Capítulo 75



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Al día siguiente, temprano en la mañana, los sonidos del pasillo me arrancaron de mi sueño. Aun con Sam durmiendo plácidamente, entrelazada conmigo, deslizarme fuera de la cama sin despertarla se convirtió en una tarea complicada, pero no imposible.

Envolví mi cuerpo en una de las toallas de la noche anterior y me acerqué a la puerta. Al no contar con una mirilla, la abrí con precaución, pero lo único que capté fue el cierre de la habitación que ocupaba Cheyanne; el resto del pasillo se encontraba vacío, y a mis pies yacía un conjunto de bolsas. Las levanté del suelo y volví adentro, mientras examinaba el contenido. Nos había traído ropa.

Incluso en este momento cuidaba de nosotros, y fue evidente que esta vez ella hizo la elección de las prendas, pues se ajustaban más a mis preferencias.

Me vestí de prisa con los pantalones y la camisa de color neutro, consciente de que tenía algunos asuntos que resolver antes de que Samantha despertara. De todos modos, le dejé una nota al salir y también oculté el informe que Méi escribió para mí, y que pasó a entregarme un par de horas atrás.

En el pasillo, no necesité hacer un esfuerzo por recordar qué dirección habían tomado. Los mellizos aparecieron tan pronto como terminé de bajar la escalera al vestíbulo. Sin embargo, sus miradas dirigieron a la mía hacia el pequeño restaurante, donde Oliver ocupaba una mesa entre la gente que tomaba el desayuno.

—Quiere hablar contigo. Nos mantuvo vigilados —me notificó Méi.

—Entrégaselo. Ya nuestro trabajó terminó —la presionó Xiao.

—El resto del material desencriptado que no incluí en mi informe está completo aquí —habló su hermana mientras, asegurándose de no ser vista, me entregó mi teléfono—. No pienso marcharme.

—Méi, basta.

Ella me miró, y pude ver su determinación.

—Zacarria Pierro era ZARP.

—Olvídate de eso —le instó Xiao, pero no pareció escuchar, porque siguió diciendo:

—Me echó del sistema, ni siquiera me dio la oportunidad de impedirlo. —Estaba hablando en serio, así que tomé sus palabras con la seriedad que requería.

—¿Y buscas quedarte, por tu orgullo hacktivista herido? La chica está a salvo, nuestro trabajo aquí ya finalizó. —Su hermano parecía tan concentrado en convencerla, que pudo pasar por alto un detalle.

—No fuiste tú quien nos dio ese tiempo para salir —razoné, e incluso Xiao se sorprendió al verla negar con la cabeza.

—¿Quién causó que la puerta se mantuviera abierta un poco más? —Su hermano también sintió la necesidad de aclararlo.

Méi me miró.

—Anoche, hubo un intento de invasión a la red, y como sospechabas, en el laboratorio también se hallaba un centro de almacenamiento de la Pulse Web. Encontré quién evitó que la puerta se cerrara: "A, G, T, Cero, Cero, Siete". Los salvó de quedar encerrados. Aunque ZARP consiguiera expulsarlo del sistema dentro de lo que fueron un par de segundos, pude rastrear la IP de Alfa, Golf, Tango, Cero, Cero, Siete. Quizá te resulte familiar cuando le eches un vistazo. —Hizo una pausa para reorganizar sus ideas—. Lo que hace ZARP no es normal. El tipo de almacenamiento que utiliza, la Pulse Web, desafía cualquier conocimiento convencional. Solo aquellos con habilidades de hacker de alto nivel serían capaces de entender su complejidad y acceder a ella. Todo lo que encontré podría ser incluso utilizado en contra de cualquier gobierno, y dudo mucho que ZARP no cuente con un respaldo, es decir, otra red de servidores y centros de datos en alguna otra parte del mundo. En resumen, lo que extrajimos puede ser solo un tres por ciento de todo lo demás, y entre eso, había un par de imágenes con respecto a ti.

—¿De qué tipo?

—Por ejemplo, de lugares en los que pudiste encontrarte, en tiempo real. —Pero eso tampoco era muy diferente a lo que Oliver se encargaba de censurar constantemente. Sin embargo, también era posible que mi información estuviera disponible en esa Pulse Web, como un código abierto de acceso libre, logrando filtrarse a la web común que utilizaban las personas en su vida diaria. Así, tenía mucho sentido que mi pasado emergiera desde las profundidades de vez en cuando.

—Méi, ¿debo recordarte lo que hubiera sucedido si no llevabas un chaleco el día de ayer? —Su hermano se mostró irritado.

—Resuelvan sus asuntos —les dije al observar que Oliver me hacía una señal para que me acercara. Noté a Méi un poco inquieta cuando me alejé, como si quisiera decirme algo más.

—Te descuidaste y acabaste arrojándote de la terraza —la retó el mellizo.

—El disparo iba directo a su corazón, tuve que actuar deprisa. Además, sabía lo que estaba haciendo, así que déjame en paz.

Estuve a punto de detenerme, con la sangre hirviendo al oír esas palabras. Sin embargo, era cierto: Zacarria intentó matar a Samantha a raíz de lo que yo hice con su laboratorio. Cuando Méi me lo contó, casi sentí que alguien había superado el odio que experimentaba por Nikolai.

Por otro lado, supe a lo que se refería con respecto a encontrarnos bajo vigilancia cuando, al pasar junto a la puerta principal del hotel, dos personas disfrazadas de civiles me miraron, y mientras uno acomodaba su chaqueta, pude ver el arma que llevaba en un cinturón. No iban a dejarnos salir de aquí sin supervisión.

Seguí adelante y tomé asiento al frente de Oliver.

—Sírvete lo que gustes —ofreció—. Todavía tenemos un poco de tiempo antes de que la Force One llegue.

Lucía mejor de lo que esperaba, pero podía tratarse de una máscara. Es lo que sucedía con los altos cargos. Tenían prohibido mostrar ni un ápice de debilidad, de otro modo, el equipo entero corría el riesgo de resquebrajarse. Por eso, muchas veces intenté apreciar los momentos de debilidad que Oliver me había mostrado. Pero cada vez se hacía más difícil, pues él ponía en riesgo lo que más quería.

Después de lo ocurrido con Laurent, deseaba reservarle compasión; sin embargo, la duda acababa instalándose en mi mente.

—Gracias, pero esperaré a Sam.

Como si hubiera tragado algo amargo, dejó los cubiertos a cada lado de su plato y me observó.

—Sé que prefieres que vaya al grano, así que lo haré.

—Qué considerado de tu parte.

—Esta vez, no podrás negarte a trabajar conmigo. Es la única manera en la que podré cubrirte —dijo, y no pude evitar sonreír, pero era un gesto irónico—. Si descubren que estuviste detrás de la explosión, no podré protegerte, ni siquiera ante la ley norteamericana. Pero puedo decirles que esa fue la orden que te di, y comprenderán. Al menos, si encontramos un motivo de peso.

La única persona a la que me interesaba que lo supiera recibió mi voz pregrabada a través del teléfono que me dio Luca. Así que no me importaba quién pudiera llevarse el crédito al final, si al menos Zacarria sabía que yo era el verdadero autor detrás de tan maravillosa escena.

—Te proporcionaré esa razón de peso, pero no en este momento —le dije—. Tampoco veo necesario unirme a tu grupo.

—No entiendo por qué lo haces. Le estás poniendo precio a tu cabeza. Esa chica, ¿lo vale tanto para ti?

—Creí que ya tuvimos esta conversación. —Esperaba que hablásemos de Laurent, sobre lo que había sucedido con su cuerpo. Después de todo, él permaneció en el buque y rescató a las personas que se encontraban en los contenedores.

—No pareces tener las cosas claras, Alastor. Irse en contra de toda una mafia es una completa locura. No podrás desmantelarla.

—¿No era esto lo que habías perseguido por tanto tiempo? Al menos los científicos ya se encuentran bajo vigilancia, porque ustedes los encontraron.

Un músculo saltó de su mejilla por la forma en la que mantuvo cerrada la mandíbula durante breves segundos.

—Todo tiene una manera de proceder, y de eso se encargará la Force One.

—¿Te has preguntado por qué nos cuesta tanto compaginar? Cada uno demuestra su forma de manejar sus asuntos. Hiciste volar esos autos sin saber si Sam podía estar ahí.

—¿Qué pasa con lo que provocaste en ese laboratorio? ¿Tenías que llegar tan lejos? Detrás de todas esas personas, ¿crees que no hubo familias, esposas e hijos? Quiero pensar que quizá no eres tan diferente y no que lo pasaste por alto. No eres tan estúpido. Sabes que muchos de los que estuvieron ahí pudieron no tener otra elección. Si te pensabas que era solo yo, haciendo lo que me viniera en gana con tal de llegar a un fin, las personas detrás de la famiglia son todavía peor. Que esa chica siga con vida es una suerte. Incluso el que estemos teniendo esta conversación ahora es... —Se detuvo, como si lo que hubiera querido decir a continuación fuera complicado. Así que hizo un reajuste, respiró y cambió de tema—. ¿Todo lo que haces debe girar en torno a ella? Bueno, ya la tienes. Ahora regresa a los Estados Unidos antes de que las cosas se compliquen más, y de que llegue el equipo táctico. Me haré cargo del resto.

—¿Así como lo hiciste con Nikolai en el buque? Porque escapó, ¿no es así? La famiglia siliciana tampoco se quedará quieta, sabes lo que ocurría en ese lugar —sondeé. Debió pensar que destruí ese laboratorio por simple venganza después de haberla tocado, pero Roman tampoco se equivocó. La previa de la información que me facilitó Méi la noche pasada, mientras desencriptaba el resto de los datos que recolectó en mi teléfono, hizo que finalmente comprobara mis sospechas, y el silencio de Oliver, me llevó a comprender que él también podía tener una idea. Después de todo, indicaba que el informe del componente, en la actualidad, se encontraba en Florida. Lo que implicaba que Nikolai bien había regresado a América o lo dejó en ese lugar. La última opción me parecía la más acertada.

—Por supuesto que no se quedarán tranquilos. A menos que les entregues algo del mismo valor, o incluso mayor a lo que acaban de perder. Así están las cosas. Pero al menos estaremos en nuestro territorio. Quizá hagan lo imposible por mantenerte dentro del suyo, así que te conviene hacer lo que te pido, por la seguridad de esa chica. Te brindaré protección. —Al compás de sus palabras, los mellizos se detuvieron a una distancia prudente de nosotros, pero con un objetivo nuevo claro. Xiao, al parecer, no consiguió convencer a su hermana. Y era mejor tenerlos de mi lado. Después de haberlos visto en acción, confiaba en que Samantha se encontraría más segura con ellos alrededor.

—Debes estar ocupado. Si eso es todo, sé que puedes conseguir la documentación necesaria para que podamos regresar. —Me puse de pie, pero no avancé demasiado.

—El proyecto que estaban llevando a cabo, es más complicado de lo que piensas —precipitó, y dirigí la mirada hacia él. Pero Oliver no me observó al principio, sino más bien a la persona que nos contemplaba desde la zona de recepción: Roman. Si seguía aquí, era porque todavía no había dado su trabajo por finalizado—. Comprenderás de lo que hablo cuando lo veas, así que asegúrate de regresar a los Estados Unidos. Y, Alastor, no voy a perder al único hijo que me queda. Tampoco permitas que esa chica pase por lo mismo que tú.

—No voy a morir —aseguré, y retomé mi camino mientras añadí—: Tú tampoco te la des por héroe.

Como si deseara mantenerse lo más alejada posible de su hermano, Méi se precipitó a mi lado al verme caminar. Después de lo que había pasado, casi olvidé que ambos compartían no solo la misma edad que Samantha, sino también la estatura. No podía evitar encontrarla en todos lados.

—La prensa italiana ha emitido un informe sobre lo sucedido anoche. —Desvió mi atención hacia la pequeña radio que descansaba en la recepción.

—En un inesperado giro de los acontecimientos, un individuo llevó a cabo un ataque explosivo. Este acto ocurrió en un sitio que, en su momento, clausuró la Agenzia Italiana del Farmaco. Su cierre se realizó al comprobar que dicho paraje se encontraba vinculado con la organización criminal Serpente. El incidente tuvo lugar en el antiguo Laboratorio Farmacéutico Nostra Vita, alrededor de la medianoche de ayer. Esta mañana empezó el trabajo para levantar los escombros del viejo edificio. Hasta ahora, las verdaderas intenciones de este desconocido siguen siendo un misterio. Las autoridades no han logrado identificar ni capturar al responsable detrás del que bautizaron con el alias "El Cuervo". Este peculiar atacante ha dejado a las fuerzas del orden y a la opinión pública intrigados y ansiosos por conocer sus motivaciones y objetivos finales. El boletín informativo se actualizará a medida que se disponga de más detalles.

Cuervo. Qué absurdo, lo ven como a un héroe —comentó Xiao, y no pude estar más de acuerdo con él—. Pronto descubrirán lo que hay debajo.

—No tienes idea del poder que acaban de atribuirle —aludió Méi, en un estado sombrío—. A lo largo de la historia y en diversas culturas, el cuervo ha sido un símbolo con significados multifacéticos. La elección de esta ave como identidad en este contexto puede tener diversas interpretaciones. Esto genera preguntas sobre el motivo de su infiltración. Algunos alegarán que se trata del mensajero de la muerte, el guardián de los secretos, o el símbolo del cambio. ¿Está enviando un mensaje sobre el fin de la operación de Serpente? Eso es lo que la mayoría podría estar preguntándose. Después de todo, la famiglia siliciana ha mantenido aterrados a Europa, y gran parte del mundo.

—Si al menos supieran que el amor convierte a la persona más amable, en el hombre más egoísta —ironizó Xiao, y Méi le propinó una patada en la punta del zapato, para lo cual él acabó dirigiendo una mirada de advertencia en su dirección—. Si estamos dentro del juego, que te conviene, no consiento la presencia de ese sujeto.

Ambos contemplaron a Roman, quien se dirigía hacia nosotros.

—Conocía la ubicación del laboratorio subterráneo y, además, dónde escondían a la chica —susurró Méi, y poco antes de que se marchara junto con su hermano, añadió—: Puede estar más que relacionado con la fuente.

Les preocupaba saber qué papel desempeñaba en todo esto. A pesar de haberles pedido que averiguaran sobre él, no encontraron nada. Era un fantasma, sin nacionalidad incluso. Pero también era cierto que no tenía ningún otro uso que darle, y prefería desechar a cualquiera que pudiera atraer siquiera la mínima posibilidad de poner en riesgo la seguridad de Samantha.

—Probablemente estás pensando que lo mejor sería deshacerte de mí —reveló Roman al llegar a mi lado, y tal vez esperaba por una respuesta, pues escuché que rio bajo la mascarilla—. Que no te resulte extraño si lo intuyo, esos asiáticos no han dejado de vigilarme, así que puedo esperar cualquier cosa de su parte, incluso si tomaras la decisión de que me enterraran en una fosa. Y tienes razón al pensar de ese modo, ya que por el momento no cuento con nada que te asegure que me necesitas. Es solo mi palabra. Pero además, ¿no todo lo que he dicho ha sido cierto?

—Dame algo, por más mínimo que sea. Lo que pronuncies ahora decidirá si continúas con nosotros o no.

La forma de sus ojos se alargó, y si algo aprendí durante todo este tiempo, es que solo pasaba cuando sonreía. Al echar un vistazo en la dirección que contemplaba, descubrí que Samantha bajaba por la escalera.

—Plaza Roja —susurró, y no me tomó mucho tiempo dar con el significado de sus palabras, antes de que la mirada de Sam me encontrara.

—¿Qué relación guardas con él?

—Sé lo que piensas, pero replantéate la idea. Si yo quisiera matarte, en un principio, ni siquiera me hubiera tomado la molestia de sacarte de ese lugar.

—¿Qué es lo que buscas?

—Todavía no es el momento de que lo sepas. Pero te conviene mantenerme cerca cuando conozcas la verdad, porque entonces solo seré la única opción de escape que tendrás —dijo antes de contemplarme por última vez, acomodarse la gorra negra y marcharse. Al pasar junto a Samantha, me inquietó que la mirase, aunque hubiera sido tan solo durante un breve instante.

«Plaza roja».

Debía ser una broma. Después de todo, era uno de los lugares más famosos para visitar en Moscú-Rusia, el país donde nació Nikolai.

Tanto por su acento —que aunque no destacaba, en su momento me resultó familiar—, como por su reciente revelación, no me quedaba duda de que alguna situación del pasado, pudo haber unido a esos dos.


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