Capítulo 1
Recuerda regalarme tu voto y hacerme llegar tus guapos comentarios <3
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Era un lunes de Octubre año 2020, este es el día en que la vida de Sienna ya no volverá a ser la misma.
La alarma de su teléfono sonaba en ascendente, ella seguía bajo las sabanas. Estaba tan calientito allí, nada que ver como el frío que hacía afuera, estaba por venir el invierno y allí en Nueva York empezaba a sentirse meses antes.
Fue entonces que abriendo un ojo para no cegarse con la luz divisó la hora, era tarde, muy tarde. Hoy empezaba su especialización de restauración de pinturas antiguas en la Academia de Artes de Nueva York donde hace poco habría culminado como una de las mejores en el arte renacentista, su favorito.
Dio un brinco de la impresión, al mismo tiempo que salía disparada de la cama enredándose con sus propias cobijas cayendo al suelo estrepitosamente.
¡Maldición! Se quejó levantándose adolorida.
Se dio una ducha rápida y se vistió rápidamente con su overol favorito y lleno de pintura y un mullido suéter para cubrir su pequeño cuerpo del frío.
Después de calzarse los tenis alborotó su flequillo húmedo y tomó las demás cosas, bajo corriendo las escaleras en dirección directa a la puerta, la voz de su madre la detuvo.
-¡Sienna, ven aquí! – la llamaba desde la cocina. Ella se quejó y asomó la cabeza por la puerta.
-Mamá no tengo tiempo – su madre se encontraba tomando una humeante taza de té y habían dos desayunos perfectamente acomodados sobre la mesa.
Tostadas, huevos y tocino.
-Sienna, la pintura no va a acabarse porque tomes tu desayuno – contestó tranquila – Desayuna conmigo.
-¿Hay café? – preguntó con recelo aun sin entrar a la cocina.
-Claro – la mujer le dio unos toques a la silla a su lado invitándola a sentarse.
Sienna se sentó rápidamente agitando su pierna repetidamente, tenía esa mala costumbre debido a que siempre estaba a mil por hora.
Su madre le decía que parecía un pequeño chihuahua nervioso, quizás era ansiedad.
La interrumpió cuando su madre empezó a servir el café en una taza.
-¿Puede ser para llevar? – La mujer enarcó una ceja – Afuera hace frío – levantó las manos quitándose la culpa.
Su madre accedió y sirvió el café en el envase para llevar. Una vez lo colocó en la mesa, Sienna tomó una tostada, el envase del café y le dio un beso en la cabeza a su madre y salió corriendo del lugar gritando un extraño "lo siento" debido a que tenía la boca llena.
Fue a paso rápido entre las atestadas calles de Brooklyn hasta llegar al subterráneo, el cual logró tomar a escasos momentos de cerrar sus puertas y avanzar. Se colocó los audífonos mientras se recostaba en la puerta hasta llegar a su destino.
Al llegar a la academia, más específico, al estudio donde sería la introducción fue recibida por un montón de miradas acusadoras, en efecto había llegado algo tarde puesto que ya habían empezado.
Ella estaba había detenido la clase de uno de los mejores especialistas en el arte renacentista y antiguo mentor. De cabello rubio y rizado, complexión media, de treinta años y ojos oscuros, el maestro Alessio Albini quien le dedicó una cara circunspecta enarcando las cejas.
De todos los maestros y artistas que pueden impartir la especialización, era el, tenía que ser él.
Mierda, susurró.
Cerró a su espalda la puerta y se sentó en silencio en su lugar mientras sentía todas las miradas sobre ella.
¡Rayos! Pensó.
Alessio aclaró su garganta y continuó con la presentación de lo que sería el semestre y como serian evaluados.
Al terminar cada uno salía del estudio y Albini se interpuso entre Sienna y la puerta.
-Hoy llegaste tarde – Sienna rodó sus ojos – No, no me hagas eso – negó señalando sus ojos.
-Lo siento – resopló – Si, llegué tarde porque quizás no dormí muy bien anoche y el subterráneo es un desastre ¿si? – mordisqueaba su labio nerviosa porque el motivo de que no pudiera dormir bien se debía a que desde pequeña sufría de horribles pesadillas, muy vívidas: llenas de muerte, y oscuridad.
-¿Otra vez las pesadillas? – El comprendía bien su situación puesto que vivieron una relación en secreto por un año, no era correcto para las autoridades de la academia, pero aún así pudieron ser felices hasta que duró. Se acercó para tratar de confortarla, pero ella se alejó bajando la mirada acomodándose el flequillo en un vago intento de esconderse – Con respecto al subterráneo no tendrías problemas si te mudabas conmigo.
-Rayos Al, no – lo detuvo en un susurro – Por favor no, no me hagas recordarte el por qué terminamos – el cruzó los brazos desviando la mirada hacia la ventana.
-Sí, yo quería un compromiso y tú no estabas lista – respondió amargamente.
-Tengo veintidós, tengo mucho por hacer como para estar casada – se quejó incomoda – Dijiste que comprendías – esto último fue solo un murmullo.
-Lo hago... ¿Si te mudas conmigo? – Sienna suspiró cansada - ¡Como amigos! – aclaró levantando las manos.
Ella le dio una mirada compasiva y tomando el pomo de la puerta le soltó.
-No voy a vivir contigo y fin del asunto, adiós – y desapareció por la puerta dejando aquel hombre con el corazón roto una vez más
Salió disparada de la sala, ese tipo de situaciones la ponían muy incómoda por lo que quería salir lo más rápido de allí hasta la próxima clase, recorría los pasillos atestados de personas y fue entonces que su vista se nubló y una corriente eléctrica recorrió su columna provocando que cerrara sus ojos, se frotó las sienes porque empezó a darle una jaqueca, el aire se volvía cada vez más denso y sentía que estaba en cámara lenta y fue entonces que su teléfono la trajo a la realidad.
Contestó la llamada, aún seguía confundida, pero trato de sonar lo más normal posible.
-¡Hola mi hermosa cabecita de coco! – dijo Kent del otro lado de la línea muy alegre. Uno de sus mejores amigos desde la secundaria.
-Hola, Kent – de verdad lo intentó, pero no lo logró. Su voz fue una mezcla entre enferma y cansada.
-¿Qué ocurre? Te escuchas terrible – se preocupó.
-Nada, emmm... - se aclaró la mente con un suspiro recostándose en una columna – Cuéntame – escapó de la inquisición española que eran los interrogatorios paternales de Kent.
Kent resopló del otro lado y volvió a su alegría.
-¿Si vendrás a mi presentación hoy en el Iridium? – Kent era vocalista en una banda de rock alternativo llamada Killer Baby y hoy se presentaba en un famoso bar en Broadway – Escuché que estaría el Sr. Peeps ¿Te imaginas que le gustemos y pida que firmemos contrato? – su voz era claramente emocionada, aquel hombre representaba una disquera y pues Kent como estudiante de Julliard estaba deseoso que su carrera como músico tuviera éxito.
Sienna tapo el teléfono y masculló un improperio, lo había olvidado.
-¡Claro, allí estaré! – Contestó con la voz aguda – Ya verás que les va a encantar y será la banda más famosa de todas - lo alentó.
-¡Gracias! Por eso te adoro aunque sé que lo habías olvidado porque se e achica la voz cuando estas nerviosa – chilló feliz – Ahora te dejo, tengo ensayo – se despidió y colgó.
Ella continuó su día entre clases y charlas entre otras exposiciones acerca de unas pinturas a tratar y luego se fue a casa a descansar para prepararse para la noche.
Eran las ocho de la noche y se arreglaba para ir al bar, Sienna no era de esas chicas que le gustaba vestir muy ajustado ni provocativo.
No por ser súper única ni nada por el estilo, simplemente le daba pereza así que optó por unos jeans rasgados, un suéter cuello alto negro y alisó un poco su cabello corte honguito el cual siempre estaba despeinado, de nuevo se colocó unos tenis y al salir se despidió de su madre y abuela que veían la televisión en la sala.
-No llegues muy tarde y ten cuidado, cariño - dijo la abuela por encima de su hombro con esa voz dulce que caracterizaba a la anciana – Y lleva un abrigo, hace frío.
-Ten cuidado, amor esos sitios son peligrosos – dijo Gina, su madre.
-Claro, nos vemos. Adiós – se despidió caminando a la puerta. Después de cerrarla se detuvo.
"Díganme loca, pero esta noche presiento que va a ser diferente" pensó.
Al llegar el lugar estaba atestado de personas que bebían, bailaban y fumaban entre otras cosas. Busco donde posicionarse cerca de la tarima para ver a su amigo que tocaba muy pronto, afortunadamente estaba cerca de la barra.
La música estaba fuerte y transmitía una gran energía debido a los bajos.
Se pidió una cerveza y empezó a beberla con sorbos lentos, entonces una voz familiar la hizo volverse.
-Sienna Murphy ¿Qué estás haciendo aquí? – la voz femenina y divertida la reconoció, su antigua compañera de la academia Lexi. Llevaba el cabello platinado recogido en un desordenado moño que hacía contraste con su morena tez, pantalones a cuadros y un top negro que no dejaba nada a la imaginación acompañado con una gran cantidad de accesorios que tintineaban con cada movimiento. Ella era escultora egresada junto a Sienna de la academia, cuando estudiaban juntas se hicieron buenas amigas, cuando ella había culminado en la academia se había ido de viaje a varias ciudades en una ruta que ella llamó "Descubriendo el arte"
-¡Lexi! Hola ¿Cómo estás? – Saludó Sienna, pero Lexi la atrapó en sus brazos en un cálido abrazo - ¿Cuándo volviste? – preguntó devolviéndole el abrazo.
-Muy bien, gracias por preguntar – contestó mientras alborotaba el flequillo de Sienna - Hace como un mes, lamento no haberte llamado. Pero estuve algo... - se mordisqueó el labio de manera picara juntando sus manos – Ocupada.
Sienna rio ante su expresión y levantó una mano en un ademán quitándole importancia.
-No pasa nada – le sonrió.
-Ven, quiero conozcas a mi novio – la platinada le tomó la mano y la llevó por la muchedumbre hasta el otro lado de la barra en donde estaba un chico. Tenía el cabello rapado, una expresión dura, vestía de negro con una sudadera gruesa y era corpulento. La expresión del hombre cambió cuando sintió a Lexi cerca y entonces fue de "no te me acerques o te mato" a "Ahí esta mi amorcito"
Extraño, pensó Sienna acompañado del "Tiene toda la pinta de ser uno de esos sujetos que te pican en pedacitos y amaneces en una zanja"
-Bebé, te presento a mi amiga Sienna – chirrió Lexi con una voz algo tonta.
Sienna alargó la mano para saludar y lo detalló bien. El tipo tenía una extraña marca en la frente, como un tatuaje ¿Era eso una cruz?
Entre gustos y colores... de nuevo pensó Sienna.
-Matt – contestó el chico forzando una sonrisa – Que nombre tan peculiar, Sienna – preguntó extrañado aun estrechando su mano.
-No tan peculiar como el tatuaje en tu frente – las palabras escaparon de su boca sin algún tipo de filtro o tacto, luego de eso desvió la mirada mientras daba un sorbo a su cerveza para tratar de aminorar la recién incomoda situación.
Afortunadamente la risa de Lexi lo logró - ¿Ya estas ebria Sienna? Yo lo veo nada en su frente – Sienna rio también de manera forzada, Matt juntó un poco el entrecejo observando a la pequeña chica mientras que en su mente maquinaba un perverso plan.
El concierto comenzó y todos bailaban al son de la música, la voz de Kent sonaba increíble e igual sus pasos sobre el escenario, parecía estar acostumbrado a estar en escena. Sienna escuchaba atentamente y de vez en cuando coreaba las canciones y junto a Lexi subía los brazos y bailaban como posesas, la estaban pasando de lo mejor.
Cuando terminó, Sienna quiso buscar a Kent para saludarlo y felicitarlo por tan buena presentación y entonces salió del bar para dirigirse a la parte de atrás en donde detrás de una portezuela se encontraban los músicos.
Odiaba que el camino hacia esta fuera en un oscuro callejón, pero se armó de valor y se adentró en él. Después de un rato a paso largo, sintió una presencia a su espalda, fornida y oscura.
Se dio la vuelta, y esta ya no estaba extraño, pensó.
Retomó el camino y se topó entonces con el torso de un hombre que reconoció por la sudadera, Matt.
-¡Oye, me asustaste! – bromeó, pero Sienna no se esperaba lo que iba a ocurrir a continuación. El tipo la tomó por el cuello y la pegó contra la pared.
Ella era pequeña por lo que la manaza de aquel tipo la tenia bien sujeta, su corazón estaba a mil por hora, estaba en peligro, grave peligro ¿Quién era este tipo y por qué estaba haciendo esto? Con razón le daba mala espina.
-¿Asó que puedes ver mi marca, eh? – Siseó con odio – ¿Qué diablos eres que no puedo sentirlo?
-¡No sé de qué estás hablando! – luchaba para soltarse del agarre y con los pies lejos del piso trataba de patearlo, pero era inútil la tenía bien sujeta - ¡Suéltame, maldita sea! – se quejó quedándose sin aire a medida de que el tipo apretaba más su cuello.
El tipo sacó de su bota un puñal, parecía antiguo. Levantó la mano tomando impulso, era todo, iba a matarla; el corazón se le iba a salir del pecho, sentía como su cuerpo temblaba y como se le cortaba la respiración.
Creerás que al morir o al ser asesinado cierras los ojos mientras lloras y esperas el golpe, pero la verdad es que el cerebro es perverso y le gusta el shock del momento, te deja con los ojos bien abiertos para observar todo y así quizás si sobrevives; vivir con el eterno trauma, como esa primera película de horror que viste de pequeño.
Todo pasó con rapidez frente a sus ojos. Un asqueroso sonido se escuchó en ese silencioso y oscuro callejón, un sonido como cuando aplastas una fruta, acto seguido una mano atravesó el pecho de Matt -si es que ese era su nombre- junto a su corazón que a borbotones escurría sangre y dejaba de palpitar a medida que la mano que lo sostenía lo estrujaba hasta solo dejarlo como una masa sanguinolenta y deforme.
El agarre de su cuello en efecto se soltó al desplomarse sin vida el cuerpo de quien quiera que fuera ese hombre, Sienna cayó al suelo espantada sobre el charco de sangre y rápidamente subió la vista hacia el asesino entre otras cosas salvador, pero entonces encontró lo que menos se podría imaginar.
Una mujer perturbadoramente hermosa, como un ángel bajo la luz de la luna; de cabello rojo con suaves ondas estaba frente a ella, vestía de negro pero un tanto elegante. Chaqueta de piel, jeans ajustados y unos tacones peligrosamente altos y filosos.
Lo más impresionante de la mujer no solo era su aspecto o que obviamente lograra atravesar con su brazo aquel corpulento hombre sacándole el corazón, no. Lo más inquietante de ella eran sus ojos, eran profundos, líquidos, sobrenaturales.
La mujer le ofreció la mano llena de sangre para ayudarla a levantarse, pero Sienna estaba demasiado perturbada y asustada como para siquiera hacer algo, aunque de algo si estaba segura, la mujer era peligrosa por lo que debía salir de allí y tal vez, al dia siguiente internarse a psiquiátrico porque nadie le creería esto.
Se arrastró un poco lejos de la mujer y con toda la fuerza que tenía arrancó a correr.
-Mierda – escuchó mascullar a la mujer.
No me alcanzará con esos tacones, pensó. Mientras corría, miró atrás, pero la mujer no estaba.
-¿Qué caraj...? – Musitó sin aliento hasta que chocó con algo que la hizo caerse de espaldas, era la mujer - ¿Cómo rayos tu...? – se sorprendió.
La mujer la apunto con la mano abierta y dijo con firmeza – Dormit
Pero nada pasó, al menos no lo que esperaba. Sienna aprovechó para levantarse y hacer otro intento de escapar, pero la mujer la agarró con fuerza el brazo subiéndole la manga y antes de encontrar lo que quería escuchó que la portezuela del local estaba por abrirse y Sienna no paraba de forcejear para soltarse, no logró dormirla no le quedo de otra.
Sienna estaba por gritar para pedir ayuda y la mujer simplemente la tomó por los hombros y con la fuerza necesaria, la golpeó con la cabeza dejándola inconsciente.
Ya cuando Kent y su banda salieron del local, no encontraron nada más que el cuerpo de aquel hombre con un hoyo en el pecho donde solía estar su corazón.
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¡HE VUELTO! Y CON EL PRIMER CAPÍTULO DE LA TERCERA PARTE DE SIENNA
Espero les guste esta historia, será lo máximo. Aqui se resolverá todo toditititito todo (creo)
Sienna se viene con todo... aunque mas que quién la verdera pregunta aquí es ¿Qué es Sienna? muy pronto lo sabrán si que quedarán con el ojete así (....................................) jajajaja
Gracias siempre por leerme, recuerda que:
#TeQuiero
ThisEd
(acá les dejo una fotito de Sienna )
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