Capítulo 8

Esto es una actualización fugaz...

¡Pide un deseo!

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El rostro de Daena se fue aclarando dejando ver su rostro, pero su mirada era de desconcierto.

Sckarn no podía creer que estuviera viva y frente a él, a solo pasos. Sobre todo no caía en cuenta aún que ella ahora era un vampiro ¿Qué había pasado para que llegara a hacerlo?

Entonces el dio el primero después de un rato, ella no dejaba de examinarlo con la mirada.

Quería correr a sus brazos y jamás soltarlo, pero luego recordó todo por lo que pasó cuando el desapareció, el no había ido por ella.

Él la había abandonado, pensó.

Antes de dar otro paso más lo detuvo.

-No – su voz no era un susurro, era firme y amenazante. Sckarn se detuvo llenándose de dudas ¿Por qué? ¿Por qué estaba tan distante a pesar de tenerla en frente? ¿Por qué lo detuvo?

-Daena ¿Qué suce... - ella lo interrumpió.

-Aléjate de mí – eso lo desconcertó, dejándolo allí helado, ni si quiera se movió cuando ella paso a su lado para salir de la habitación.

Bajando las escaleras se encontró con Alexandriu, que la detuvo.

-Lady Bushard ¿Se encuentra bien? – su mano era más caliente que la de un humano y se envolvía en el brazo de ella con un agarre firme.

Ella miraba a un punto fijo y su mente trabajaba a mil por hora, el había vuelto... estaba escaleras arriba, pero aún así por alguna razón, el orgullo quizá no le permitía acercarse y lo quería lejos.

Entonces sintió su presencia y se le ocurrió la mejor manera de que alejarlo estaba allí, apestando como perro.

-Claro, estoy perfectamente – le dijo enterrando todo mostrando una mascara de perfección que con los años había usado – Creo que quedamos en que le debía un baile y yo pues... no me gusta tener deudas – le dijo con su mejor mirada cautivadora.

-Me alegro que se encuentre bien – dijo y sonrió – Pues bien, si la señorita quiere darme el honor, déjeme escoltarla entonces.

Dicho esto, le ofreció el brazo y ella lo tomó, miró de reojo a Sckarn a mitad de las escaleras, estaba absorto e inescrutable y luego lo que pudo percibir como furia, una grande, pero contenida en cuanto vio al príncipe lobo.

Alexandriu la sacó de allí y ella le agradeció mentalmente.

En el salón de baile ella se dejaba llevar por aquel lobo, mientras que era abordada por la música, miradas, esa mirada. Que le recordaba todo su pasado, toda esa vida que decidió opacar con la vacía y falsa que estaba llevando en fin... un montón de emociones que no paraba de enterrar.

No muy lejos de allí, un as de luz que provenía del cielo impactó en una de las torres del techo de Notre Dame. La luz se fue materializando en un hombre de notable musculatura, de cabellos dorados, ojos azules como zafiros y largas alas.

Llevaba puesto unos pantalones de seda y andaba descalzo.

Caminó con facilidad por el borde de la cornisa hasta llegar al campanario custodiado por enormes gárgolas.

Mientras lo hacía las largas y pulcras alas que rozaba el piso fuero entrando en su espalda hasta desaparecer, dejando un elaborado tatuaje de las mismas a lo largo de su espalda y brazos.

Descendió por la cuerda y con paso tranquilo, caminó por la catedral.

En una sala subterránea que no era conocida por los feligreses, estaba reunido el consejo de los Cazadores de I Discepoli (Los Discípulos)

Una organización italiana mandada por el Vaticano. Qué por siglos ellos se encargado de cazar y aniquilar lo que era considerado para la iglesia seres de oscuridad que le servían a Lucifer.

Su líder en la tierra era su Santidad El Papa y el celestial, aquellos al que los humanos llamaban Dios. Pero él solo mandaba a los que poseían su entera confianza que, en este caso se trataba de...

-Discípulos, arrodíllense ante nuestro líder. Arael – dijo el arzobispo en cuanto vio al ser celestial entrando a la sala iluminada por antorchas, en donde diez hombres con ropas de cuero y capas azules estaban arrodillados.

Arael en un movimiento de hombros provocó que el tatuaje brillara en partículas doradas haciendo que éstas se materializaran en las ya mencionadas alas, en sus antebrazos otros tatuajes de unas dagas se materializaron igual que las alas presentando así unas filosas armas doradas.

-Caballeros – dijo el ángel – ¿Están listos para acabar con esas alimañas? – puntualizó la palabra alimaña con repudio.

Los hombres solo chocaron sus pechos soltando una sonora afirmación.

-Bien, que comience la cacería – dicho esto en un tono sombrío chocó las dagas entre si haciendo que éstas brillaran y soltara una poderosas chispas.

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¡Hola! ¿Pidieron el deseo? Espero que si y que se les cumpla.

Si... se que es corto... pero en mi defensa, estoy muy enferma. Pero aún así quise darles un poquito de ésta maravillosa historia 

¡Se viene algo en verdad peligroso! Y como dice el titulo "Tiene alas" 

Quiero tus opiniones y votos <3 

Gracias por leerme #TeQuiero 

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