Día 6: La suavidad de tu sonido

Libre

Contiene +18.

Mención del TetsuHone, Dabishiga y Kiribaku.

Como todos los viernes, la pequeña habitación de cierto departamento está siendo ocupada por dos personas, de las cuales una de ellas está boca abajo en un camilla cómoda.

La espalda blanca de Denki es presionada por un par de manos firmes, las cuales están esparciendo una fina capa de delicioso aceite para facilitar el trabajo.

Las veladores encendidas en el cuarto realmente ayudan a poner un ambiente relájate, sumándole a ello la música que suena en la bocina de la mesita.

— Mmm...Juzo...

— Realmente estás muy tenso hoy. Eso no está bien, cariño.

— Juzo... Justo ahí...

— Dime, ese trabajo en las mudanzas te ha estado sobrecargando, ¿verdad?

— Un poco... Oh...

— Ya muchas veces habíamos hablado de eso. Sobre esforzarte —hace presión— no trae nada bueno.

—Ahh...

—Eso es, déjame saber lo bien que se siente.

Juzo comenzó a darle golpes con la parte lateral de su mano repetidas veces, haciendo que Denki ponga los ojos en blanco y suelte otro suspiro de alivio.

Moviendo sus manos con el toque perfecto, el chico albino está buscando cualquier nudo en la espalda del chico para aliviarlo y calmar su tensión, sintiéndose satisfecho al escuchar la voz relajada de Denki.

— Lo haces bien, cielo. Inhala y exhala —juguetea sobre su piel— ¿Te interesa que haga lo que te gusta? —ve su cabeza moverse— ¿Si? Ok, entonces relájate y respira profundo corazón, que está es la parte buena.

Llevando sus manos con presión, el chico se detuvo hasta una área bastante tensa, en dónde fue apoyando todo su peso y no se detuvo hasta escuchar un satisfactorio ruido en la espalda del rubio.

—¡Mierda! —respira agitadamente.

—Pobrecito, ya veo por qué tengo que venir a verte todos los viernes, porque tu tensión muscular es muy mala contigo —acaricia levemente— ¿Te gustaría que te pongas piedras calientes? Ayudarían a relajarte.

— Sí... por favor.

— Ok, si te duele enseguida las quito.

Con ayuda de unas pinzas, el masajista mide la temperatura de las piedras en su propia piel, asegurándose que la temperatura sea agradable al tacto.

Toma la piedra más grande y la deja con sumo cuidado en la parte baja de la espalda de Denki, provocando que este vuelva a gemir del alivio.

— Ay por Dios, Juzouu —exhala varias veces.

— Dejame ponerte las otras —se las coloca lentamente—. Eso es, ¿verdad que se sienten bien mi vida? —acaricia su cabello—. Te dejo relajarte, vuelvo en 15 minutos.

La respiración de Denki se va haciendo cada vez más calmada hasta que decide dormir un rato, sabiendo que su amigo vendrá a despertarlo después

Cuando Juzo sale del cuarto, suelta una pequeña risa y dirije su vista a una planta del pasillo.

— Uno, dos, tres por mi hermano menor escondido detrás de esa maceta y con un vaso en la mano para intentar escuchar tras la pared.

La cabellera negra se levanta algo enojada mirando con algo de rabia la mirada burlona de su hermano mayor.

— No creo que a tu amigo le guste saber que te la pasas escuchando sus sesiones conmigo.

— Y no creo que a tu novio le guste saber que a otros les dices cariño o corazón.

— Es diferente con mis clientes. Cuando se lo diga a Tetsutetsu es realmente porque lo amo. Además, suelo usar más los apodos de cielo o mi amor,sin mencionar que es al único al que le doy un beso después de decirle un apodo.

— Si tu lo dices. —Hanta suspira rendido— ¿Cómo está?

— Esta algo más tenso que la última vez, su espalda está muy contracturada. En serio, ¿por qué sigue trabajando en un lugar tan pesado?

— Es mientras el taller de Tomura está en reparación. Le ofrecí un pequeño puesto en el restaurante donde trabajo, pero se negó. Tal vez no debí decirle que me tendrían que bajar un poco el sueldo si le daban la vacante.

— Sabes que de hecho eso no está bien, ¿verdad?

— Y por eso me pagaron una pequeña indemnización con la que estoy ayudándolo a pagar tus consultas.

—Oye, tú eres mi hermano y el uno de mis amigos —alborota su cabello—. No es necesario que me paguen.

— Denki insistió. Sabe que eres un independiente y no quiere que pierdas dinero por él.

— Hablando de Denki, debe estar durmiendo ahora. En quince minutos lo levantaré y recogeré mis cosas. Si me disculpas, debo hablar con mi novio —se va con el teléfono en la oreja—. Hola cariño, ¿qué hay para la cena?

Hanta y Denki se conocen desde los 12 años, cursaron las mismas escuelas y han vivido juntos luego de salir de la universidad. En cuanto consiguieron sus primeros trabajos, alquilaron un departamento que piensan comprar algún día. Sin embargo, debido a una remodelación en el taller de pintura dónde trabaja el rubio, ha tenido que conseguir otro trabajo para ayudar con las cuentas, siendo el único disponible en una compañía de mudanzas. No hace falta agregar que su complexión física le dificulta mucho el trabajo.

Por otra parte, Hanta trabaja de mesero en el restaurante propiedad de sus amigos Eijirou y Katsuki, quienes enfurecieron con el ya despedido gerente al saber el "trato" que le ofrecieron con tal de contratar al rubio.

El hermano mayor de Hanta, Juzo, ha ayudado al dúo a vivir por su cuenta, ya que al también le tomó trabajo en sus primeros días junto a su novio. Una de esas ayudas es aliviar los dolores de espalda de Denki, asistiendo todos los viernes al departamento por esta razón.

Lo que Juzo desconoce es que su querido hermano menor está celoso. No por tener un mejor departamento o ser independiente, eso no le interesa en absoluto.

De lo que Hanta siente envidia es que sus manos provocan esos dulces sonidos de la boca de Kaminari. Esos hermosos ruiditos que salen de sus labios son como una melodía para él. Incluso una vez intento hacerse pasar por su hermano para atender a Denki, pero lo delataron sus zapatos de diseño de dálmata. Malditos zapatos tan cómodos, por su culpa lo descubrieron.

Está agradecido con Juzo por ayudar a Kaminari con su dolor de espalda, sin embargo, siente muchos celos de la recompensa que recibe al hacer eso: unos preciosos gemidos de Denki.

No puede evitar querer escucharlos e imaginarse el día cuando EL sea quien los provoque.

Tal vez ese día sea la siguiente semana.

Gracias a un día libre por parte de Katsuki —sospechosamente luego de celebrar su aniversario de bodas con Eijirou—, Hanta está completamente solo en el departamento, y aprovecha el tiempo para arreglar la camilla de su hermano, quien le pidió amablemente su reparación.

Viéndola fijamente, imagina por en segundo a Kaminari sobre ella, visitiendo solamente con una toalla en la cintura, jadeando suplicante y con su hermosa espalda brillando por el aceite. Siente su sangre subir por sus mejillas y termina los ajustes de la mesa, hasta que es interrumpido por el ruido de la puerta, saliendo rápidamente del cuarto.

—¿Denki? Pensé que terminabas a las 7 —se da cuenta de que son las 5.

— Pues, hoy pude terminar temprano —se lanza al sillón con una mueca—. Dios, tuvimos que llevar un montón de cajas al último piso de un edificio que tenía el ascensor en mantenimiento.

— ¿Te duele mucho?

—Siento mucha rigidez, no sé ni como llegué a casa en pie —solloza— ¿Crees que puedas llamar a Juzo? Necesito una cita ahora mismo. Tengo el cuerpo contracturado. Ayúdame —suplica. Esa carita podría obligar a Hanta a matar a quien quiera.

— Está —siente como si se le encendiera la bombilla—. Está bien. Yo lo llamaré. Tu vete a alistar. Pero... una duda —lo ayuda a levantarse-. En caso de que mi hermano no pueda venir, ¿me dejarías ayudarte? He aprendido mucho de él y puedo aliviarte aunque sea un poco.

—Sí, está bien. Si tú hermano no puede venir, hazlo. No creo poder aguantar mucho tiempo el dolor —se estira un poco—. Esperaré —va al cuarto.

Mientras lava algunos platos y tarareaba su canción favorita, Juzo percata que su celular le reclama atención y contesta rápidamente al ver que es su hermano menor quien llama.

— ¿Si?

— Juzou —sabe que usa ese tono cuando quiere algo—. Mi querido hermano mayor. Estás... ¿muy ocupado ahora?

— Pues, en realidad estoy lavando unos platos... —siente un apretón en sus caderas— ¡Hya!, ¡Tetsu, cálmate, estoy al teléfono! —regresa con Hanta—. Oye, ¿por qué la pregunta?

—Por nada. Es que pensé, ¿cuándo fue la última vez que tuviste una cita con tu novio en viernes? Es el mejor día de la semana para poder pasear con tu pareja.

El albino casi pierde la concentración al sentir las caricias en su cintura y besos en su cuello por parte de su novio, seguido de un par de cosquillas.

—¿Una cita con Tetsu? ,¿Me hablaste para eso?

— Y para decirte que —suspira rendido— ¿Te molestaría que atienda a Denki esta vez? Ya aprendí mucho sobre tus técnicas. No soy tan profesional como tú pero...

—Está bien. Solo si Kaminari lo quiere así. No lo fuerces o te voy a estrangular.

—Adios hermano, te quiero muchísimo —cuelga.

Juzo dejó su teléfono y rápidamente se dio la vuelta para recibir un beso por parte del peliplateado.

—En serio que me exiges mucha atención.

—Sabes que adoro tu atención. Y creo que quiero mucho más a mi cuñado —lo alza y se van a su habitación.

Fase uno, un éxito. Ahora vamos a la fase dos.

Jugueteando con el radio, Sero consigue una estación de música relajante y empieza a encender un par de velas, en área seguras, claro. No quiere lidiar con un incendio en la habitación, no otra vez.

Kaminari ya se encuentra boca abajo en la mesa, esperando pacientemente a su amigo, el cual está revisando las botellas de aceite y crema que pudo encontrar.

—Esta dice que es buena para el dolor muscular —lee la etiqueta— ¿Te parece bien?

—Si es de tapa roja, sí. Tomura le pone de esa a Touya después de un día duro en el trabajo.

—Y después él termina con dolor de espalda por el "agradecimiento" —Denki reprime una risa por el comentario.

El pelinegro se unta una buena cantidad en la palma de sus manos y lentamente se acerca al rubio, tratando de tranquilizarse antes de finalmente tocarlo.

Su piel es tan suave como lo habia imaginado. Es como acariciar el pelaje de un cachorrito o los pétalos de una rosa. Es increíblemente linda pese a estar demasiado tensa.

— ¿Se siente bien?

— Ah, sí —murmura—. Eres tan bueno como tú hermano.

—Tal vez un poco más —presume.

Sube y baja sus manos lenta y profundamente, clavando sus nudillos en algunas zonas contracturadas. En una parte del hombro, se topa con un nudo muy duro, por lo que usa ambas manos para apretarlo y deshacerlo.

Y es ahí donde finalmente escucha ese tan deseado sonido. Esa dulce voz liberando el estrés acumulado y dejando salir una suave nota de alivio.

— Hah~ —es algo pequeño, pero es la primera vez que lo puede escuchar directamente, sin necesidad de espiar por la pared.

— Vaya, de verdad estabas demasiado tenso. Me alegra mucho poder ayudarte esta vez.

— Y me alegra que tengas unas manos tan geniales —vuelve a gemir.

Pobre Denki.

Arrastrando la parte baja de sus manos, Sero recorrió toda la longitud de los omóplatos salpicados de pecas y buscó todos los nudos posibles para deshacer. Se sienten como unas montañitas y, por más curiosa que se sienta la fricción, sabe que estas son realmente dolorosas, por lo que no duda en apretar y esperar a que estas se deshagan.

De pronto, de la boca de Denki sale un sonido similar a un grito ahogado, provocando que Hanta separe sus manos rapidamente y se sobresalta.

— ¡¿Estás bien?!, ¡Perdona, no fue mi intención!, ¡Pediré ayuda!

— ¡No, no, no, no, no, no,no! —levanta el rostro—. Es que... dolió un poco. Tranquilo, no es la primer vez. Juzo dijo que algunas veces dolería un momento.

— ¿Seguro? —le asiente—. Esta bien, te pido perdón otra vez.

—Des-descuida... solo es que... me sentí tan... aliviado —devuelve la cara al reposador.

Ya con un poco más de calma, Hanta decide no ejercer mucha fuerza en el deslizamiento, aliviando de forma muy delicada los dolores de Denki, escuchando esos suspiros de alivio que tanto adora.

—Oh por Dios... justo ahí — reclama al sentir sus manos en su espalda baja.

—¿Quieres un poco más de fuerza?

— Por lo que más quieras, aprieta un poco más

— Lo que... —dibuja una pequeña sonrisa—. Tus deseos son órdenes, cariño.

Imitando la famosa técnica de Juzo, Sero fue apoyando su peso en las manos colocadas en la espalda baja de Kaminari, deteniéndose al escuchar el ajuste de sus huesos.

—¡Dios!, ¡Hanta! —alza el rostro del reposador.

—¿Se sintió bien?

—Como... el cielo —se vuelve a acomodar.

Apoyandose con fuerza, el improvisado masajista sube y baja sus manos por toda la espalda de Denki, quien cada vez más alza la voz por la relajación y el placer que está sintiendo.

En un momento, sin querer desliza la toalla blanca y puede ver su muy gordito y bonito trasero. Contempla ese hermoso lugar un segundo, antes de lamerse los labios y dirigir sus manos a esa zona.

— Parece que tienes mucha tensión aquí, ¿eh?

—Han...

—Dime, ¿te esta doliendo?

Por el puerto de la mesa, Denki tiene las mejillas teñidas de carmín y la mirada hacia algún lado, pese a no poder nada más que el suelo de madera de la habitación. Muerde su tierno labio y se queja al sentir otro movimiento en sus glúteos.

—Repito, ¿te duele?

—Yo... em... sí me duele pero... —sonríe—. No quiero que pares, Hanta.

Aprieta y aplasta suavemente como si se tratara de una masa. Su redondo y bonito trasero, ese que podría estar mirando por horas y sentir el mismo deseo. Aquel lugar tan suave como toda su piel. Y, la mejor parte: esta parte es exlusivamente para el.

—Me estorba tu toalla —comienza a quitarsela.

—Mi ropa interior también lo hace —muerde un poco su labio—, quítamela.

—A tus ordenes, mi amor.

Ahora sí, tiene esa vista tan hermosa y cremosa que tanto ama. Grande, firme y muy antojable. Toma un poco de aceite en lugar de la crema, y deja caer varias gotas en el lugar, provocandole respingos al chico de la mesa.

Con más movilidad, Hanta mueve sus manos lenta y tortuosamente alrededor de la zona para masajear, aumentando la velocidad de a poco, mientras que la boca de Denki comenzaba a abrirse un poco más.

—¡Ah, sí, justo ahí! —saca la cabeza— ¡tengo tanta tensión allí!

—Entonces vamos a quitartela —separa sus manos— con lo que tanto te gusta.

Un golpe húmedo se escucha por la habitación, seguido de un gemido por parte del rubio. Otro golpe le da a su lado derecho, enrojeciendole los dos pares de cachetes, y no hablo solo los de la cara.

—Denki... —se acerca aun manteniendo sus manos en su trasero—, ¿haz oído del final feliz?

—Será el más feliz si me lo das tú.

Usando un aceite seguro, Hanta empapa su mano y lentamente va metiendo sus dedos en la entrada de Denki, quien acomoda los brazos y saca el rostro del reposador, gimiendo al sentir la entrada húmeda y algo caliente. En ese momento, siente más peso en la camilla, y se da cuenta de que Hanta se ha subido, con el pantalón abierto y el interior bajado, mostrando su ya despierto y mojado miembro.

Limpia su mano con la tela de la camilla y toma gentilmente la boca de Denki antes de acercarla y depositar un beso en ella. No se despega ni siquiera cuando se introduce en su pareja.

Con un poco de aceite sobrante, acaricia y aprieta levemente sus pezones mientras empieza a prepararse para estocar. Denki no puede mantener los labios juntos y gime con fuerza, soltando lágrimas y un poco de saliva por el placer en su punto G y pectoral.

—Más... más rápido... —hace la cabeza hacia atrás al sentir una fuerte embestida—, ¡Oh Señor, justo allí!

—Y pensar que... ngh... Juzo piensa que solo somos amigos.

Porque Juzo podrá ser el hermano mayor que prácticamente crió a Hanta y que tiene a Denki como su cliente y amigo favorito, pero desconoce un pequeñísimo detalle acerca del par.

Ellos en realidad son pareja incluso antes de que el y Tetsutetsu se conocieran.

Después de un descanso, darse un baño y relajarse un poco, Hanta y Denki se recuestan en su cama, listos para dormir y aprovechar su fin de semana. Denki solo viste con un sueter extra largo y su ropa interior, mientras Hanta solo tiene puestos sus pantalones.

Aun así, ambos estan tapados con la comoda sabana.

—Dime, ¿te sigue doliendo algo?

—Nada, por ahora. Mañana seguramente me doleran las caderas y espalda baja.

—Pues no te preocupes, aquí tienes a tu gran masajista para ayudarte.

—No puedo creer que me ofrecieras un masaje con final feliz solo porque tenías celos de que gimiera en las sesiones de masaje de tu hermano,

—Entiendeme, es que adoro mucho tu voz suave, y me molestaba no poder escucharlas mejor.

— ¿Por qué no simplemente le dices que tu y yo estamos juntos desde los 15 años?

—Se lo dire pronto, lo juro —besa su cabeza—. Solo es que no será fácil confesarle que tu y yo hemos sido pareja desde hace 9 años. Mucho menos que tu y yo ya no somos virgenes desde hace 5 años.

—Pff —se acuesta en su pecho—, sin embargo, es increíble que contigo todo se sienta como la primera vez. Me encanta cuando hacemos el amor —se acurruca.

—Sí, lo mismo digo. Buenas noches, corazón.

El cuarto quedó en completo silencio y tan solo se oyen las respiraciones de la pareja acompañados de la iluminación de la Luna llena. Se sienten tan tranquilos y felices...

Pero, en ese momento, Denki abre los ojos asustado.

—Hanta, cielo... ¿te pusiste protección?

—¿Hm? —se medio levanta—, ¿qué dices?

—Responde, ¿te pusiste condón antes de empezar?

Gracias a esas palabras, el pelinegro finalmente reacciona para darse cuenta de su pequeño descuido, de darse cuenta de que nunca se puso la protección y que, además, dos veces se corrió dentro del doncel.

—Creo que tendremos un pequeño problema.

—O una pequeña bendición.

EXTRA:

Más temprano en una cafetería.

—Gracias por traerme por un café, aprovechando que tengo esta tarde libre —Juzo se hace hacia atrás en el respaldo.

—Te mereces algo para recuperar energías después de lo que hicimos.

—No hicimos mas que besarnos hasta el cansancio.

—Aquí esta su orden.

—¡Eijirou!

—¡Tetsutetsu!

El pelirrojo y el peliplateado se levantaron para abrazarse, ya cuando las bebidas estaban servidas en la mesa.

—Hace tiempo que no nos veíamos.

—Sí, lo sé. Es que Katsuki y yo tomamos unas vacaciones antes de nuestro aniversario. Nos fuimos el fin de semana a un lindo spa, más que nada para relajarlo por los últimos meses, ¡ya falta poco para tener a nuestro bebé en brazos!

—¿Y cómo ha estado Katsuki? —pregunta Juzo.

—Pues hoy se sintió un poco mal, por eso faltó al trabajo hoy. No saben lo que me costó hacerlo quedarse en la cama. Hoy tengo que llevar un pastel de vainilla y, ¿conocen posturas cómodas?

Juzo detiene a su novio antes de que diga algo más.

—En fin, debo irme. Fue un gusto verlos chicos —se retira para atender más mesas.

 —Por cierto, ¿como crees que estén Hanta y Kaminari?

—De seguro bien. Hanta es un buen tipo, estoy seguro que estará tratando bien a Denki.

—Eso espero, si no, el y yo tendremos una muy seria "conversación".

—Hablando de conversación, ¿cuando le piensas decir a Hanta que en 7 meses va a ser tío?

Ok, se que desde hace tiempo debí haber subido este capítulo.

Y pensar que creí tener el control y actualizar diario la week. TwT.

CURIOSIDADES.

1-Es canon que a Juzo le gustan los masajes, dar y recibirlos.

2- No me importa con quien shipeen a Tetsutetsu, ya sea con Monoma o Kendo, mi OTP de este personaje es TetsuHone.

3- Tenía tantas ganas de hacer este capítulo, ¡fue de mis ideas favoritas para la week!

4- Es un mpreg, de la nada se me ocurrió darle ese giro mientras se me  ocurría el final.

5- Este es el día más largo con más de 3000 palabras.

6- Ninguna técnica vista en este capítulo está médicamente respaldada. Consulta a un profesional, a algún libro o a San Google.

La razón por la que no he estado escribiendo tanto es que me estoy preparando para la universidad (de hecho mañana empieza la orientación)

Yo jure terminar esta week, y no será a finales de año, no señor.

Las haré sentir orgullosas, Tori_Lovegood
Y
tatianalucia89

Próximo capítulo: Lo único que me importa en esta jodida vida.

Sayonara, Woxi fuera.

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