LUZ
Bueeeeeeno... ¡Os odio! hahaha no, no os odio, os amo. Pero es que este libro ya ha superado las diez mil visitas y ya sabéis lo que viene después de eso... la invocación a Laughing Jack. He estado buscando por internet formas diferentes de hacerlo, pero creo que la haré de la forma en la que Bobby lo hace. ¿Por qué? Porque es el youtuber de invocaciones que más respeto, que más me gusta y el más real de toda la plataforma. Además, él lo hace de una forma que ya vi y apunté en una hoja de papel. Aún no sé cuándo la haré porque tiene que ser a las... ¿tres de la noche? ¿es ésa la hora? ¿o debe ser simplemente de noche? Bueno, también me informé sobre talismanes y me compraré alguno para que no me pase nada, me informé sobre varias cosas y creo que aún no es suficiente, pero bueno, aprovecharé un día en la noche que me encuentre completamente sola. A ver, que me voy a cagar cien por ciento, pero una promesa es una promesa y ahora no puedo echarme hacia atrás. De todas formas, he tenido varias experiencias con creepypastas, sobre todo con mi bebé L.Jack -que tiene de bebé lo que yo tengo de oro-. Tengo incluso una anécdota sobre él... Bueno, la contaré al final del capítulo porque habrá gente que no le interese y diga: ¡CXÑO, QUE QUIERO LEER YA EL PUTX CAPÍTULO, PERRA, DEJA DE CONTAR GILIPXLLECES YA! así que... dentro capítulo xD. Por Zalgo, ¿qué me pasa hoy?
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Sir Nixon se encontraba frente a mí; nos separaba una mesita de tomar el té. Parecía olvidar todo lo sucedido y se sentó en una de las sillas que había al rededor de la mesita. Ninguno formuló alguna frase o dijo alguna palabra. Mi mirada recaía en él como una de las peores, pero él no dejaba su bochornosa sonrisa. Una de las ama llegó con el té y echó de él en una de las tazas para sir Nixon. Éste me miró y me ofreció una taza, pero le miré de peor forma aún y la ama simplemente se retiró de la sala.
Sir Nixon se mostraba tranquilo, e incluso podía ver un poco de orgullo en su mirada.
-No es la hora del té, pero si se te ofrece debes recibirlo. No te han enseñado nada en esa casa de pazguatos -insultó sir Nixon.
-Comprenda que yo no quiero un dichoso té, lo que yo quiero es salir de aquí, o al menos una respuesta sobre qué hago en tu maldita mansión -me quejé.
El joven agarró la taza y la llevó a sus labios. Dio un corto sorbo y lo volvió a dejar en el platito sin hacer apenas ruido. Luego, me miró aún con aquella sonrisa.
-¿Después de hacer insolencias me preguntas qué es lo que haces aquí? Vas a ayudarme, por supuesto -respondió tranquilo, con su espalda echada en la silla.
arrugué mi entrecejo más confundida que nunca.
-¿Insolencias? ¿ayudarle? ¿pero de qué está hablando? ¿quién se cree que es usted para mandar de esta forma sobre mí? -me quejé.
-Caminas por el bosque en la madrugada como si eso fuera la cosa más normal del mundo, luego te veo portando un libro de brujería, y además un tiempo atrás querías ayudarme a cazar a la bestia que, según tú, tenías información valiosa sobre ella. Si crees que esos no son motivos suficientes como para llamarlos insolencias o como para castigarte encerrada entonces no sé qué es lo que ves que haces bien en ti -explicó, perdiendo un poco los nervios. Luego carraspeó con la garganta y bebió un poco más de su té, recomponiédose a su estado anterior de paz y tranquilidad que aparentaba tener.
-De cualquier forma, no es usted quien debería castigarme. Sigue sin tener sentido. Por otra parte, ¿de qué forma cree usted que voy a ayudarle? Porque sea lo que sea, no dude en que me negaré en lo rotundo si mi ayuda significa enrriquecerle a usted o algo parecido que le haga sentir dichoso o alegre.
-¡Pero qué niña tan maleducada! Algún día te enseñarán a respetar a la gente como se debe -gritó, levantándose de la silla. De nuevo, intentó volver a su estado sereno y se acercó a mí tranquilamente-. De todas formas no vayas a creer que tus reproches harán mi trabajo más difícil. Vas a ayudarme sí o sí. Primero porque yo te lo exijo, y segundo porque le hicimos saber a tu madre qué clase de cosas haces en tus ratos libres y ella misma me pidió que la castigara y que no volverá a pisar su casa hasta que haya usted aprendido las consecuencias de jugar con los muertos -confesó sir Nixon.
Abrí mi boca con sorpresa. No podía creer que algo así hubiera sucedido. ¿Sir Nixon había hablado con mi madre? ¿mi madre no quería que volviese a casa hasta que me dieran unaa buena reprimenda? ¿qué es esto?
-Apuesto a que mi padre no dejará que algo así me ocurra. En cuanto se entere de lo que piensa hacer conmigo vendrá a llevarme con él de nuevo -repuse.
-Persuadimos a tu madre para que tu padre no sepa nada sobre esto. Ella se inventará alguna excusa sobre por la que no pisas la casa. En fin, no quiero perder el tiempo explicando sandeces. Ahora mismo voy a explicarte de qué forma me vas a servir de ayuda.
...
Era de noche. Estaba cabalgando en el caballo de sir Nixon, y él estaba delante mío, sujetando las riendas del animal. No podía creer que yo fuera a hacer algo como esto. Me negaba, en realidad, a hacerlo, pero claramente no me quedaba otra si lo que quería era volver a mi casa.
El plan consistía en llamar la atención de la bestia, que ésta se acercara a mí, y que finalmente ellos la capturen. Sinceramente, opino que la bestia no es tonta, y que sabrá que hay algo detrás de todo esto; y de todo corazón, me gustaría que esta noche no apareciera. Sir Nixon tiene altas expectativas en mí y en mi relación con la bestia. Lamentablemente, en un principio, cuando empezamos a conocerlos, confesé varias cosas las cuales hacen que él crea que tengo algo que ver con ella.
Nixon me dio las señales para que bajara del caballo y caminara hacia algún lugar no muy lejos de aquí.
Lo que recuerdo de la bestia era que se llamaba Jack, y eso me hacía pensar en que hacía bastante tiempo que no veía a Jack.
Dejé de pensar en esas cosas y me propuse a hacer mi cometido. Debería perdonarme por hacerle esto.
-Jack -comencé a decir-, ven aquí, quiero hablar contigo. Necesito que aparezcas ante mí. -de alguna forma, empezaba a sentirme mal por la criatura, así que decidí decir lo siguiente, si es que siquiera me estaba escuchando- Aunque... tal vez es mejor que no lo hagas. Esta gente piensa hacerte daño, así que no vengas; huye. Huye a otro lugar lejos de aquí y no vengas nunca.
Al parecer, sir Nixon había escuchado lo que había dicho, por lo que se acercó a mí amenazante y me hizo girarme hacia él.
-¡Idiota, ¿por qué-? -dejó de hablar en cuanto vio mi rostro- ¿por qué estás llorando? -preguntó con algo de preocupación.
-¡POR QUE JACK ES MI AMIGO! ¡YA LO RECUERDO TODO!
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Bueno, bueno, lo he dejado todo un poco suspense para que me odiéis (vale, no).
Aquí viene la anécdota:
Una vez, compré tres caramelos de la marca Solano (si no recuerdo mal). Estaba feliz por comerlos. Los dejé en la mesa, frente a mí, me comí uno y luego le pregunté a mi madre si quería alguno a lo que ella se negó. Cuando fui a coger (agarrar, tomar, como digáis. Sé que en Latino América suena muy mal xD) otro, vi que no tenía ninguno. Me quedé un poco en shock, porque habían estado frente a mí todo el tiempo... no había nadie más en la sala en ese momento, y justo la noche anterior había puesto la música de L.Jack a partir de las doce de la noche simplemente porque me gusta la melodía, y por si fuera poco, esa misma noche escuché una risa psicópata que me hizo temblar en la cama. Todo parecía estar muy claro si pensaba que había sido el mismísimo LJ el que me había robado los caramelos. Ahora claro, está la opinión de los que quieran creer o no. Obviamente no voy a contar una mentira pero bueno, uno puede encontrar de todo en la vida, ¿no?
Gracias por leer la historia. Agradezco votos y comentarios.
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