Capítulo 4

La noche era una de esas noches en las que ni la fauna estaba presente, estaba silenciosa, fría y tranquila. Como si el horror de acabar con todo un poblado no fuera nada. Daena caminaba con paso lento y cauteloso por el sendero que daba a la entrada del castillo de Dorian; en la entrada se encontraban los respectivos guardias, que protegían la espalda del maníaco detrás aquellas paredes y riqueza.

-Deténgase y preséntese – dijo uno de ellos con voz clara y firme mientras la apuntaba con una lanza.

-Soy una vieja amiga de su majestad, el rey – dijo tranquila bajo la penumbra que le permitía el anonimato de la espesa capucha del abrigo de piel.

-Descúbrase el rostro e identifíquese – repitió el hombre, que mantenía la lanza con firmeza. Su pulso se aceleró de sobremanera cuando Daena bajó la capucha dejando al descubierto a lo que podría decirse que era un rostro angelical, el flujo sanguíneo de aquellos hombres frente a ella hacía que cada membrana en su nuevo ser se sacudiera por grandes niveles de adrenalina.

-Les recomiendo, quitarse de mi camino – las venas y surcos deformaron su rostro angelical haciendo que los individuos se impresionasen – Y dejarme pasar, caballeros – finalizó mostrando sus afilados colmillos.

Pero no, en vez de correr que era lo más sensato, decidieron atacar; Esta vez, Daena era indetenible, por lo que con más rapidez de la que se pueda imaginar, arrancó la lanza de las manos del guardia para luego atravesarlo por el estómago clavándolo en la pared, como si de clavo se tratara.

El otro al ver tal atroz escena fue en ayuda de su compañero de aquella sanguinaria criatura, pero nuevamente Daena era más rápida y lo tomó del rostro levantándolo del piso.

-Les dije que corrieran – chocó con las paredes de piedra la cabeza del chico dejando un desastre de materia, sangre y carne en la piedra – Pero eligieron morir.

Lo soltó y se adentró al castillo con paso lento y decidido. Más intentaron detenerla, pero ella solo los lanzaba por los aires o destrozándolos mientras seguía con su camino, estaba enamorada de esta nueva fuerza, ya no era una frágil chica.

Se sentía indestructible y llena de poder.

Dorian, se encontraba cenando en el salón del comedor, todo un festín, como si se tratase de una cena para 20 personas. Había puerco, fruta, pan, vegetales, pollo, ternera, jamón, verduras y postres; todo alumbrado con grandes candelabros que iluminaban gran parte de la estancia.

Ingería tranquilo los manjares presentados por los sirvientes, mientras éstos estaban nerviosos ya que escuchaban los ruidos de la masacre puertas atrás.

De pronto la puerta se abría y tras ella la imagen de la que creyó muerta y arrastrada por la corriente de aquel río, había vuelto para atormentarla.

-Hola, Dorian – dijo

El no solo quedó atónito al verla, sino que estaba en perfecto estado, nadie pudo haber sanado aquellas heridas y menos de tal magnitud.

-¿Qué haces aquí? – Preguntó - ¿Cómo es que estás aquí?

Empezaba a alterarse y se notaba no solo por el tono de su voz, su corazón estaba por colapsar de la cólera e impresión.

-¡Yo te asesiné! ¡Yo te destruí! ¡Tú no puedes estar aquí! – gritaba incrédulo mientras golpeaba con fuerza la gigantesca mesa. Daena solo se limitaba a verlo ser preso de la histeria – A menos que...

-¿A menos qué, Dorian? – dijo entre dientes tras dar un paso y se quitaba el abrigo dejándolo perfectamente acomodado en el espaldar de una de las sillas.

-Qué seas una de las alucinaciones – empezó a reír con nerviosismo – Tú no eres real. Usted tampoco la ve ¿Verdad? – preguntó a la figura ausente de la mujer que hace unos momentos lo acompañaba en su cena.

-Se fue en cuanto llegué, Dorian – dijo sombríamente – Mejor así, esto es entre tú y yo.

-Tú no eres re... – fue interrumpido por la mano de Daena que aprisionaba su garganta que lo estampó contra la pared con la velocidad del viento.

-¿Esto es lo suficientemente real para ti? – Bramó – Porque lo es Dorian – lo miró mientras su cara se deformaba debido a los colmillos que brotaban de sus encías y su rostro se tintaba de surcos y venas azuladas mezcladas con un pálido violeta. El corazón de Dorian estalló en miedo, trataba de gritar; Daena se acercó a su oído y susurró – Bienvenido a tu peor pesadilla – dicho esto, lo arrojó por los aires hacia la otra pared.

Como pudo, se levantó con pesar y empezó a correr con todas sus fuerzas para tratar de esconderse de aquella criatura furiosa, qué una vez torturó sin piedad cuando era solo una chica indefensa.

-¡GUARDIAS! ¡GUARDIAS! ¡VENGAN AHORA MISMO Y PROTEJAN A SU REY! – Daena le seguía tranquilamente, mientras que Dorian era presa del pánico.

-Vas a pagármelas todas, Dorian – masculló en voz alta mientras seguía el aroma a sangre que brotaba de la herida en la cabeza de Dorian, ella solo se dejaba llevar por ese instinto asesino y predador que ahora sentía, ese que le decía que la sangre era todo lo que le importaba.

Detecto a la precisión la ubicación de Dorian gracias a su desarrollado olfato, sin hacer ruido se adentró en la habitación donde este se ocultaba, se encontraba en posición fetal llorando como un niño asustado. Daena, sin que él se diera cuenta de que estaba allí decidió atormentarlo un poco más, su muerte sería lenta y tortuosa.

Tomo un par de objetos que decoraban la estancia y los arrojaba para luego esconderse observando a Dorian asustarse a un más, entonces éste se colocó de pie en el medio de la habitación tratando de hacerle frente. Grave error.

-Pude contigo una vez – respiraba pesadamente - Y podré contigo mil veces más – tan solo le salía un hilo de voz, debido al coraje que empezaba a agotarse - ¡Sí! ¡Acabaré contigo y lo disfrutaré! Tanto como lo hice al acabar con tu asqueroso pueblo de herejes.

La ira en Daena aumentó mil decibles más, algo en su interior se apagó totalmente y ese algo era su humanidad, eso que le hacía sentir dolor, tristeza y peor... compasión.

El cuello de Dorian fue presionado nuevamente por la mano de Daena impidiéndole respirar, pero antes de romperlo lo soltó para que la encarara.

-Esto es por mis padres – presiono el ojo afectado por ella misma aquella vez cuando escapó de la cabaña en la que Dorian la torturó por días – Oh, lo lamento si estaba sanando – Los alaridos de Dorian eran desgarradores, pero eso no hacía que Daena se detuviera – Descuida, no te arruinare el otro, porque mi cara será lo último que verás en tu patética y maldita vida – Dorian trataba de soltar su cabeza del agarre de aquella vampira enfurecida.

-¡Basta! ¡Por favor para! – Chillaba el desdichado – Te daré el oro que quieras, también diamantes. Lo que quieras, pero por favor para.

-¿De verdad vas a sobornarme para que perdone tu vida? – Bufó - ¡Quiero tu vida! ¡Tu vida por la de los míos, maldito infeliz!

Le dio la vuelta y lo sostuvo con el brazo por el cuello y al estar muy cercad de su oído lo mordió arrancando un pedazo y escupiéndola provocando otro alarido de Dorian que se desangraba por aquella destrozada orbita ocular.

-Esto es por mis hermanos – dicho esto le rompió ambas piernas de una sola patada, el grito desgarrador de Dorian no tardó en llegar y endulzar los oídos de la vampira – Tus gritos de dolor, son música del mejor trovador para mis oídos.

El chico, había llegado al límite del umbral del dolor que alguien podría soportar, además de que había perdido mucha sangre por el ojo, cabeza y recién la oreja; así que estaba a punto de perder el conocimiento, sólo que la vampiresa frente a él no lo dejaría, ya que su sed de venganza era insaciable.

-Verás Dorian – se recostó a una pared cercana – Ahora tengo una nueva dieta, tengo que alimentarme de sangre y por más sedienta que esté ahora, jamás podría dejar que tu asquerosa sangre bajara por mi garganta – se agachó para estar a su nivel – No me sirves ni como alimento – lo tomó de la chaqueta y lo levantó - ¿Cansado? Pero si esto apenas comienza – dijo risueña – Escúchame maldito y asqueroso gusano, no te atrevas a morir. No antes de las cosas divertidas que tengo planeadas para para ti.

Se lo montó en el hombro y salió de la habitación para ir al salón principal, en donde se encontraba una gran chimenea en donde las brasas ardían ferozmente, lo coloco toscamente en el suelo y éste soltó un quejido de dolor agudo.

-¿Te acuerdas cuando intentaste no una sino varias veces abusar de mí? – Preguntó mientras calentaba la varilla de metal usada para acomodar la leña en la chimenea – Contesta, la idea es que yo pregunte y tu – levando la varilla ardiente y la enterró en el hombro del moribundo - ¡CONTESTAS!

De nuevo la garganta de Dorian se irrito de sobremanera debido a los gritos por el dolor que aquella chica le propiciaba.

-Sí, lo recuerdo – dijo en un quejido tratando de sacar la vara caliente de su hombro pero Daena lo sujetaba con fuerza – Ya mátame, acaba con todo esto – rogó – Por favor.

-Oh no... no, eso sería muy fácil – sacó la varilla dejando un gran hoyo humeante de piel chamuscada para volverla a colocar en el fuego – Yo quiero que sufras por todo lo que me has hecho sufrir por años, a mí, a mi gente y a todos los que se cruzaron en tu camino, como tus padres por ejemplo. Imagino que no fui la única a la que intentaste ultrajar ¿Verdad? – se dio la vuelta sosteniendo nuevamente el hierro ardiente.

-¿A ti que te importa? – respondió patoso.

-¡Mala respuesta! – A continuación introdujo el hierro candente en la parte de su cuerpo que lo hacía ser hombre, destrozando y chamuscando todo a su paso - ¿Te duele? ¿Enserio? Imagino que a las otras chicas también les dolió, cuando ya tu extinta y asquerosa cosa las destrozaba – espetó entre dientes mientras hacía como una especie de licuado con las partes íntimas.

El chico gemía de dolor mientras intentaba que Daena parase en un vago intento. Ésta sacó y arrojó la vara lejos y tomó al chico del cabello y lo recostó para que la mirase.

-Mírame – ordenó, pero el chico mantenía los ojos fuertemente cerrados intentando soportar el dolor - ¡Mírame! – ordenó de nuevo con voz fuerte y clara, como pudo, la miró. Era como si se tratase de un ángel de la muerte, manchada en sangre, con ojos completamente desquiciados y carentes de humanidad.

-¿Sabes que siempre pensé que no tenías corazón? – El chico lloraba desesperado por no saber qué era lo siguiente que vendría, le aterraba que otro tipo de demencial tortura podría ser capaz esta vengativa chica – Veamos si me equivoco – sonrió felina mostrando los colmillos brotando de sus encías. Introdujo su mano en el pecho de Dorian. La gran estocada final – Aquí está, después de todo, si hay un corazón pudriéndose dentro de ti.

La sangre brotaba a borbotones de su boca debido a las hemorragias que estaba sufriendo, las delicadas manos de Daena acariciaban el órgano vital que débilmente latía.

-Púdrete en la eternidad, Dorian – acto seguido extirpó el corazón mientras a este se le iba la vida instantáneamente y lo último que observó, fue el rostro de aquella chica a la que atormentó por años, motivo de un hechizo realizado del que no pudo escapar, haciéndose así un peón en un juego de poder y sangre, en un chico que estaba en el lugar y momento equivocado.

Daena sostuvo el corazón en sus manos y lo observó, este chorreaba sangre de sus ventrículos que se deslizaba por la mano de Daena y goteaba en la falda de terciopelo. Se puso de pie y tomó una de las muñecas de Dorian y lo fue arrastrando a la estancia del comedor, donde lo encontró horas atrás.

Tiró al suelo el contenido del plato de donde comía Dorian, sumado a su gran festín para veinte personas, lo cual le hizo recordar como a los últimos días su pueblo sufría de hambre debido a que Dorian les había prohibido la entrada al reino para ir al mercado.

Subió el cuerpo a la mesa haciéndolo ver como si él fuera el banquete y luego colocó el corazón en el plato y tomó asiento en la cabeza de la mesa, que era el mismo asiento del que se hallaba muerto en la mesa. De pronto, la mujer que había salido despavorida en cuanto Daena hizo presencia regresó a la estancia, se adentró con paso temeroso y precavido.

-¿Por qué sigue aquí? – masculló la vampiro en cuánto notó su olor y el sonido de su asustado corazón qué, en cuanto vio a su rey completamente destrozado en aquella mesa, Daena juraba que podría estallar en cualquier momento.

-¿Qué es usted? – le preguntó en un susurro.

-Algo que puede hacer mucho daño, como puede observar – respondió la pelirroja mientras clavaba un cuchillo en el órgano en su plato – Le sugiero que se vaya, tome lo que quiera y no vuelva.

-Claro, solo que... no tengo a donde ir, no soy de por aquí y tengo años trabajando para los Gramont y pues usted... - su voz solo era un hilo de voz.

-¿Qué importa? – Bufó – le estoy diciendo que tome lo que quiera, puede hacerse una mujer muy rica, no tendrá que trabajar para nadie más – volteo a verla, era una mujer que rondaba los cuarenta, de tez aceitunada y cabello oscuro peinado en una larga trenza y de estatura pequeña – A menos que quiera seguir su mismo ejemplo – la mujer se horrorizó – Váyase y no regrese. Además de que no se le ocurra mencionar lo que aquí ocurrió en lo que le resta de vida, porque si se llega a saber, sabré que fue usted.

-No diré nada, se lo juro – dijo nerviosa.

-Eso espero, es usted la única sobreviviente – la mujer con todo el miedo que se podría tener se acercó lentamente hacia Daena y le sonrió dulcemente después de tragar grueso seguido de un suspiro.

-Muchas gracias, espero que su corazón ahora encuentre paz algún día – hizo una pequeña reverencia y se marchó.

La vampiresa la escuchó marcharse mientras dejaba que las palabras de aquella mujer retumbaran en su mente; se recostó en la silla subiendo los pies a la mesa y luego se quedó así el resto de la noche y gran parte del día hasta quedarse dormida.

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¡Ojala no tumben este capítulo! Porque está #OnFire 

¡Quiero sus comentarios! 

¡Casi lo olvido! La ganadora de la trivia es Alisson Mamani, quién fue la primera en comentar la respuesta 

¡Asi es! Charlotte salvó a nuestro Neal. Así que Alisson (no me sé tu usuario) este capítulo es para ti, espero te haya gustado.

Ajá ¿Qué creen que pasará ahora?

¡POR CIERTO! CASI LO OLVIDABA ¿Que #Team son? 

Los leo... 

¿Ya leyeron l#LaCura? ¿No? ¿Que estás esperando entonces? ¡Esta genial! Ve, comenta, vota y dale amor a la escritora que es una buena amiga ella es RossaMendozz 

Acá de regalito, les dejo una foto de nuestro querido recien salvado Neal 

Yo digo que Chalotte tiene razón, tiene ojos cautivadores jajajaja

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¡Besos! ¡Hasta la próximo actualización! 

-Ed

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