COINCIDENCIAS
Mi madre estaba que saltaba de alegría al saber que había sido invitada por el señorito Nixon a su casa.
Claramente, no le comenté sobre su amigo Jack ni sobre la caza. No quería impedimentos en mis planes.
—Ya sabes, cariño, actúa como una señorita y no olvides los modales —me recordó.
—Sí, mamá —asentí cansada.
El condado de los Nixon no quedaba demasiado lejos de mi casa, por lo que ir caminando hasta no me resultaba ningún problema.
Una vez llegué, el señorito Nixon me esperaba en la entrada subido a su hermoso y gran caballo color marrón.
—Buenas tardes, señorito Nixon —saludé, haciendo una reverencia.
—Buenas tardes, señorita Elena. ¿Tiene miedo usted a los caballos? —me preguntó.
—La verdad es que no, señorito Nixon —negué.
—Entonces deme su mano —pidió, extendiendo su brazo hacia mí.
Agarré su mano y me atrajo hacia arriba. Subí al animal con bastante ligereza.
El señorito Nixon hizo un sonido y el animal comenzó a cabalgar.
Cuando llegamos al bosque, ambos bajamos del caballo y esperamos pacientes a Jack. No pasó ni un minuto cuando empezamos a escuchar el trote de un caballo acercándose.
Entonces, un caballo negro y brillante se posicionó frente a nosotros.
—Jack, me gustaría presentarte a esta señorita —Jack bajó de su caballo—. Ella es Elena, hija de una humilde mujer que no vive demasiado lejos de aquí; Elena, él es Jack, un extranjero el cual no quiere dar más detalles sobre su vida —bromeó Nixon, aunque sospechaba que lo que decía era cierto.
Cuando Jack caminó hasta mí, besó mi mano y me miró directo a los ojos.
No sabría explicar qué fue lo que sentí en aquél instante, pero no era un sentimiento común. Me sentí nerviosa, sentí como si esa mirada la hubiese visto antes. Esos ojos... definitivamente me había topado con ellos alguna vez.
—¿Se encuentra usted bien, señorita? No tiene buena cara —observó Jack.
Me espabilé, parpadeando.
—No; lo siento. Estaba... Un placer conocerlo personalmente, señor Jack —dije, haciéndole olvidar lo ocurrido.
Honestamente, ese muchacho tenía una mirada penetrante, juguetona. No sabría describirla. Me mirada de forma que parecía como si me conociese de alguna forma. Tal vez estaba perdiendo un poco la cabeza, pero lo cierto era que me inquietaba.
—La señorita Elena quería hablar contigo pues cree saber algo sobre la criatura que ambos estamos buscando. Quiere investigar más a fondo sobre ella —explicó el señorito Nixon.
Jack me miraba intensamente.
—Comprendo... —dijo, dándome un repaso con su mirada. Toda mi columna vertebral pareció vibrar— Bien, señorita, ¿qué es lo que sabe y quiere saber sobre esa criatura? —me preguntó.
Me sentía nerviosa.
—Simplemente siento curiosidad. Hay algo... algo que debería decirle —Jack me escuchaba paciente—. Cada noche me despierto en medio del bosque, no sé por qué razón. Y si ya le parece eso bastante extraño, añádale que además esa criatura me vigila mientras duermo. ¡No se ría! Es totalmente cierto, más de una vez la he visto con sus ojos puestos en mí —expliqué.
—Siento haberme reído, señorita. Quiero que sepa que me tomo realmente enserio sus declaraciones, para nada pienso que usted está loca o me está engañando. Yo lo sé muy bien...
No sé por qué fue exactamente, pero esas últimas palabras no parecieron sonar muy agradables. Había un trasfondo en ellas, un segundo significado.
Una vez más, esa mirada.
Este muchacho me estaba haciendo sentir nerviosa de nuevo.
—¿Cómo es que usted lo sabe muy bien? —pregunté, envalentonada.
—No cualquiera viene y me cuenta cosas como esas con tanta seguridad. ¿Qué le ocurre, señorita? ¿acaso duda usted de mí? Siento que no termino de agradarle. Dígame si es una realidad o una suposición de mi alocado cerebro, porque su expresión no denota tranquilidad.
Aquellas palabras me tomaron por sorpresa. No sabía de qué forma actuar pues lo cierto era que no me sentía demasiado cómoda con su presencia.
—No, en absoluto señor Jack. Me agrada que alguien al fin me tome enserio —respondí sincera.
—Me tomo este caso demasiado enserio, señorita. Desde luego, no es un juego, y la vida del pueblo podría estar en peligro si esa criatura sigue suelta por ahí. ¿Usted qué cree? —preguntó serio. Me estaba mirando, quería una respuesta sincera.
Y respondí sincera:
—¿En peligro? Si de verdad esa criatura fuese tan mala como para causar turbación en el pueblo, entonces ya habría actuado, pero parece querer mantenerse a un margen. Incluso no me hizo nada, ni un rasguño, cada vez que me tenía junto a... eso. Si fuese tan malvada como todos creen, ya habría actuado. ¿No cree, señor Jack?
No sabía por qué había respondido de esa forma, pero al menos había sido sincera.
No obtuve ninguna respuesta después por su parte salvo una sonrisa. Una inquietante pero hermosa sonrisa.
¿Esa sonrisa indicaba acaso que estaba de acuerdo con mi suposición? ¿O era una sonrisa de burla, creyendo que yo era demasiado ingenua? No lo sé, pero aquella sonrisa tenía más significado que cualquier otra palabra o frase que pudiesen salir de sus labios.
Definitivamente, era una sonrisa de aprobación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top