Capítulo 6
HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
LLEVO ESCRIBIENDO ESTO DESDE HACE UUUUUUUUUUUFFFFFFF ASI QUE NO VOY A HABLAR MÁS Y SOLO LES DARÉ LO QUE QUIERAN
ESO SI, COMO YO YA HICE MI PARTE USTEDES HAGAN LA SUYA Y ESO ES DARME AMOR VOTANDO Y COMENTANDO <3
_____________________________________________________________________________
-Entonces el plan de Violett no resultó - anunció Mikah entrando a la estancia en donde Ratko se encontraba fumando en el balcón del lugar que era su escondite.
-Igual iba a fallar - tomó una calada y resopló botando el humo por la nariz.
-¿No tienes fé en ella? - preguntó el pelirrojo recostandose en la baranda. Sonó un tanto ofendido.
-Violett es buena cazando - contestó tomando una calada más - Pero su plan tenía muchas fallas, además ¿A ti que te importa? es mi hija, no tuya - imágenes de la madre de Violett cruzaron la mente de Ratko, muchos pensarán que se trataba de una especie de un sentimiento de nostalgia, pero no, era solo un recuerdo lleno de mentiras y manipulación hacia la pobre mujer, le causaba gracia en realidad. Así era Ratko Inferno, un perfecto psicópata.
Por otro lado, a Mikah le resultaba un poco triste el hecho de que Ratko metiese a su propia hija en su juego perverso de poder. Sentía un sentimiento de protección hacia la chica, desde niña le había hecho compañía y le enseñó muchas cosas, sentía la necesidad de brindarle la imagen de una figura paterna dado a que Ratko nunca lo había sido para ella y una vez aprendió a usar sus poderes, se convirtió en un peón más.
-Bueno, pues tu nunca lo has sido para ella - las palabras salieron al viento casi sin pensar, como vómito verbal. Ratko apagó el cigarrillo con el zapato e ignoró el comentario de Mikah y antes de adentrarse a la mansión.
- Vamos, tenemos una princesa que secuestrar - evidentemente Ratko se había dado cuenta del lazo afectivo que había entre su hija y Mikah, se encargaría de eso después. Por otro lado, Mikah gruñó en resignación y siguió al demonio.
Volviendo a Nueva York, Sienna no podía creer que Daena tuviese un hijo adulto, no parecía un hijo, parecía un hermano ya que era absurdamente hermoso igual que la pelirroja a la que estaba vinculada.
-¿Hijo? - repitió incrédula - ¿Cómo es que nunca me dijiste que tenías un hijo? - le recriminó.
-A decir verdad nunca salió el tema a colación - contestó con simpleza luego de darle un beso de bienvenida a Sckarn. y luego este fue a darle un abrazo a su hijo.
-¡¿Que?! - se quejó - Además ¿Cómo es que tienes un hijo? ¡Un hijo adulto! - se sentó confundida en el sofá, Daena se sirvió un trago para luego sentarse a su lado.
-Verás, cuando un demonio y una demonio se quieren mucho, poseen tanta pasión - Sienna negó y trató de silenciarla - Vamos, creí que les daban la charla. Además no huelo nada virgen en ti - Kaleb bufó y se dirigió a las habitaciones junto a Sckarn, Sienna giro los ojos.
-¡Basta! - espetó molesta - No me referia a eso. Me referia a que tienes un hijo adulto y tu pues... - la señala de arriba a abajo.
-Se te olvida un minúsculo, pequeñisimo y evidente detalle - se acercó a la chica casi tocando sus narices - ¡Soy inmortal! - dicho esto, le tocó la nariz con el dedo y bebió un sorbo de whisky - Ahora ¿me puedes explicar como es que estas perfectamente bien? - preguntó la inquisidora de Daena Verona D'lourdeth Inferno dándose cuenta que ya no podía percibir la sangre de la herida en la cabeza de Sienna.
-No lo se, quizás solo me golpee la cabeza y me desmayé - se encogió de hombros - Supongo que el accidente no fue tan grave. Aunque la inconsciencia te hace tener alucinaciones muy vívidas
Daena se bebió por completo el líquido ambarino y acercó la cabeza de Sienna con las dos manos y revisó su cuero cabelludo, no había rastros de herida. Estaba completamente... sana.
-¡Oye! ¿Qué te pasa? - la alejó y Daena estaba confundida.
-Sienna, tenias una herida muy grande y una contusión con traumatismo - le aseguró. Sienna se colocó de pie y empezó a caminar en círculos, todo le daba vueltas, la visión con Enrico, haber sanado de la nada una herida muy grave y que su vida se estaba volviendo más rara cada vez.
Daena la detuvo para reconfortarla, pero Sienna la empujó.
-Por favor, no - su respiración estaba acelerada y sus manos temblorosas.
-Oye tranquila - levantó las manos en rendición.
-¡No! - gritó - ¡No puedo estar tranquila! - sus enormes ojos estaban bien abiertos, tenía un aspecto frenético - ¡No con todo lo que ha pasado en las últimas horas!
¿A qué te refieres? - cuestionó Daena sirviéndose otro trago.
-De acuerdo - asintió quitándole el vaso a Daena y dando un sorbo que la hizo arrugar la cara, esa cosa era muy fuerte - Recapitulemos, primero tuve un accidente en el que por poco muero pero no, estoy vivita y perfectamente bien como si nada hubiera pasado; luego tuve un sueño o alucinación con un viejo ancestral que dice ser mi abuelo - la apuntó con el dedo después de dar otro sorbo, estaba exaltada al borde de la histeria - ¡No, mi tataratataratatara abuelo Enrico que me vinculo con una demonio inmortal con un hijo ridículamente ardiente! - la última frase hizo que Daena enarcó una ceja, celos de madre le dicen. Por otro lado, le atrajo poderosamente la atención que hubiese hablado con Enrico.
Con suma delicadeza, le quitó el vaso de alcohol a Sienna y la sentó de nuevo en el sofá, estaba muy exaltada y necesitaba preguntarle sobre Enrico.
-¿Hablaste con Enrico? - Sienna resopló cansada dejándose caer hacia atrás.
-Si, eso creo... - murmuró.
-¿Eso crees? - inquirió.
-Si, osea no fue una conversación como tal - se estrujó los ojos soltando un suspiro - Me dijo que buscara la verdad y que lo que nos une lo liberará - Daena se quedó pensativa, recordó esa frase cuando la marcó con la marca que la vinculaba a Sienna, pero lo que más le agitó la mente fue el que le dijera "Busca la verdad"
Recordó a Karen disculpándose en el hospital, Sienna estaba completamente sana. Algo no encajaba...
-¡Oh por Dios! - exclamó Sienna de pronto y Daena sintió la molestia usual ante escuchar aquel nombre.
-Maldición Sienna ya te dije que ocurre cuando escuchamos eso - regañó dándole un ligero manotazo en el brazo - Además ¿Qué rayos te pasa ahora?
-¡Lo siento! - se disculpó - Es mi mamá ¡tuve un accidente! Ella es enfermera ¿A qué hospital me llevaron? ¿Ella lo sabe? ¡Ha de estar jodidamente preocupada! - chilló tomándose de las sienes.
-Para mala fortuna nuestra, te llevaron al hospital donde casualmente ella trabaja - dijo con disgusto - Maldito destino - Sienna se llevó las manos a la boca preocupada - Y obviamente, lo supo - explicó - Pero, ya no.
-¿Qué? - negó confundida - ¿Como qué "ya no"? - preguntó haciendo unas comillas con sus dedos.
-Simple, le borre la memoria... - Sienna suspiró resignada cerrando los ojos - Igual que a todo el maldito hospital, no hay rastro de que estuviste en el hospital - se estiró levantando los brazos y dejándose caer - Ah y quemé tu expediente médico y las radiografías y tomografías - le dedicó una sonrisa abierta - ¡Sienna Murphy nunca estuvo en el hospital ayer!
-Te lo agradezco - respiró aliviada.
-Ahora, ve a comer algo - le ordenó - Tenemos que hacer algo más tarde.
-¿Iremos a buscar a otro hijo acaso? - bromeó, Daena frunció el ceño y su mirada se volvió un poco triste y sombría. Se levantó del sofá y antes de adentrarse al pasillo para tomar una ducha, le dijo.
-Ve a comer y luego refrescate. Nos vamos en unas horas - la voz seca y distante le pareció tan extraña, Daena tenía un carácter fuerte, pero ante todo tenía buen humor, sobre todo al comer y teniendo a Sckarn cerca.
Ya le preguntaría después sobre su reacción.
Su estómago rugió por lo que decidió prepararse algo de comer.
Sacó de la nevera ingredientes para hacerse un sándwich y se dispuso a prepararlo.
Sin querer y sin pensarlo mucho, su mente proyectó la imagen de Kaleb en su cama, como estaba medio desnudo, sus tatuajes, su tersa piel. Toda la imagen de aquel demonio con aspecto de ángel, entonces se imaginó besando esos labios carnosos de aspecto jugoso.
La vision era tan distractora que no se había dado cuenta que estaba embarrando su mano de mostaza, fue entonces que el resoplido de una risa la sacó de su ensimismamiento.
-No sabía que los humanos usaban la mostaza de crema humectante - la voz divertida de Kaleb la sorprendió a su lado, se encontraba solo con unos jeans y el torso tatuado desnudo, estaba recostado en uno de los gabinetes de la cocina con los brazos cruzados.
-¡Mierda! - gritó viendo toda la mostaza derramada. Abrió la llave del lavabo y empezó a limpiarse toda la mostaza.
-Estabas a punto de babear - rezongó Kaleb tomando un trapo ayudándola a limpiar la encimera - Me pregunto ¿En qué pensabas?
-¡En nada! No es tu asunto - respondió atropellando las palabras.
-Dime la verdad, estabas pensando en mi ¿o me equivoco? - picó colocándose frente a ella cuya reacción fue apartar la vista después de chocarlo pegando su cara en su pecho por un milisegundo.
-¿Qué? ¡Claro que no! - lo esquivó, pero el dejó el trapo en el fregadero y la acorraló contra la encimera y acercándose a ella cuyo corazón latía a mil por hora - De acuerdo estás muy cerca - murmuró sin aliento con los nervios a flor de piel, estaba más nerviosa que de costumbre.
-¿Sabes? Si me quieres ver desnudo esta vez, solo tienes que pedirlo - Sienna se ahogó con su propia saliva ante eso ¿Acaso le había leído la mente? ¡Qué vergüenza! sentía la cara caliente por tanta sangre que subió a su cara al ruborizarse.
-¡¿Qué?! - soltó casi sin voz mientras aprovechaba su baja estatura para librarse saliendo por debajo de uno de los brazos del demonio, él la siguió con la mirada muriendo por dentro de la risa - ¡Tú estas loco! y yo debo ir a darme un baño y tú... ¡Deberías ponerte más ropa! - lo apuntó con el dedo tembloroso, él enarcó las cejas - Como un suéter ¡Si, un suéter! y... ¡Una bufanda! - el aspecto frenético y psicótico de Sienna en este momento le provocó gran diversión mientras la chica se dirigía a su cuarto mientras lo apuntaba con el dedo.
Mientras Sienna se daba un baño y recuperaba el aliento y relajaba sus usuales nervios, alterados por aquel demonio.
Kaleb quiso hacer una ofrenda de paz y le preparo un sandwich de pavo y queso, entre otros ingredientes y junto al plato le dejó una nota
"Bon appétit"
PD: Me veo igual de ardiente en suéter y bufanda K.
Sonrió y se fue a la parte de arriba del penthouse a fumar y disfrutar de la vista neoyorkina.
Daena le había dejado ropa, de la suya en la cama. No fue tan malo ya que era un par de jeans oscuros y una camiseta, algo escotada para su gusto.
Se deslizó en los jeans y como estaba tan acostumbrada a usar pantalones muy holgados, los pantalones de Daena le parecieron tan ajustados como una segunda piel ¿Cómo lograba entrar en ellos? Era ridículo porque también le quedaban muy largos, pero nada que hacerles un dobladillo y meter la tela sobrante dentro de sus botas no resolviera el problema.
Una vez superados los jeans, se dio paso con la camiseta, se miró al espejo y podía ver claramente su brasier, entonces se volvió a preguntar ¿Cómo es que no le importa que le vean los pechos? Ya que Daena solía usarlos con bralettes de encaje.
Corría la camiseta hacia atrás y ya no se veian sus pechos, pero si su abdomen. Después de un rato de batalla con la camiseta, divisó a través del espejo, arrojado en el suelo algo negro.
Se acercó y al recogerlo se dio cuenta que era un suéter, de tela muy suave y algunas roturas e hilachas, pero que eran parte del diseño de la prenda.
¡Bingo! se la colocó y tapaba todo lo que no quería que se viera, pudo percibir un ligero aroma a tabaco y otras especias, no le desagrada, le resultaba intrigante e interesante cómo se mezclaba con el otro aroma en la prenda, levantó el cuello del suéter e inhaló profundamente, era colonia masculina, era delicioso y calentito.
Fue a la cocina una vez que se percató de que no había moros en la costa y al llegar, encontró un sándwich que se veía delicioso junto a una nota, le causó gracia y volvió a ruborizarse al ver la encimera y recordar como lo tuvo tan cerca, sin mencionar lo que le había dicho.
Guardó la nota en el bolsillo trasero de los jeans y se dedicó a comer.
Sckarn abrazaba a Daena consolandola, había quedado un tanto afectada por la pequeña "broma" de Sienna, ella es inocente de todo, no la culpa... pero era un tema que le entristece de sobremanera.
-Lo siento, no te di la bienvenida - se disculpó en su pecho, Sckarn acariciaba su roja y larga melena.
-Esta bien, mi amor - contestó depositando un beso en la coronilla de Daena. El también se veía afectado, pero debía ser fuerte por ambos - Kaleb me contó que la pasó increíble en la corte de Alexandriu - le comentó.
-Me alegro, espero que no me lleve allá por el viaje que le debo - contestó. Sckarn rió.
-Quizás te lleve a algo más exotico que unas montañas solitarias y frías llenas de perros - esta vez Daena rió - Eso es lo que quería escuchar - acunó su rostro observando su sonrisa para luego darle un beso lleno de amor y devoción - Todo irá bien algún día, mi amor... te lo prometo.
-Eso espero... - se volvió a abrazar a su amor - Duele demasiado, ya no lo soporto.
-Lo sé, lo sé - contestó con ternura - ¿Quieres darte un baño caliente conmigo? Así me cuentas que ha pasado últimamente y yo te cuento que fue lo que encontré?
-Me encantaría - dicho esto, Sckarn la tomó en brazos provocando en Daena un par de carcajadas.
-Traje varios diarios del clan Maxwell - dijo Sckarn bajando a Daena para abrir la llave de la bañera - Encontré algunas cosas interesantes.
-Que bien, te lo agradezco, amor - contestó al mismo tiempo que se desvestía - Por ahora no hablemos de eso - se acercó a Sckarn para besarlo al mismo tiempo que lo ayudaba a terminar de desvestirlo - Te he echado de menos y quiero relajarme por unas horas con mi esposo.
-Pues ven aquí, ma belle - la envolvió en sus brazos y entre besos apasionados se introdujeron en la bañera llena con agua tibia.
Sienna se encontraba en su cuarto revisando su teléfono una vez lo conectara al cargador y el aparato reviviera, tan pronto como se encendió empezó a vibrar como loco, tenía un montón de llamadas perdidas, docenas de mensajes de Lexi y su amigo Kent, estaban preocupados y estaban buscándola.
El mensaje que más la inquietó fue el último de Lexi
***
Lexi:
Sienna ¿Qué rayos, dónde estás? Necesito hablar contigo. Es sobre el caso Matt.
***
¡Rayos! tenía que arreglar esto con Daena lo más pronto posible, sin mencionar que no es justo para Lexi que la pase tan mal.
Quiso responderle, pero terminó eliminando el mensaje y encendiendo su laptop después de sacarla de su bolso. Tenía deberes que cumplir en la academia.
Sin darse cuenta, pasaron horas hasta que Daena apareció por la puerta.
-¿Lista? - Sienna levantó la mirada de la pantalla, estaba muy concentrada en la documentación sobre la catástrofe que fue la restauración del Ecce Homo de Elías Gracía Martínez por Cecilia Gimenez.
-Si - escribió rápidamente las últimas palabras y cerró la portátil.
-Bien, vamos - le sonrió - ¿Qué hacías allí?
-Un análisis sobre la restauración de una pintura que salió muy mal - contestó estirándose, llevaba mucho rato en una misma posición.
-Oh, dices la de la anciana ¿verdad? - preguntó tomando unas llaves de un compartimiento.
-Cecilia Gimenez, si fue un desastre - rio.
-Si que lo fue - ambas se giraron al escuchar la voz de Kaleb que hacía su aparición a la estancia deslizándose una camiseta - Voy con ustedes.
-Por mi esta bien, cariño - Daena estaba tan de buen humor que se sentía flotando en una nube - Por cierto, Sienna... te sientan bien mis pantalones - le guiñó el ojo y siguió su camino hacia la salida.
-Si, no se como haces para entrar en ellos - bromeó - Es como una segunda piel.
-Para empezar son confeccionados a mi medida - contestó colocándose unos lentes de sol.
-Digamos entonces que tuviste suerte - finalizó Kaleb girando su cara en dirección a Sienna cuya respuesta fue evadir su penetrante y profunda mirada azulada.
Una vez en el estacionamiento privado Daena se dirigió a una camioneta lujosa de color oscuro, estaba reluciente y hermosa.
-Ah con que la Cadillac - señaló Kaleb feliz - Es una de mis favoritas.
-Es porque es tuya - respondió con cariño Daena introduciendose en el asiento del copiloto después de lanzarle las llaves a Kaleb y este las tomara en el aire.
Sienna estaba a punto de abrir la puerta del asiento trasero cuando la mano de Kaleb la interrumpió y la abrió él mismo.
-Los modales hacen al caballero - Sienna lo miró por un segundo y él le sonrió.
-Gracias - le respondió la sonrisa con una devuelta y se introdujo al asiento y antes de cerrar la puerta le susurró al oído.
-Me encanta como te queda mi suéter.
Sienna sintió un hormigueo en su columna y se quedó viendo las mangas del suéter que ahora sabe de quién era y se sentía avergonzada, pero entonces un pensamiento cruzó su mente.
Ese es su aroma y era... embriagador.
Tenía que disculparse con el por comportarse como una completa lunática, el no había sido más que amable con ella. La trajo del hospital, le hizo un sandwich y ahora la deja usar su suéter... lo haría después, a solas; por más nerviosa que la pusiera.
Bajo la música del auto, Kaleb conducía por las calles de New York y dirigía fugaces miradas por el retrovisor para observar a Sienna mirar por la ventana distraída y dibujar algunas garabatos en el vidrio empañado que provocaba la calefacción del auto mientras afuera llovía a torrenciales.
Daena había introducido la dirección de la casa de Sienna en el GPS y después de algunas horas de tráfico por lluvia llegaron a la entrada de la casa.
-¿Qué hacemos en mi casa? - preguntó Sienna.
-Atar cabos - contestó Daena saliendo del auto subiendo el cuello de la chaqueta para cubrirse. Kaleb la secundo y Sienna salió de último.
-¿De qué hablas? - preguntó frotándose las manos debido al choque de frío del exterior.
-Sienna, necesitamos respuestas - espetó tocando el timbre repetidamente - ¿Que pasa? Creí que ya había terminado su turno en el hospital.
-De haber sabido que veníamos hubiera traído mis llaves - al rato Karen abrió la puerta.
-¿Que rayos pasa que...- Daena paso a un lado adentrándose en la casa, Kaleb esperó a que Sienna entrara primero - Daena, hola ¿A que se debe esta visita? Estaba recuperando energías mi próximo turno es en diez horas.
-Hola mamá - saludo Sienna. Kaleb cerró la puerta a sus espaldas y sacudió su cabello con la mano.
-Hola cariño, iré por toallas para que se sequen - dijo cariñosamente mientras desaparecía por un pasillo.
-Eso fue algo grosero, Daena - le recriminó el cómo entró a la casa.
-Oh lo siento no sabia que estabas disfrutando el diluvio que hay afuera - contestó con sarcasmo - Tengo zapatos que no se llevan bien con la lluvia.
Karen volvió con toallas y las repartió para todos.
-¡Vaya! eres muy apuesto - comentó al ver a Kaleb que le respondió con un guiño en agradecimiento.
-¡Mamá! - regañó Sienna.
-¿Qué? Tengo ojos, Sienna - dijo con una risita.
-Unos muy bonitos - adulo Kaleb revolviendo su cabello con la toalla, Karen soltó una risita nerviosa.
-Si, todos tenemos ojos muy bonitos - Daena le devolvió la toalla mojada a Karen y tomó asiento en el sofá, su mirada era muy seria. Muy distinta a la Daena que estaba en su casa antes de salir - Tenemos que hablar, Karen.
-De acuerdo, les prepararé té. Deben estar muriendo de frío - dijo con una sonrisa.
-No necesitamos té, Karen - Daena cruzó una de sus largas piernas y colocó sus manos en su regazo - Siéntate.
-Daena... - llamó Sienna, Daena la ignoró. Karen se sentó frente a ella como una niña que va a ser regañada por sus padres después de hacer una travesura. La voz de Daea era dura y severa. Muy diferente a la primera vez que Daena se coló en la casa de Sienna y habría dejado encantada a Karen debido al carisma que la demonio desbordaba ese día.
-¿De qué quieres hablar? - Karen era cautelosa al respecto - ¿Esta todo bien con Sienna? ¿Hice algo que te molestara?
Daena fue directo al grano.
-Háblame del padre de Sienna.
Karen tragó grueso. Sienna habló.
-Daena, mi padre me abandonó en cuanto nací - el tono de voz de Sienna era de indignación - No hace falta que traigas eso a colación, le afecta mucho a mi madre ¿No ves?
-Bien, entonces háblame de la pequeña Sienna - Daena no se vio afectada, Kaleb se había ido al patio trasero a fumar - De cuando era un bebé.
-Oh, era tan adorable, tanto como ahora - le sonrió - Siempre ha tenido ese aspecto delicado, cada vez que la veía dormir en su cuna se me derretía el corazón. Supe que estaríamos juntas para siempre desde el momento en que llegó.
-Supongo que la espera se le hizo larga, sin mencionar el parto ¿Verdad? - los interrogatorios de Daena se habían perfeccionado a medida de su pertenencia en la corte Inferno, era mordaz para encontrar respuestas.
-Emmm... - Karen bajó la mirada hacia el nudo que eran sus dedos, estaba nerviosa.
-Como madre podría comprenderla - frunció el ceño - Sabes, Karen... para una mujer embarazada es muy importante tener cerca al padre de nuestro futuros hijos. Imagino que al menos el padre de Sienna estuvo con usted durante el embarazo - suspiró - Pero es muy diferente ya cuando el bebé está fuera de nosotras ¿Verdad? ¿Qué le parece si me cuenta cómo fue su embarazo?
-¡Daena! - Sienna se sentó al lado de su madre para confortarla - No tienes que responder eso.
-No, pero si tengo que responder otras cosas - susurró con ojos llorosos - Tras acabar la secundaria, pude conseguir una beca en el University College of Nursing aquí en Nueva York, yo era de un pequeño poblado de Colorado, Telluride.
>>Mi padre había fallecido cuando yo era pequeña, solo éramos mi mamá y yo, no teníamos mucho, pero yo me esforzaba mucho en la escuela. Así que en cuanto recibí la carta de aceptación de la escuela de enfermería aquí en Nueva York, empaqué lo que pude y vine a cumplir mi sueño - se acomodó la bata para abrigarse un poco más y continuó - Estuve varios meses viviendo en las residencias del campus hasta que hubo un recorte de fondos y mi beca estuvo comprometida, no podía costear una habitación y tampoco iba a tener techo - Daena escuchaba atentamente, inmóvil en su puesto al igual que Sienna, ella jamás había escuchado nada de esto. Para ella, toda su vida había sido en Nueva York y en esa casa, le resultaba inspirador cómo su madre logró salir adelante y cumplir su sueño que era ser enfermera.
-Fue entonces que me planteé pausar los estudios y dedicarme en un trabajo, fue entonces que un día, mientras servía cafés en una cafetería cerca del Central Park, un hombre de traje entró y dejó un aviso de que solicitaban personal de limpieza para una familia de buenos recursos, miré la paga y era absurdamente superior a mi paga en la cafetería, además de que no tendría que pagar alquiler ni comida. Al día siguiente fui a la dirección del aviso, era en Cold Springs así que tuve que tomar el tren y luego un taxi, al llegar era una casa enorme, una mansión mejor dicho.
>> Al entrar me presentaron a quienes serían mis nuevos jefes, los señores Julian Shepard y su esposa Abigail Williams. Eran las personas más amables que había conocido en mi vida, me enseñaron cuales serian mis labores y cual seria mi cuarto, la casa era impresionante, muy hermosa y a mi parecer muy limpia, ni se por qué pedían personal de limpieza, estaba incluso más limpia y ordenada que pues... - señaló alrededor de su propia casa - Esto...
-¿Por qué nunca me contaste nada de esto? - la interrumpió Sienna y cuando Karen estuvo a punto de responder, Daena intervino.
-Por favor Karen, continúa - apuntó a Sienna con la mirada helada - Tu no la interrumpas.
-De acuerdo - se aclaró la garganta, Sienna le dedicó una mirada de disgusto a daena, mirada que obviamente ignoró - Tal cual dije, los señores Shepard eran las personas más amables que había conocido, verán en cuanto me preguntaron que si estudiaba dado a mi edad, les comenté lo ocurrido con mi beca y ellos sin preguntarme más nada sobre mí decidieron cubrir los gastos del resto de mis estudios - sus ojos se cristalizaron y limpió una lágrima fugaz - Eran unos santos, era como un milagro.
Daena al escuchar esas palabras relacionadas a la divinidad rodó los ojos con hastío y molestia.
-De acuerdo, Karen es muy conmovedor y me encanta que pudieras salir adelante - cambió de pierna y se acomodó en el sofá pasando la mano por el cabello - Pero eso qué tiene que ver con Sienna y su padre.
-Creí que no teníamos que interrumpir - señaló Sienna aún más molesta.
Daena simplemente no hacía las conexiones para la habilidad de sanar de Sienna y mucho menos el por qué después de tantos años, reaparece un Maxwell de la nada, es como si la chica fuese un maldito unicornio.
Ambas estaban tan ensimismadas en una guerra de miradas que no se habían percatado de que Karen, se encontraba llorando abiertamente, sus ojos estaban rojos, su nariz de igual color, la mujer la estaba pasando muy mal, claramente no estaba diciendo algo.
-Karen, mirame - llamó Daena - ¡Karen, mirame! - le ordenó acercándose rápidamente - Tu no me estás diciendo algo.
-No creo poder - contestó en medio de sollozos ahogados.
-Mamá... ¿Qué ocurre? ¿Por qué no nos dices? - Sienna tomó sus manos y la miró a los ojos - Puedes decirme lo que quieras.
-Ay mi vida - la miró por un largo rato, detallando cada centímetro, cada peca, su cabello oscuro con flequillo corto y cuadrado, los recuerdos de cuando Sienna se enfermaba -las pocas veces que lo hacía- porque a pesar de tener malos hábitos alimenticios, siempre fue una niña muy sana, también recordó el primer dibujo que hizo y de como lo tiene enmarcado en su locker en el hospital. Recordaba toda la vida que ha tenido con ella - Antes de decirte lo que estoy por decir, quiero que sepas que eres mi vida entera, que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Quiero que sepas que siempre seras mi pequeña y adorada niña - acunó el rostro de Sienna, estaba tan confundida - Todo a partir de ahora va a cambiar, lo sé y lo lamento... - las lágrimas volvieron a estar presentes, sentía también como su corazón se arrugaba y quebraba con cada cavilación - Mi cielo, yo no soy tu madre biológica, eres adoptada.
___________________________________________________________________________
¿QUE QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
BUENO... GRANDE KAREN, ERES INSPIRACIÓN <3
#TeQuiero
ThisEd
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top