Capítulo 9
Desde lo lejos la vio bailar con el lobo, supo que lo era debido al hedor que percibió.
Decidió salir para tomar aire fresco y así no acabar con media fiesta debido a la furia que crecía en su interior.
Caminó, caminó y caminó hasta encontrarse con lo que parecía un laberinto de rosas. Después de caminar por varios pasadizos se detuvo en seco al ver a Neal riendo con otra vampira y una humana.
Neal se percató de su presencia y se detuvo en seco también.
-¿Pero qué demo...? – a paso decidido y lleno de ira se abalanzó sobre Sckarn para golpearlo - ¿Cómo te atreves?
Obviamente Sckarn fue más veloz y solo lo atrapó en sus brazos.
-Estás vivo... tú estás vivo – le susurró mientras lo envolvía con más fuerza.
Neal intentaba de zafarse con todas sus fuerzas del agarre pero fue en vano así que solo se quedó quieto, Charlotte al ver la escena pensó que se trataba de alguien del pasado de Neal por lo que se dedicó a entretener y desviar las preguntas de Rosette.
-¡Que lindo vestido, Ross! – dijo la vampira haciendo que Rosette desviara su atención.
-Oh, muchas gracias... Rose me lo regalo, dice que con el mi piel se ve reluciente y brillante – dijo sonriendo mientras halaba una de las mangas como para tratar de ocultar algo, algo que para los ojos de Charlotte fue inútil.
-¿Qué ocurre? – preguntó.
-No es nada – le dijo quitándole importancia.
-Ross... ¿Qué pasa? – insistió.
-Enserio, no es nada... - Charlotte le agarró el brazo y subió la manga y allí vio el vendaje manchado en sangre ya seca
-Eso no es nada.
-De acuerdo, lo admitiré, soy algo torpe a veces y me corté esta mañana al cortar unas flores para Rose – se mordió el labio – Supongo que errar es de humanos ¿No? – dijo sonriendo nerviosa.
-Seguro – admitió Charlotte dedicándole una tierna sonrisa.
Sckarn había liberado a Neal en cuanto se aseguró de que se había calmado.
El le dedicó una mirada triste para luego decir – Nos abandonaste a nuestra suerte.
-No – negó lentamente con la cabeza – Yo regresé, pero cuando lo hice era demasiado tarde.
>>Neal, vi las llamas, vi como consumían todo y pues...
-Ellos si murieron ¿Sabes? Mis padres, el abuelo.
-¿Y Viktoria?
-No lo sé, no pude encontrarla – su mirada se convirtió en un gran pesar – Supongo que ella... - su voz de quebró al dejar escapar una lagrima, tal parece que estaba reviviéndolo todo en su mente – Supongo que ella tampoco lo logró.
-¿Cómo es que estás aquí? – y se dio cuenta de algo debido al olor - ¿Cómo es que ahora eres un vampiro?
El semblante de Neal se aclaró y miró de reojo a Charlotte para luego sonreír.
-Charlotte, ella me encontró esa noche y me salvó – la cara de Sckarn cambió de tristeza al darse cuenta, si la vampira que salvó a Neal estuvo esa noche, la otra chica que vio cuando Claude lo detuvo debe conocerla.
Pocos eran los vampiros que viajaban solos. A pesar de que Claude le había borrado la memoria, tenía la esperanza de que cuando lo viera algo de esa noche podía recordar ¿verdad?
Sckarn dejó a Neal a un lado para ir a hablar con Charlotte.
-Hola, me llamo Sckarn Inferno – dijo interrumpiendo la conversación de las chicas – Lamento interrumpir.
Neal se acercó para entender ¿Qué estaba pasando?
-Su majestad – respondió Charlotte – Rosette, el es un príncipe.
La chica bajo la cabeza en reverencia tan cual hizo Charlotte.
-¿Quién estaba contigo la noche que encontraste a Neal? –inquirió, así sin más rodeos.
-Mis hermanas, estábamos buscando a Rose.
-¿Rose? – preguntó Sckarn. Neal la darse cuenta lo haló del brazo alejándolo de las chicas.
-¿Qué diablos te pasa Neal? – dijo soltándose bruscamente del agarre.
-Hay algo que debes saber... Rose es Daena.
El demonio contrajo el rostro el confusión.
-¿Qué?
-Ella se cambió el nombre cuando se vino a Francia con los Bushard.
-¿Por qué?
-Verás... su nombre le recuerda a su pasado, le recuerda a...
-Mí – dijo triste.
-Sí, es por eso que no debes nombrarla por su verdadero nombre, además de que todos aquí la conocen por ese nombre, excepto los Bushard.
-Uno de ellos la convirtió
-Si
-¿Por qué?
-Eso es algo que mi hermana debe decirte... debes oírlo de ella.
Sckarn negó con la cabeza y soltó una risa falsa.
-Ella no me quiere cerca. Me lo dejó muy claro, al irse del brazo con ese asqueroso perro – la amargura en su voz era notable, igual que el cambio en sus ojos.
-No sabía que te rendías tan fácil – puntualizó Neal – Habla con ella, no será fácil, ella está muy enojada y decepcionada... ni hablar de lo herida que está su corazón, pero se que ella cederá.
Dicho esto Sckarn volvió a abrazar al muchacho para luego darse unas palmadas en la espalda.
-Me alegra que estés vivo, Neal – le dijo sincero
-Y yo que estés devuelta – se soltaron y Sckarn estaba decidido, hablaría con Daena – Por cierto ¿Dónde estuviste todo este tiempo?
-Por haber violado una orden de mi padre de salir del Averno, para vengar la muerte de Daena – la cara de Neal se contrajo – Mi hermano, Ratko. Él me envió su vestido destrozado y lleno de su sangre con una carta, echándome en cara que era el responsable de su muerte.
-Qué familia tan turbia... - murmuró y Sckarn enarcó una ceja, pero luego soltó una ligera risa – Apuesto a que te hacía falta.
-Espero un día conozcas a mi hermano Kratos, se llevarían muy bien. De acuerdo, entonces no te quito tiempo con tu chica, luego hablaré con ella sobre... Rose.
-Seguro. Buenas noches, Sckarn.
-Buenas noches, Neal – se dio la vuelta para encaminarse hacia la salida y entonces Neal grito a su espalda.
- Y Sckarn ¡Buena suerte! – el solo le hizo un gesto con la mano y salió de allí.
No muy lejos de allí, pero tampoco tan cerca. En la Petite Jolie, la noche era tranquila, no había casi clientela porque casi todos estaban en la fiesta.
Las calles estaban silenciosas y oscuras, en la penumbra un hombre enmascarado se acercaba al callejón dónde se encontraba escondido Simon.
El niño eterno se mantuvo escondido, cuando el extraño, con ropas de cuero y una capa azul se acercó a la puerta silenciosamente, tomó el pomo para entrar y fue entonces que Simon saltó sobre el, pero entonces una mujer, desde el techo de la casa aledaña al lugar saltó sobre ellos mientras sacaba de su espalda un arco y disparó una flecha que solo rozó el brazo de Simon, pero la herida no cicatrizó como otras veces; en cambio ardía, como si quemara como un hierro ardiente.
Cuándo éste intentó atacar a la mujer, el hombre sacó de su costado una daga atravesó el pecho del chico tapándole la boca con un trapo que hacía igual que la flecha, segundos después, el chico se tornó violeta y murió.
Con una navaja marcaron la frente del chico con una estrella de seis puntas para luego cerrar los ojos y recitar una plegaria en italiano.
anima impura liberata
entraron al local y de sus espaldas sacaron unos frascos el cual estallaron en las paredes dónde se encontraban algunas de las chicas de Luke, que al estallar las botellas un líquido les salpico en sus caras.
El líquido fue como acido, quemaba sus rostros, decidieron atacar a los atacantes que estuvieron preparados para defenderse. Pelearon contra las enojadas y semi desnudas vampiresas que al final dieron muerte extirpándoles el corazón y a otra clavándola a la pared con la pata de un mueble que se destrozó durante la disputa.
Al terminar, hicieron el mismo procedimiento que con Simon, marcaron sus frentes y susurraron la plegaria,
El humano que estaba allí había salido despavorido del lugar desde hace antes comenzara la pelea.
- Che cosa facciamo ora, fratello? (¿Qué hacemos ahora, hermano?) – dijo la mujer.
-Bruciamo questo posto profano (Quemamos este lugar profano)
Y lo habrían hecho de no ser porque habían llegado una gran cantidad de vampiros y ellos solos no podrían con tantos, así que solo huyeron por donde entraron y desapareciendo en la oscuridad.
Al terminar el baile, los Bushard habían vuelto a su hogar, Daena estaba tan cansada por tantas cosas ocurridas en el baile que solo se quitó el vestido, rompió las tiras del corsé y se lanzó en la cama, quedándose profundamente dormida.
Eran aproximadamente las cuatro de la mañana y dentro de poco amanecería.
Frente a sus ojos imágenes catastróficas se pasaban como explosiones, personas corriendo, fuego, muerte y mucha sangre corría por los pisos y paredes del lugar ¿Qué era éste lugar?
Caminó atravesando a las personas que no se percataban de su presencia. Llego a lo que solía ser una sala de trono. Era un castillo.
Un hombre de cabello largo y oscuro como la brea estaba frente a otro que estaba asustado en el trono. El de cabello oscuro levantó un recipiente dorado con incrustaciones azules y una M forjada en plata.
Ego Luciferius rex ab Averno in terras, carnufex aequitatis, teipsum condemnas: eadem et Henrico de Maxwell ', ut ex carceribus in aeternum Ashakin, populum tuum, et in crimina culpa morietur, et rapit quod tibi creditum est mihi manibus meis
(Yo, Lucifer, rey de las tierras del Averno, verdugo de justicia, te condeno a tí Enrico Maxwell a una eternidad de encierro en el Ashakin, por los crímenes de negligencia y dejar a tu pueblo morir y dejarte arrebatar lo que se te fue encomendado por mi mano)
Tras decir eso, la sala empezó a llenarse de agua, como una marea, Daena corrió a la puerta para huir, pero no podía abrirla, el lugar era hermético y el agua subía y subía. Entonces no podía respirar cuando se llenó por completo trato y trato pero nada, entonces los hombres que estaban frente a ella habían desaparecido.
Fue perdiendo la conciencia hasta que de pronto por instinto despertó tosiendo y respirar profundamente y pesadez.
Todo había sido un sueño
Miró donde la última vez apareció aquel ojo azul y efectivamente allí estaba observándola.
La puerta se abrió y una muy alegre Rosette.
-Buenos días, Rose – Daena escondió el brazo bajo las sabanas rápidamente.
-Buenos días, Rosie – le respondió - ¿Disfrutaste la fiesta?
-Sí, estuvo divertida – le dijo mientras se sentaba al borde de la cama.
No tienes idea de cuánto... pensó.
-Me alegro, que la pasaras bien – se bajó de la cama para luego ponerse una bata de seda y atar la cinta.
-Afuera te busca un caballero, por cierto – informó Rosette, colocándose de pie.
-¿Quién será? – quizás sería Alexandriu, perfecto, nada más tierno que un perro en tu puerta en la mañana.
Daena se dirigió a la puerta y la abrió, ya tenía preparada su falsa sonrisa para el lobo, pero ésta se borró al ver a Sckarn allí parado con las manos en la espalda.
-¿Qué diablos haces tú aquí? – le dijo con odio,
-Buenos días para ti también – dijo.
Ella rodó los ojos y decidió cerrar la puerta, pero la mano de Sckarn la detuvo.
-Déjame hablar – ella lo miró con detenimiento – Por favor – rogó.
Ella dudó por un minuto, pero finalmente dijo.
-Yo no tengo nada que hablar contigo – respondió y se dio la vuelta. El se adentró a la habitación.
-Da... Rose, por favor. Tienes que escucharme – repitió, Rosette, al ver el estado de Daena salió de la habitación.
-Meilleur moi pars pour chercher... (yo mejor me voy a buscar el...)
Daena se acercó a Sckarn y lo apuntó con el dedo.
-Lo que quieras o tengas que decir, no me interesa, no lo quiero saber – las palabras de Daena era como dardos y Sckarn era el tiro al blanco.
El de alguna manera continuó.
-Daena, tu no entiendes, yo... - al escuchar su verdadero nombre, sus ojos se cristalizaron.
-Vete de mi habitación, de todos modos eso es lo que perfectamente sabes hacer. Irte.
-Daena, yo no me fui, alguien lo rompió – le susurró.
-No te creo.
-Fui a buscarte, pero luego me hirieron – Daena bufó.
-¿Y quién podría herir al gran demonio Sckarn Inferno? ¿Eh, su majestad? – siseó.
-Mi hermano, Ratko. Con un arma celestial, es lo único que puede hacernos suficiente daño – le respondió serio.
Daena se le acercó lo suficiente como para examinarlo, le colocó la mano en el rostro al hombre que siempre amó y que le rompió el corazón, el brillo en los ojos de éste brillaron ¿le habría creído?
-¿No sientes el mínimo respeto ni vergüenza hacía mí? – Quizá no – Fui torturada por el maniático de Dorian, tanto al punto de casi morir, por su culpa todo mi pueblo y la mayoría de mi familia fue masacrada como vulgares brujas ¿Y tú? ¿Dónde estabas? Dime... ¡¿Dime dónde estabas cuando más te necesite?! De ahora en adelante, su majestad Inferno. Mi nombre es Rose Juliette Von Bushard, esa Daena que usted una vez conoció, murió hace cincuenta años, años en los que llegas tarde.
Se dirigió a la puerta y la abrió.
-Hazme un favor, salga de mi habitación su majestad – le dijo con la voz quebrada.
Sckarn la miró y antes de cruzar la puerta le limpió una lagrima traicionera que le había salido.
-Quiero que sepas, que no voy a rendirme Daena – y así pues salió, ella cerró lentamente para luego tirarse al piso a llorar recostada a la puerta.
Minutos antes, Rosette estaba volviendo de ir a buscar un té para Daena, Rosette era mitad inglesa por lo que era por costumbre ofrecer té a las personas cuando no se sienten bien y por lo que vio en la habitación, ella no estaba bien.
Tras la puerta de Daena se encontraba un hombre, alto de piel nacarada y perfil esculpido, de ropajes oscuros pero elegantes, tenía el cabello oscuro y perfectamente peinado hacía atrás. Estaba recostado a la puerta y se le veía muy absorto en lo que estaba espiando por lo que no se percató de ella.
Alargó el brazo para darle un toque en el hombre para preguntarle quien era y que estaba haciendo. Éste en vez de voltearse como lo haría una persona normal actuó más rápido y pego a la chica contra la pared haciendo que la bandeja y la taza de té cayeran en el piso.
Ella por supuesto se asustó e intentaba gritar de no ser porque el hombre le tenía la boca bien tapada con una mano y con la otra le indico que se callara, pero ésta era presa de la impresión. Así que el corazón de ésta pudo haber explotado cuando la puerta se abrió, pero ya era algo lejano porque el hombre se la había llevado fuera en una bruma negra.
Rato después aparecieron al final de donde solían cabalgar.
El soltó a la chica y ésta gritó a todo pulmón y él le volvió a tapar la boca.
-Maldición, cállate – ella murmuraba algo contra su mano de manera histérica - ¡Que te calles! ¡No voy a hacerte daño! Solo quiero que cierres la boca ¿Si? – la miró con esos ojos brillantes que eran de un azul zafiro mesclado con plata.
>>Sí te callas te soltaré ¿De acuerdo? – ella trató de calmarse y luego asintió, el poco a poco fue quitando la mano.
-¡Dios mio! ¿Qué eres? ¿Qué acaba de pasar? ¡Dios santo! – esas palabras taladraban los oídos del hombre por lo que le cortó.
-Primero, deidad equivocada. Por favor, no lo nombres en mi presencia. Segundo, no te preocupes, estás bien – le dijo ya que la chica no paraba de revisarse – Y tercero, no vas a recordar nada – la tomó del rostro y la miró profundamente – Tu no me viste, viniste aquí por una caminata en la mañana porque viste que era un día bonito.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos hasta que sintió una pesadez en ellos que la obligo a cerrarlos y al abrirlos, ya el hombre no estaba.
¿A dónde fue? Pensó y ¿Por qué le dijo eso?
-¿Deidad equivocada? – sacó de su pecho que ocultaba el vestido un collar con una pequeña cruz de plata que heredó de su abuela al morir – Eso fue extraño.
Horas después, en la mansión de la Duquesa, Sckarn estaba reunido con ella.
-Su majestad, bienvenido a Paris ¿Cómo está su hermana la princesa Adaline? Nos encanta que nos visite, es tan hermosa que vuelve locos a todos – dijo la mujer tras hacer una reverencia.
-Si, es bueno... estar aquí. Ella está muy bien, tuvo que encargarse de unos asuntos – la saludo en respuesta.
-Oh, bueno. Igual nos place tenerlo aquí. Siéntese por favor – le indicó la mujer y ambos se sentaron en un largo sofá – Tengo entendido que su majestad el Rey lo envió para un pedido.
-Así es, mi padre requiere de sus avecillas. Quiere que le comuniquen todo lo que sepan. Otro día les diré como hacerlo.
-Está bien, hablare con mi informante – le sonrió.
A la estancia entró un hombre con un pergamino y se lo entregó a La Duquesa.
-Mi lady, mensaje de monseur (Señor) Du'prí.
Ella lo leyó y se levantó.
-Su majestad ¿Sería tan amable de venir conmigo? – Sckarn se levantó igual.
-Seguro.
Llegaron al hogar de Luke al anochecer, al entrar se encontraron un escenario atroz, todo estaba hecho añicos y tres cuerpos estaban tapados con sabanas en el suelo y Luke recostado en una pared con los ojos de par en par fumando con una mano temblorosa.
-Luke, querido ¿Qué ocurrió aquí? – preguntó horrorizada.
Él no le respondió, se quedó absorto viendo el cuerpo que parecía ser el más pequeño.
-Luke... él es su majestad el Príncipe Sckarn Inferno, está de visita.
Nada de respuesta.
-Eh tú, responde ¿Qué pasó aquí? – dijo Sckarn autoritario. Entonces Luke levantó la sabana que cubría el cuerpo de Simon y la Duquesa ahogó un grito de horror, Sckarn se agachó para mirar bien y al limpiar la sangre de la frente, pudo ver bien la marca.
-Mierda – susurró.
-¿Qué es eso? – logro decir Luke.
-Algo malo y peligroso, I Discepoli – Luke enarcóuna ceja – Cazadores del Vaticano con ayuda divina.
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¡Hola! Ya estoy recuperada y ¿Qué mejor manera de celebrarlo que actualizando?
¡Gracias a los que se preocuparon por mi, son bonitas personas!
También, gracias por leerme <3
¿Qué les pareció el capítulo? ¡Quiero leerlos!
¿Digan me algo, creen que Daena llegará a perdonar a Sckarn?
¿Por qué la hipnosis no surtió efecto en Rosette? Por cierto, ella está basada en una gran amiga mía acá, está escribiendo una historia increíble llamada #LaCura Vayan y denle amor (con votos y comentarios) (sobre todo a Emily ya que soy yo hecha personaje) ¿Cool no?
Éste capítulo va dedicado a las victimas de hoy
Simon, Joie y Suzz ¡Que la pachamama los acompañe!
*El hombre chismoso en la multimedia*
Besitos #TeQuiero <3
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