ÉPILOGUE

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA FELIZ NAVIDAAAAAAAD PEQUEÑUELOS LOS AMO Y GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA SEGUNDA HISTORIA. WOW! HA SIDO TANTO, HEMOS LLORADO, NOS HEMOS ENOJADO, NOS HEMOS ALEGRADO Y HOY QUE ES EL FINAL DE ESTA SEGUNDA PARTE DE ESTA EMOCIOANTE HISTORIA NO VA A SER LA EXCEPCIÓN. ESPERO AMEN ESTE FINAL TANTO COMO YO LO AMÉ. 

(Por favor vota y comenta, es muy importante para mí)

PREPAREN SU PAÑUELO FAVORITO PORQUE VAN A LLORAR A MOCO SUELTO ACÁ.

SIN MÁS QUE AGREGAR... EMPECEMOS CON EL FINAL. 

______________________________________________________________________

Tú eres sueño de amor. El fundamento

de un ciego corazón que se desboca,

y en loco frenesí en tu cuerpo toca

arpegios de pasión a ritmo lento.

Una noche de amor. La fantasía,

que llena un corazón de paz y anhelo,

aurora boreal, fulgor, consuelo,

que penetra en el alma. La armonía,

que en néctares de aroma y de ternura

apacigua el rubor de mi locura.

-Esas fueron mis votos de amor en nuestra boda secreta – dijo Kratos con un nudo en la garganta mientras sostenía el cuerpo sin vida de Nina al mismo tiempo que acariciaba su mejilla – Recuerdo que me dijiste que era cursi, a mí no me importó. Estabas tan hermosa esa noche de verano.

Derramó unas cuantas lágrimas que cayeron sobre los párpados de ella, las limpió enseguida.

-Oh Nina, mi hermosa Nina. Mi primer amor – suspiro con pesadez – Recuerdo cuando nuestro Lorenzzo nació y me hiciste padre por primera vez, estabas tan radiante a pesar de las circunstancias. Luego nuestros otros hijos, todos perfectos – se mordió el labio para reprimir el llanto, pero fue imposible porque las lágrimas volvieron a salir – Te prometo que los cuidaré con mi vida, tal y como tú me prometiste cuando me alejaron de ti – la acercó más a su cuerpo como si eso fuera posible y juntó su frente con la de ella – Y yo fui tan idiota como para no pelear por nosotros, lo lamento tanto no sabes cuánto – se dejó llevar por tantos sentimientos encontrados y recuerdos que atesoraría para siempre, juntó sus labios con los de su Nina para darle un último beso, la recostó en la cama y parecía que solo estaba dormida.

Tomó su mano para depositar un beso en ella y salió de la habitación, sus hijos tenían que despedirse de su madre.

Bajando las rechinantes escaleras de la polvosa casa en abandono se topó con Lorenzzo cuya mirada era rota y triste. Kratos en cuanto lo notó lo envolvió en sus brazos y juntos se dieron apoyo en un momento tan duro.

Duraron así un buen rato, sus demás hijos les dieron cálidos abrazos a medida que pasaban a su lado mientras subían las escaleras, concluido el abrazo Kratos le preguntó a su hijo donde estaban sus hermanos; Claude y Sckarn habían salido en dirección de la antigua casa Medici, harían investigación para luego atacar.

-¿Por qué no me esperaron? – preguntó Kratos tratando de retomar la compostura. Renzo se aclaró la garganta después de limpiarse la cara y cruzó los brazos.

-Dijeron que sería mejor que te quedes aquí y tengas tu espacio – Kratos asintió y le dio otro abrazo a su hijo y luego éste subió las escaleras para ir a despedirse de quien le dio la vida.

Claude y Sckarn llegaron al lugar, a las afueras para ser precisos. Esperaban que el lugar estuviera custodiado como en la visión de Nina.

Expandieron sus sentidos y no percibieron nada más que sangre desde una habitación en el último piso.

-Que extraño – dijo Claude - ¿Será una trampa? – miro de reojo a su Sckarn quien volvió sus ojos completamente negros y colocó la mano en el la grama y una especie de rayos azules recorrió la tierra hasta la casa.

-No están, no hay nadie – se levantó y decidieron caminar hacia el lugar.

Entraron sin problema puesto que no había nadie. Las pisadas hacán eco en el gran lugar,

Las cosas estaban movidas, rotas evidenciando que hubo ocupantes en la residencia, revisaron todo el lugar y después decidieron ir a donde estaba el fuerte olor a sangre.

Al entrar a la habitación, notaron varias cosas destruidas, entre ellas la pared. Pero nada más impresionante como el ángel destripado con las alas ensangrentadas tendidas sin vida como una paloma abatida que se desplomó al suelo por el tiro certero de un arquero.

-Asesinó a Arael – dijo Claude - ¿Para qué aliarse con el si después va a acabar con el? No tiene sentido.

-Lo que he aprendido de Ratko es que no trabaja en grupo, no le gusta compartir protagonismo, es demasiado egocéntrico para eso – contestó Sckarn saliendo de la habitación con Claude pisándole los talones después de escupir el cuerpo de Arael.

-¿Arael trabajaba para el? – inquirió Claude.

-Quizás y el muy idiota al hacerlo no se dio cuenta que no puedes unirte a uno de nuestra especie sin que el tirano enloquezca y haga un berrinche, despojándote de los "Dones divinos" – bajó la escalera con paso apresurado provocando un repiqueteo en los escalones.

De pronto se dio cuenta de algo, se detuvo abruptamente haciendo que Claude chocara con el al darse la vuelta.

-No hay más cuerpos más que el de Arael – musitó – ¿Dónde están Los Discípulos? – Enarco las cejas - ¿Te das cuenta que es lo que hizo Ratko? – le dio un manotazo en el pecho a Claude para que reaccionara puesto que estaba en blanco – Ratko necesitaba un ejército y Los Discípulos que nos atacaron no eran humanos ¡Solo engañó a Arael y luego lo robó!

-Eso si tiene sentido – asintió Claude - ¿Qué hacemos ahora?

-Hay que volver e informar de esto – continuó bajando – Alertar a todos y triplicar la seguridad en el castillo ahora que Daena y Rosette están embarazadas. Es delicado que estén expuestas y no sabemos con qué nos pueda salir Ratko.

-Estoy de acuerdo – dijo algo incómodo.

-¿Qué ocurre? – lo detuvo Sckarn.

-Es que... Rosette... ella... - negó – No importa.

-Claude, eres mi hermano. Por favor dime – le pidió.

-Pues es que ella espera a mi hijo o hija y yo pues no sé que pasará con eso – se mordisqueó el labio al mismo tiempo que se arreglaba el cabello como un intento de calmarse.

-Yo tampoco se acerca de ser padre, pero estoy feliz porque lo seré con la mujer de mi entera existencia. La que más amo en el mundo – le puso las manos en los hombros para calmarlo – Y se que estando con ella todo irá bien ¿Amas a Rosette? – lo miro a los ojos exigiendo sinceridad.

-Por supuesto – contestó decidido pero luego su voz se pue apagando – Tanto que me asusta.

-Ya verás que no habrá problema entonces, Claude ella te ama con todo su corazón. Cambió por ti y por tu hijo, lo le exijas tanto a la pobre mujer – Claude bajo la cabeza avergonzado ante los hechos, pero Sckarn solo palmeó su hombro y siguió su camino.

Los actos fúnebres de Nina fueron sencillos pero llenos de sentimientos, cuando un aquelarre se despide de su libre tienen a hacer cánticos mientras el cadáver arde en lo que ellos llaman "La puerta al inframundo" dicen que sirve de portal y la luz de las llamas le ayudan a ver el camino en la oscuridad.

Sus hermanos le dieron sus condolencias y luego Kratos fue con sus hijos para proponerles ir al Averno con él.

Sckarn se dirigió a una habitación vacía, una vez en ella canalizó a su padre.

-No esperaba tener noticias tan pronto – la voz imponente y gruesa de Lucifer invadió cada rincón de su mente.

-Arael está muerto – anunció Sckarn – Ratko acabó con él.

-¿Y los Discípulos? ¿Dónde están? – preguntó seriamente.

-Presuminos que lo siguen, cuando llegamos a su escondite no encontramos más que el cuerpo del ángel – contestó – Solicito permiso para volver.

-Tus hermanos ¿Cuál es el su estado? – continuó con las preguntas.

-En perfecto estado, a diferencia de Kratos – hizo una pausa y continuó – Ratko asesinó con alguien cercano a él. Esta devastado.

Lucifer gruñó.

-¿Algo más? – Sckarn suspiró.

-Si... - respondió – La persona cercana a Kratos, Nina Cinetti – Lucifer asintió al recordar a la bruja, primer amor de su hijo – Ella vio algo, algo importante sobre Ratko.

-¿Qué? – su tono fue exigente y furioso.

-Ella vio junto a Ratko a un hombre parecido a Daena, alguien cuyas características encajarían con una versión adulta de Mikah D'lourdeth – Lucifer no respondió, se quedó impávido desde su puesto y en un hilo de voz respondió.

-Vuelvan inmediatamente – ordenó y antes de que Sckarn respondiera la conexión cesó.

Sckarn se dirigió a la puerta y al abrirla estaba Claude atento.

-Busca a Kratos, tenemos que irnos – Claude solo asintió y fue en búsqueda de su hermano.

Al momento de volver, los hijos de Kratos decidieron ir con él al Averno.

La noticia de que volverían recorrió el reino y por supuesto, Daena y Rosette fueron las primeras en enterarse.

El retorno estaba planificado para dentro de tres días. La noche en la volverían las chicas estaban emocionadas, habían echado mucho de menos a sus amores. Rosette extrañaba a Claude y su calor en las noches a pesar de que cuando lo vea intentaría golpearle por haberla hechizado. Daena por otro lado, necesitaba de Sckarn, necesitaba tenerlo en sus brazos para así estar tranquila de que estaba a salvo y que su hijo nacería con ellos juntos.

La reina había aceptado la petición para nada amable de Daena de dejarle salir y ella accedió a estar custodiada en que no se sentía atrapada. De igual forma, Aldrik le hacía compañía al igual que Rina.

Enrico seguía hablándole pero ella solo lo ignoraba, no paraba de hablar de su heredero y de como ella debía buscarlo y protegerlo.

Ella solo pensaba en el bienestar de su hijo y de que Sckarn estuviera bien y volviera pronto.

Cada semana Adeline revisaba a las chicas y a los bebés, aún no era tan notorio el embarazo, pero era mejor estar seguros.

-Tal parece que todo va en buen camino – anunció Adeline manteniendo la mano en el vientre de Daena – Como debe ser – estas últimas palabras parecieron tener otro significado, pero Daena no le dio importancia, estaba feliz de que su hijo iba bien.

-Gracias – sonrió – No puedo esperar a que Sckarn llegue y luego tener a nuestro hijo.

Adeline le dedicó una pequeña sonrisa y se colocó de pie.

-Lo imagino – alisó la falda del vestido y arregló su cabello – Debo irme, ahora le toca a Rosette. Enviaré almas para que te alimentes y estés radiante para esta noche que vuelve mi hermano.

Daena mantuvo la sonrisa y una vez Adeline abandonó la habitación chilló feliz como una niña por toda la habitación. Tomó el vestido que se pondría para recibir a su precioso demonio y se lanzó a la cama con él.

Rio y se levantó para empezar a arreglarse.

Adeline revisó a Rosette en silencio e igual que Daena, encontró todo bien.

-Gracias – le dijo la sonriente chica – Me pregunto que será ¿No puedes ver eso?

Adeline negó.

-No, mis poderes no llegan hasta allá – se colocó de pie y empezó a arreglarse – Debo irme, enviaré almas para que estés radiante para recibir a mi hermano.

-Aunque Claude no note esas cosas – dijo algo triste mirándose las manos en su regazo.

-Claude es... complicado y cuando menos parezca que le importas, es cuando más profundo te adora – le tomo del mentón para que la mirase – Esperas a su hijo, no tienes idea de lo importante que es ese paso para él, mi hermano es un chico solitario gracias a la maldita cosa que tiene dentro y pues tu creo que duermes a la maldita cosa.

>>Sé que tienes una idea errónea de mi como yo la llegué a tener de ti, es normal puesto que soy muy celosa con los míos. Sobre todo vulnerables como lo es Claude.

Las palabras de Adeline acompañado de las cosas que el bebé le hacía sentir, provocaban en Rosette que su corazón se arrugara de sentimientos.

-Bajo esa coraza fría y rostro severo, sin mencionar ese mal humor por reprimir tantas cosas... - Adeline atrapó una lágrima que escapó de los ojos de Rosette – Se esconde el chico más tierno y sobreprotector que podrás imaginar. Puedo notar que lo amas profundamente, tanto como para hacer lo que hiciste por él y por su hijo, con eso te ganaste mi respeto.

Caminó a la puerta y antes de abrirla se dio la vuelta y la miro con esa mirada de advertencia y seriedad que la caracterizaba para decir con firmeza.

-No lo arruines – dicho esto salió de la habitación. Rosette se tiró a la cama y soltó todo el aire que llevaba conteniendo, instintivamente posó su mano sobre su vientre para luego morderse el labio para reprimir una sonrisa traviesa al recordar cómo se metió en este embrollo y más que todo, con su precioso y odioso Claude al cual amaba con locura.

De un brinco se puso de pie, abrazó al vestido que iba a colocarse y empezó a bailar con él, un rato después decidió arreglarse.

Esa noche, llegarían los príncipes.

Desde Florencia todos estaba empezando a ponerse en posición, Sckarn había dibujado con sangre un pentagrama en el suelo y habría clavado una espada.

Poco a poco empezó a abrirse el portal y Claude estaba ansioso al igual que Sckarn.

-¿Qué ocurre? – le preguntó su hermano mayor mirándolo de reojo.

-Nada... - Sckarn enarcó una ceja por la incredulidad – Esta bien, estoy nervioso por ver a Rosette, yo... - se calló – Antes de venir la hechicé con el Dormit y por cómo es debe estar hecha una furia y no duramos tanto tiempo como para que se le olvidara.

Sckarn reprimió una risa, pero luego palmeó la espalda de su hermano.

-Vas a estar bien – eso no lo reconfortó en lo absoluto al igual que tampoco lo que estaba por decirle antes de desaparecer por el portal – De todos modos, ya tendrás un hijo al menos. Porque va a cortarte las pelotas.

Claude resopló y entró al portal seguido de Kratos y los demás.

Afuera de la sala sagrada que es a donde el portal los llevaría, esperaban las chicas ansiosas, Rosette caminaba de un lado al otro mientras que Daena jugueteaba con un trozo de tela de su vestido violeta.

Pasaron varios minutos y los príncipes llegaron acompañados del Aquelarre de la Cobra. Lucifer esperaba con el rostro severo y con las facciones marcadas de una manera sombría.

-Bienvenidos hijos míos a casa – dijo – Bienvenidos, Aquelarre de la Cobra, les agradezco que ayudaran a sus príncipes, mis hijos y lamento profundamente la muerte de su líder y madre. Sepan que serán honrados además de que el infortunado suceso de su madre no quedará impune.

Tanto Kratos como sus hijos mantuvieron la boca cerrada y solo decidieron salir de la sala.

-Padre – saludaron los hermanos que quedaron.

-Claude, puedes irte. Estoy seguro que lady Du Vois está ansiosa de verte – Claude asintió y salió de la sala, en cuando Rosette lo vio por el rabillo del ojo en cuanto bajó la escalera tomó su mano y tan rápido como se fue posible se lo llevó directo a la privacidad de su habitación.

Se lo llevó tan rápido que no le dio oportunidad a Daena de preguntarle por Sckarn ya que Kratos y los demás pasaron a su lado como si no existieran.

¿Qué había pasado y quienes eran los que estaban con él? Pensó.

-Espero que sea rápido padre porque necesito ver a Daena – se quejó Sckarn cruzándose de brazos.

-Lo sé, pero seré breve – contestó colocando la postura más seria e inescrutable que alguien podría poseer – Necesito que no le digas a Lady D'lourdeth acerca de Mikah.

-No iba a hacerlo puesto que no estamos seguros que sea él – replicó – Además, la visión de Nina dijo que era un joven ¿De ser Mikah D'lourdeth no tendría al menos 78 años?

Lucifer asintió.

-Aunque si es él y Ratko logró ocultarlo y hacer todo este circo – gruñó – No me sorprende que lograra que el chico fuera inmortal, un Alestrado tiene ciertos poderes, con algunos conocimientos entre otros rituales... - suspiró – Dolorosos, puede ser posible, pero es casi imposible. Es barbárico.

Sckarn asintió en entendimiento y luego de enderezar su espalda se dirigió a la puerta.

-Mantendré el secreto – se revolvió incomodo – Igual que lo hicieron sus padres, la mantendré lo más feliz y segura como se me sea posible.

-De todos modos eres su protector – se acercó un poco – Y de tu futuro hijo o hija.

-Para siempre – contestó y salió de la sala. Odiaba la idea de ocultarle algo tan importante como eso a Daena, incluso si no fuera Mikah, el simple hecho de ocultarle incluso a Neal que tenían un hermano mayor era horrible y a pesar de las cosas para nada honorables que ha hecho, esto era diferente, era algo de suma importancia y debía ocultárselo.

Viéndolo de otra forma, sus padres también lo hicieron pero, ellos se llevaron sus motivos a la muerte.

En cuanto terminó de bajar la escaleras fue emboscado por los brazos de su amada, su olor, ese que lo hace viajar a la mitad de un rosal y luego esos ojos que lo chocan con la fuerza de un rompeolas. Sus besos, esos cálidos y dulces besos que lo envuelven en un frenesí cálido como una noche de verano.

En cuanto pudieron separarse, se vieron finalmente.

Ella estaba más allá de la felicidad al saber que él había vuelto y en perfecto estado. Él estaba feliz de estar a su lado y sentirla entre sus brazos a salvo como debe ser.

-Hola – dijeron ambos sin aliento. Ella sonrió tiñendo sus mejillas de un ligero rosa.

-Estás preciosa, no puedo esperar a que se empiece a notar – dijo Sckarn sonriente mientras le acariciaba el vientre sobre la suave tela –Por cierto... ¿Qué haces fuera de nuestra habitación? – preguntó divertido mientras continuaba con sus caricias.

-Nunca fui fanática del encierro y lo sabes – murmuró.

-Tampoco de seguir órdenes ni reglas – ella lo miró sonriente levantando la cara de su pecho – Debes tener cuidado – le dijo serio – Al menos ya estoy aquí.

-Lo sé, soy lo suficientemente fuerte para proteger a nuestro hijo – contestó seria,

-Eso no lo dudo – acunó su rostro y depositó un beso en su frente donde estaba arrugado por el entrecejo – Eres tan hermosa cuando te enojas – le dijo al mismo tiempo que le llenaba la cara de besos y ella empezó a reir.

Mientras tanto en la habitación de Claude, Rosette devoraba los labios del impávido demonio, quien confundido la acercaba más a a su cuerpo.

-¿No estás molesta? – preguntó al momento que Rosette hacía añicos su camisa.

-Después hablamos – le lamió el lóbulo de la oreja y luego dejo un mordisco en ella – Te necesito.

El embarazo había hecho de Rosette una máquina lujuriosa hambrienta de su demonio, los días que no estuvo sentía una oleada de calor con solo pensar en él y como llegaron a esta situación.

El se dejo llevar por las sensaciones y en un acto casi animal poseyó a su querida busca problemas y con cuidado de no hacerle daño, le hizo el amor con pasión y dulzura.

-Te amo tanto, Claude – le dijo recostada en su pecho. El le levantó el rostro para que lo mirase y le dedicó una pequeña sonrisa.

-Y yo a ti, Rosette – dicho esto se abalanzó sobre ella que estalló en risas – Y a nuestro futuro hijo – le acarició el vientre y se dio a la carga.

El tiempo pasó y ya tanto Daena como Rosette estaban bastante avanzadas en el embarazo, ambas tenían el vientre abultado y podían sentir como sus bebés podían moverse en su interior.

Era una mañana y el la luz entraba por la ventana, Claude se dio la vuelta tapándose el rostro y así evitar que la luz lo molestase

Rosette se encontraba en el balcón acariciando su barriga, le encantaba sentir la luz y el calor en su vientre, al parecer al bebé también le encantaba puesto que se quedaba sereno cada mañana cuando ella estaba allí. Pero algo en esta mañana resultaba diferente, el bebé no estaba tranquilo, al contrario estaba agitado y le hacía un poco de daño a Rosette.

-Tranquilo – dijo en medio de una mueca de dolor - ¡Oye! – se quejó.

Un embarazo demoniaco no era muy diferente al humano, dado a que los demonios fueron los primeros castigados por el pecado, solo que a diferencia de los humanos, se traería a una criatura distinta.

Más fuerte, inmortal y asesina.

Pero el proceso era el mismo. Dolor, sangrado y cansancio.

Una fuerte punzada de dolor la hizo doblarse sosteniendo su abultado vientre que pudo sentir que se movía con violencia.

-¡Claude! – gritó. El demonio se levantó de inmediato.

-¿Qué ocurre? – la preocupación en sus ojos era evidente, la sostuvo con cuidado y la depositó en la cama - ¿Qué está pasando?

-Creo que ya quiere nacer – dijo entre quejidos mientras se retorcía de dolor por otra oleada de dolor.

Claude abrió la puerta de la habitación y detuvo a uno de los guardias.

-Busca a Adeline ¡Ahora! – el guardia asintió y se fue disparado en búsqueda de la princesa.

Regresó al lado de Rosette y tomó su mano para reconfortarla.

-Todo irá bien, Rosette – le dijo mientras le quitaba el cabello de la frente que se le había pegado debido al sudor - ¿Qué necesitas? Ya sabes... para estar más cómoda – los nervios habrían poseído su cuerpo y su mente, pero debía estar allí para Rosette y su hijo que luchaba en las entrañas de aquella chico que llegó a amar más de lo que podía imaginar.

-¡Quiero que termine de nacer! – dijo con los dientes apretados mientras gemía de dolor - ¡Duele! ¡Duele mucho!

-Lo lamento tanto – se disculpó de manera penosa e incómoda, ella lo tomó del cuello y lo acercó a su cara mirándolo con furia como un toro con las fosas nasales resoplando sonoramente.

-¡Deja de disculparte maldita sea y has que el dolor pare! – Claude en ese momento quedó atónito por la reacción de la dulce Rosette. Segundos después entró Adeline con lo que parecía ser una túnica blanca y el cabello recogido en una larga trenza.

-Así que decidió nacer una luna antes de la prevista – después de ella entraron varias mujeres que dejaron varios artículos varias telas, cubetas con agua y otro que parecía algo peligroso.

-Así parece – dijo Claude con los ojos muy abiertos presa del pánico, toda la situación era muy extraña para el - ¿Crees que debería esperar afuera? – Adeline negó al mismo tiempo que escondía una sonrisa.

-Por supuesto que no, ella necesitará una mano en quien apoyarse – tomó una de las sábanas y colocó un cojí sobre ella y el arrodilló – Espero que seas fuerte, hermano.

Adeline abrió las piernas de Rosette y se metió entre ellas.

-¿Qué estas haciendo? – preguntó Claude un tanto perturbado.

-Verifico la posición del bebé para ver si ya es tiempo de empezar – a continuación decidió hacer un tocamiento y eso hizo que Rosette chillara en sorpresa.

Fue entonces que empezó a sentir movimientos en su interior, tomó la mano de Claude y la apretó en búsqueda de apoyo.

-Vas muy bien, Rosette – le dijo soportando el dolor en su mano.

-Cállate – gruñó.

Adeline maldijo mientras se mantenía entre las piernas de la chica.

-¿Qué ocurre? – jadeó Rosette.

-Ha dado muchas vueltas y esta enrollada en el cordón – contestó – Esto va a demorar un poco, necesito que tengas fuerzas, Rosette ¿Podrás?

-Si – respondió decidida – Pero hazlo rápido.

Adeline hizo su trabajo y posicionó al bebé. Rosette mordía almohadas, le clavaba las uñas a Claude en el brazo y apretaba la mandíbula para no dejar escapar grandes gritos.

-De acuerdo – asomó la cabeza – Hora de pujar ¿Lista?

Rosette asintió.

-Muy bien... - murmuró para sí misma - ¡Ahora!

Rosette juntó todas sus fuerzas y pujó hasta que se cansó, una y otra vez hasta que de pronto sintió que se liberaba de un peso en su zona pélvica y se escuchó el poderoso llanto de un bebé.

-Aquí está – anunció Adeline – Claude, ven aquí - lo llamó, el fue cauteloso. El suelto estaba lleno de telas manchadas en sangre – La tradición Inferno es que el cordón sea cortado por el padre con una garra, padre lo hizo con nosotros. Ahora te toca.

Claude sacó sus garras y con el meñique cortó el delgado cordón que las unía y luego Adeline envolvió al bebé en una manta y se la entregó a Claude.

-Felicidades – dijo Adelina con una sonrisa verdadera.

-Gracias – dijo Claude sosteniendo el pequeño cuerpo de su hija.

En cuanto la vio quedó cautivado y enamorado de esa niña, era como si todo lo hermoso en la existencia se hubiera concentrado en un cuerpo pequeño y frágil.

Rosette se reponía en la cama tratando de sentarse para recibir a su bebé.

-¿Qué es? – preguntó Rosette con voz cansada. Pero Claude estaba hipnotizado y preso en un mundo en el que sólo se vivía para y por ese bebé.

-¡Claude! – volvió a llamarlo y esta vez reaccionó y acercó a la pequeña a su madre.

-Es una niña, una perfecta niña – anunció y Rosette en cuanto la vio se dio cuenta del por qué Claude se había quedado cautivo. Era el bebé más hermoso de su mundo.

-Mira, Claude es una niña hermosa, nuestra niña – Claude la depositó en sus brazos y poco a poco la fue calmando bajo el arrullo del amor – Hola hermosa, soy tu mamá – la saludó mientras contenía las lágrimas - ¿Cómo la llamaremos? – preguntó mirando a Claude cuyos ojos estaban enrojecidos, estaba conteniendo las lágrimas, no se podía creer que algo tan hermoso y perfecto sea una parte suya, que fuera sido creado en base al amor, que a pesar de estar maldito, algo tan frágil provenga de él.

-¿Qué te parece Crystal? – susurró porque la bebé se había quedado dormida en los brazos de Rosette.

-Me encanta – respondió Rosette con una sonrisa dejando salir una lágrima que dio rienda suelta a las de Claude.

Por primera vez, Claude Inferno estaba llorando.

-No tienes idea de cuan feliz me haces, Rosette – balbuceó limpiándose las lágrimas rápidamente – No sabes cuan agradecido estoy por nuestra hija, por amarme. Te amo, Rosette.

Dicho esto besó sus labios, luego su frente en símbolo de adoración, respeto y protección.

Adeline ordenó que limpiaran el lugar y salió de la habitación dejándolos en su pequeña burbuja.

(DALE PLAY SI QUIERES LLORAR CON GANAS)

https://youtu.be/eTa1jHk1Lxc

Algunos días después Daena se encontraba en uno de sus paseos con Aldrik, Sckarn estaba reunido con su padre, era de suma importancia, pero se reunirían después.

Caminaban lentamente ya que el vientre de Daena estaba bastante abultado, presumían que por su herencia de haber sido gemela podría tener gemelos, al mismo tiempo que la energía que despedía era muy poderosa.

Daena se encontraba riéndose de un chiste que le había contado Aldrik y fue interrumpida por una punzada tan fuerte que la obligó a sentarse en el banquillo que estaba cerca.

-¿Estas bien? – preguntó Aldrik sentándose a su lado.

-No lo sé, me duele – se quejó sosteniéndose el vientre.

-Buscaré a Sckarn – se levantó y antes de que Daena dijera algo salio despedido de allí tan rápido como un rayo.

-No me dejes sola – susurró sintiendo esta vez como sus entrañas llameaban – Maldición.

Se dobló de dolor, le habían dicho que sentiría que se abría, pero en vez de eso sentía como se sellaba algo en su interior.

-¿Qué mierda está pasando? – gimió cayendo al piso de rodillas - ¡Auxilio! – llamó pidiendo ayuda y a una distancia no muy larga, Rina pudo escucharla.

La princesa de bajo de su caballo y en cuanto se acercó y vio la cabellera roja en el piso retorciéndose de dolor fue a su rescate.

-¡Daena! ¿Qué ocurre? ¿Es el bebé? – la ayudó a levantarse pero sus rodillas volvieron a doblarse al tiempo que empezaba a llorar de la preocupación por su hijo – Mierda, voy a sacarte de aquí y llevarte adentro.

Con cuidado la envolvió con sus brazos y transportándose en una bruma la llevó dentro del palacio seguido de su habitación.

-¡Busquen a mi madre o a mi hermana Adeline! ¡Pero ya! – ordenó Rina destrozando la puerta de la habitación de una patada, con cuidado depositó a Daena en la cama y luego destrozó los bordes del vestido para darle más comodidad.

Al momento llegó Hell acompañada de Adeline.

Daena gritó con fuerza al sentir otra llamarada en su interior.

-¡Auxilio! ¡Ayuden a mi bebé! ¡Se quema! – Adeline y Hell se miraron las caras, Rina. Había salido despedida de allí, no era una escena que quería presenciar.

-¿Qué dices? – Preguntó Hell.

Adeline decidió ir por lo rápido y abriéndole las piernas realizó un tocamiento y lo que encontró la dejó confundida.

-Hay una barrera – anunció.

-¿Una barrera? – dijo Hell confundida.

-Hay una barrera, el bebé no podrá pasarla – el tono preocupado de Adelina fue contagioso, porque en ese instante llegó Sckarn a la habitación. Estaba aturdido, corrió al encuentro de Daena y tomo su mano.

-¿Qué ocurre? – Preguntó - ¿Por qué no proceden? ¿Por qué están allí paradas?

-Sckarn, hijo hay una barrera bloqueando el nacimiento del bebé – musitó con cautela Hell.

-Hay una maera que nazca, pero es muy peligrosa – dijo Adeline.

-Háganla – constestó Daena con voz patosa.

-Espera – dijo Sckarn - ¿En que consiste? – la preocupación no tenía precedentes en el corazón y mente de Sckarn, se trataba de la mujer que más amaba en la eternidad y de su hijo que luchaba por nacer.

-Tendría que abrirle el vientre a Daena, sacar al bebé y luego volver a cerrarlo – la seriedad en sus palabras, denotaban lo serio que era la situación.

-De ninguna manera, hay que pensar en otras opciones – negó Sckarn.

-Hazlo - dijo Daena con tal claridad que parecía estar soportando lo inimaginable.

-¿Qué? – Sckarn la miró aterrado.

-No voy a dejar que nuestro hijo muera – su voz fue decidida y firme – Te amo y se que te asusta y a mi también. Pero se trata de nuestro hijo – explicó.

-No puedo perderte – le rogó.

-No lo harás – le acarició la mejilla – Seré fuerte por nuestro hijo.

Sckarn cerró sus ojos y tras darle un beso en la mano mientras la tomaba con ambas manos para darle apoyo.

-Te amo – le dijo.

-Te amo – ella hizo lo mismo con las manos de él y después de encomendarse al espíritu de su padres en búsqueda de fuerzas. Le dieron con un asentimiento el consentimiento a Adeline de proceder.

En cuanto la cuchilla abrió la carne suave de Daena gritó con todas sus fuerzas, Sckarn la trato de reconfortar. Adeline trabajó lo más rápido posible para que no sufriera tanto.

La sangre salía a borbotones de la herida y Sckarn trataba de que Daena tuviera fuerzas dándole de la suya, pero se le era difícil la tarea de beberla.

En el momento, Daena empezó a sentirse cansada de soportar tanto dolor y sus ojos denotaban tal hecho.

Estaba mareada, no tenía fuerzas suficientes. Lágrimas salieron sin contención cuando pudo escuchar el llanto de su hijo, había nacido y estaba vivo.

Sckarn la miro feliz, pero ella trataba de enfocar su visión. Estaba mareada y muy débil, había perdido mucha sangre y fuerzas.

"Es un niño" escuchó fugazmente la voz de Adeline mientras le entregaba el bebé envuelto en una manta a Sckarn después de cortar el cordón con una garra como era de costumbre.

"Daena mi amor, es un niño" la voz alegre de Sckarn se escuchaba lejana y tumultuosa.

Sckarn acercó a su hijo hacia su madre, el niño tenía unos poderosos pulmones debido al llanto que emitía. Pero ella de un momento a otro sólo cayó en oscuridad.

-¡Daena! ¡Daena! – llamó Sckarn, pero ella solo había entrado en un profundo sueño.

-Déjala que descanse, ha pasado por mucho – lo tranquilizó Hell colocando la mano en su hombro – Felicidades, es hermoso y será tu heredero – Sckarn envolvió a su hijo en sus brazos y con su calor el bebé fue calmándose, había recordado cómo hacerlo porque junto lo había hecho con su madre quien dormía justo a su lado.

Mientras tanto, Daena en su sueño se encontraba caminando por un solitario prado, deambuló sin rumbo por un rato hasta divisar a lo lejos unas personas quién pareció reconocer.

Aceleró el paso al darse cuenta de que se trataba de sus padres.

Bernard D'lourdeth y Alana Horan.

Estaban justo como los recordaba, alegres, unidos y llenos de vida.

-¿Madre? ¿Padre? – se preguntó y estos se dieron la vuelta y al verla sonrieron, ella corrió a su encuentro y se lanzó a sus brazos al tiempo que su rostro se bañaba en lágrimas – No tienen idea de lo mucho que me alegra verlos, los extraño tanto.

-Hola mi amor – dijo Alana acariciando la larga cabellera de su hija. Bernard las tenía a ambas en sus brazos. En cuanto se separaron, le dio un beso en la frente a su hija.

-Y tu a nosotros, extrañamos tu testarudez en esta especie de paraíso – dijo Bernard – Mírate, estás hermosa – le brindó una sonrisa acompañada de una mirada de orgullo.

Ella le devolvió la sonrisa - ¿Qué es este lugar? – preguntó mirando a su alrededor.

-Es nuestro paraíso – contestó Bernard – Cuando... fallecimos, Lucifer envió nuestras almas a este lugar, para recompensarnos por tanto. Nos permite verlos a ti a tu hermano – parecían estar felices y tranquilos en ese lugar a pesar de las circunstancias - Nos alegra tanto que se reencontraran.

-Igual que estamos felices por nuestro nieto – dijo Alana – Es tan hermoso, estamos tan orgullosos de ti, has sido tan fuerte – lágrimas de orgullo y felicidad brotaron y mojaron sus mejillas – Bernard, nuestra pequeña es madre – balbuceó entre lágrimas mientras abrazaba a Daena con fuerzas.

Bernard las abrazó a ambas de nuevo al mismo tiempo que soltaba igual lágrimas de felicidad – Te amamos hija, pero es hora de que regreses, tú hijo y Sckarn te necesitan.

-¿Cómo podré volver a verlos? – susurró.

-Siempre que nos necesites allí estaremos, solo debes pensar en nosotros y cerrar los ojos. Nuestros corazones siempre se encontrarán.

-Los amo tanto y tuvimos tan poco tiempo – sollozó y la visión de sus padres y aquel prado fue desvaneciéndose trayéndola a la realidad.

Habían pasado varios días en donde ella estaba inmersa en ese sueño que le pareció fugaz, pero en realidad la mantuvo inconsciente un buen tiempo. Adeline lo llamó un sueño de curación, la cicatriz estaba casi por completo curada, pero el dolor ya no estaba.

Poco a poco fue despertando y lo primero que encontró fue a Sckarn tomadode su mano, estaba dormido.

Acarició sus rizos con la punta de los dedos y con pesadez se fue despertando, al darse cuenta que Daena había despertado, se emocionó.

-Mi amor, despertaste – dijo con voz patosa. Estaba cansado, pero la espera había esperado - ¿Cómo te encuentras? – y como si se tratase de tirar una moneda al aire, su estado cambio al de la preocupación.

-Hola – lo saludó – Estoy bien – le sonrió, él se calmó.

¿Desde cuándo ha estado ahí? ¿Cuánto tiempo ha estado despierto cuidándola y a su hijo?

Sonrió con amor, él siempre estaría allí cuidándola. Por siempre su protector.

-Te quiero presentar a alguien – susurró animado mientras se ponía de pie para ir a buscar al cunero al bebé, que en cuanto sintió la presencia de su madre empezó a moverse con energía y emoción.

-Sí, aquí esta mamá – Daena se sentó con cuidado en la cama y acunó al bebé en sus brazos – Te presento a nuestro hijo, mi amor.

-Hola mi pequeño pedazo de paraíso – lo saludó haciéndole mimos – era precioso, era una versión masculina de ella pero con los ojos de su padre. El cabello tan oscuro como la noche. Desde pequeña le habían dicho que era muy parecida a su padre, que tenía los rasgos fuertes de un D'lourdeth.

Aquel bebé era la batalla campal de las dos sangres más poderosas que existían. La Inferno y la D'lourdeth. Sangre que siempre ha estado vinculada y destinada a unirse.

Afortunadamente ésta vez no fue por un pacto, sino más bien por el amor más puro.

-No le he puesto nombre – dijo Sckarn posicionándose a su espalda apoyando el mentón en su hombro – Quería que se lo pusieras tu – admiraba a su hijo con tan devoción como si se tratase de una estrella caída.

Daena acarició la carita de su hijo y le sonrió con amor al recordar a ese sueño con sus padres y de como siempre estarían velando por ella y ahora de su hijo, para ellos primer nieto.

Recordó a su padre y a su nombre completo Bernard Kaleb D'lourdeth y entonces anunció con vehemencia.

-Kaleb Elijah Inferno D'lourdeth.

_____________________________________________________

¡Ay pero que hermoso me quedó! ¿No creen? Yo ando con mi traguito llorando como una magdalena...

Den la bienvenida a Kaleb Elijah Inferno D'lourdeth y a Crystal Louise Inferno Du Vois a la familia Marcados 

Esperen... ahora que lo pienso, si Sckarn y Daena tuvieron un niño... Claude y Rosette una niña y la  llamaron Crystal... ¿Quién diablos será Sienna? ayayayayayaya esto se esta enredando cada vez más...

¿Que creen que le pasó a Daena durante el parto? ¿Que fue esa barrera?

Comentame, quiero leerte tus teorías give me life 

Por ahora me despido pero, este no es el final de esta historia. muchas de estas preguntas y otras más serán respondidas en Sienna. En fin, me despido por ahora.

Recuerda unirte al grupo, así la familia de Marcados seguirá creciendo 

en fin, recuerda siempre, pero SIEMPRE que:

#TeQuiero

ThisEd

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top