguiendo terminar con aquel silencio danzante y seguir con leves risas perdidas en el ambiente.

—Claro... —Le sonrió ampliamente para luego rodear a la chica con sus brazos dejando caer su maletín al suelo. —Para eso estamos todos nosotros... Somos parte de tu felicidad, y tú de la nuestra. —Pronunció con firmeza en nombre de sus amigos mientras acariciaba el cabello de Serena con su mano derecha.

En ese momento, Satoshi se daba cuenta de cosas que por una gran cantidad de tiempo había pasado desaparecidas por su mente. Tal vez ni si quiera era tan fuerte como creía.

El tenerla entre sus brazos mientras pasaba su mano repetidas veces por su cabello le generaba una leve sensación de tranquilidad en el fondo de su humano corazón. De alguna forma eso lo hacía feliz.

Podría tener el conocimiento albergado del universo, podría saber todo lo que existe y rige en el universo... Podría conocer todos los rasgos de la existencia. Pero comprendió que una vez entras al mundo humano, te vuelves un completo principiante en la existencia.

Eso era lo que sentía Satoshi en estos momentos... Tanto tiempo estudiando a los humanos, tantos años albergando el conocimiento de miles de años de existencia compartida... Y por primera vez, sentía que solo necesitaba sonreír ciegamente sin una razón.

—Gracias. —Los sollozos entre palabras de Serena sacaron a Satoshi de sus pensamientos causando que este se asustara.

— ¿¡Dije algo malo!? ¿¡Por qué lloras!? No llores, perdón no sé qué hice, pero perdón. —Empezó a disculparse como un acto de reflejo innecesario al notar que Serena tenía manchas húmedas en sus mejillas mientras lágrimas salían de sus ojos.

—Tonto. —Se río por lo bajo tapando su rostro ligeramente sonrojado. —Gracias, gracias... Gracias por estar conmigo. —Pronuncio ligeramente aun con lágrimas en su rostro. —Se que te dije que no dependería de ti, pero... Solo... No te vayas, por favor. Aun no.

Un nudo se formaba lentamente en la garganta de Satoshi impidiendo poder pronunciar siquiera una sola palabra manteniendo por unos segundos sus manos al aire.

Suspiro y siguió sobando la cabeza de Serena tímidamente.

—Hare todo lo posible para estar contigo siempre. —No podía prometerme algo que no podía cumplir... No se sentía bien con eso. —Tu tranquila. —Le dirigió una sonrisa tranquila.

Serena lo miro unos segundos completamente de frente mientras sus ojos se mantenían en una conexión completamente cercana. Sonrió y se separó de los brazos de Satoshi lentamente.

—Gracias. —Pronuncio por última vez mientras limpiaba las lágrimas en sus mejillas y retiraba con sus mangas las manchas en su rostro.

En aquella tarde parcialmente nublada donde los astros que apenas empezaban a verse eran opacados por aquella mirada radiante ante la perspectiva de Satoshi, aquella noche Satoshi empezaba a dudar de su propio propósito, de sí mismo. De lo que podía sentir siendo un humano.

A la par se desviaron del camino al pueblo, yendo a su tan conocido lugar de descanso en el árbol arriba de la colina.

Sus vistas se posaban en la luna apenas visible entre las nubes que lograba iluminar tenuemente el cielo y el paisaje nocturno que se había formado ante las horas que había durado admirando el cielo.

Parecía una tontería para cualquiera admirar el cielo junto a una persona, por horas hasta que este se oscureciera sin entablar una plática completamente sólida, pero para Satoshi y Serena el tiempo se había vuelto tan irrelevante que pocas veces notaban el avance de este.

No era necesario hablar ni pronunciar una sola palabra, solo tenían que sonreír con tranquilidad mientras sus cuerpos reposaban sobre el pasto admirando el cielo apenas perceptible solamente pensando en lo que vendría en el futuro.

Aquella noche con luna llena donde Serena lentamente recuperaba la fe en su vida y aprendía a vivir en completa tranquilidad, aquella noche mientras sus ojos admiraban aquellas estrellas que lograban liberarse de las cortinas grises que se presentaban en el cielo para demostrar su resplandor, aquella noche su corazón empezaba a latir con más fuerza, latía con amor que ella desconocía.

Y mientras sus cuerpos reposaban de espaldas contra el césped húmedo, sus corazones bailaban a la par con un ritmo que solamente ellos comprendían y sus ojos interpretaban al solamente verse mutuamente. Pero ellos todavía no lo eran conscientes de ello.

Pasaron segundos en silencio y minutos entre risas. Tras un gran día de sentimientos cambiantes y una ruleta de sensaciones los dos optaron por que la mejor idea sería solamente ir a descansar.

—Puede sonar indecente, pero no lo malentiendas. —Pronuncio Satoshi mientras veía el Hotel al fondo del camino. —Pero puedes quedarte en el hotel si gustas... ¡En otra habitación claro!

Serena se rio levemente mientras ladeaba la cabeza.

—No te preocupes, estaré bien en casa. —Le sonrió cálidamente mientras aun mantenía una pequeña risa en sus adentros.

Siendo así la decisión de Serena, Satoshi acompaño a la chica hasta su casa para luego retirarse hacia el hotel.

— ¿Qué estoy haciendo? —Se cuestiono en voz alta sabiendo que no había nadie a su alrededor. — ¿Por qué? ¿Por qué estoy dudando? —Llevo su mano libre a su pecho mientras apretaba su puño. —Maldición...

Siendo simples susurros que se perdían en el silencio se dirigió a su habitación del hotel para simplemente darse una merecida ducha, avanzar unas cuantas tareas pendientes siendo una gran sorpresa al recordar que tenía tarea.

Ahora que lo recordaba. Serena era su tutora, curiosamente de lo que menos hablaban era tarea, aun así. No le disgustaba.

Pasando los minutos, dejó llevarse por aquella sensación embriagante llamada sueño y solamente dejó su caer su cuerpo sobre la cama siendo rápidamente vencido por el cansancio.

Últimas dudas pasaban por su mente mientras lentamente perdía la noción del tiempo quedando cada vez más sumergido en el silencio y la oscuridad.

—Es acaso... Lo que llaman... ¿Amor? —Siendo pronunciadas al estilo de un hombre embriagado a medio morir ni si quiera él sabía lo que estaba diciendo, siendo instantáneamente vencido por el sueño sumergido en sus ronquidos. Probablemente ni si quiera el recuerde lo que acababa de decir.

====== Horas antes, cerca de la casa de Serena ======

Delia, aquella mujer de cabello rojizo se encontraba en el balcón de su casa mirando el cielo ligeramente despejado que se fue formando con el avance de las horas.

Las estrellas brillaban sin cesar siendo miles de estas las que se plasmaban en el cielo con firmeza. Sus ojos brillosos que miraban al cielo con amor.
Llevo su mano ligeramente a la par de su vientre, suspiro y dirigió una sonrisa vacía al cielo.

—La soledad... —Su vista se dirigió a aquel chico azabache que caminaba por las calles vacías del pueblo en dirección al hotel. —No es buena para nadie, mucho menos para alguien tan joven. —Sonrió levemente al ver como Satoshi giraba su mirada daba un último vistazo a la casa de Serena.

Su mirada regreso al cielo mientras sus ojos admiraban las estrellas su alma trataba de comprender la razón de su existir. ¿Era necesario haber perdido tanto?

Se le volvía imposible no formular un escenario donde su hijo hubiera nacido sin complicaciones, sabía que solamente abría las heridas del pasado, pero un sentimiento agridulce que a muchas personas les gusta revivir en su mente.

El sabor amargo del pasado, y la felicidad dulce de los sueños.

Jueves — 12:00 P.M — Pueblo Boceto.

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(8662 Palabras.)

Este capítulo lo escribí considerablemente más rápido que los anteriores pues solía tener una separación de meses para escribir un solo capitulo, más que nada por inspiración y tiempo. Curiosamente esta vez creo que el intervalo de tiempo entre la última actualización fue menor.

Las clases en línea por fin acabaron, al menos para mí. Y la verdad es que no sirvo para estas QnQ
Especialmente por que dejaba los trabajos de una semana para un día antes, así es. Soy una persona muy responsable... No es como si no hiciera lo mismo en clases presenciales.

Este soy yo hace unos meses entregando mi trabajo de Mitad de semestre.

Y este soy yo hace unas semanas entregando el proyecto final del semestre hace un mes, un día antes de la entrega UnU

Apenas me di cuenta que le puse Fortafolio.
Ese PDF tiene 197 paginas y pesa 27 MB .-.

Sin mucho mas, gracias por leer y quedarse hasta el final, un voto se agradece y los comentarios también :3

Gracias por leer.

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